[Cuento las bendiciones que renuevan nuestro amor. Hay una para mi y un millón para ti]
—Bonita Maite, yo al hueón de tu pololo no lo critico—se sentó otra vez—Ni siquiera es tema para mi, así que no estoy niai con discutir el tema.
Creo que nunca había estado tan callada como lo estuve en el desayuno. Agradecí mentalmente cuando los niños se levantaron corriendo pidiendo yoghurt con cereal y me levanté de las primeras a servirles.
—Feña, ¿donde dormirán todos?—pregunté para romper la tensión.
—Ahí veré eso, en realidad no sé—se encogió de hombros—Pero tendremos que comprar colchones y acomodarlos donde se pueda nomás...
Después de servirle el desayuno a los niños decidí lavar la loza para no mirar al Erick. No sabía si tenía vergüenza u otra cosa, pero tenía ganas de que la tierra me tragara y me dejara en China, menos en Wuhan porque no quería contagiarme del coronavirus...
—Voy a la feria, quiero comprar brócoli para hacer ensalada—anunció la Fer—¿Se pueden quedar con los niños?
—Si, anda tranqui nomas—dijo el Erick.
Mierda. Me senté con los niños en el sillón viéndolos jugar Play y a los segundos el Erick se sentó a mi lado.
—Según ustedes, ¿por qué la Flavia quiere plata nomás?—no le respondí, de hecho ni siquiera lo miré. Como que traté de concentrarme en el juego de los niños y para no no pescarlo—No deberían ser así, menos tú Maite sabiendo en carne propia lo que era que hicieran ese tipo de comentarios. ¿Te acuerdas cuando hicimos pública nuestra relación? ¿Cuando nos casamos también? Porque de lo único que hablaban era de la chiquilla que quería amarrar a un futbolista para tener plata cuando los dos sabíamos que no era así, ¿qué te hace pensar que ella si?
—Que yo no te pedi doscientas lucas para un examen de sangre que no vale más de treinta mil—soltó una risa irónica—Además por eso también dije que yo no sabía sus sentimientos reales hacía ti. Lamento si te molesto lo que dije Erick, en realidad no tenía que haber hablado de eso ni siquiera a tus espaldas, lo que tú haces con tu polola y tu plata claramente no es asunto mío.
Respiré hondo cuando terminé de hablar y me sorprendí porque él se había quedado en completo silencio. ¿Por qué no podíamos estar más de un día bien? Siempre teníamos que estar discutiendo por algo y eso me dolía mucho, me lastimaba.
De repente se me revolvió el estómago y las ganas de vomitar se apoderaron de mi. Hice una mueca de asco y corrí al baño para después meter la cabeza a la taza y vomitar todo mi desayuno. Erick llegó detrás mío y se sentó en la ducha para tomarme el pelo.
—No había tenido vomitos ni nauseas—le dije—Ósea solamente cuando fui al médico porque me sentía mal y descubrí que estaba embarazada. ¿Sabes? Pude imaginarme miles de diagnósticos pero jamás pensé que estaba embarazada.
El soltó una risa y me siguió agarrando el pelo mientras yo recuperaba un poco la compostura.
—¿No lo pensaste ni un poco?—preguntó. Negué con la cabeza—Bueno, yo tampoco creía eso y tampoco creía en la foto esa que andaba dando vueltas en Instagram.
—Al menos la borraron y todos parecieron haberse olvidado del tema. ¿Alguien de tu familia no sospechó?
—No, mi mamá solo me retaba y me preguntaba cómo estabas y si sabía algo de ti.
—¿Entonces no sabe?
—Siento que no estoy preparados para decirles aún. Aunque el Cristo ya sabe.
—Mi chanchito, lo extraño demasiado—sonreí mirando la pared.
—Yo también lo extraño—murmuró—¿Le contaste a tu mamá?
—La llamé en cuanto lo supe porque no sabía que hacer, pensé que mi mamá podía ayudarme en algo pero lo único que hizo fue hacerme sentir mal, dijo que era una tonta por embarazarme estando soltera y lo único que repetía era un te lo dije.
—¿Y el Carlos?—preguntó.
El Carlos... Un mareo vino a mi al recordar su nombre, mi hermano mayor no tenía ni idea de que yo estaba embarazada si es que mi mamá no se lo contó antes. No pensé que el Erick iba a hacerme recordar a ese hueón, después de todo siempre quiso pegarse el show con el Erick, le juró amistad eterna y a la semana andaba hablando en la tele de que el pololo de su hermana andaba metido en cosas turbias y aparte era narco, desde ahí que lo odiaba.
De seguro si me viera ahora me diría "Claro po, te hiciste una guagua pa puro amarrar a ese asesino culiao" así que espero nunca más saber de él.
—No he hablado con ese hueón—respondí—¿Y esa tal Steffi sabe?
El Erick me miró con los ojos entrecerrados y luego sonrió. ¿Por qué mierda estaba sonriendo? Le estaba preguntando algo muy serio y no era el momento creo yo. Fruncí el ceño y me puse roja cuando soltó una carcajada.
—¿Qué tiene que ver la Steffi?
—No sé po, en Facebook decían que tenían algo...
—Facebook es como las noticias, hablan puras weas—rió—Es mi amiga nomás. Y no, no sabe.
—Comprendo, igual es raro.
—Estay celosa—sentenció. Abrí mis ojos a la par y él me apuntó riéndose—Estay celosa de la Steffi, admítelo.
—¡Erick!—chillé—¿Cómo voy a estar celosa yo de ella? Esa pega le corresponde a la Flavia.
—Admítelo, el día que llegué casi te atragantaste en el desayuno cuando escuchaste su nombre y no han dejado de hablar de eso.
Negué con la cabeza varías veces. Él seguía riéndose y de repente me entraron ganas de llorar, si estaba celosa y mucho, pero jamás se lo iba a confesar frente a él... Y se estaba burlando de mi, ¿por qué se reía de mis sentimientos?
—¿Maite?
Negué con la cabeza y salí casi corriendo del baño, me sentía mal y quería llorar mucho... No aguantaba que el Erick se burlara de mi porque sabía lo mucho que yo lo quería y como me puse cuando lo escuché hablar de ella. Con la Flavia no me pasó lo mismo, de hecho no es que sienta muchos celos de ella, pero siento que con la Steffi estoy teniéndolos de parte mía y de la Flavia, no sé si es más enojo porque me sentía engañada o porque sentía que estaba engañando a la Flavia...
—Maite, ¿me abres?—preguntó tocando la puerta de la pieza.
—Quiero estar sola—sollocé.
Escuché como sus pasos se alejaron de la puerta. Se supone que si le decía que quería estar sola el debiera decirme que estaría conmigo igual o eso creía... Parecía una pendeja de quince durante este embarazo, lloraba por cualquier cosa y la sensibilidad la tenía a flor de piel, me decían algo y lloraba casi de una, lo había estado controlando un poco pero ahora aparte me sentía ridícula. Lo que más odiaba del embarazo eran las hormonas que se ponían como una loca.
«¿Por qué estaba llorando por esa mierda?» pensé.
Me quedé viendo Instagram y me sorprendí un poco cuando vi que el Franco había subido una historia. Era un video, en una fiesta en mi departamento, llena de drogas, alcohol y música techno. Ni siquiera era una fiesta en realidad, solo estaban ellos dos, Susana y Franco. Fui pausando el video en cuanto avanzaba para ir fijándome más en los detalles, fruncí el ceño cuando vi los paquetes de condones sobre la mesa. Es que no podía creerlo. ¿Por qué iban a tener condones estando los dos juntos y solos? ¿El Franco me estaba cagando con la Susi?
Hola
hiciste una fiesta?
no me avisaste 🙄
Maite.
Su respuesta demoró menos de dos minutos.
Hola
es mi casa también
además fue
entre los dos nomás.
Era necesario decir?
Franco.
Sabía que lo que estaba por hacer estaba muy mal, pero no podía quedarme así sin respuestas, tenía muchas dudas. Me sabía la clave de Facebook de Franco porque una vez me la mencionó, me metí y luego de ahí mismo abrí el Instagram, en el direct la primera conversación que me salió fue con la Susana. Mi respiración se cortó cuando vi un mensaje que decía: Pero si la Maite se va, ya no va a molestarnos escrito por ella, con lágrimas acumuladas en mis ojos, seguí mirando, todos los mensajes eran similares, te estoy esperando aquí, lo de hace un rato estuvo bien, repitámoslo, de que lubricante llevo y hasta fotos.
Mierda, mierda y más mierda. No podía creerlo... El Franco me estaba cagando con su amiga, en mis propias narices y quizás hace cuanto tiempo. Las lágrimas no me dejaban de caer, lo quería igual, de otra manera no hubiera estado viviendo con él. Me preocupé demasiado en que el Erick estaba cagando a la Flavia que jamás pensé que mi pololo estuviera engañándome. ¿Me lo merecía? ¿Me merecía esto por haber coqueteado con el Erick más de una vez? ¡Tenía miles de pensamientos!
—Maite—escuché al Erick hablando en mi oreja, tenía una mano puesta en mi brazo y me apretaba un poco, ahí recién caí en cuenta que me había dormido—No sé que decirte, perdón por lo de hace un rato es que no sé, no quise hacerte sentir mal, no fue con esas intenciones, te lo juro...
Negué con la cabeza y solamente me tiré a sus brazos a seguir llorando. Él se sorprendió pero aún así me envolvió entre sus brazos. La cabeza me dolía y mucho, los ojos me palpitaban y ardían, estaba más que segura que estarían chiquititos.
—Tranquilita—susurró contra mi pelo.
—Estoy demasiado sensible, Erick—dije. Él asintió con la cabeza—Perdón por ser tan insoportable.
—No tienes que pedir perdón por nada, es normal.
Asentí con la cabeza. Me tranquilicé en un ratito más y el Erick no dejó de abrazarme y darme besos en el pelo por ni un segundo.
—¿Ya te sientes mejor?—preguntó.
—Si, gracias—murmuré.
—La Fer me mandó a buscarte para que almorcemos. Hizo papás con mayo y carne al horno.
Mi estómago rugió en respuesta y después me ayudó a pararme de la cama.
—Vamos a lavarte la carita.
Caminé hasta el baño y él fue atrás de mi, me eché agua en la cara y me entregó una toalla para poder secarme.
—¿Mejor?—puso ambas manos en mis mejillas para levantar mi cara. Asentí con la cabeza, sonrió, lo imité y me besó la frente.
Era extraño, pero me gustaba que alguien que no sea la Fer y el Charles se preocuparan por mi.
De hecho, me gustaba saber que el Erick aún se preocupaba por mi.
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Actualizando dos días seguidos ni yo me la creo 😅