Ill be loving you forever ||...

By chilexngirl

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Β«Te amare por siempre, solo el tiempo que tΓΊ quieras que lo hagaΒ» More

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By chilexngirl

[Hemos aprendido a caer en cada turno, este amor durará por siempre, lo puedo ver ahora]

La presencia de la tia Mariana y los amigos del Charles hicieron un ambiente definitivamente más alegre.

—Por la forma de su guatita yo doy por firmado que es hombre—habló la mamá del Charles.

—¿Usted cree? Yo estoy segura que es niña—dije.

—No se ha equivocado con ni un embarazo, de hecho a la Feña le adivinó los dos y a la Cami también—opinó esta vez el Charles—Es media bruja.

Solté una risa burlona después de que la mamá del Charles le pegará con el paño de cocina. Estaban tan unidos, felices y riéndose por todo que de pronto pensé en lo sola que estaba. Desde Brasil todo había sido distinto porque antes de eso, aunque nuestra relación fuera una mierda, el Erick estaba conmigo. No podía creer que ahora estuviera con un hueón miserable, que más encima me caga como quiere. Pensé en lo mucho que me hubiera gustado crecer en una familia, porque conocí el significado recién cuando viví con el Erick en Antofagasta.

Había tomado la decisión de llegar a Italia y terminar con él, lo echaría del departamento. Era tan fácil para mi hablarlo conmigo misma pero en realidad no sabía cual sería su reacción, no sabía cómo serían las cosas cuando le dijera y me estaba matando por dentro no contárselo a nadie, pero quería mantenerlo en secreto.

—Maite, el Erick dijo que te avisara que ya terminó de bañarse—dijo la Fer entrando a la cocina.

Asentí con la cabeza y fui directo a la pieza.

—¿Puedo pasar?—pregunté.

—Si, pasa nomás.

Me quedé perpleja cuando entré y lo vi con esa toalla envuelta en la cadera y el torso desnudo. Dios mío, estaba tan trabajando y muchísimo más que antes que no pude evitar quedarme mirándolo como una boba.

—¿Camisa blanca o negra?—preguntó para sacarme del trance.

—Si fuera blanca no serías tú—reí.

Me di vuelta para no seguir mirándolo. Sentía que el cuerpo me temblaba y eso me causó torpeza en las manos al momento de sacar la ropa que me pondría de la maleta.

—La Flavia me llamó—dijo. Detuve mi búsqueda por unos segundos hasta que habló otra vez—Le dieron los resultados, no está embarazada.

—¿Estás bien?

—Si.

Asentí con la cabeza aunque el no me viera.

—¿Y la Flavia?

—Está bien, no es que tenía muchas ganas de tener un hijo—se dio vuelta hacia mi y sonrió.

Me fijé que no se había abrochado bien la camisa, solté una risa burlona y sin permiso se las arreglé.

—Te abrochas como las hueas—le dije y soltó una risa—Sabes que cualquier cosa que necesites, sea lo que sea, puedes contar conmigo, ¿verdad?

—Gracias, Maitesita y lo sé, sé que puedo contar contigo.

Le di una sonrisa y golpeé su pecho.

Se agachó a abrocharse las zapatillas y me metí al baño. Me desnudé al completo y observé mi cuerpo algunos segundos. Definitivamente mi guatita estaba más grande que la semana pasada y mis pechos habían crecido de manera considerable.

Me metí bajo el chorro de agua y me sentí demasiado liberada y no tenía claro si era porque la Flavia no estaba embarazada o simplemente porque amaba bañarme. Decidí secarme el pelo al natural y procedí a echarme crema en casi todo el cuerpo, la Fer me regaló una crema que ocupó durante todo el embarazo del Renato asegurándome que no me saldrían estrías aunque eso a mi me daba lo mismo.

Creo que nunca había amado tanto un vestido como estaba amando a este, llegaba casi a la rodilla, era ajustado, con algunos detalles de figuras geométricas con plateado, tenía un escote en forma de V en los pechos y ni siquiera me molesté en ocupar sostén porque no tenía intenciones de arruinar el vestido

Cuando salí del baño agradecí mentalmente que no estuviera ahí porque tenía que guerrear para poder abrocharme los zapatos, el abdomen me estaba molestando más de lo que espere y los zapatos que compré no eran como ponerse zapatillas, no podía llegar y meter el pie sin siquiera acomodarme atrás, era demasiado difícil alcanzar cada broche... Tras diez minutos de lucha y ganas de llorar lo logré.

—¡Ven a mi pieza, Maite!—gritó la Feña desde afuera.

Afuera de seguro hacia mucho frío pero la casa estaba calentita y lo pude notar cuando crucé el pasillo y caminé un poco para llegar a la pieza de la Fer, entré sin tocar la puerta y encima de la cama vi lleno de cosméticos esparcidos sobre esta.

—Ya chiquillas, este es casi uno de los únicos días que tenemos para arreglarnos tanto sin que nos molesten, sobre todo para la Maite—reí.

No sé cuánto estuvimos encerradas maquillándonos y haciéndonos peinados demasiado elaborados que en realidad no nos gustaron y quedamos con el pelo suelto pero cuando bajamos estaban ya estaban todos los chiquillos arregladitos.

—¿Y qué huea? ¿Ustedes van pa la gala del festival de Viña?—dijo uno de los amigos del Charles. Todos rieron como era de esperarse.

El Erick me miró de pies a cabeza, soltó un suspiro y se levantó.

—Voy a arreglar la mesa—anunció.

—Te acompaño—dijo la Camila, la hermana del Charles. Pasó por mi lado y se fue por donde anteriormente había ido el Erick.

—Te ves pechocha mi amor—dijo el Charles acercándose a la Fer.

Sonreí con ternura y me senté en el sillón. Estaban todos hablando animadamente y yo estaba ahí, mirando el teléfono y sacándome una que otra selfie.

—El Erick quedó loco cuando te vio bajar las escaleras—dijo Mariana llegando a mi lado—¿No le viste la cara?

—No, no me fijé en eso.

—Mi niña, quedó como si se hubiera tirado una línea—rió y yo imité el gesto—Yo creo que por eso se fue a la cocina con la excusa de que pondría la mesa, porque ni siquiera ha puesto un tenedor.

—Es que no acostumbro a arreglarme tanto en verdad, tuvo que haber quedado sorprendido...

—¿Lo quieres aún?—preguntó.

Mierda.

—Obvio, es el papá de mi bebé y...

—Apuesto que ahora mismo estás con esa cara de tristeza porque estabas esperando algún comentario sobre tu vestuario de parte de él—sonreí, era verdad—Pero tranquila amor, te ves estupenda y no necesitas que nadie te lo diga para creerlo.

Se alejó de mi y yo no podía quitar la estúpida sonrisa de mi cara, es que era verdad y yo era demasiado predecible. Me quedé hablando un rato más con los amigos del Charles hasta que nos llamaron a sentarnos lo que me apenó un poco, estaba súper divertida escuchando historia del Charles y el fútbol.

—Primero que nada yo quería agradecerles a todos por estar aquí con nosotros hoy, sobre todo a mi mamita hermosa y a mis amigos que viajaron de tan lejos—dijo el Charles, siempre era el de los discursos. Todos los ojos estaban pegados en él excepto los del Erick que de vez en cuando me miraba.

Miró bajó la mesa y entrecerré los ojos, después, mi teléfono vibró.

Se te corrió el vestido
Erick.

Miré discretamente el único lugar en donde se pudo haber corrido y mierda, me había puesto roja de la vergüenza al ver que casi se me veía un pecho.

Por cierto, te ves hermosa.
Erick.

Dejé el teléfono entre mis piernas y después lo miré, él me guiñó el ojo. Estaba segura que mis mejillas seguían rojas, de precaución me miré los pechos y el vestido estaba perfecto ahora.

Sentía que las piernas me tiritaban y no era del frío, estuve la cena entera así, sintiéndome nerviosa bajo las recurrentes miradas del Erick.

—¿Quién quiere heladito de frambuesa?—preguntó el Charles

De tan solo imaginarme las frambuesas se me hizo agua la boca y el bebé pateó.

—¡Yo porfis!—grité. Todos me miraron y después rieron—Lo siento...

—Las nauseas siempre serán lo peor—dijo Mariana.

Gracias a eso me sirvieron el postre de las primeras y en mayor cantidad que los demás. Me lamí los labios y comencé a comer casi sin respirar, no sabía todas las ganas que tenía de comer frambuesas hasta que hablaron de ellas. No me importaba si me estaban mirándose o riéndose de mi, lo cierto era que solo estábamos yo y el helado de frambuesa.

Casi a las once nos paramos de la mesa y nos sentamos a los sillones a hablar, menos el Erick y la hermana del Charles que hablaban de pie. Estaban todos demasiado metidos en sus conversaciones.

La Fer sacó el cotillón de Año Nuevo que habían comprado diez minutos antes de las doce, algunos eran demasiado chistosos. Yo solamente opté por un antifaz plateado y unos collares con flores fluorescentes.

Con la copa en alto, cada uno fue diciendo los deseos que tenían para este nuevo año, cuando llegó mi turno todos se quedaron mirándome y yo solo pude fijar mi vista en el Erick para después elevar aún más mi copa.

—Por un nuevo comienzo—dije justo en el momento que el reloj marcaba las doce en punto.

—————
Cortito porque se nos viene algo wenooooo 🔥
(todos los capítulos digo lo mismo)

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