memories bring back to you

By bokievoices

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¿Qué pasaría si un día de repente te levantas 10 años atrás? Donde Harry mete la pata en su relación con Loui... More

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décimo quinta flor

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By bokievoices

Antes de todo, os invito a pasaros por mi nueva fic "if walls could talk", la cual acabo de publicar. Apenas hay dos partes, ya que tengo planeado empezar a subirla en cuanto acabe esta. Si os gusta como escribo, el omegaverse o incluso Gossip Girl, sería un gran acierto leeros esta fic sdfghjk Podéis buscarla en mi cuenta!! Me haríais demasiado feliz si dejáis un voto y algún comentario (y si os la guardáis en vuestra biblioteca), lo agradecería de corazón así como agradezco todo el apoyo que le estáis dando a esta. (os dejo el booktrailer de la nueva fic en multimedia)

Disfrutad de la lectura :)

. . .

Harry caminaba por los pasillos de su instituto a paso lento, con normalidad, como cualquier otro día de la semana. Se sintió tranquilo mientras iba de camino hacia su próxima clase, sin necesidad de preocuparse por nada. Al menos fue así durante pocos segundos, hasta que de golpe empezó a notar un ambiente más pesado. Las personas hablaban en susurros y Harry no conseguía reconocer ninguna de las caras, las cuales cada vez se hacían más borrosas. Aceleró sus pasos, aunque sentía que no avanzaba; aquellas voces se hacían cada vez más fuertes en su cabeza y le provocaron un fuerte dolor, como cuchillos clavándose en profundidad. Cerró los ojos y apoyó sus manos encima de sus orejas, para poder dejar de oír aquel espantoso sonido que retumbaba por toda su cabeza, intentando disipar el dolor que le provocaba.

De golpe los susurros se detuvieron y Harry volvió a abrir los ojos.

Delante suyo aparecieron Louis y Zayn, quienes al instante empezaron a reírse mientras miraban fijamente a Harry. Quiso abrir la boca para poder decir algo, pero la voz no conseguía salirle y cada vez lo intentaba las risas de aquellos dos se iban escuchando con más intensidad, de nuevo retumbando por toda su cabeza. Volvió a cerrar sus ojos con fuerza mientras oía las risas, aumentando cada vez más y sin pausa.

Después de lo que pareció una eternidad, pudo volver a abrir los ojos, esta vez viéndolo todo oscuro y sin ningún ruido que perturbara su tranquilidad.

Saltó algo exaltado de la cama, sintiendo su respiración agitada y su cuerpo sudando. Miró hacia un lado, donde aún permanecía Louis dormido, quien a pesar del salto que había dado Harry no se había despertado. Se pasó las manos por la cara y soltó un fuerte suspiro. Había sido solo una pesadilla.

Una pesadilla en la que aparecieron Zayn y Louis riéndose de él, de alguna manera recordándole cómo realmente se sentía y la razón por la cual estaba allí, algo en lo que no había querido pensar desde hacía varios días. No quería deshacerse de aquella felicidad en la que se había sumergido, revivir su relación con Louis, todo lo que había significado para él...

Suspiró con fuerza y ocultó su rostro entre sus manos, como gesto de desesperación. Aquel grandísimo error que debía cambiar...él siempre lo había sabido, pero no quiso aceptarlo, no quería recordar lo tremendamente idiota que había sido en comparación a todo lo que había hecho. Tantas meteduras de pata, tantas discusiones...sabía a perfección que no había sabido comportarse como el novio perfecto, que en muchas ocasiones podía ser un desastre, que podía sacar a Louis de sus casillas...pero, al final del día, siempre le recordaba lo mucho que lo quería y que, a pesar de sus pequeñas diferencias, nunca dejaría de hacerlo.

Apartó sus manos de su rostro para girar su cabeza y mirar a Louis, ajeno a todo lo que pasaba por la mente de Harry. Cinco años de peleas tontas, de discusiones que acababan entre risas, de miles de momentos compartidos...tirados a la basura por un simple capricho. Nada los había afectado tanto como lo había hecho aquella decisión, y solo pensarlo le provocaba dolor de cabeza. No se sentía capaz de admitir su error, de pensar que él realmente había sido capaz de joderlo todo de aquella manera.

Suspiró y echó su pelo hacia atrás. Se volvió a acostar en la cama y cerró sus ojos de golpe, forzándose a quedarse dormido para no pensar más en el tema, cosa que no consiguió hasta media hora después.

El lunes, en el instituto, se sintió algo cohibido. No pudo dejar de pensar en aquella pesadilla, temeroso a que pudiera hacerse realidad por más imposible que pareciera. Aquel día lo sintió eterno; no había parado de oír susurros a su alrededor y miradas poco disimuladas posarse encima suyo, como si todo el mundo estuviera hablando de él o de alguna cosa que hubiera hecho. Y no supo nada al respecto hasta aquella tarde, cuando Harry decidió acompañar a Louis hasta su casa, algo que ya se les estaba haciendo costumbre. Louis se había mostrado algo distante durante todo el camino, apenas pronunciando algunas palabras para responder a todo lo que decía Harry. Este, algo preocupado, en cuanto llegaron a la puerta de su casa, lo detuvo para que se esperara antes de entrar.

—¿Te pasa algo? —le preguntó.

Louis miró hacia un lado y suspiró. Volvió mirar a Harry y sonrió levemente.

—No me pasa nada, estoy...

—Louis... —lo interrumpió—. Llevas todo el día raro conmigo. ¿Puedes decirme por qué?

Esta vez Louis no despegó la mirada de Harry. Lo vio tragar saliva antes de contestar.

—Es... —volvió a suspirar. Bajó su mirada—. La gente habla cosas, y...

—¿Qué cosas? —frunció su ceño.

Louis negó con la cabeza y mostró una sonrisa forzada.

—No es nada, seguro que no...

—Louis —insistió por segunda vez—. Vamos. ¿Qué habla la gente?

—Es... —volvió a morderse el labio—. Tonterías. Dicen que tú nunca estás con una persona durante tanto tiempo y que no tardarás en dejarme para estar con otras —soltó un chasquido al acabar la frase.

Harry tardó un poco en contestar ya que no recordaba haber tenido aquella conversación. Pensó que su memoria estaría fallando.

—¿Te has creído lo que dicen? ¿Realmente crees que yo...?

—No —lo detuvo, mirándolo fijamente a los ojos—. Es solo que...—hizo una pausa. Volvió a bajar su mirada y a morder su labio inferior—. No sé, se lo he escuchado decir a más de una persona, y...no es que crea que tú... —cerró sus ojos durante unos instantes y soltó aire por la boca—. No me gusta que la gente piense así de ti. Yo...te conozco, sé que me quieres, sé que tú y yo estamos juntos y que nunca serías capaz de dejarme para estar con otras personas —su mirada volvió a clavarse en los ojos de Harry—. Tú nunca harías eso.

Harry tuvo que tragar saliva con fuerza.

Él lo había hecho.

—Claro que no —sonrió, aunque realmente no tuviera ganas de hacerlo—. Nunca lo haría. De eso puedes estar seguro —dijo, para después estrechar a Louis entre sus brazos y plantarle un corto beso en la frente, como gesto de ternura.

Minutos después Harry volvió a su casa y dejó la mochila tirada en el sofá, yendo directamente al cuarto de baño y cerrando la puerta con pestillo para que nadie entrara mientras él estuviera allí, aunque ni siquiera estuviera seguro de si había alguien en casa.

Apoyó sus manos sobre el lavamanos, alzando su cabeza para mirarse en el espejo que había enfrente. No pudo evitar fijarse en los detalles de su cara, sus ojos brillando, su piel tan joven, apenas con ojeras ni arrugas y algunos granos rondando por su rostro. No se sentía él mismo, sentía ser otra persona totalmente diferente viviendo una vida paralela que ya no le pertenecía.

Abrió el grifo y juntó sus manos para coger un poco de agua. Se la echó por la cara un par de veces, dejando que algunas gotas se deslizaran por su cuello y acabaran mojando su camisa. Miró hacia abajo, aunque realmente sus ojos no estuvieran fijos en ningún objeto, sino en la nada absoluta.

Se había dejado llevar tanto por la felicidad que había estado sintiendo los últimos días, que caer en la realidad lo estaba llevando a una desesperación incesante. Sus acciones habían dejado de ser auténticas, y sus palabras ya no eran reales. ¿Qué estaba haciendo allí realmente? Se preguntó a sí mismo. Un día de repente se había despertado diez años atrás después de haber pedido un deseo, y este mágicamente se había cumplido; le habían dado la oportunidad de arreglar su vida amorosa, la cual él mismo había estropeado por sus malas decisiones. Seguía sin parecer real, y aunque lo fuera, ya no sentía que se mereciera aquella oportunidad.

Intentar arreglar el pasado había dejado de tener sentido para él. Por más que lo hiciera, por más que consiguiera evitar que Louis acabara con Zayn... ¿qué garantía tenía de no volverla a cagar? Y lo que era peor: jamás podría sacarse de la cabeza lo que había hecho. No iba a vivir tranquilo sabiendo que él había sido capaz de dejar a Louis por no tener la valentía de mantener una relación a distancia. Él mismo había echado a perder todo lo que tenían, todo lo que había construido durante tantos años.

Porque no había valorado su relación como debería haberlo hecho.

Cerró sus ojos y dejó que las imágenes pasaran por su cabeza, los recuerdos, cada palabra que había salido de su boca...

Harry había conseguido una beca para seguir sus estudios en Washington, Estados Unidos. Después de acabar la carrera con matrícula de honor, gracias a su gran talento y al esfuerzo que le había puesto, su propia universidad se había encargado de asegurarle una plaza en los mejores posgrados del país, y si hacía falta, de cualquier parte del mundo. Su suerte había sido tan grande que una de las mejores facultades de la ciudad de Washington le habían ofrecido una beca para que cursara allí el siguiente año, una oferta que, por supuesto, no había podido rechazar. Pero el mal trago vino después, cuando al anunciarle la noticia a Louis, decidió ofrecerle irse consigo a Estados Unidos para no tener que estar separados demasiado tiempo. Y aunque Louis le agradeció la intención, no pudo decirle que sí. Su vida estaba en Londres, y él ya tenía una plaza asegurada como profesor en uno de los mejores colegios de primaria de la ciudad. Quería a Harry con toda su alma y por esa misma razón no pensó que estar dos años separados afectaría a su relación. Harry al principio estuvo de acuerdo y aceptó su decisión, aunque en el fondo le supiera mal. Pero días después, cuando lo habló con uno de sus compañeros de clase, cambió totalmente de opinión. Aquel compañero al enterarse de su situación no paró de soltar tontería tras tontería y Harry las escuchó con total atención, dándole la razón como el más grande de los idiotas. Y no debería haber escuchado ninguna de sus palabras, ya que no eran más que una sarta de estupideces.

Entonces, a los pocos días, tomó una decisión.

—Cariño —llamó a Louis, quien justamente salía de la cocina después de haber dejado los platos de la comida en el fregadero. Harry lo había llamado para invitarlo a comer a su apartamento, con la total intención de decirle todo lo que había estado rondando por su cabeza desde hacía unos días.

—Dime —dijo en un tono alegre, acercándose a él con una sonrisa.

Harry suspiró. Aquello iba a ser difícil para él.

—Tenemos que...hablar.

—Uh. Eso suena mal —dijo Louis en un tono de broma, soltando una pequeña risa. Al ver la cara seria de Harry, ladeó levemente su cabeza—. ¿Pasa algo?

—Yo... —tragó saliva—. ¿Estás seguro de que no quieres venirte conmigo a Washington?

Louis lo miró a los ojos durante unos segundos, totalmente en silencio.

—Amor...—hizo una pausa—. Sabes que tengo todo aquí. No puede renunciar a ese trabajo. Me costaría tanto volver a encontrar uno en un centro como ese...

—Lo sé, lo sé —aclaró su garganta—. Pero sabes que también podrías pedir plazas en algún colegio de Washington. Seguro que también hay buenos colegios allí y...

—Harry —lo detuvo—. No voy a irme —dijo con firmeza.

El nombrado frunció sus labios y miró hacia un lado.

—¿Por qué no? Joder, Louis, sabes que allí también podríamos estar bien. No entiendo por qué quieres quedarte aquí si...

—Es mi decisión, Harry —sonó algo más serio—. Y esperaba que la respetaras. Tú has decidido irte a Washington para seguir con tus estudios y me parece genial. ¿Por qué no puedes aceptar que yo quiera quedarme?

—Porque... —soltó un fuerte suspiro—. No podemos estar dos años separados. No vamos a aguantarlo.

Louis frunció su ceño y lo miró totalmente confundido.

—¿No vamos a hacerlo? ¿Qué te hace pensar eso?

—Las relaciones a distancia no funcionan, Louis.

Se mantuvo en silencio por pocos segundos.

—Algunas sí.

—¿Y quién dice que nosotros seamos de esos que lo hacen?

Louis se lo quedó mirando fijamente, totalmente confuso por las palabras que salían de su boca.

—Porque yo te amo, Harry —dijo con seguridad—. Y no veo la razón por la cual lo nuestro no vaya a funcionar a distancia.

Harry no se atrevió a mirarlo a los ojos.

—Pero todas las parejas piensan lo mismo y no acaban bien. A nosotros nos puede pasar igual. Tú...puedes conocer a otra persona, y yo...

—¿Y tú qué? —lo interrumpió. Su tono estaba siendo algo más duro.

Harry suspiró antes de hablar.

—Yo también puedo conocer a alguien.

Louis volvió a quedarse en silencio durante un largo rato, sin despegar sus ojos de su novio.

—¿Estás intentando decirme algo con todo esto?

—Louis, vente conmigo. De verdad, sabes que tú y yo...

—No voy a irme, Harry —soltó, alzando su tono de voz—. No voy a irme —repitió.

Otro largo silencio, hasta que Harry finalmente se atrevió a decir aquellas palabras de las cuales llevaba arrepintiéndose desde el preciso momento en que las dijo.

—Entonces no creo que lo nuestra vaya a funcionar.

Las expresiones de Louis no cambiaron, pero pudo notar como sus ojos empezaban a humedecerse.

—¿No crees que lo nuestro vaya a funcionar?

—Las relaciones a distancia nunca funcionan. Y nosotros llevamos cinco años juntos, es...

—Exacto —lo volvió a interrumpir—. ¿Cinco años de relación no son suficientes para ti como para saber que dos años separados no nos afectarían en nada?

—Llevamos cinco años juntos, y...eres el único novio que he tenido. Yo... —tragó saliva—. Si tú no vienes conmigo...no puedo asegurarte de que no vaya a querer estar con otras personas.

Harry volvió a desviar su mirada; no se atrevía fijar sus en Louis, no quería ver sus expresiones, su mirada de dolor, su decepción...

Segundos después pudo ver a Louis empezar a caminar por toda la habitación mientras recogía sus cosas de manera torpe y desesperada. Esta vez no pudo evitar fijarse en sus ojos llenos de lágrimas y su mandíbula temblando. Tuvo que volver a mirar al suelo para evitar ponerse a llorar de la misma manera.

Dejó que se fuera. Oyó el gran estruendo de la puerta cerrarse detrás suyo y no hizo nada al respecto. Se sentó en el sofá y se quedó mirando a la nada durante largos minutos, esperando a que la noche llegara para quedarse dormido y no tener que pensar más en el grandísimo error que acaba de cometer.

Cerró sus puños con fuerza contra el lavamanos mientras sentía su cuerpo temblar, sus ojos llenos de lágrimas que aún no caían por su rostro. Su respiración se había vuelto agitada y su visión ya era borrosa.

Había sido tan gilipollas. No había otra mejor palabra para definirse. Recordar lo que había hecho lo llevaba a un bucle de auto tormento, no podía dejar de darle vueltas a aquellas palabras que había dejado salir de su boca, a lo cobarde que había sido al no atreverse a mirarlo a los ojos, temeroso a sentir el daño que le había provocado a una de las personas que más había querido en toda su vida.

Salió del baño, tirando la puerta con fuerza, totalmente exaltado. Caminó rápidamente hasta su habitación y empezó a rebuscar en sus cajones, totalmente desesperado. Tiró todo lo que había dentro: los apuntes, las carpetas, los bolígrafos gastados que nunca recordaba tirar. Todo acabó por el suelo, pero no hubo rastro de aquello que tanto buscaba.

Aquel papelito que había aparecido por arte de magia había desparecido de la misma manera. Pero Harry lo necesitaba, porque era lo único que le daría alguna pista de cómo podía volver a su realidad, al mundo real.

Porque ya no tenía sentido seguir. Sus recuerdos nunca lo dejarían vivir en paz por más que intentara arreglar las cosas. Siempre recordaría lo egoísta que había sido la primera vez, no podría olvidar que él había sido capaz de tirar a la basura cinco años de una relación con la persona que, hasta el momento, seguía pensando que era el amor de su vida.

Buscó sin parar, por todas partes: en el armario, debajo de la cama, dentro de las cajas vacías de los zapatos. Dejó su habitación hecha un desastre, pero no encontró nada, acabando sentado en el suelo y apoyando su espalda en uno de los lados de la cama. Empezó a llorar sin poder evitarlo, dejando caer sus lágrimas por su rostro. Cerró sus ojos con fuerza para que estas dejaran de caer.

—No quiero cambiar nada —dijo en voz alta, entre leves sollozos—. No quiero cambiar nada —repitió, en un tono más bajo.

No duró demasiado tiempo llorando. Supo que no le serviría de nada seguir haciéndolo. Así que se levantó, sacudiendo el polvo de sus pantalones y arreglando su pelo con una de sus manos. Recogió con paciencia todo lo que había dejado tirado por el suelo, y una vez hecho, decidió darse una larga ducha, de alguna manera intentando que su cuerpo se sintiera más relajado. Poco después, cenó con su madre y su hermana, sintiéndose algo más apagado, pero intentando hacer que no se notara demasiado. Finalmente, después de una corta charla, subió a su habitación y cerró la puerta detrás suya. Se acostó en su cama, se tapó con las mantas y cerró sus ojos, con la intención de quedarse dormido y esperar al día siguiente, sabiendo que, por más que lo deseara, no podría volver a la realidad que tanto esperaba volver a vivir.

De nuevo, no supo cuánto tiempo había estado durmiendo, pero se sintió como si lo hubiera hecho eternamente. Su cabeza daba vueltas, su cuerpo se sentía mucho más pesado. Abrió sus ojos al momento, sintiéndose algo alterado por si se había quedado dormido, no queriendo llegar tarde a clase. Pero en cuanto lo hizo y lo vio todo oscuro, se sintió algo desconcertado. Levantó su cuerpo y se mantuvo sentado, frunciendo su ceño y sintiéndose algo confuso. Realmente sentía como si hubiera dormido por horas, por lo que verlo todo oscuro lo había dejado algo extrañado.

Tuvo la intención de volverse a dormir, pero por la poca luz que entraba desde su ventana por las farolas de la calle pudo fijarse en la pared de su habitación, totalmente vacía, apenas con un reloj colgado en medio de esta. De nuevo volvió a fruncir el ceño. ¿Dónde habían ido todos sus pósteres? Si él no los había...

Abrió sus ojos de golpe.

No podía ser...




.


.


.

pues...¿qué tal? JAJAJAJA

os recuerdo que tenéis que pasaros por mi nueva fic y guardarla en vuestra biblioteca para cuando empiece a subirla!! Os lo iré recordando bastante ya os aviso asdfghjk

Espero que os haya gustado y no leemos lo más pronto posible!!

osqm y gracias por todo el apoyo, os lo digo de corazón x

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