En mis recuerdos se reproduce una canción de uno de esos grupos Kpop que escucho de vez en cuando mientras pienso en todo lo que había ocurrido repentinamente aquel día.
Ahora que miro atrás parece que estuve grabando el guión de una película.
Primero que todo, el tiempo pasó de forma conveniente para continuar una conversación, lento y tranquilo, como si el momento fuera eterno y la lluvia que nos mantenía obligados a resguardarnos juntos igual. El llamado Choi Yeonjun y yo nos habíamos vuelto conocidos en ese rato en el que nos acompañamos mutuamente mientras esperábamos que las gotas de agua que caían de forma estrepitosa se detuvieran o 一al menos一 algún bus llegara para interrumpir la charla. Sin necesidad de mucho esfuerzo descubrí que el de cabellera extravagante era un chico muy hablador, cosa que ya sospechaba, uno de esos extrovertidos explosivos que no podían dejar de hablar, pero que no resultaba tan atorrante como se podría imaginar.
Sus pasatiempos favoritos, comidas favoritas, la razón de su potente cabello color neón, su fascinación por el baile y su preferencia a la carne eran cosas que había aprendido sin siquiera preguntar, sólo viéndolo fijamente mientras hablaba sin parar, disculpándose cada tanto por emocionarse tanto en medio de su palabrería. Tanto así que por un momento creí que la conversación no tendría final.
Ahora que lo pienso, con cada frase que decía, parecía que se emocionaba más y más, principalmente cuando notaba que tenía mi completa atención. Sus ojos brillaban de tal manera que decir algo en medio me hacía sentir que interrumpiría su inspiración, no obstante comenzó a preguntarme cosas triviales, sencillas, de esas que sirven para entablar una conversación con un extraño sin invadir su privacidad. Eso me dio algo de confianza para contarle una pequeña parte de la superficie del gran iceberg que conforma mi personalidad.
Bueno, quizás no sea tan grande como un iceberg, pero se puede entender ¿Verdad?
La lluvia había parado y aunque un brillante 一pero frío一 sol de pasadas las doce del mediodía luego de un día nublado estuviera justo sobre nuestras cabezas, no nos habíamos movido. Hablamos animadamente sobre algunas canciones que nos gustaban en aquel entonces.
一Todos estamos de acuerdo con que five seconds of summer es arte, ¿verdad? 一Preguntó él, aunque realmente fuera una sentencia que me hizo reír bajo.
一Verdad 一repetí a modo de afirmación, él sonrió.
一¿Canción favorita?
一No Shame 一respondí luego de pensarlo lo suficiente, aquel grupo mencionado era uno de mis favoritos, disfrutaba de sus canciones en mi habitación cada que tenía suficiente tiempo.
一Amo esa canción también 一comentó con una gran sonrisa mientras ladeaba su cabeza, cerraba sus ojos como si pudiera sentir la música y comenzaba a cantar一. Got no shame.
一I love the way you're screaming my name 一completé en voz baja perdiendo mi vista en el pavimento encharcado, Yeonjun aplaudió al escucharme, yo bajé la cabeza con vergüenza.
No estaba acostumbrado a que alguien se molestara en escucharme.
Todos alguna vez tenemos sueños, los míos siempre se habían relacionado a la música y la cocina, y como podrán imaginar nunca tuve apoyo de ningún tipo. Que alguien aplaudiera luego de oírme era significativo para mí.
一¿Te gusta la música? 一Preguntó, yo me encogí de hombros restándole importancia.
一A todos nos gusta la música ¿No?
一No, es decir... 一Lo escuché reír antes de voltear a verlo一 me refiero a la música como carrera, hobby o algo así 一intentó explicarse de forma más específica.
Asentí mientras hablaba como muestra de entendimiento.
一Es un buen pasatiempo.
一De seguro eres de los que canta canciones pop mientras se pone jabón en el...
Antes de que pudiera terminar me ahogué con saliva, justo estaba tragando cuando había decidido comentar algo como aquello.
Mi garganta se cerró por un momento, haciendo mil veces más complicado mi necesidad básica de respirar hasta que mi rostro se coloró por completo y pequeñas lágrimas involuntarias descendieron por el borde de mis ojos. Luego de asegurarse de mi bienestar, Yeonjun comenzó a reír por el vívido color carmín que se posó sobre mi rostro después de forzarme desesperadamente para tomar una bocanada de aire que pudiera llegar hasta mis pulmones.
Lo miré con reproche y simplemente soltó aún más risas.
¡Me estaba ahogando, maldita sea!
一Qué buena p-persona eres 一comenté con evidente sarcasmo, su risa solo se hizo aún mayor con aquello.
En medio de su escandalosa risa y posterior a mi recuperación progresiva de un ataque de tos, un bus se veía llegar desde lejos. Al notarlo decidí avisarle al respecto al ciudadano sentado junto a mí, Yeonjun había ignorado las últimas cuatro veces en las que había llegado un bus por alguna razón, supuse que ninguno lo llevaba a su destino.
Me fijé en la ruta, era la misma de las últimas veces, aún así le dije.
一Creo que ese es tu bus ¿No?
Él volteó, fijando su vista en el vehículo, soltó un pequeño "oh" sorprendido antes de responderme.
一Es cierto 一respondió mientras se levantaba y sacudía un poco su ropa一. En fin, fue un gusto... Ehmm ¿Beomgyu, no?一Preguntó al final, yo asentí y con una sonrisa se despidió de mi con su mano mientras subía al autobús.
Le devolví el gesto y me permití observar como el vehículo se marchaba a un ritmo común después que el rubio pagara y tomara asiento junto a una ventana, pude notar que me miró de reojo una última vez antes de partir, yo simplemente alcé un poco mis comisuras en un gesto de educación.
Ese día pude ver que ese tal Choi Yeonjun era un tipo interesante.
Aprovechando por un momento la cómoda soledad que había en el lugar, revisé mi teléfono. En ese momento no tenía ningún tipo de notificación o algo, ni de mensajes ni de llamadas, mucho menos de alguna disculpa. Aparentemente nadie se había preocupado por mí.
¿Eso era bueno o malo? No lo sabía.
Guardé el aparato y mis auriculares dentro de mi bolso procurando antes que no se fueran a dañar o rayar con algo que también estuviera adentro, incluso si solo era el botón de una se mis camisas. Tomé una gran bocanada de aire, exhalando desde lo más profundo de una forma poco sana para mi garganta, pareciendo así que había bufado por la boca a la vez que pensaba arduamente y con mi vista perdida en el escenario que tenía enfrente. Estaba dispuesto a caminar sin rumbo toda la tarde hasta donde mis piernas me lo permitieran, sin un plan, pero antes de hacerlo y al girar mi cabeza hacia un lado, pude notar como había un paraguas a mi lado.
Un paraguas color amarillo intenso que había sido con el que el social rubio de antes había llegado.
Un paraguas tan extravagante y brillante como quien lo portaba hace unos minutos.
Con sorpresa lo tomé entre mis manos, miré hacia la calle en busca del rubio de mi mismo apellido, mi tocayo como dirían por ahí, pero claramente el bus ya no estaba a la vista. Regresé a ver el objeto y noté como del mango de madera oscura colgaba una etiqueta que tenía el nombre y número de teléfono de su dueño.
¿Quién le pegaba una etiqueta con su nombre y teléfono a su paraguas?
Sin cuestionar mucho eso último guardé el objeto en mi mochila y me levanté, ya en otro momento se lo devolvería al muchacho de cabello que probablemente brillaría bajo luz violeta ¿Cómo lo haría? No tenía ni la más mínima idea, también podría pensar como dárselo después. En ese entonces tenía otras prioridades, ir por algo de comer era un ejemplo, también debía pensar en algún lugar donde pasar el resto del día o algo.
Ajusté la correa de mi bolso sobre mi hombro y con la cabeza en alto me encaminé fuera de la parada para comenzar un destino incierto con un desenlace extraño, pensando en lo que podría comprar con el poco dinero que llevaba y donde podría esperar a que fueran por mí.
Porque como el estúpido que era seguía creyendo que mi familia me buscaría.
Justo ahora me río de mí mismo.
Ah, Choi Beomgyu... Tan inmaduro e ingenuo, creyendo que las cosas continuarían su largo y repetitivo ciclo para tu suerte ¿Qué deberíamos hacer contigo?