Disclaimer:
Bungō Stray Dogs (文豪ストレイドッグス )
Escrito por Kafka Asagiri e ilustrada por Sango Harukawa.
Géneros:
|Drama | Slash | Hurt/Comfort | Fluff| Comedia | Sobrenatural | AU |
Parejas:
Dazai Osamu/Chuuya Nahakara
***
Chuuya se escudriña los ojos antes de abrirlos, aún permanece en el hospital al parecer se quedó dormido en el sillón, suspira lentamente, entonces voltea a mirar a su izquierda.
—Buenos días Chuuya —Dazai esta recostado a su lado, aparentemente despertó temprano, debido a la impresión Chuuya empuja a Dazai fuera del sillón provocando que caiga al suelo y se golpee .
—¡¿Qué hacías en el sillón si se supone que dormirías en la cama?!—Chuuya retrocede y se escuda detrás de una almohada pero Dazai vuelve a inclinarse hacia adelante de forma intimidante, aparta la almohada con cuidado y mira de cerca los ojos de Chuuya, quedando ensimismado por el color enigmático de ellos, entonces sonríe.
—Así que... ¿Es cierto que tus ojos pueden ver la muerte?
—¿Acaso aún lo dudas?— Chuuya frunce el ceño.
—¿Acaso es un pecado dudar?
—Puedes creerme o no, no me interesa convencerte en lo más mínimo.
—No me culpes por dudar, es extraño que un humano posea esas habilidades.
—Tampoco es mi culpa ver cosas que se supone que no debería ver.
—¿Y qué ves en mí? Siento curiosidad por eso.
Chuuya gruñe antes de retroceder y arroja la almohada en la cara de Dazai.
—No veo nada—Chuuya se levanta y agarra una botella de agua de la mesa, luego bebe de ella.
—¡¿Nada?! Pero debe existir algo.
—Pues no hay nada y si estás tan seguro de que debo ver algo ¿Por qué me lo preguntas?
A Dazai esto parece no convencerle pero afortunadamente para Chuuya, el tema es dejado de lado.
***
Al dejar la habitación, Dazai ocupa una silla de ruedas y es empujado por Chuuya. Ambos transitan con tranquilidad por el pasillo del hospital en dirección a la salida.
—Sí tu intención era disimular podrías haber cojeado hasta la salida, esto es demasiado
—Cojear no es elegante, ya deberías saberlo Chuuya, la imagen es muy importante para un hombre—Dazai se acomoda el cuello de la camisa en un gesto sobreexagerado y Chuuya pone los ojos en blanco.
—Claro como tú no eres el que debe empujar la silla de ruedas.
— ¡Mira! Es Odasaku— Chuuya se detiene y trata de ubicar al hombre que Dazai menciona. Al fin podrá conocer al famoso Odasaku.
—¿Dónde está?—Chuuya se detiene.
—Es el pelirrojo que esta junto a la puerta.
Chuuya observa en esa dirección y alcanza a reconocer aquel hombre pelirrojo, es la misma persona con la que anteriormente chocó en la biblioteca, es bastante atractivo y ha traído un ramo de flores blancas. ¿Acaso son para Dazai?
Oda muestra su más sincera sonrisa cuando los observa a los dos, Chuuya vuelve a empujar la silla de ruedas para acercarse, en ese momento una chica pasa a su lado, ella corre hacia Oda y se abalanza hacia sus brazos para abrazarlo en un gesto cariñoso.
Toda ilusión se rompe.
Oda le entrega el ramo de flores a esa chica y la feliz pareja se retira del hospital.
—Chuuya tengo hambre ¿Qué te parece si pasamos por la cafetería antes de irnos? —Sugiere Dazai, su tono de voz es monótono.
Chuuya observa a Dazai, quien se muestra sorprendentemente calmado pese a lo que acaban de suceder.
—De acuerdo —Responde antes de girar hacia la cafetería. No lo cuestiona, en el fondo sabe que Dazai pidió ir a la cafetería sólo para evitar encontrarse con Oda.
***
La estancia en la cafetería es extremadamente silenciosa, Chuuya es considerado y decide no preguntar nada para no incomodar a Dazai. Sin embargo, es él quien decide hablar.
—¿Viste a esa chica? Era muy bonita—La voz de Dazai es baja y se oye ligeramente afectada pese a que se esfuerza por disimularlo—Sus mejillas eran rosadas, tenía cierto brillo de vitalidad en los ojos y sobretodo...
Respiraba.
Eso último sólo lo pensó para sí mismo.
—Oye... ¿Estás bien?—Chuuya lo interrumpe y Dazai se encoje de hombros, tratando de no darle importancia
—Lo estoy, de todos modos no podría acercarme a Odasaku como quisiera.
—¿Por qué razón? Sí dices que es porque crees que no eres suficiente para él te golpeare.
—No es esa la razón, yo no soy humano ¿Cómo podría vivir con eso? Ni siquiera podría explicárselo, aunque él no estuviera con esa chica es evidente que no funcionaría —Chuuya ahoga un suspiro, había olvidado por completo ese detalle, a diferencia de Chuuya, para Oda la existencia de Dazai es difícil de asimilar. Además una relación entre dos seres distintos resultaría muy complicada.
Chuuya observa su reflejo en el café.
—Ahora entiendo porque no le hablabas...¿De verdad estás bien con esto?
— No te preocupes, lo único bueno del amor unilateral es que puedo decidir cuando decir adiós—Chuuya amplía la mirada, y esas palabras parecen repetirse en su cabeza por un largo tiempo—Al parecer hemos llegado.
Chuuya logra reaccionar y tal como lo ha dicho Dazai, ambos están frente a la puerta de su casa. ¿Cómo llegaron tan rápido si hace poco estaban en la cafetería?
—¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo?—Chuuya observa a su alrededor, desorientado.
—No quería caminar y nos trasporté a tu casa.
—Para ser alguien que ha vivido por muchos años eres bastante flojo.
—No soy flojo, solo estoy guardando energía para cuando la necesite.
—Esa es sólo una excusa.
Chuuya abre la puerta y ambos ingresan. Es una casa de dos plantas pero de reducido espacio.
—Ya llegue —Chuuya anuncia su llegada al encender las luces y retirarse los zapatos, Dazai imita ese gesto pero se detiene al recordar algo.
—Pensé que habías dicho que vivías solo.
—Lo hago, pero saludar y despedirme de mi hermana es una costumbre que nunca perdí—Dazai hace una mueca, esa respuesta lo ha dejado aún más confundido. Ambos se dirigen a la sala principal —Puedes ponerte cómodo, iré por el carnet, esperame un momento.
Chuuya sube por las escaleras hacia la segunda planta y lo deja solo. Dazai aprovecha ese momento a solas para distraerse husmeando el interior de la casa, el lugar huele bastante bien y todo esta ordenado, fija su atención en las fotografías que cuelgan de la pared, en una de ellas hay un niño de cabello rojo sonriéndole a la cámara, ha perdido un diente de leche y tiene una mancha de tierra en la mejilla. Al parecer es Chuuya.
Dazai no puede evitar reír y continúa observando el resto de fotografías, la siguiente también es de Chuuya, ahora esta a orillas del mar, el agua le llega a los tobillos y lleva un gorro de paja, la fotografía que está junto a esa, a diferencia de las anteriores es de una mujer que posee una belleza encantadora, su cabello es largo y rojizo, pero de un tono diferente al de Chuuya.
—Ella es Kouyou—La voz de Chuuya irrumpe en la sala ocasionando que Dazai se sorprenda.
—Es muy hermosa.
—Sí... mi hermana es muy hermosa.
—¿Y dónde está? ¿Viajó al extranjero?
—Ella murió hace varios años.
—Oh... lo siento, no debí preguntar.
—No te preocupes, es la primera vez en mucho tiempo que me preguntan por ella, extrañaba hablar de Anne-san —Chuuya sostiene la mano de Dazai de forma repentina para devolverle el carnet.
Dazai suspira con alivio una vez ese objeto regresa a sus manos y su atención vuelve hacia Chuuya quien parece divagar en silencio—Dazai...
—Sé lo que harás.
—¿Y qué es lo que haré?
—Vas a desear traer a tu hermana de vuelta pero no puedo cumplir tu deseo. No te lo tomes a mal, no es que no quiera hacerlo pero es algo que esta fuera de mi alcance.
—¿Y qué hay de regresar en el tiempo y salvarla?
—Tampoco puedo, no soy el amo y señor del tiempo.
—¿Entonces cómo agregas tiempo a tu reloj de vida?
—¡¿Puedes verlo?! Dijiste que no veías nada.
Chuuya se muerde la lengua aunque ya es demasiado tarde para arrepentirse.
—Me he dado cuenta de que no te gusta hablar de ti, aunque te lo hubiera dicho, sé que no ibas hablar.
—Eso es porque no hay nada que contar sobre mí.
—¡¿Lo ves?! No quieres decirme.
—Pero es verdad, no hay nada que contar, tengo amnesia.
Chuuya se queda mudo. ¿Qué se supone que debe decir?
—....¿Lo dices en serio?
—¿Por qué mentiría? Lo único que sé es que desperté en un lugar desconocido y nadie podía verme, era como si no existiera.
—Eso debió ser difícil.
—Lo fue pero no tanto como no recordar nada.
—¿Y cómo es que ahora pueden verte?
—Eso es algo de lo que no tengo permitido hablar, lo lamento, sólo puedo decirte que tuve que cumplir un contrato.
—¿Acaso fue algo prohibido?
—Las reglas de los vivos y de los muertos no aplican en mí pero según los superiores sí, fue algo prohibido—Chuuya sonríe, dejando desconcertado a Dazai—¿Qué ocurre?
—No lo sé, creo que de alguna manera me hace feliz que me cuentes esto.
El sonido del timbre de la casa los interrumpe, seguramente es Tachihara. Chuuya se dirige hacia la puerta y abre, aunque al otro lado lo recibe una persona de tez pálida y aspecto escuálido que desconoce. Fija su mirada en este hombre y no logra encontrar sus números, al parecer no es humano, el sospechoso invitado se dispone a ingresar pero Chuuya se interpone.
—Déjame pasar—Solicita ese hombre pero Chuuya no se aparta.
—¿Qué quieres? Esta es mi casa.
—Busco a Dazai Osamu.
Chuuya tuvo un mal presentimiento, ese ser desprendía un aura turbia y oscura que le enfermaba.
—No lo conozco, vivo solo.
—No mientas, puedo percibir su aroma en ti.
Ese hombre lo sujeta del brazo y en cuestión de segundos lo arroja por el aire, enviándolo al fondo de la habitación. Podría haberse roto los huesos pero alguien lo sostuvo segundos antes de que su cuerpo chocara contra algo. Dazai lo sostiene contra sí mismo, mientras observa fijamente hacia la puerta, entre la neblina, vuelve aparecer ese extraño hombre.
—Fyodor...—Dazai pronuncia ese nombre con desprecio, el nombre del ser que les traería muchos problemas.