Mi Tormento Favorito©+18 [MC...

By Cinnluna06

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La vida de Amber y Evan da un giro inesperado cuando secretos del pasado se ven mezclados con el presente de... More

*A V I S O*
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Epílogo [P1]
Epílogo [P2]
¡3 PARTE YA DISPONIBLE!

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By Cinnluna06

Amber POV

El día de hoy era noche buena, así que todos nos habíamos levantado muy temprano, sobre todo Mónica y Sebastian que estaban dando los últimos toques a la cena navideña, yo me levanté temprano para poder envolver los regalos que entregaríamos hoy a media noche, además de los que le compré a Emma  y que le daría al regresar. Cuando me levanté, Evan no estaba, supuse que debía estar ocupado con Sebastian, ayudándolo a él y Mónica o bien, podría estar hablando con Karen.

Cuando entró a la habitación yo estaba terminando de acabar de envolver los regalos de Emma, al verlo vi que estaba sumamente feliz, se acercó a mi sin quitarme los ojos de encima y se sentó sobre la cama, le sonreí también al contagiarme con su buen humor del día de hoy.

—Te tengo una sorpresa —me dijo, mostrándome esa gran sonrisa de oreja a oreja que dejaba ver sus dientes blancos y perfectos —Sebastian me acaba de decir que invitó a una muy buena amiga suya que organiza exposiciones aquí en París, me contó que era ex agente de Lisa Hill, trabajó con ella en sus inicios.

Por accidente dejé caer la cajita que estaba envolviendo, se me cayó la mandíbula al escucharlo, mis ojos se clavaron en los suyos mientras él seguía sonriéndome más fuerte y me explicaba todavía más.

—Hablé con ella y le conté sobre ti, dice que está muy interesada en poder ver lo que trajiste. Se supone que ella era agente de Lisa cuando pintaba, ya sabes que ella empezó así pero de todas formas conoce mucho del campo y por supuesto quiere darte una oportunidad.

—¡¿Qué?! —dije tratando de mantener la calma, se me escaparon risitas de asombro, estaba tan nerviosa que tuve que sentarme, mi corazón palpitó tan rápido que sentía los latidos como los golpes de un tambor —¡Debe ser una broma! No lo puedo creer, dime que no estoy soñando, por favor.

—No estás soñando —me tomó de las manos y se las llevó a la boca para darme un beso en el dorso —Esta es la oportunidad que he querido para ti, debes empezar a mostrar tu talento, yo sé que todos lo ven, por eso estás en un buen puesto en tu trabajo pero quiero que seas feliz haciendo lo que más amas.

—No lo puedo creer —empecé a temblar de felicidad, la voz apenas me salía, me sentía todavía más eufórica cuando me rodeó con los brazos y yo apoyé mi cabeza en su pecho, me tapé la boca para no gritar de alegría —He querido poder hacer esto desde años, jamás había tenido oportunidad de buscar un agente que viera mi trabajo, siempre había sido solo un sueño poder tomar en serio mi pasión por la fotografía.

—No quiero que dejes estancado tus sueños, solo quiero que seas feliz, por primera vez enfócate en lo que más quieres, quiero que te levantes pensando que te dedicas a lo que amas.

—¿Crees que pueda lograrlo?

—Por supuesto que sí —me besó en la coronilla —Ya tienes el talento, solo necesitas que más puedan apreciarlo como es y quiero decir que ellos vean tu estilo, la forma en la que tú trabajas, sin formalidades de Chicago Journals. En un futuro podrás exponer tus fotografías y muchas personas compraran tus fotos.

—¿De verdad crees que pueda pasar? —pregunté incluso sorprendida de lo lejos que llegó su idea.

Rió entre dientes y pegó sus labios a mi oído.

—Amber, necesito que entiendas que eres extremadamente talentosa, no dudes de tu gran capacidad, ni dudes de ti, por favor, ese pensamiento limitante me entristece. Eres increíble fotógrafa, ¿Lo sabes, verdad?

—Sí.

—Entonces nunca descartes un futuro como ese.

—Tienes razón —me incorporé para levantarme y verlo al rostro, el brillo de sus ojos brotó aún más cuando me acerqué a él —Quien hubiera pensando que pudieras algún día ser alguien tan diferente y hablar de esa manera.

—Las cosas cambian, las personas también —me aseguró, manteniendo esa sonrisa solo para mí —Por al menos una vez en la vida debemos ser una versión nueva de nosotros, tener la iniciativa de cambiar fue una de las mejores decisiones que pude tomar, la nueva versión de mí me ha regresado mucho de lo que perdí en el pasado, quizá nunca te hubiera recuperado y nunca me hubieras vuelto a ver.

Me apreté los labios para ocultar un gesto, la solía idea ya me estaba provocando un nudo en el estómago, perder de vista sus hermosos ojos y su apantallante sonrisa, olvidarme del toque de sus manos sobre mi rostro, sobre mi cuerpo, la melodiosa música de su voz y la arrulladora sinfonía de su risa, ¿Realmente hubiera podido vivir sin eso?

—No lo digas más —le pedí, sacudiéndome por el frío que se coló en mi cuerpo —Tú mismo lo dijiste, algo nos unió aquí en París, no sé qué haya sido, podemos llamarlo como queramos pero el hecho es que de todos los lugares del mundo jamás creí que te encontraría aquí.

—¿No es gracioso? Ambos parecíamos querer huir de lo que sentíamos el uno por el otro, se suponía que esa convención nos distraería y resultó una gran sorpresa. Al menos yo estoy agradecido por eso.

—Yo también —le robé un beso rápido pero él no desistió y me agarró antes de poder separarme, prolongó el beso un poco más, me reí cuando me alejé, la cabeza me dio vueltas que casi creí necesitar poner la cabeza en la almohada —Tenemos tiempo para eso, no podemos ser irrespetuosos en casa de Mónica.

—Solo será un día más, resistiré. —me guiñó un ojo, se mordió un labio y yo no pude quitarle los ojos de encima, estaba de acuerdo en que quiso tentarme pero me contuve —Te ayudo con los regalos, es mejor tener algo que hacer que morir esperando al gran día.

Llevamos los regalos a la sala de estar, debajo del gran árbol que Mónica había decorado, era el árbol de navidad más precioso que alguna vez haya visto, era enorme y el olor a pino fresco y recién cortado abundaba en casi todo el espacio de la sala, se mezcló perfecto con el olor de la canela; el listón rojo y verde contrastaba muy bien con las luces amarillas que rodeaban el árbol, incluso puso figurillas de cristal que colgaban y se mecían con gracia, reconocí algunas estrellas también y unos pequeños Santa Claus de porcelana que también colgó.

Presentía que la velada sería inolvidable y mágica, daba la casualidad que todos aquellos momentos únicos siempre los compartía con Evan y eso me gustaba mucho.

(...)

La noche llegó y Mónica dio por comenzada la cena navideña cuando empezó a poner cada uno de los deliciosos y exquisitos platillos que había preparado sobre la gran y espaciosa mesa, me quedé anonadada porque además de ricos platillos también hizo postres, sacó una vajilla finísima y algunas copas de vidrio donde nos sirvió vino y después le pidió a Sebastian que pusiera música, él eligió lo que a ella le gustaba que eran las canciones de Frank Sinatra.

Yo estaba demasiado nerviosa y Evan se dio cuenta de eso, trató de calmarme cuando tocaron el timbre de la casa  yo sabía  quien había llegado, era la ex agente de Lisa y buena amiga de Sebastian; Evan me seguía calmando cuando nos sentamos juntos en la mesa, después de unos segundos una mujer de unos cincuenta y ocho años entró al comedor, era rubia, tenía unos ojos azules muy potentes, era delgada y tenía el rostro un poco cuadrado pero era muy guapa, su sonrisa era grande y contagiosa, también fue muy amable con todos, inmediatamente Sebastian la presentó ante todos.

—Ella es Meghan Gardner, una amiga de la galería en la que trabajé hace algún tiempo, Meghan ellos son unos amigos de América.

Meghan saludó a Karen, fue muy afectiva que hasta le dio dos besos en la mejilla y un abrazo, igual a Emilia, después a Mónica y cuando se nos acercó a Evan y a mí, ella de alguna manera supo quién era yo.

—Amber, que gusto conocerte —me dio un abrazo bastante fuerte que yo por supuesto recibí de buena manera, ella era muy agradable, incluso me recordaba un poco a Laura, la novia de mi padre, su sonrisa me era casi familiar a la de ella por eso me hizo sentir muy cómoda. Su acento era evidente pero a pesar de eso hablaba bien nuestro idioma, le entendíamos a la perfección —Sebastian y Evan me hablaron de ti toda la mañana de hoy.

Le sonreí de oreja a oreja, estaba nerviosa pero estar tomada de la mano de Evan me relajó mucho, me refugié en la seguridad que él quería transmitirme, podía sentir los ojos de todos en la habitación directos sobre mí, no quería equivocarme o hacer algo estúpido.

—Para mi es un placer conocerla, me han dicho lo mucho que conoce usted del arte y estoy impresionada.

—Oh por favor, no me hables de usted, dime Meghan que podría tener la edad de tu madre —se carcajeó y yo me ruboricé —O bueno, unos cuantos más que tu madre, a mi me fascina tener con quien hablar de todo esto, además de Sebastian por supuesto, que es un hombre encantador.

Escuchamos las risas de Sebastian, tragué saliva porque a pesar de dar el buen paso me seguía sintiendo nerviosa, me esforzaba en no meter la pata y pensaba que entre más lo intentaba, podría causar el efecto contrario.

De repente sus ojos se fueron hacia Evan, a quien también le sonrió con las mismas ganas que a mí, me relajé de que al menos la atención ya no estuviera sobre mí, era darme un respiro.

—Tú debes ser Evan, vaya, cuando hablamos por teléfono no creí que fueses un hombre muy bien parecido —Evan rió entre dientes y ella aunque le dio un cumplido no estuvo fuera de lugar. —Hacen una pareja muy adorable, los dos son muy guapos.

—Ella es la artista, yo solo quiero que todos puedan estar enterados de eso —respondió Evan, obligando a todos a verme otra vez.

No pude evitarlo, mi primera reacción fue bajar la cabeza y por supuesto que ruboricé, no pude con la presión de sentir los ojos de todos y mucho menos de sostener mucha atención, quise esconderme detrás de Evan pero no me quise acobardar, dejé que todos pudieran ver lo halagada que me sentía por las palabras de Evan.

—Pero bueno, no quiero atrasar más el delicioso banquete, esto se ve increíble y me encantaría probar todo lo que has hecho Mónica.

Tomamos asiento y empezamos a comer, la charla estuvo tan entretenida y divertida que las risas no faltaron, me hizo sentir tan cómoda que Meghan quisiera saber de América, nos hizo preguntas de cómo era todo por allá, la verdad es que fue muy modesta, nos hizo sentir a todos como parte de una gran familia, tanto como Mónica que también nos sacaba platica y más tarde se unió Karen que contaba uno que otro chiste Americano y quien no lo entendía debía intentar adivinarlo, a decir verdad la velada no pudo haber estado mejor.

Cuando terminamos fuimos hacia la sala, justo cerca del árbol de navidad , entregamos los obsequios uno por uno y quien estaba más encantada con el suyo fue Emilia quien recibió una laptop, estaba casi dando brincos porque finalmente iba a poder ver películas y hablar con sus amigas por video llamada, cuando Evan me entregó el mío casi se me salen los ojos de las cuencas al ver una de las cámaras fotográficas más caras del mercado, recordé que la había visto solo por venta en internet.

Esbozó una sonrisa al ver que yo no tenía expresión por la sorpresa, no supe que hacer, no podía más que verlo a los ojos, procesando el detalle en silencio.

—Evan —susurré casi espantada pero maravillada, este era un regalo demasiado costoso, ni siquiera yo podía pagarlo aún.

—No te preocupes, viene también de parte de Karen —era imposible estar molesto con él cuando me sonreía de esa forma —Es lo que quería para ti e iba a comprarlo yo solo pero ella insistió en que fuera un detalle de los dos, ¿Te gusta?

—¿Qué si me gusta? —pregunté atónita, todavía con los ojos dilatados, miré hacia Karen que se dio cuenta de que abrí el regalo y me deslice sobre el sofá para darle un enorme abrazo —No debieron molestarse esto es demasiado, es...

—Es tuyo —añadió Karen con una voz risueña —Acéptala, cuando la uses acuérdate de nosotros, quisimos que fuera compartido porque es un regalo significativo, sabemos que la usaras por mucho tiempo.

Quise frenar mis ganas de llorar, envolví a Karen en un gran abrazo, no podía resistir el hermoso gesto que tuvieron conmigo, quería tanto a Karen que incluso la consideraba una hermana mayor para mí, era la que siempre desee, jamás podría existir nadie como ella en mi vida, daba gracias al cielo por haberla conocido porque me apoyé en ella muchas de las veces cuando lo necesité y siempre estuvo ahí para mí.

—Te quiero Karen, lo sabes, eres como mi hermana mayor, gracias por todo. —hundí mi rostro en su cabello.

Sonrió más fuerte sobre mi hombro, me sentí algo culpable cuando noté su voz un poco quebrada, debí haberle conmovido, no quería que llorara pero era imposible.

—También te quiero Amber, eres una gran mujer, valiente, fuerte y mereces esto y más, gracias por cuidar de mi hermano y hacerlo feliz.

Al verme al rostro ella trató de darme fuerzas para que no llorara tomándome de las manos, me regaló una sonrisa dulce y cálida.

—Evan también me ha enseñado cosas —le dije tratando de mantener mi voz intacta, cada vez me esforzaba más para no derramar lágrimas.

—Digamos que conocerlo, fue el mejor error que has tenido —reímos al unísono, esperando que Evan no escuchara del todo —Ya ha aprendido su lección, la recompensa por lo que pasó lo tiene a su lado, ya era hora de que se diera cuenta de que la vida vale la pena, que dejara de destruirse y que pudiera parar porque sinceramente no quería perderlo.

—Habla también por ti y Emilia, ustedes son lo más valioso que tiene, él las quiere muchísimo, estoy segura de que valora la suerte que tiene al tenerlas.

Asintió.

—Ya era hora de que se diera cuenta —admitió, haciendo una mueca pequeña —Necesitaba un buen escarmiento.

Seguimos abriendo regalos y entre la conversación Meghan comenzó a hablar de su época en la galería, de como conoció a Sebastian, reconociendo su trabajo como pintor y de la buena fama que se forjó en París, lo afortunado que era al haber sobrevivido al atentado terrorista y de lo feliz que estaba por tenerlo con vida.

—Un talento como el suyo es algo que este mundo merece todavía —le apretó el hombro y Mónica también lo alentó, acariciándole el hombro.

Evan también contó las anécdotas de Sebastian, de lo mucho que se metió en problemas por pintar las paredes de la casa cuando era un niño, Meghan no se sorprendió en escuchar eso pero rió tanto que no daba crédito a que pudiera haber llenado altas paredes de la casa con pintura. Al hablar de pinturas y arte, Meghan habló de mí, me preguntó acerca de mi carrera en Chicago Journals y de mi carrera de fotógrafa, por supuesto que pidió ver mi trabajo y yo bajé mis carpetas y mi computadora.

Todos aprovecharon para ver mi trabajo y quedaron realmente encantados, yo estaba preocupada de que a Meghan pudiera no gustarle mis fotos, ella había trabajado con Lisa Hill y me daba terror no tener suficiente practica ni talento para estar a su altura.

—Estos son las más recientes que tengo —le mostré la carpeta en mi computadora llena de fotos que tomé para un artículo del trabajo, además de ver mi técnica más formal, le mostré lo que a mi más me gustaba hacer.

El reloj marcó las doce de la noche y Meghan apenas pudo echarle una ojeada a mis fotos pero no dejó pasar la oportunidad de hacerlo, inmediatamente me pidió mis datos y me entregó un correo electrónico donde me pidió que le enviara mi mejor material y que fuera el de mi estilo, no de trabajo. Ella debía irse así que se despidió de todos con la misma encantadora y distinguida amabilidad con la que se presentó, me prometió hablar conmigo cuanto antes recibiera mis fotos.

Estuvimos dos horas más, charlando, platicando y bebiendo, la verdad es que esperábamos acabarnos entre todos la botella de vino pero al final casi se la termina Mónica ella sola, pasamos una velada inolvidable pero todos ya estábamos cansados y nos dispusimos ir a nuestras habitaciones.

—¿Cuándo le enviarás a Meghan las fotografías que te pidió? —me preguntó Evan, una vez que entramos a la habitación y se aflojó la corbata azul que llevaba, era un color que le iba estupendo, se veía tan atractivo, imposible creer y procesar su belleza tan varonil, fuerte y tentadora.

—Mañana tal vez, ¿Por qué?

Sus ojos estaban vagando con cierta timidez por la habitación, no sé qué tramaba pero su expresión atrajo toda mi atención, cuando alzó la mirada un refulgente brillo apareció en sus pupilas, había una intención que se escondía con picardía.

—Quería invitarte mañana a recorrer la ciudad, pensaba que podía ser nuestro día, todavía no has visto lo mejor y quisiera enseñártelo.

Abrí la boca para tratar de decir algo pero solo reí entre dientes, no quise romper en carcajadas nerviosas pero el rubor de mi rostro habló por si solo.

—¿Tengo que llevar algo especial para ese recorrido? —pregunté, dándole una sonrisa en complicidad.

—Por supuesto que no, lo especial vendrá durante el día —controló muy bien la mirada feroz que me estaba provocando taquicardia, su expresión estaba perfectamente bien equilibrada, se mantenía serio pero anhelando desde su interior. —Ya sabrás porque.

—Muero por saber —bromee con voz tímida, la sangre me estaba hirviendo debajo del rostro, tuve que volverme hacia otro lado para no pasar más vergüenza aunque con Evan no podía permitirme sentir alguna clase de cobardía, lo conocía bien pero a pesar de eso para mí siempre era algo nuevo volver a estar entre sus brazos, era regresar a mi lugar favorito en el mundo y esta vez la experiencia sería nueva porque era otro Evan con quien estaba compartiendo los mejores años de mi vida.



Chicas, sé que me tardé en subir capítulo pero ayer me acordé que debía subir jajaja lo siento, tengo la cabeza en otros lados, pero les tengo una excelente noticia...Siguiente capítulo EVAN Y AMBER FINALMENTE JUNTOS, repito AMBER Y EVAN JUNTOS EN EL SIGUIENTE CAPÍTULO!!! 

Ya están enteradas, capítulo 39 finalmente lo que todas nosotras esperábamos ¿Emocionadas? Yo sí, nos leemos en el siguiente capítulo, besitos.



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