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By lookathestars

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Los de los nuestros confiaron en los humanos miles de años atrás, y al verse traicionados, murieron en batall... More

Amit
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 5
Capitulo 6
Luc
Capitulo 7
Capitulo 8

Capitulo 4

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By lookathestars

Como toda mañana normal, abrí los ojos, y me enceguecí por el sol. Pero al ver donde estaba salte de la cama. Me puse mi vestido, el que había usado ayer, ese blanco que tanto me gustaba y una capa de las que me había hecho mi madre, también blanca, y salí de la cabaña.

Ni me di tiempo para desayunar, ya que corría el riesgo de que ya se hubieran levantado.

Hoy debería conseguir mas información de ellos, de que hacían aquí, y mas que nada, si habían visto a mi madre.

Pero no les diría nada hasta estar segura de que podía confiar en ellos.

Camine por entre los distintos tipos de arboles, respirando el aire fresco, pensando.

Al observar el sol pude ver que se había alzado bastante desde el horizonte, señal de que estábamos cerca del mediodía.

Entonces, para no perder mas tiempo, corrí. Pero no lo hice abruptamente.

Corrí como si de una pluma se tratase, apoyando levemente mis pies en el suelo y avanzando a pasos agigantados. Mis brazos flexionados se movían hacia delante y detrás.

Llegue a donde supuse que deberían estar, y no me equivoque. Allí yacían los enamorados, la chica sobre el pecho de Raiden, el chico tierra.

Ambos dormían plácidamente, con la respiración de cada uno acompasada.

Me pregunte que estarían soñando, que verían, en que pesarían.

¿Seria posible? ¿Funcionaria al igual que las conversaciones de los impuros?

Con fallas, fugas. No eran completamente privadas.

Me acerque a la chica, y puse toda mi concentración en ella.

Supongo que demasiada, porque me sentí caer, y caer, y caer.

Caí a través de un pozo demasiado oscuro para que yo lo viera. Aunque era una caída extraña.

Mis cabellos no ondulaban, tampoco mi vestido. Lo único que sentía era la sensación de vértigo típica de una caída

¿Cuanto habrá pasado? Horas, segundos, minutos, días, eternidades... no sabría decirlo. Lo único que se es que me encontraba en un lugar que conocía. Cosa que era imposible ya que yo nunca había salido de la protección que me brindaban los bosques.

-¿Que quieres que haga? No escucha, no quiere entender. - lloraba una señora cuyos ojos eran los típicos de un impuro, bellos, con algo de vitalidad en ellos, pero nunca lo suficiente. La mujer, de piel oscura pero bella igual, parece una especie de hindú, a juzgar por sus ropas.

- Haz que entienda, eres a la única que escucha. - dijo un hombre joven, rubio y pálido, con unos ojos marrón miel cautivantes, pero aun así, típicos de los impuros. Tenia un fuerte acento italiano y me pregunte cual seria su nombre.

- ¡Que no lo quiere hacer! - grito la mujer cortándolo.

A que se refería, no lo se. Solo se que la mujer estaba muy conmocionada y, el hombre, enfadado.

El escenario cambio, me difumine y me convertí en un ser incorpóreo, como cuando me incorporo al aire, la misma agradable sensacion

- Hijo! - grito la mujer entrando como un torbellino, mientras la mujer sacaba dinero de un cajón y unos documentos.

Pude ver el nombre que ponía en estos, Benjamín Perez y María Perez, nombres obviamente españoles. Era bastante obvio que esos no eran sus nombres, dado por su apariencia oriental.

Pero mis capacidades deductivas se congelaron cuando lo vi bajar.

Sentía que lo conocía, pero no podía saber de donde, ni cuando. Ni si quiera su nombre.

Tenia un cabello oscuro y unos ojos azabaches, aunque su piel no era morena como la de su madre.

Me quede hipnotizada mirándolo, y cuando paso por mi lado en dirección a la puerta estire mi mano para tocarlo. No se muy bien en que pensaba, pero el me traspaso y sentí un dolor muy agudo en esta.

Demasiado.

Sentí como ascendía, volvía, era aspirada por la realidad.

Pero a lo lejos, seguí escuchando.

Se escucho un golpe.

- Corre! - grito la mujer.

Pasos.

Mas golpes.

Portazo.

Desee volver, pero lo pensé dos veces y me deje llevar. Si no fuera así, no sabría como volver.

Cuando volví a sentir los pies sobre la hierba me sorprendí. No recordaba lo pesados que pueden resultar mis pies. Trastabille quebrando una rama, y me di cuenta del grave error que cometí.

Eran impuros, no sordos.

Ni bien reaccione, me fui corriendo sin hacer ruido detrás de un árbol.

Desde ahí, vi como la chica salto sobre Raiden y le coloco una mano en la boca para ahogar cualquier sonido que el produjera.

Al abrir los ojos miro su rostro y ella se llevo el dedo a los labios, para alarmarlo.

Ágilmente, se subió al árbol debajo del cual habían dormido.

Parecían no querer bajar, así que me dirigí al árbol sin que me vieran.

Sean quienes sean, podre con ellos.

Sentí como clavaba su vista en mi, y sucedió lo que me esperaba.

La rojita salto sobre mi, y luego tomo mis manos por detrás de mi espalda.

Me levante y tome sus manos por detrás de la espalda, preparada a lanzar cualquier descarga.

Raiden se había quedado paralizado en la rama. No se movía, no hablaba, ni si quiera parpadeaba.

No forceje ni grite, sino que pensé.

Deje tan desconcertada a la chica al no emitir ningún sonido que, cuando menos se lo esperaba, me safe de su agarre y comencé a correr.

No Debían saber que yo sabia que querían, sino nada me dirían.

Estaba analizando, pensando.

La chica comenzó a seguirme, y luego escuche como se sumaban los pasos de Raiden. Corrimos bastante, pero nunca a mi mayor velocidad, no quería que me perdieran.

Aun así, le saque unos cientos de metros de ventaja. No era lo suficientemente rápida para alcanzarme. Después de todo, era impura.

Seguí corriendo, viendo cuanto aguantaba, pero aunque no estaba físicamente cansada, la pelirroja freno.

La vi concentrarse, y me pare en seco.

Iba a utilizar su don, y no podía perdérmelo.

Continué corriendo, aunque no tan rápido, y la pelirroja se había acercado a mi de modo que solo le llevaba 20 metros de distancia.

Sentí como la atmósfera se cargaba de electricidad y, antes de que pudiera darme cuenta, una fuerte corriente eléctrica me atravesó.

Pero no me hizo suficiente daño. Solo me enfureció.

Si ella jugaría sucio, yo también.

Convoque al aire y me concentre en el. También en la chica, ya que ahora estábamos ambas cara a cara.

Vi como mis cabellos levitaban a mi alrededor, e hice que lo mismo sucediera con su cuerpo.

El aire la impulso hacia arriba y la mantuve ahí un rato.

Pero una rama repto por su pierna y la bajo al suelo, todo esto obra de Raiden, quien había decidido entrara en acción.

Senti como unas ramas se enroscaban en mi cuerpo, y me concentre en ellas para que me soltaran.

Pero el chico era muy fuerte, y estábamos jugando una especie de tira y afloja.

No se sabia muy bien quien tenia el dominio sobre las ramas, pero no cedían a la voluntad de ninguno.

Ni me soltaban, ni se ajustaban mas como Raiden queria.

Pero luego de un rato las fuerzas del chico comenzaron a fallar, y aproveche para ganarle territorio. Las enredaderas alrededor de mi cuerpo comenzaron a aflojarse y, aunque el presionaba sus puños y utilizaba toda su concentración, le gane.

Pero lo que el no se había dado cuenta era que era imposible resistirse a su magia.

La pelirrojita se quedo mirándome, anonadada, directo a los ojos.

Y ese era nuestro punto débil.

Se dice que los ojos son las ventanas del alma. En nuestro caso, los ojos eran las ventanas de nuestra escénica.

El chico tambien comenzo a mirarme, pero yo me quede desafiando a la rojita.

Sus ojos color tormenta estaban furiosos, lejos del gris agradable que alguna vez habían tenido.

En cambio yo, me mantenia en calma.

- Mira me, no soy como ellos. - dijo Raiden.

Rozo a la pelirroja con el brazo y me tendio su mano, me dedique a ver sus ojos.

Lejos de la furia, estaban serenos, con vida, había algo que me decía que confiara en el.

Eso duro tan solo un segundo, luego me solto y volvio al lado de la roja.

Tendría que decirle algo, su mirada penetrante me torturaba.

Asi que tome el riesgo de hablar,

Hablar, emitir sonido, algo que no hacia hace años.

- Lo siento. - dije en tono de disculpa.

Mi voz salio rasposa y forzada, y se sintió raro, extraño.

Pero no dije nada mas, esperando a que ellos respondieran.

Mire a la pelirroja de nuevo.

- No debí...- comenzó a disculparse, pero me dí cuenta que las disculpas no eran lo suyo. En cambio, saltar sobre las personas si. - Necesitamos salir de aquí. - siguió y comenzó a examinar el bosque. Mi bosque.

Pensar que estos extraños debían estar completamente perdidos, mientras que yo lo conocía desde las raíces hasta las copas de cada árbol.

Sabia que cerca estaba la cabaña que Dylan me dejo, como también sabia que había un arroyo por aquí.

- Siganme. - dije comenzando a correr. Otra palabra mas, no les daría tiempo a preguntarme nada.

- Vamos. - dijo Raiden pero yo ya estaba lejos, aunque lo hubiese escuchado.

- ¿A donde? ¿A donde ella nos lleve? - le pregunto con sorpresa en la voz. Reduje el ritmo para poder seguir escuchándolos.

- ¿Que quieres decir?- pregunto Raiden.

-Evidentemente, nunca salio de esa cabaña si es que logro ocultarse todos estos años. - Explico ella, recelosa de mi.

- Tu solo corre, se ve en sus ojos que no tiene malas intenciones. - respondió Raiden y comenzaron a seguirme.

Volví al ritmo habitual y seguí corriendo, ya que pude ver como la pelirroja se daba por vencida y comenzaba a correr detrás de Raiden.

Seguimos asi hasta que alcanzamos la cabaña, y al entrar, me diriji al comedor.

Tome unos de mis libros, pero antes de ponérmelo a leer, decidí encender el hogar.

A juzgar por como estaban empañadas las ventanas, me dí cuenta de que hacia frío. No para mi, claro, el clima no me afectaba en absoluto.

Pero tal vez a ellos si, y es por eso que puse unos leños a arder.

Entraron Raiden y la pelirroja y me miraron.

- ¿Como te llamas?- Pregunto el chico, pero yo solo me limite a bajar la vista.

Pasaron unos segundos en silencio incómodos, pero yo no le iba a hablar.

No debía hacerlo. Por las dudas.

- Yo soy Raiden, y ella es Irene. - dijo señalando a la pelirroja, Irene.

- Oye! ¿Que yo no puedo saber su nombre y ella si el mio?- pregunto enfadada.

- No te quejes. - dijo el poniendo una sonrisa arrogante en su cara.

Abrí mi libro, y lo comencé a leer.

- No se muy bien porque estamos aquí, pero no queremos hacerte daño. Tan solo llevarte con nosotros, donde estés protegida. No puedes esconderte en los bosques por siempre... - dijo Irene en una especie de monologo, justo cuando iba por el segundo párrafo.

Cerré el libro enfadada.

Mis bosques. ¿Que con ellos?

Aquí estuve completamente a salvo 16 años, eso no iba a cambiar.

Fui hasta la cocina. Tome algo de carne y verduras, y las salteé en una sartén. Luego le coloque condimentos y lo serví en la mesa. Una mesa para dos.

Tome un papel y escribí:

Tomen lo que quieran de la cocina, y luego duerman en la habitación restante.

Pensé en firmar con mi nombre, pero no les daría mas información de la que tenían.

Subí a la habitación que había ocupado la noche anterior, y me descalce. Luego de una larga ducha, con varios pensamientos revoloteando por mi cabeza, decidí que escuchar algo de musica seria lo mejor.

Pude escuchar como Irene subía las escaleras, y se dirigía a la primer habitación rogando que no estuviese ocupada.

Seguí atenta para escuchar a que habitación se dirija Raiden... pero por alguna extraña razón no logre oírlo.

Salí al balcón de mi habitación, de puntillas, y salte al de la habitación de Irene. Me quede allí un rato expectante... o tal vez fueron unas horas.

Finalmente, lo escuche atender el telefono que tenia en vibrador.

- ¿Porque no están aquí? No tienen entrenamiento alguno, debería ser trabajo fácil. - dijo un hombre al otro lado de la linea.

- Se que estamos en apuros, se que si no los encontramos estallara la guerra y no tendremos defensas, pero ni siquiera sabemos donde están! - dijo el algo alterado.

Discutian sobre los puros y la guerra. De nuevo, su arma de batalla.

- Uno de nuestros mejores guerreros salio a buscar a una de ellos, esta en Manhattan. - dijo el hombre y al instante una pena enorme me invadió. ¿Sabria algo?¿ Habría alguna vez desarrollado sus poderes? . - Tu tienes a la chiquilla que no habla, y solo queda rastrear al rebelde. - continuo el hombre desconocido.

- Te equivocas si piensas que los pondremos a los tres sin entrenamiento previo en la primera linea del combate. - dijo muy severo Raiden. ¿Tres?¿ Tenían la ubicación de tres puros?

- En tiempo de guerra, todo lo vale. - sentencio el hombre y corto.

Me tuve que contener para no reírme.

En serio pensaban... ¿ MA-NI-PU-LAR-NOS?

No podrán conmigo queridos impuros... conmigo no....

Sentí como se me helaba la sangre. Nunca sentí frió físicamente, pero se me erizaron los bellos de la piel, y eso fue lo mas parecido que sentí a este.

Conmigo, conmigo no. Pero... ¿Con los otros?

¿El chico moreno de mis sueños?

¿La chica de la que hablaban?

Me metí en la habitación y, sabiendo que Irene había escuchado toda la conversación, me metí en la habitación y tape su boca con mi mano.

La mire expectante, para hacerle saber que me preocupaba la conversación que acabábamos de escuchar.

- Vamos, pon una cara normal y deja de padecer una guerra que no es tuya. Lo que escuchaste no ocurrirá. - me dijo la pelirroja, pero no le creí ni medio.

¿Quien era, la defensora de los pobres? Es obvio que nos van a meter en medio de esta guerra, lo crea o no.Pero eso no me preocupaba tanto. Es decir, yo conocía mis poderes, había entrenado, quien sabe que tan preparados estarían los otros. - Si te preocupas por los otros, los encontraremos. - dijo como leyéndome el pensamiento.

Me quede mirandola, aun no podia definir como era, quien era.

Si, lo se, se llama Irene, pelirroja, pecas, tez pálida, piernas largas y brazos delgados. Ah, también lanza descargas, pequeño detalle. Impura.

Pero no sabia lo mas importante. De vez en cuando se mostraba dura, malhumorada, terca, aunque a veces podía llegar a ser observadora, tranquila, intelectual... ningún carácter definido.

Escuche como Raiden suspiraba, y aproveche para volver sigilosamente al balcón. Irene se recostó en la cama en la misma posición que tenia cuando entre y cerro los ojos.

Raiden se le acerco y le beso la frente, pero luego dijo algo que me desconcerto.

- Lo siento.

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HOLAA HE VUELTO!!!

Les ruego vuestro perdon! Se que se hizo esperar demasiaadooo, pero es que estaba con examenes finales...

PERO LAS VACACIONES LLEGARON

Mil perdones, se que no me merezco que sigan leyendo... pero bueno.

Para el siguiente capitulo no les pido nada mas que 5 votos y 5 comentarios, con eso me haran feliz.

Acuerdense de que sus comentarios me motivan a seguir... dejen hipotesis y todo eso...

LES TENGO UN CONCURSO!!!!

LES GUSTARIA???

Es asi :

* El objetivo seria agregar un personaje a esta historia, pero creado por ustedes.

* Para participar necesito que completen esta "ficha" :

Nombre:

Don (si es que tiene) :

Brujo/ no brujo/ impuro / oscuro / etc. :

Caracter :

Relacion con Raiden, Irene, Amit :

* El personaje va a entrar en accion en el capitulo 6.

* Pero aqui esta la condicion : Deben votar al menos una vez los capitulos que llevo ya hechos... es que si, necesito votos, estoy compitiendo con una amiga :D

Avisen si quieren formar parte, y dejen su personaje en los comentarios de abajo ↓

Saludoss :D ↓

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