[Hay tanto que quisiera decir, pero cuando te veo todos mis pensamientos estorban]
No supe como explicar lo que sentía en aquellos momentos que vi al Erick cruzar la puerta. Fue como si la última vez que lo vi fue hace años y no semanas...
—Amor, ¿me acompañas a sacar las cosas del auto?—dijo la Feña.
—Pero si no hay na...
El Charles se quedó callado al ver la cara de la Feña. Asintió con la cabeza en silencio y apenas salieron los niños corrieron a sentarse frente al televisor. Mi vista se quedó en ellos hasta que sentí que Erick caminó hasta mi.
—Te extrañé—dijo, sin más.
No dije nada, no sabía que contestar porque había repetido mil veces en mi cabeza que no le diría que lo extrañaba... Ahora, al verlo tan cerca, sabía que si lo había extrañado y quizás mucho más de lo que pensé. Sin previo aviso, me atrajo hacia él y pasó sus brazos por detrás de mi cuello para después depositar un beso en mi cabeza. Dios, cuánto amaba que hicieran eso.
—¿Cómo estuvo el viaje?—pregunté.
—Cansado igual, se retrasó un poco el vuelo pero fue agradable...
—Que bueno.
Me sonrió y le devolví el gesto.
—¿Te llevo a la pieza?—realmente cuando no sabía que decir, decía cosas súper tontas. Él asintió con la cabeza y comencé a caminar.
Sentía que las piernas me temblaban y que en cualquier momento me iba a desplomar por el piso, pero que antes él iba a sostenerme y nos besaríamos así como en las películas... Mierda, estoy hablando puras tonteras.
—Te tengo un regalo—murmuró en cuanto entramos a la habitación.
—Erick, disculpa, y-yo no te compré nada...
—Tranqui, si no te estoy pidiendo regalo—asentí con la cabeza—Tápate los ojos.
Fruncí el ceño pero hice caso sin pensarlo más segundos. Sentí como revolvía la mochila seguramente buscando algo y luego lo sentí frente a mi.
—Ábrelos.
Cuando abrí los ojos casi me caigo al piso por lo que tenia al frente mío, no sabía que era pero apenas vi la caja que decía Cartier supe que era algo más costoso que mi vida y que no era muy fans de estas cosas por ser tan caras. Sus manos estaban temblando, lo pude notar en la manera que abría la cajita... Él estaba nervioso.
Le ayudé un poco tomando la caja entre mis manos para poder abrirla, dentro de la caja había otro envoltorio de terciopelo, lo destapé con cuidado y vi una cadena fina, delgada y sencilla y de esta caía un colgante en punto de luz. Era simplemente hermosa.
—Erick...
—¿Te gusta?—preguntó.
¿Qué clase de pregunta era esa? ¡Era obvio que me había gustado! Me había quedado sin palabras para responderle esta vez, estaba muy impresionada con lo perfecto que era el collar, sus terminaciones eran fabulosas... Y quizás no era por eso, tal vez tenía mucha emoción porque nunca se me pasó por la mente que Erick me regalaría algo tan especial.
—Es precioso—murmuré.
—¿Te lo pongo?
Creo que por mi mente pasó lo mismo que por la de él porque ahora los dos estábamos cagados de la risa. Me puse roja de la pura vergüenza y mierda, estaba segura que me veía ridícula.
—Lo lamento.
—Ya pero tampoco tengo problema si quieres otras cosas—se burló.
—¡Erick!—chillé.
Soltó una risa y no pasaron más de cinco segundos para que yo hiciera lo mismo. Le di le espalda y cuando iba a tomarme el pelo para correrlo hacía el lado, él se me adelantó. Cuando tocó mi cuello sentí como un escalofrío me recorría por completo el cuerpo y creo, solo creo que él sintió lo mismo.
Cuando retiró las manos me di vuelta y observé lo que más pude el collar.
—¿Se ve bien?—pregunté para romper la tensión que intencionalmente se había causado en la pieza.
—Perfecto—sonrió.
Se dio vuelta para dejar su bolso sobre la cama y aproveché los pocos segundos que tenía para mirarlo, entre los cientos de tatuajes que tenía, había otro en el cuello, justo a un lado de mi nombre.
—¿Un ave Fénix?—pregunté por un impulso.
—Si, me lo hice un tiempo después de llegar de Brasil.
—Está bonito, no te pregunto significados porque sé que te haces tatuajes de puro gusto—reí.
—En realidad si tiene un significado—me observó—Este pajarito simboliza la renovación, se supone que resurge de las cenizas para comenzar otra vida. Para mi, después de todo lo que pasó, significa un nuevo comienzo.
—Y justo al lado de mi nombre—fruncí los labios mientras movía la cabeza. Él se encogió de hombros.
Eso fue algo que me hizo sentir un poco extraña. ¿Él ya me había olvidado o algo por el estilo?
Nos devolvimos a la cocina en silencio y nos sentamos a desayunar.
—¿Y el viaje qué tal estuvo?—preguntó la Feña.
—Piola igual—contestó Erick después de dar un bostezo.
—¿Te aburriste mucho?—preguntó ahora Charles—Viajar solo en un jet debe ser entero fome po.
—No viajé solo, es que en el aeropuerto me encontré a una amiga que perdió el viaje y le ofrecí que viniera conmigo—se encogió de hombros—Jugamos cartas la mayoría del viaje así que no diría que me aburrí.
La Feña me miró de reojo.
—Wena ¿qué amiga?—preguntó el Charles otra vez.
Por favor que no sea la Steffi.
Por favor que no sea la Steffi.
Por favor que no sea la Steffi.
—La Steffi Méndez.
Justo en ese momento estaba tomando jugo así que cuando escuché ese nombre no demoré mucho en atragantarme. La Feña se volteó hacia mi, me miraba con preocupación mientras yo seguía tosiendo, seguramente tenía la cara roja.
—¿Estás bien?—mierda, la Feña estaba demasiado preocupada.
—Estoy bien—murmuré.
Cuando pude volver a estar en posición me di cuenta que estaban los tres mirándome con preocupación. Sentía que las mejillas me quemaban y que el corazón se me iba a salir de la caja torácica.
¿De verdad tuvo un viaje de más de diez horas con la Steffi? Me quería morir, retroceder el tiempo y evitar que el Charles preguntara. Estaba celosa, maldita sea.
—Permiso, voy a baño—hablé antes de pararme. Los presentes movieron la cabeza solamente y casi corrí al baño.
Me miré al espejo, era ridícula, ¿cómo podía ponerme celosa de ella? No tenía ni un derecho a estarlo, ese trabajo tendría que ser para la Flavia y no se porque me tinca que ella no tenía idea de nada, ni siquiera de que él estaba aquí conmigo.
Tal vez era verdad que ellos dos tenían una relación pero aún así no logro comprender como el Erick podía ser tan estúpido para cargarla por segunda vez. ¿Cómo no se daba cuenta que siempre las cagaba?
Me lavé la cara y luego volví a la mesa. El Erick me tomó un hombro y me miró.
—¿Estás mejor?—preguntó. Asentí con la cabeza.
—Creo que tengo problemas con tragar—solté risita.
Estuvimos hablando de cosas triviales por un rato más durante el desayuno, me sentía súper incomoda a veces y antes de que llegara jamás pensé que sería así, pero estaba segura que era por lo de la Steffi, me tenían loca los pensamientos de que el tatuaje de Erick había sido hecho por nada. O tal vez solo debía confiar que eran amigos o quizás era mucho mejor preguntarle.
El día se nos pasó rápido entre risas, ahora ya la incomodidad había pasado y la estábamos pasando súper bien, el Charles había hecho un asado para que almorzáramos y para la once nos comimos tremendos sándwiches. Estaba contenta, necesitaba tiempo así, fuera de los problemas que tenía en mi relación con el Franco, en casa en general... Aparte creo que el bebé ama escuchar la voz de Erick, era chistoso cuando él hablaba—o gritaba, porque generalmente cuentan chistes con el Charles y los gritan—ya que al tiro comenzaba a patear y cuando yo le hablo no tengo esa misma reacción. Otra vez, los dos estábamos felices de tener a papá.
El Erick con Charles se ofrecieron a lavar la loza acumulada del día mientras que con la Feña nos disponíamos a buscar una película para que viéramos hoy en la noche. Nuestra primera opción era Virus, pero la Feña me confesó que una vez la vieron y el Charles con el asunto del Coronavirus anduvo perseguido todo una semana así que preferimos ver La monja.
—Vengo altiro, espérenme y no empiecen a ver la película sin mi por favor—anunció el Erick gritando otra vez y pum, patadita.
Desapareció por las escaleras y cuando me iba a sentar la Feña me miró con ojos suplicantes.
—Maite hermosa preciosa, ¿puedes traer frazadas de las que están en el armario de la pieza del Rena por favor?—pidió.
Asentí con la cabeza y subí las escaleras. Casi entré a la pieza cuando escuché la voz del Erick y sabiendo que es un error, me quedé escuchando.
—Pero Flavia, ¿estás segura?—habló—Ya pero también estay clara que esas weas de los test fallan po, ¿y por qué mejor no te haces un examen de sangre? ya, si yo te transfiero pero, ¿doscientas lucas para un examen de sangre no será mucho? ¿y qué onda las clínicas son de oro en Brasil?
Quedé pero realmente mal. La Flavia estaba embarazada hueón, el Erick iba a ser papá por partida doble y casi al mismo tiempo... La noticia me había afectado horrible, mi respiración se aceleró y la vista se me comenzó a nublar un poco.
—Hace menos de dos semanas me dijiste que imposible que estés embarazada Flavia, si sé que los condones fallan pero bueno... Ya estay embarazada y nada se puede hacer.
Sentí como soltó un suspiro y también sentí como el teléfono rebotaba en la cama. Me apresuré en llegar a la pieza del Rena pero fue imposible, me sentía demasiado mal para caminar tan rápido... Me quedé quieta cuando la puerta de la pieza se cerró.
No podía creer que la Flavia esté embarazada.
Díganme que opinan y no me odien XFAVOOOR KDKFKKD les gustó la fotito del principio?
besitos nos leeeemos pronto, Pathy bb este capítulo va para tiiii❤️🥰