Fuera de la Friendzone (Mejor...

By xaerndax

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En inglés: Friendzone. En español: Zona de amigos. En mi idioma: Mi mejor amigo me mira como a su hermanita... More

Fuera de la Friendzone
6 años de edad
Capítulo 01 | Un beso con sabor a alcohol
Capítulo 02 | Regalo de cumpleaños
Capítulo 03 | Choque
Capítulo 04 | Autumn
Capítulo 05 | ¿Broma?
Capítulo 06 | Alarma contra incendios
Capítulo 07 | Fiesta
Capítulo 08 | Partido
Capítulo 09 | Promesa
Capítulo 10 | Conociendo a Ryan
Capítulo 12 | Apuesta
Capítulo 13 | Confusión
Capítulo 14 | Pequeños demonios
Capítulo 15 | Situaciones vergonzosas
Capítulo 16 | Fiesta de Bienvenida
Capítulo 17 | Sentimientos
Escuela
Capítulo 18 | Pasado
Capítulo 19 | Ella me gusta
Romeo y Julieta
Capítulo 20 | Bungee Jumping
Capítulo 21 | Creo que...
Capítulo 22 | Citas y celos
Una mala broma
Capítulo 23 | Sin vuelta atrás
Capítulo 24 | Halloween
Capítulo 25 | Lastimado
El perdón
Capítulo 26 | ¿Alejarme? Jamás
Capítulo 27 | Concierto Parte 1
Capítulo 28 | Concierto Parte 2
Capítulo 29 | Novios
Capítulo 30 | Conversaciones
Capítulo 31 | Annabelle
Capítulo 32 | Primeras veces
Capítulo 33 | Navidad en familia Parte I
Capítulo 34 | Navidad en familia Parte II
Capítulo 35 | Culpa
Capítulo 36 | Estrellas
Capítulo 37 | Bebé
Capítulo 38 | Verdad Parte 1
Capítulo 39 | Verdad Parte 2
Bienvenidos a la Secundaria
Capítulo 40 | Verdad Parte 3
Recuerdos de una amistad imposible de olvidar
Capítulo 41 | El día en que Kyle perdió a su primer amor
Capítulo 42 | San Valentín
Capítulo 43 | Decisiones
Capítulo 44 | Él no está bien
Capítulo 45 | Turquía Parte 1
Capítulo 46 | Turquía Parte 2
Capítulo 47 | Felicidad
Capítulo 48 | There's lovin' in your eyes that pulls me closer...
Capítulo 49 | Superar
Capítulo 50 | A.B.C
Capítulo 51 | Nos volveremos a ver
Capítulo 52 | Una última escapada
Capítulo 53 | La carta
Capítulo 54 | Todo termina
Capítulo 55 | No es un adiós...
Epílogo
Agradecimientos
Extra I
Extra II
Extra III

Capítulo 11 | Noche de chicas

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By xaerndax

— ¡Mamá, ya llegué! —Me hice escuchar, mientras caminaba por mi casa, en busca de mi madre.

Dejé mi mochila en el suelo, en el primer escalón de las escaleras que llevaban a la habitación de mi hermano y la mía. No había rastro de mi madre, mi padre estaba en el trabajo y ni hablar de Aaron, él solía llegar más tarde de su habitual horario de salida.

De la cocina a la sala había muchos metros de separación, incluyendo el comedor. Tuve que atravesar esos lugares para llegar hacia el patio trasero, donde mi madre se encontraba charlando con mi tío Drake.

Un momento, ¿mi tío Drake estaba ahí?

— ¡Tío Drake! —chillé emocionada de verlo y corrí hacia él, pero me detuve al ver la advertencia en el rostro de mi madre.

—Pequeña Autumn —volteó a mirarme, entonces observé su terrible aspecto.

— ¿Qué te pasó tío? —me acerqué mucho más, preocupada por la forma en la que se veía.

Empezando por su atuendo; a él siempre le había gustado usar ropa semi casual vaya a donde vaya, pero hoy vestía unos pantalones sueltos y un jersey gris extremadamente grande para él, incluso sus zapatillas eran diferentes. Si hablábamos de su rostro, estaba completamente pálido, tenía los ojos hinchados y decaídos, su cabello alborotado parecía un nido de pájaros.

¿Qué le había sucedido a mi tío?

—Autumn, es mejor dejar solo a tu tío. Necesita tranquilizarse —Mi madre se levantó de su asiento y se acercó a mí, intentando llevarme con ella.

—Déjala Hanna, estar con mi sobrina favorita me ayudaría mucho —pronunció, con su voz a punto de quebrarse y mirándome con los ojos vidriosos.

Me partió el alma verlo de esa forma, mi tío siempre había sido una persona alegre, risueña, lleno de bromas para contar y todo el tiempo con una sonrisa en su rostro. Pocas veces lo había visto enojado, pero nunca tan destruido como lucía ahora.

— ¿Tío Drake? —me senté a su lado, una vez que mi madre se marchó.

Un par de lágrimas comenzaron a caer por su mejilla.

—Ana me engañó —se quebró—. Ella me mintió.

¿Qué su esposa lo había engañado?

Abracé a mi tío, sintiéndome terrible por lo que le había ocurrido. Él sollozaba sobre mi hombro, envolviéndome con sus brazos y susurrando lo mal que se sentía. Comencé a trazar círculos en su espalda, intentando calmarlo, ahora comprendía las palabras de mi madre y el aspecto desaliñado de mi tío.

—Pero ella está esperando un hijo tuyo, pronto serás padre —le dije cuando nos separamos y al ver nuevamente el dolor en sus facciones, me arrepentí de mis palabras.

—Ese bebé que estaba en su vientre no era mío —pronunció, llevándose las manos al cabello y comenzando a jalarlo—. No era mi hijo —se lamentó.

Inevitablemente mis ojos se nublaron. Podía sentir todo el dolor de mi tío en el ambiente, embargándome.

— ¿Qué sucedió? —Llevé mis manos a su rostro y limpié sus lágrimas. Mi tío tomó mis manos y las apretó ligeramente.

—Fui un idiota, un completo idiota. ¿Cómo no me di cuenta antes? —se dijo a sí mismo—. Hace un año que Ana lleva engañándome, no le importaron los cinco años de matrimonio que llevábamos, ella decidió mentirme. Eso no es lo peor, no —negó sombrío—. Se acostó con mi mejor amigo. ¡Mi maldito mejor amigo!

Mi tío comenzó a alterarse.

—Al principio dije, "De acuerdo, ella me engañó, pero al menos podré tener a mi hijo" —imitó—. No, eso no fue suficiente para Ana. Ella tenía que engañarme durante todos estos meses y decirme que aquel bebé era mi hijo.

— ¿Y si te está mintiendo también? ¿Qué tal si también...

—No lo está haciendo —aseguró—. Hace unos días nació el bebé, no podría explicar el sentimiento que tuve cuando lo escuché llorar al nacer y lo sostuve entre mis brazos. En ese instante Ana me dijo que no era mi hijo, enfrente de todos los médicos que se habían encargado de su parto, ella afirmó que aquel bebé no era mío. Pensé que solo quería lastimarme más, así que hice una prueba de ADN y sus palabras resultaron ciertas.

—Tío...

—Al salir del hospital, cogió sus cosas y se marchó junto con Matt —pronunció, cargado de rencor—. Ellos lo tenían todo planeado; el nombre del bebé, el lugar al que irían a vivir, todo. Me destruyeron.

— ¿Por qué lo hicieron?

—No lo sé —articuló—. No logro comprender la razón por la cual me mintieron, pero ahora un par de cosas comienzan a cobrar sentido. El hecho de que Matt comenzara a visitarme más seguido, el extraño comportamiento de Ana cuando salía de casa, lo distante que se volvió en estos últimos meses, ahora entendía.

—Lo lamento, tío —Volví a abrazarlo, sin saber que decirle—. Esa mujer no te merece.

—Nunca la lastimé, siempre me encargué de darle lo mejor y hacerla feliz —su voz ronca se entrecortaba mientras hablaba—. En verdad quería ser padre, pero ella me arrebató todo —Estaba dolido, lo comprendía—. No podía seguir viviendo en la misma casa donde había pasado momentos con ella, durmiendo en la misma cama donde mi ex esposa se había acostado con Matt, no podía. Así que conduje hasta aquí.

— ¿Condujiste desde Virginia hasta aquí? —cuestioné impresionada, sabiendo que era un largo viaje.

—Necesitaba despejar mi mente y estar en un avión rodeado de personas no hubiese sido de ayuda —aseguró—. No quiero molestar, pero...

—Jamás serías una molestia, tío —lo miré fijo—. Tú siempre has estado conmigo cuando me sentía mal, ahora yo estaré a tu lado para ayudarte a afrontar esto. Sé que te duele, que sientes que todo está perdido y que ya nada será igual, pero piensa que ahí afuera aún existen personas que si valen la pena —señalé—. Que lo que te haya hecho esa mujer no arruine tu sueño de ser padre, que no acabe con todas las metas que aún te faltan por cumplir. Eres Drake Campbell, mi tío favorito y uno de los mejores hombres que puedan existir, no eres tú quien perdió a alguien, son ellos, los que te lastimaron, quienes perdieron a una gran persona. Recuerda eso.

Mi tío estaba meditando en silencio.

— ¿Cuándo creciste tanto? ¿Acaso debo dejar de llamarte pequeña Autumn? —sonreí—. No tendré un hijo, pero te tengo a ti y más allá de ser mi sobrina, siempre te he considerado como una hija y sé que jamás te perderé.

—No lo harás.

(...)

—Tom Cruise es tan lindo —suspiró mi madre, sentada en el sofá individual y observando el gran televisor, donde el ya mencionado actor luchaba contra los hombres malos.

—Creí que no te gustaban las películas de pistoleros —recordó Aaron, mencionando el nombre que mi madre le había colocado a las películas de acción que solíamos ver.

—Ella solo las ve por Tom Cruise —agregué, recostado sobre el hombro de mi tío Drake, quien lucía un poco mejor que hace unas horas.

—Recuerdo cuando tu madre se negaba a ver películas conmigo porque eran de acción, pero Alexander llegó a su vida y de pronto fui olvidado —se quejó mi tío, señalando acusador a mi madre.

Eran diez años de diferencia los que se llevaban mi madre y mi tío, así que mientras ella conocía a mi padre, mi tío Drake era un niño que se encontraba en pleno crecimiento. Ser el menor de seis hermanos había resultado fácil para él.

La película finalizó y mientras esperábamos que mi padre llegara del trabajo, decidimos elegir otra película, donde el alabado actor favorito de mi madre también apareciera. De esa forma ella se quedaría y se encargaría de prepararnos un par de bocadillos.

Pero el timbre de la casa sonó, acabando con toda la tranquilidad en la que nos encontrábamos.

— ¿Invitaste a alguien? —Aaron me miró.

—No, ¿y tú? —Él también negó.

Miramos a nuestra madre.

—Deberías ir a abrir, Autumn —me indicó.

— ¿Yo por qué? —cuestioné, cubriéndome más con la manta que tenía y hundiéndome bajo los brazos de mi tío, quien también se negaba a soltarme.

—Autumn —advirtió, mirando autoritaria.

Quitándome la suave y abrigadora manta, me levante del sofá de mala gana y caminé hacia la puerta. Me desharía de la molesta persona que no paraba de tocar el timbre de mi casa, como si se tratara de un juego. Seguro eran unos niños que creían que tocar el timbre de una casa y luego salir corriendo era divertido.

— ¡Sorpresa! —gritaron Madison, Sam y Mackenzie al mismo tiempo, alzando las manos—. ¡Hoy tenemos noche de chicas!

— ¿Qué están haciendo aquí? —Las señalé confundida, cada una traía una mochila colgada a su espalda—. ¿Acaso las invité y lo olvidé?

—No lo hiciste —sonrió Madison, comenzando a entrar a mi casa—, pero tenemos planes para hoy.

— ¿Cómo que planes para hoy? —Ellas se adentraron completamente, dejándome con la puerta abierta. Tuve que cerrarla y detenerlas—. ¿Me pueden explicar por qué están en mi casa? ¿No es muy tarde para tener planes?

— ¡Tía Hanna! —chilló Madison al ver a mi mamá acercarse, ésta le sonrió y le correspondió el fugaz abrazo.

—Chicas, me alegra verlas —Sam y Mackenzie también la saludaron—. ¿Necesitan que llame a sus madres para confirmarles que ya llegaron?

—Sí, por favor, ya sabes cómo es mi madre —le dijo Madison. Luego giró a mirarme—. ¿Por qué luces como si te hubiesen lanzado a la basura?

La miré ofendida.

—Necesitas bañarte de inmediato, hazlo mientras busco que te pondrás —ordenó comenzando a caminar hacia mi habitación, junto con Sam y Mackenzie.

—Un momento —las detuve—. ¿Cómo que lo que me pondré? ¿De qué rayos estás hablando?

— ¿No se lo dijiste tía? —Madison miró a mi madre, quien escribía en su celular.

—Lo siento cariño, no tuve tiempo de hacerlo —dijo, pero estaba mintiendo. Tuvo toda la tarde y mitad de la noche para contarme que mis amigas vendrían.

—Bueno, no importa —manifestó Sam—, necesitamos arreglarnos pronto.

Madison notó el desconcierto en mi rostro, pero cuando estuvo por hablar corrió hacia la persona que se encontraba detrás de nosotras.

— ¡Tío Drake! —Genial. Saludó a mi tío, quien la recibió con los brazos abiertos—. Tío Drake, ayúdame a convencer a Autumn de irnos de fiesta.

— ¿Fiesta? ¿Cómo que fiesta? ¿Acaso estás loca? —Observé estupefacta a mi madre—. No puedes estar de acuerdo con esto, deberías negarte.

—Cariño, te dije que necesitabas un poquito de diversión —dijo dulce, haciendo unas señas con su mano—. Ahora la tienes, aprovéchala.

Definitivamente estaba loca. ¿Cuándo, en toda mi adolescencia, ella me había dejado ir de fiesta un día de la semana escolar?

—Creo que mi hermana tiene razón —Mi madre recibió el apoyo de mi tío, quien me miró intentando sonreír—. Necesitas distraerte, ¿y qué mejor que hacerlo con tus amigas?

—Pero tío, te dije que estaría con...

—Estaré bien pequeña Autumn —aseguró—. De todas formas, me quedaré por un tiempo, así que podremos ver muchas películas.

— ¿Te quedarás? —cuestionó Madison, mirando ceñuda a mi tío—. ¿No tení...

— ¡Bien! —exclamé, comenzando a llevarme a Madison hacia mi habitación antes de que comenzara a hacerle preguntas a mi tío acerca de su estadía en mi casa—. Vayamos a divertirnos.

Madison chilló al oír mis palabras y olvidó por completo las preguntas hacia mi tío, quien me observaba marcharme. Mi madre sonreía abiertamente y antes de desparecer por las escaleras, la observé llevarse el celular a la oreja. Conocía perfectamente bien a la madre de mi mejor amiga, ella jamás dejaría salir a su hija un lunes por la noche, entonces deduje que mi madre la estaba cubriendo.

No podía creerlo.

En mi habitación no había rastro de Mackenzie, pero Sam nos informó que se encontraba en el patio de mi casa hablando con su padre. Ella a los segundos también recibió una llamada y decidió salir de la habitación para atenderla.

— ¿Qué es lo que están tramando? —le dije a Madison, viendo como sacaba el maquillaje de su mochila—. ¿Una fiesta en lunes? ¿No tuviste suficiente con la de hace una semana?

Ella dejó sus cosas y me miró.

— ¿No has escuchado que el lunes es el nuevo viernes? —expresó, como si fuese la cosa más obvia.

—Pudiste haberme avisado que vendrías y no habérselo dicho a mi madre —Me crucé de brazos.

— ¿Crees que no lo hice? —remarcó—. Te estuve buscando por toda la escuela para decírtelo, pero la señorita se había escapado. Luego te dejé miles de mensajes y te llamé muchas veces, pero no respondiste a ninguno, ¿se puede saber dónde tienes tu celular?

—Lo dejé cargando —murmuré.

— ¿Toda la tarde? —Asentí—. ¡Ves! Por esa razón llamé a tu madre y le dije nuestros planes, incluso pedí permiso por ti, deberías estar agradecida. ¿Sabes lo difícil que es mentirle a la mujer que vive conmigo? Conoce cada una de mis tácticas, afortunadamente tu madre me ayudó.

—Mañana tenemos escuela.

—Lo sé —pronunció sonriente—. Le dije a mi madre que me ayudarías a estudiar y que dormiría en tu casa, cuando se trata de ti ella deja de dudar de mí.

—Es porque me ama —presumí.

—Lo sé, a veces pienso que te quiere más a ti —fingió estar indignada—. Ahora cuéntame, ¿por qué te escapaste de la escuela? —cuestionó divertida, sentándose en mi cama y atrayéndome a su lado—. Cuando lo escuché no podía creerlo, eres Autumn Brown, la chica más responsable y que nunca causa problemas, pero hoy eso cambió.

—No es...

—Debí haber grabado la expresión de Kyle cuando lo descubrió —comenzó a reírse, captando toda mi atención—. Él estaba echando humo, buscaba cualquier excusa para irse de la escuela a buscarte, pero los maestros no le creyeron cuando dijo que se sentía enfermo —negó, sonriente—. Estuvo todo el tiempo esperando que llegaras, parecía no parpadear cuando miraba la entrada de la escuela.

— ¿Él hizo eso? —pregunté, sintiendo una emoción crecer en mi pecho.

—Incluso, tenía esa cara de enojo que hace desde que era niño, donde su nariz se arruga y sus cejas parecen ser una sola, comenzaba a preocuparme que fuera a quedarse así por siempre —continuó con su sonrisa, ahora mirándome curiosa y con una ceja alzada—. ¿Qué es lo que sucede entre el chico nuevo y tú? ¿Acaso están saliendo?

—Se llama Ryan —le recordé, pero ella solo le restó importancia—. No sucede nada entre nosotros, ni siquiera hay un "nosotros".

— ¿Segura? ¿Entonces por qué te fuiste con él? —indagó—. Por cierto, ¿a dónde fueron?

—Por ahí.

— ¡Oh, vamos! —exclamó—. Soy tu mejor amiga, tienes que contarme todo.

— ¿Recuerdas el tiempo que pasaste ocultándome lo tuyo con Cameron? —mencioné sonriente—. Pues haré lo mismo, no te diré nada.

— ¡Oh por Dios! —gritó eufórica—. Eso significa que sí sucede algo entre ustedes.

— ¿Qué? —La miré incrédula—. Eso no es lo...

—Cuando te oculté lo de Cameron, nosotros estábamos saliendo —informó—. Eso significa que si tú me estás ocultando lo sucedido con Ryan es porque están saliendo.

—No estamos...

—Bla, bla, bla. Ya lo dijiste, no intentes negarlo —me calló. Abrí la boca indignada, dispuesta a decirle un par de cosas, pero la entrada de Sam junto con Mackenzie nos interrumpió.

— ¿Por qué Autumn sigue vestida así? —Sam me señaló—. Creí que ya habría terminado de ducharse, tenemos que salir en menos de treinta minutos para llegar a tiempo, es muy...

— ¿Por qué luces tan nerviosa? —la señalé, viendo como agitaba sus manos.

— ¿Todavía no se lo has contado? —Mackenzie miró a Madison, quien negó—. Iremos a un club nuevo, donde el dueño es el hermano mayor de Jessy y que además, ha estado hablando muy seguido con Sam. Ambos se han estado enviando mensajes muy calientes, por eso Sam está tan nerviosa.

—No estoy nerviosa.

—Te estás comiendo las uñas —señaló Madison.

—Bueno, eso no importa —comenzó a caminar hacia mi cama, donde dejó salir toda la ropa de su mochila—. Es hora de alistarnos.

Todas asintieron y comenzaron a moverse por mi habitación.

—Ten —Madison me entregó una blusa negra transparente. Me negué a recibirla—. No te estaba preguntando, hoy es nuestra noche y debemos vernos malditamente sexys, así que acéptala o me encargaré de ponértela yo misma.

—No me gusta.

—Claro que te gusta, lo veo en tus ojos —la colocó sobre mi cama y comenzó a buscar en mi armario—. Además, es como prefieres, manga larga. No tendrás que preocuparte por mostrar los brazos, las luces también ayudarán.

Observé mejor la blusa, era exactamente igual que la que había usado en la fiesta del lunes, solo que esta era negra. Suspiré pensando en quizás si me gustaba la prenda, quiero decir, me había visto fenomenal usando la roja, supuse que la de ahora también me quedaría bien.

Aparté a Madison y comencé a buscar una falda que combinara, la cual ya tenía en mente. Una bonita, corta y entuba falda de color palo rosa fue lo que saqué de mi armario. Mi mejor amiga me miró satisfecha con mi elección y comenzó a arrastrarme hacia el baño, no sin antes sacar un sujetador negro de encaje y unas bragas del mismo color.

Tomé una ducha rápida y me vestí, esperando que la falda fuera a quedarme, pues no la había usado desde hace mucho tiempo. Al verme en el espejo, noté que la prenda prácticamente llegaba hasta un poco más arriba de la mitad de mis muslos. Salí del baño al oír los gritos de Sam y me encontré con mis amigas ya vestidas. Si yo pensaba que mi atuendo era muy descubierto, el de Sam lo era el triple.

— ¿De nuevo una blusa como esa? —señaló Sam—. Ya dime donde las consigues.

—Es un secreto —se burló Madison—. Ahora siéntate, te pondré un poco de maquillaje.

La obedecí y me senté frente a mi tocador. A través del espejo detallé la vestimenta y peinado de Mackenzie, ella traía el cabello liso. La miré asombrada y en respuesta alzó el alisador de cabello que tenía en sus manos. Sam iba de un lado a otro fingiendo sonrisas y formas de saludo.

Madison me obligaba a cerrar los ojos y abrirlos varias veces, estaba comenzando a cansarme de ello y afortunadamente terminé. Me arreglé el cabello y me coloqué unos tacones negros, los cuales me hacían ver mucho más alta de lo que era.

Tuve el tiempo suficiente de coger una chaqueta antes de ser sacada de mi habitación por Sam, quien nos obligaba a movernos rápidamente ya que el taxi estaba en camino. Bajé observando a Madison retocarse el maquillaje y a Mackenzie no dejar de pasarse las manos por el cabello.

Quise salir de mi casa sin tener que despedirme de mi madre, pero antes de poner un pie fuera del lugar, ella ya estaba en la puerta, esperándonos. Y no solo ella, también lo estaba Aaron, mi tío y mi padre, quien al parecer acababa de llegar.

Las chicas se despidieron y antes de que yo pueda irme de largo, la voz de mi hermano se hizo escuchar.

— ¿La estás viendo papá? —exclamó indignado, señalándome—. Autumn, no puedes salir vestida así, ve a cambiarte —intentó imitar la voz de mi padre, pero no le salió muy bien.

— ¿Qué estás diciendo Aaron? —Le reclamó mi madre—. Te ves preciosa cariño, ve a divertirte —me obsequió una sonrisa.

—Papá, dile algo —continuó mi hermano.

—Si tu madre está de acuerdo con que salgas, no me opondré —dijo, largando un suspiró. Pero seguía cruzado de brazos y con una mirada nada amigable.

Sonreí, dispuesta a marcharme.

—Tío Drake, tu si estarás de acuerdo conmigo, ¿no? —se siguió quejando—. Estás mostrando mucha piel, Autumn. No me gusta.

Me reí. ¿Qué ocurría con él?

—Pequeña Autumn, ve a divertirte.

Sonriente y dejando a mi hermano con la boca abierta, me marché. Mis amigas me esperaban dentro del taxi, que sorprendentemente había llegado muy rápido. Todo el trayecto estuvimos escuchando a Sam hablar acerca del hermano de Jessy, al cual todas conocíamos. Lo habíamos visto un par de veces en las fiestas que el menor de los hermanos organizaba, incluso habíamos llegado a charlar con él. No imaginé que Sam fuera a estar mensajeándose con él.

Una extensa fila de personas se observaba al exterior del lugar. Por un momento pensé que tendríamos que irnos hasta el final de todos y esperar nuestro turno para poder entrar, pero por suerte al decir nuestros nombres nos permitieron el ingreso de inmediato. El club estaba completamente colmado de personas, las de afuera no eran ni la cuarta parte de los que estaban adentro.

Continuando con los privilegios de ser conocidas del dueño, nos guiaron hacia una mesa llena bebidas y un par de alimentos. Los asientos eran como unos cómodos sofás y el lugar en el que nos encontrábamos estaba cerca de la pista de baile, de la barra e incluso del escenario, donde una banda se estaba presentando.

Este club era sensacional.

—No lo soporto más, necesito ir a mover mi cuerpo ya mismo —Madison se quitó la chaqueta, dejando al descubierto su muy escotada blusa y comenzó a caminar hacia la pista de baile.

Sonreí viendo cómo nos incitaba a acercarnos. Hice lo mismo que mi mejor amiga y caminé hacia ella, Mackenzie nos alcanzó minutos después junto con Sam, quien en todo momento buscaba al hermano de Jessy entre las personas, pero eran tantas las que se encontraban en el lugar que era imposible encontrarse con él.

Movía mi cuerpo al ritmo de la música, la banda del lugar sí que sabía cómo animar el ambiente. Mackenzie se fue por unos minutos y cuando volvió, traía con ella cuatro botellas de alcohol. Acepté de inmediato, al igual que todas y como si fuese una especie de concurso para ver quién se lo acababa primero, bebimos el alcohol como si se tratase de agua.

Sentir el líquido recorrer mi garganta se sintió tan ardiente que comencé a toser ligeramente, pero a los segundos eso dejó de importarme y continué bailando. Pensé que, después de todo, si había sido una buena idea venir con mis amigas.

Estuvimos mucho tiempo bailando, gritando e incluso cantando las canciones que se escuchaban, pero llegó un punto en el que nuestros pies comenzaron a doler y decidimos ir a sentarnos. Madison pidió que nos trajeran un par de bebidas y no tardaron ni dos minutos en hacerlo. Brindamos por nosotras y bebimos.

—Juguemos algo —dijo Sam, sosteniendo su bebida y sonriendo maliciosamente—. Reto o confesión.

— ¿Reto o confesión? —repitió Mackenzie, mirándola extraña.

—Es sencillo; solo tienen que confesar algo que hayan hecho y si no quieren hacerlo, simplemente cumplen un reto —explicó—. Eso sí, la confesión tiene que dejarnos sorprendidas.

Todas asintieron. Comencé a pensar en algo que haya hecho, algo terrible, pero no se me ocurría nada. Entonces noté que Madison y Sam se lanzaban miradas sospechosas, tenían la vista fija en un punto en específico. Estaba por girar a mirar que era lo que las tenía tan extrañas, pero antes de hacerlo Sam habló.

—Confieso que no solo le he estado enviando mensajes a James —exclamó, deteniéndome—. También le he enviado fotos... de mi cuerpo.

—Estas bromeando —murmuró Mackenzie, sorprendida.

—No he sido la única, él también lo ha hecho —lo dijo, muy orgullosa—. No saben lo gran...

—Mi turno —Mackenzie la detuvo y antes de hablar bebió un poco de su vaso—. Confieso que me he acostado con Connor..., muchas veces. Es más, lo volvimos a hacer ayer.

Abrí la boca sorprendida, todas lo hicimos.

— ¡Me dijiste que no era cierto! —Sam la acusó.

—Mentí —manifestó.

— ¡Es mi turno! —Madison alzó la mano, muy emocionada—. Confieso que... ya no soy virgen. Cameron y yo estuvimos juntos.

Luego bebió. Para este punto, comenzaba a creer que las confesiones se habían enfocado en el tema de las relaciones y el sexo, y puesto que yo no tenía ninguna, no sabía que decir.

—Es tu turno, Autumn —Las tres me miraron, expectantes.

—Confieso que...

Piensa Autumn.

Quizás podía inventar algo, decir que... No, Madison me conocía muy bien y descubriría que estaba mintiendo.

—No importa si no tienes algo que confesar, puedes cumplir un reto —Sam sonrió y verla hacerlo me causó desconfianza.

—Bien, dime el reto.

Entonces, supe que había cometido un gran error cuando pronuncié aquellas palabras.

—Te reto a que beses al chico que está en la barra —Ella señaló a alguien en específico, haciéndome girar a verlo y efectivamente, había un chico ahí.

—No puedo hacerlo —repuse—. Confesaré algo, les diré que...

—Muy tarde, ahora tienes que cumplir el reto —dijo Madison, luciendo muy alegre.

La golpearía.

—Es muy sencillo Autumn —habló Mackenzie, apoyándolas.

—Solo tienes que ir y besarlo, no es tan complicado —La miré estupefacta—. Ni si quiera tienes que mirarlo a los ojos, con que veas sus labios es suficiente —aseguró—. Diez segundo, solo diez segundos y el reto estará cumplido.

— ¿Y si es un pervertido? —chillé.

—No lo es —miré a Madison con una ceja alzada—. No lo parece.

Volví a mirar al tipo.

Descubrí que todo el alcohol bebido comenzaba a afectarme, normalmente hubiese seguido negándome hasta que aceptaran decir otro reto, pero esta vez no lo hice. Inclusive cogí mi vaso y me lo llevé a los labios, acabando el contenido.

Escuché los gritos eufóricos de mis amigas mientras me levantaba de mi asiento y comenzaba a caminar hacia el sujeto. Inhalé y exhalé repetidas veces, tranquilizando mi acelerado corazón, pues estaba a punto de hacer el ridículo.

Volteé a mirar a mis amigas, las tres alzaron los pulgares mientras asentían. ¿Qué es lo que estaba por hacer? Me acerqué lentamente hacia la persona y para no acobardarme, rápidamente medí la distancia que separaba nuestros rostros, cogí el suyo desprevenido y solo enfocándome en sus labios, lo besé, comenzando con la cuenta.

Maldecía la hora en la que acepté salir con las que se hacían llamar mis amigas.

Una loca se había acercado a besarlo, por lo que creí que el sujeto me apartaría de inmediato, pero me tomó por sorpresa sentir sus manos coger mi cintura y atraerme hacia su cuerpo. En mi cabeza escuchaba los gritos de mis amigas. Sus labios se movían extremadamente bien al compás de los míos. La sensación que me provocaba aquel beso estaba lejos de ser lo que creí que sería en un principio. Este individuo sabía besar, sus carnosos labios me hacían sentir un intenso placer cuando se movían.

Sus manos viajaron hacia mis caderas, comenzando a impartir caricias para nada inocentes y eso me hizo enloquecer. Mis manos, que se encontraban en sus mejillas, viajaron hacia su nuca y comencé a jugar con su cabello, envolviéndolo. Nos besábamos con vehemencia y no sabía explicar la excitación que eso me provocaba.

Estaba besando a un extraño, pero lo estaba malditamente disfrutando.

Nuestros labios se movían con frenesí, saboreándonos el uno al otro. Mis manos despeinaban el cabello del sujeto, pero a él no le importaba, estaba ocupado toqueteando mis caderas con dureza, haciéndome sentir caliente.

Cabe aclarar que para este momento ya había perdido la cuenta.

De repente, la falta de aire comenzó a convertirse en una molestia. Me alejé un par de centímetros del extraño, sin abrir los ojos, sentía su respiración agitada chocar con mi rostro. Un escalofrío me recorrió entera cuando sentí suaves caricias en mi mejilla y solté un jadeo al sentir nuevamente los labios del individuo atacar los míos. Esta vez él había tomado la iniciativa, besándome con fiereza.

Mis manos se movían locas tocando su cabello. No estaba en mi momento de lucidez y no razonaba coherentemente, solo pensaba en lo sensual e intenso que estaba siendo el beso, no quería alejarme de los labios del sujeto. Llevó una de sus manos a mi nuca, atrayendo mis labios hacia los suyos para profundizar más el beso, pero ya habíamos acortado toda la distancia que existía entre nosotros.

Cuando su mano, que se encontraba en mi cadera, se deslizó hacia mi trasero y lo manoseó, supe que era el momento de parar. Pero oírlo hablar me dejó enmudecida.

—Summer —dijo jadeante.

Quedé estática.

El beso se había detenido, al igual que mi corazón. Ryan ahora mantenía sus manos en mi rostro, apoyando su frente sobre la mía mientras tenía los ojos cerrados. En cambio yo me encontraba en pánico, sin mover ninguna parte de mi cuerpo, ni siquiera podía apartar al individuo de mí.

¿Qué había hecho?

Mis manos se movieron torpemente hacia su pecho y logré alejarlo, sorprendiéndolo.

Mierda.

Ver la apariencia de Ryan me hizo sentir avergonzada, muy avergonzada. El labial rojo que Madison había colocado en mi boca ahora se encontraba esparcido por los labios de Ryan y sus alrededores, su cabello estaba hecho un desastre; todo alborotado y con las puntas hacia arriba.

Él me miraba lascivo, con ganas de continuar lo que estábamos haciendo. Pero yo estaba pálida, mucho más de lo que ya era.

Esto era terrible.

Entonces hice lo mejor que pude haber hecho, lo que debí hacer desde un principio; huir.

Me senté dándole la espalda a la barra y encogiéndome en mi asiento. Mis gritonas amigas estaban igual de perplejas que yo, me miraban atónitas. Sam abrió la boca varias veces para hablar, pero se trababa, así que sus comentarios no se hicieron escuchar. Mackenzie y Madison solo mantenían los ojos muy abiertos y la mirada curiosa.

El alcohol en mi cuerpo se había esfumado por completo al ver el rostro de Ryan, incluso llegué a sentir mi respiración detenerse. Madison, sin decir una palabra, me entregó un pequeño espejo sacado de su cartera y me observé.

Lucía como una loca; mi cabello desordenado y el labial corrido, me hacían ver casi igual que Ryan. Cuando logré quitarme el labial noté mis labios un poco más voluptuosos que de costumbre, mis ojos tenían un brillo extraño y me costó trabajo arreglar mi enredado cabello con las manos.

—Maldita sea, Autumn —exclamó Sam, mirándome boquiabierta—. Ese fue el beso más caliente que he presenciado. Yo también quiero que alguien me bese con esa intensidad, por favor —ironizó.

—Sabía que algo sucedía entre ustedes, ese beso lo confirma —mencionó Madison, mirándome especulativa—. No pensé que fueras a besar a Ryan.

—Ni siquiera sabía que...—me detuve, al ver a Madison apartar la mirada—. Un momento, ¿acaso ustedes...? —las señalé, acusatoriamente—. ¿Ustedes sabían que esa persona era Ryan?

Silencio.

Me acomodé mejor en mi asiento y las miré indignada.

— ¡Sabían que era Ryan! —exclamé lo obvio. Las tres se mantuvieron mudas—. Lo sabían y aún así me retaron a hacerlo.

—Solo quería confirmar mi teoría —se excusó Madison.

—En realidad, acabo de descubrir que ese chico es Ryan. No estaba al tanto del plan de este par —mencionó Mackenzie.

—No puedo creer que lo hayan sabido todo este tiempo, saben que él...

— ¿Él qué? —Madison me miró insistente—. No puedes negar lo atractivo que es y que todo el tiempo parece estar pendiente de ti.

—Él no...

—Incluso dicen que dejó a Alana por ti —agregó Sam, como si fuese una especie de secreto.

Claro está que esa no era la razón, lo sabía.

—Esa excusa de querer que seas su tutora es solo una táctica para acercarse a ti —soltó Madison. La miré de inmediato.

— ¿Cómo sabes que soy su tutora?

—Kyle me lo contó —respondió y la mención de mi mejor amigo me quitó la respiración—. Me cuesta imaginar cuál sería su reacción si se enterara que besaste a Ryan —rió.

Me regañé mentalmente.

Ni siquiera había pensado en Kyle, en toda la noche él se había mantenido fuera de mis pensamientos y me fue inevitable sentirme confundida. Recordar los labios de Ryan sobre los míos me provocó escalofríos, mi piel se erizó y me llevé más alcohol a los labios para quitar la sensación que comenzaba a formarse en ellos.

Por otro lado, el recuerdo de la noche del cumpleaños de Madison comenzaba a generarme una opresión en el pecho. Pensar en el beso que Kyle y yo nos habíamos dado me hacía pensar en una sola palabra para describirlo.

Error.

Me fue imposible no comparar los dos momentos y me oponía a aceptar que los labios de Ryan se habían movido mejor que los de Kyle.

Todo esto era una locura. ¿Qué me pasaba por la cabeza al comparar aquellos besos?

No estaba pensando con claridad, estaba comenzando a perder la cordura.

Hubo un punto de la noche en la que Sam se perdió por muchos minutos, todas dedujimos que se había encontrado con James y que se estaban divirtiendo. Me sorprendía la capacidad que tenía Mackenzie para traer más alcohol, beberlo y no lucir ebria.

Bebí junto con mis amigas, si lograba emborracharme olvidaría todo lo sucedido esta noche. Sin embargo, cuando perdí las cuentas de los vasos que había bebido mi mente seguía pensando en los labios de Ryan, intenté quitarme esa imagen de la cabeza, pero algo en mí parecía querer recordármelo todo el tiempo. Eso fue suficiente para dejar de alcoholizarme, no tenía sentido hacerlo cuando no podría conseguir mi objetivo.

Autunnnnnn —exclamó Madison muy feliz. Comenzaba a cuestionarme mi resistencia al alcohol, usualmente para este punto debía estar igual o quizás peor que Madison—. Te quiero mucho, mejor amiga

Le pedí ayuda con la mirada a Mackenzie, pero ella solo se encogió de hombros y me hizo ocuparme de una muy borracha Madison, quien se aferraba a mi brazo y murmuraba lo mucho que me quería.

—Perdón —murmuró—. Yo solo quería saber que sucedía con Ryan.

—No sucede nada —le respondí, pero caí en cuenta que no importara cuanto se lo dijera, cuando Madison se emborrachaba no había quien la hiciera cambiar de opinión.

—Entre nosotras —Me hizo acercarme, como si fuese a contarme un secreto—. ¿Te gusta no es cierto?

Suspiré cansada y me levanté.

—Ya regreso —les informé.

Comencé a caminar en busca de los servicios higiénicos, atravesando la gran cantidad de personas que había en todo el lugar, comenzaba a sentir calor mientras lo hacía, movía mis manos dándome aire. Afortunadamente no me tomó mucho tiempo hacerlo, no se encontraban muchas personas dentro del baño, por lo que fue fácil entrar, el problema fue al salir.

Choqué contra un cuerpo duro y tuve que llevar mis manos hacia esa zona para alejar a la persona e irme, pero al alzar la mirada me encontré a escasos centímetros del rostro de Ryan e incluso descubrí que lo que mis manos estaban tocando eran sus pectorales. Mis ojos inevitablemente viajaron hacia sus labios y quise que la tierra me tragara cuando vi una sonrisa nacer en el rostro del individuo. Le había encantado mi reacción.

Dado que no tenía una forma de huir del lugar, pensé en volver a entrar al baño y encerrarme hasta que Ryan decidiera irse, pero él fue más rápido. Al ver que intentaba nuevamente entrar a los servicios y así escapar de él, colocó su mano sobre la manija y las venas de sus brazos desnudos se marcaron, provocando cierta pizca de nerviosismo en mí.

Ahora me tenía acorralada, mi espalda chocaba contra la puerta del baño y sus ojos no dejaban de detallarme. Ya no lucía como antes, se había arreglado el cabello y el maquillaje en sus labios había desaparecido. Lo atrapé examinando todo mi atuendo, deteniéndose en mi blusa, causando un inmenso calor en mi rostro.

—Summer —su voz ronca me erizó la piel—. Tenemos que hablar.

— ¿Hablar? —Me hice la desentendida, pero Ryan sabía muy bien que fingía—. ¿Hablar de qué?

Él sonrió arrogante.

— ¿No lo recuerdas? —Cuando se acercó más, supe que estaba perdida—. Puedo hacerte recordar —dijo con voz seductora, llevando una de sus manos a mi nuca.

Sus labios entreabiertos se acercaron a los míos y no pude apartarme. Lo observé relamerse los labios y mirarme anhelante. Acaricio mis mejillas suavemente, provocándome una oleada de placer que me obligó a cerrar los ojos. Ryan comenzó a acercarse mucho más, acercaba mi rostro hacia el suyo lentamente y cuando nuestros labios se rozaron, el golpe de realidad me invadió.

— ¡Probando! ¡Probando! —Esa voz—. ¿Me pueden escuchar?

Ryan observó el cambio en mí y me soltó. Aquella voz tan conocida era la de mi mejor amiga. Libre de los brazos del individuo, comencé a caminar velozmente hacia mis amigas, escuchando la voz de Ryan llamándome, pero lo ignoré, pensando en el ridículo que estaba por hacer Madison.

El rostro de Mackenzie al verme llegar no fue de mucha ayuda.

—Solo miré mi celular por unos segundos —se excusó—. Cuando alcé la mirada ella ya no estaba, no sabía a donde podía haber ido, hasta ahora —señaló hacia el escenario, donde Madison nos saludaba alegremente, evidentemente borracha

—Summer, tenemos que... —Ryan llegó corriendo, quedándose en silencio al ver la mirada asombrada de mí amiga.

Escuché la risa de Mackenzie.

—Tú sí que no pierdes el tiempo —se burló.

—No estaba...

— ¡Autumn! —Gritó mi rubia amiga señalándome y como si la persona encargada de la iluminación del lugar se hubiese puesto de acuerdo con ella, una brillante luz me enfocó, dejándome cegada por un par de segundos—. Escuchen todos, aquella chica es mi mejor amiga. ¿Lo escuchan? ¡Mi mejor amiga!

Si creía que está situación no podía empeorar, estaba equivocada.

—Díganme que ella no es Madison.

Giramos a mirar a Sam, quien lucía mucho peor que yo tras huir de Ryan. Al parecer alguien si había tenido su caliente beso. Estaba cogida de la mano con James, quien nos sonrió a modo de saludo y la situación no hubiese sido tan graciosa si él no tuviera todo el labial de Samantha en el rostro y cuello.

—Quiero decirle unas palabras a mi mejor amiga —pronunció Madison, tambaleándose. Creí que tendría que acercarme al inferior del escenario para recogerla de la caída, pero afortunadamente uno de los chicos de la banda la sostuvo—. Primero quiero pedirle unas disculpas por haberle mentido, sé que todo el asunto de Cameron ya está solucionado, pero nunca tuvimos un momento entre nosotras para charlarlo directamente —extendió sus manos hacia mí y eso hizo que aquella luz no dejara de seguirme cuando intentaba alejarme—. Les presento a mi mejor amiga Autumn Brown Campbell, sin segundo nombre ni maldad dentro de ella. Literalmente nos conocemos desde que llegamos al mundo, mi familia es su familia y la de ella es la mía. Hemos crecido juntas, compartiendo cada momento de nuestras vidas, siempre hemos sido inseparables, pese a lo distintas que somos.

»Autumn es como una tarde de verano; cálida, tranquila, serena, tímida y determinada, mientras que yo soy una especie de tornado que se lleva todo a su paso; despreocupada, inquieta, atrevida, desvergonzada e indisciplinada. Pero es no es malo, es asombroso porque tengo a mi lado a una persona que me complementa.

Me sorprendía el hecho de que todos en el club estuvieran en silencio, escuchando atentamente a Madison.

—Mi mejor amiga siempre ha estado para mí, apoyándome en cada travesura que se me ocurría. Ella es ese pequeño ángel en mi hombro que siempre me dice lo que no debo hacer —se rió, al igual que la mayoría de personas. Inclusive escuché las carcajadas de James y Sam—. Siempre he creído que será Autumn quien vaya a mi funeral y no yo al de ella. Pero hace unas semanas eso estuvo a punto de cambiar y pensé que la perdería —su voz había perdido emoción, ahora hablaba con cierta tristeza—. Ella tuvo un accidente, un terrible accidente, donde casi pierde la vida. Enterarme de ello fue doloroso, no dejaba de torturarme pensando en que la última conversación que habíamos tenido era una gran discusión. No cabía en mi cabeza lo que había sucedido, Autumn es de esas personas correctas, que obedecen la ley, mientras que yo siempre he sido la mala influencia en su vida.

Sonrió, mirándome. Sentí un pinchazo en mi pecho al verla.

¿Qué estás haciendo Madison?

—Creo que jamás he llorado tanto en mi vida como cuando visitaba a mi mejor amiga y la veía en una cama de hospital con agujas en sus brazos. Pero ella fue tan cruel conmigo que me hizo una broma al despertar, me hizo creer que había perdido la memoria —me acusó, provocando risas. Solo moría de vergüenza al escuchar como Madison le hablaba a cientos de personas acerca de mí, sin ninguna pizca vergüenza—. Pero no me importó, porque ella había despertado —suspiró y me miró—. A lo que quiero llegar con todas estas cursis palabras, es que estoy muy agradecida de tenerte en mi vida. Eres mi otra mitad y no sé qué sería de mí si no te tuviera a mi lado, tú me has ayudado a crecer, te has preocupado por mí cuando ni siquiera mi padre lo hacía. Eres como mi hermana.

Me limpié las lágrimas que caían por mi mejilla e intenté evitar que cayeran más, pero Madison se estaba encargando de convertirme en un mar de lágrimas. No quise llevarme las manos a los ojos y limpiarme, pues terminaría con el maquillaje corrido y ya estaba siendo difícil mantenerlo intacto.

—Te quiero, Autun —dijo sonriente, secándose el rostro igual que yo—. Puede que esté completamente ebria y por eso me haya atrevido a subir a este escenario a hablarte delante de cientos de personas, pero eso no cambia lo que en verdad siento —Observé a Mackenzie acercarse hacia donde Madison estaba parada, con el celular en la mano, grabando todo—. Te quiero muchísimo, estoy orgullosa de haberte visto crecer y ganar toda la confianza que hoy en día te tienes. Quizás muchos digan que la perfección no existe, pero escuchen todos, mi mejor amiga es perfecta y nadie me dirá lo contrario —se dirigió al público al decir eso—. Te mereces ser feliz, Autumn y me encargaré de que lo seas. Lo prometo.

Entonces ella les entregó el micrófono a los chicos de la banda que le sonreían y bajó del escenario, siendo aplaudida por todos los que la habían escuchado. Inclusive silbaban y le pedían que siguiera hablando. Me sentí más relajada cuando la luz dejó de enfocarme y gracias a ello me permití darle el alcance a mi mejor amiga y sorprenderla con un fuerte abrazo.

—Yo también te quiero, Madison —le susurré, sintiendo mi voz quebrarse. La sentí reír acompañada de más lágrimas, prácticamente estábamos haciendo una gran escena.

—Acabo de hacer una promesa y esta vez no la romperé —aseguró.

Yo le creí.

Pero de un momento a otro Madison se separó y observé su rostro contraerse. Ella comenzó a tener arcadas. Se inclinó hacia un lado y sin percatarse de que había una chica cerca de ella, le vomitó. No sé cuál imagen fue la más asquerosa, si Madison vomitando sobre la chica, quien no paraba de gritar o la chica siendo vomitada por Madison. Definitivamente ambas.

El momento emotivo había acabado, pero eso no le impidió a Mackenzie grabar todo lo que estaba sucediendo. Así que para cuidar la dignidad de mi mejor amiga, la llevé de inmediato al baño del club para que terminara de vomitar todo lo que podía. Estuve muchos minutos esperándola, pero no me importó, porque se trataba de Madison y como ella había mencionado; siempre estaría a su lado.

~*~

—No permitas que vuelva a beber, por favor —pidió Madison mientras caminábamos por los pasillos para llegar al comedor—. ¿Estás dolorosas punzadas sentías tu cuando despertaste del accidente? —se atrevió a preguntar.

—No tienes remedio —aseguré—. Cuando intento decirte que no bebas, eres tú quien me ignora y lo hace. Soy el ángel que te dice que no debes hacer, ¿recuerdas? —me burlé.

—Ay no —se cubrió el rostro—. No me recuerdes ese momento por favor, estaba completamente ebria. ¿Quién sabe si alguien me grabó vomitando? Eso sería muy vergonzoso.

—De hecho, Mackenzie lo hizo.

No escuché lo que Madison replicó, estaba concentrada en observar los movimientos que Ryan hacía. Estaba saliendo de un salón de clases en compañía de Jacob y Trevor, los tres charlaban de quien sabe qué. Cuando lo vi aproximarse, me coloqué la capucha que formaba parte de mi chaqueta y le quité a Madison los lentes de sol que se estaba por colocar. Giré mi cuerpo intentando pasar desapercibida.

—Lo has estado evitando todo el día, ¿no crees que ya es hora de hablar con él? —Madison me arrebató los lentes y al cerciorarme de la lejanía de Ryan, me quité la capucha—. Solo tienes que explicarle que fue un reto, dile que no estás interesada en él.

No podía, ni quiera me atrevía a mirarlo a los ojos. Moriría de vergüenza antes de enfrentarlo.

— ¿Acaso si estas interesada en él? —Madison me miró con los ojos muy abiertos—. Tu comportamiento no es muy normal. Si te gusta o sientes atracción hacia él, no tienes que negarlo.

—No siento...

—Deja de darme excusas baratas —me interrumpió—. Noté como lo miraste, quizás ahora estés reacia a aceptarlo, pero pronto lo harás. No olvides que debo ser la primera en...

—Fui cómplice de Ryan cuando activó la alarma de incendios —confesé sin saber la razón. Quizás solo quería que Madison dejara de insinuar que me atraía Ryan.

—Lo sé.

—Cuando me escapé con él, fuimos a su antigua escuela y conocí a sus ami... ¿Ya lo sabías? —La miré escéptica.

— ¿Conociste a sus amigos? —chilló emocionada.

—Yo pregunté primera.

—Vamos, Autumn, ¿creíste que me iba a creer ese cuento de que estabas debajo de las gradas del campo? —Alzó una ceja—. Soy tu mejor amiga, te conozco. Podrás engañar a Kyle, pero a mí no.

— ¿Se lo has dicho a alguien?

— ¿Qué clase de pregunta es esa? —replicó indignada—. Por supuesto que no, será un secreto entre nosotras... y Ryan. Pero no voy a negar que me encantaría ver la reacción de Kyle cuando se entere que colaboraste con la persona que más detesta —sonrió—. Ahora responde tú.

Ups.

— ¿Ya te dije que tengo que cuidar a los hijos del director? —dije, comenzando a alejarme velozmente de Madison—. Pero no se lo digas a nadie —hice una señal de silencio.

— ¿Qué es lo que Madison no debe decirle a nadie? —escuché la pregunta de Kyle y me sobresalté al escucharlo.

Sin darnos cuenta ya habíamos llegado hacia nuestra mesa, donde todos los chicos nos miraban expectantes, a excepción de Mackenzie y Samantha, quienes lucían igual de cansadas que nosotras.

—Cosas de chicas —pronunció mi mejor amiga, salvándome.

—Oh, ya entiendo —se metió Connor—. Hemos sido olvidados, no solo tienen secretos entre ustedes, sino que también se van de fiesta sin nosotros —nos acusó.

— ¿Se fueron de fiesta? —Kyle nos miró a Madison y a mí.

—Era nuestra noche de chicas, Connor. No íbamos a dejar que ustedes se metieran en eso —informó Sam, sin despejar la mirada de su celular. Seguro estaba hablando con James.

—Fueron al nuevo club de mi hermano.

— ¿Tu hermano tiene un club? —Connor miró a Jessy asombrado—. ¿Por qué no nos has llevado, hombre? —exclamó.

—Es nuevo —fue su única respuesta. De repente, los ojos del rubio se posaron en mí y no supe descifrar la mirada que me dio.

Pero la risa de Kyle me hizo mirarlo.

—Espero que se hayan divertido sin mí, aunque lo dudo, soy el alma de la fiesta —nos miró, bueno, a Madison.

—Ni te imaginas —le respondió, dándome un codazo, el cual no pasó desapercibido por Kyle.

—Claro que nos divertimos, sobre todo Autumn —Sam despegó la mirada de su celular y sonrió.

Oh no.

— ¿Qué quieres decir con eso? —se interesó Kyle, observándome de reojo mientras esperaba una respuesta

—Nada —miré a Sam pidiéndole que guarde silencio, pero solo me guiñó un ojo antes de responder.

—Estoy hablando del apasionado y extremadamente caliente beso que ella y Ryan se dieron.

Silencio total. 

***

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