Jihoon se encontraba aburrido en el salón. Las palabras del profesor eran lo único que se oía en el lugar. Para nada divertido, y para nada interesante.
La campana sonó, varios estudiantes en el salón, tan pronto como la oyeron, se levantaron rápidamente para comenzar a guardar sus cosas y salir lo más rápido posible del salón.
Gracias a la puerta semi abierta, Jihoon logró ver a Joshua caminar por el pasillo.
El pelirrojo se levantó rápidamente, tomando su mochila y saliendo del salón, buscando al mayor, encontrándolo cortos segundos después, metiéndose a un salón.
Jihoon abrió la ahora cerrada puerta, notando que el salón se encontraba vacío.
Joshua giró, mirando confundido al menor.
—Oh, Jihoon, hola.— sonrió.
El menor, sin previo aviso, se acercó rápidamente hasta Joshua, sin sorprenderlo, volvió a juntar sus labios, separándose por pocos segundos para volver a jugarse a él.
Joshua, por su lado, solo dejaba a Jihoon hacer lo que quisiera. No seguía ningún beso pero tampoco lo empujaba o apartaba.
—Quisiera intentarlo.— susurró Jihoon.—Contigo.
El mayor suspiró, haciendo que el pelirrojo lo mirara confundido.
—Lo siento...— susurró de vuelta.—No quería que te lo tomaras así... no creí que lo tomarías así...— Joshua terminó por apartar al menor.—No quiero nada contigo... Jihoon, nada cambiará entre nosotros, seguiremos siendo amigos, no se lo diré a nadie, ¿si?
Jihoon lo miraba decepcionado, alejándose por completo y acomodando mejor su mochila, se dió la vuelta, abriendo la puerta y saliendo.
Comenzó a caminar, casi correr por los pasillos de la escuela, esquivando a todos los estudiantes e ignorando los llamados de sus amigos.
No estaba triste, tampoco enojado, y mucho menos feliz, se sentía avergonzado por haber hecho eso. Con Joshua.
Salió completamente de la escuela, ignorando el grupo de chicos que se encontraba ahí.
—¿Jihoon?— habló Minghao al ver a su amigo pasar de forma rápida y extraña.—¡Jihoon!
Minghao aceleró el paso hasta llegar con el mayor, abrazándolo por los hombros.
—Déjame.— soltó el mayor sin más, sin detenerse, pero el chino podía ir igual o más rápido que él.
—¿Que pasó?
—Nada.
—Jihoon-
—Dije que me dejaras.
—¿Por que no me dices? Somos amigos.— se quejó Minghao.
El mayor lo pensó por un momento, deteniendo su caminar y mirando hacia el suelo.
—Salgamos.— fue lo único que dijo.
Minghao, sin apartar su brazo de los hombros del pelirrojo, lo miró confundido, pero decidió no insistir más.
Asintiendo levemente pero repetidas veces, solo comenzó a caminar con Jihoon de nuevo.
—Está bien, salgamos...