Loyal Knight.

By Syldae

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"Todo practicante de nigromancia será ejecutado por orden del rey." El reino Lanling Jin ha declarado que cu... More

Referencias.
Capítulo uno.
Capítulo dos.
Capítulo tres.
Capítulo cuatro.
Capítulo cinco.
Capítulo seis.
Capítulo siete.
Capítulo ocho.
Capítulo nueve.
Capítulo diez.
Capítulo once.
Capítulo doce.
Capítulo trece.
Capítulo quince.
Capítulo dieciséis.
Capítulo diecisiete.
Capítulo dieciocho.
Extra.

Capítulo catorce.

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By Syldae


Autora POV.

El eco del sonido de los pasos del soldado inundaban los pasillos del palacio.

Una vez habían abandonado el trono del rey, Lan WangJi cargó en sus brazos al pequeño A-Yuan, quién del miedo y toda la tensión que había acumulado se había quedado dormido al sentir el calor del mayor.

Las vestimentas blancas continuaron llenándose del color rojo de la sangre que aún brotaba de las heridas recientes en su espalda, y a pesar de que el dolor lo había obligado a cojear durante un par de minutos, lo único que pasaba por la cabeza del soldado era una pregunta.

¿Wei Ying está...?

Sin respuesta, se dirigió hacia la zona de descanso de los soldados y dónde solían haber cinco o diez de ellos sin importar la hora que fuera, la sala estaba completamente vacía. Al principio, Lan WangJi se extrañó un poco, pero al sentir cómo las pequeñas manos del menor se aferraban a él aún más fuerte, se apresuró para colocarse una nueva túnica que ocultara su heridas y volvió a caminar por los pasillos solitarios...

¿Dónde están los guardias?

Sin duda alguna, algo extraño estaba sucediendo en el palacio.

Nunca, en ninguna guardia, los pasillos habían estado desprotegidos.

Algo no iba bien, pero no podía exponer a A-Yuan ante el peligro, primero tenía que llevarlo a un lugar seguro y tratar las heridas que tenía el menor, pues las suyas podían esperar...


🌖

🌗

🌘


—E-Ese conjuro... —su voz tembló.

—Oh... Así que lo reconoces... —se rió el rey.

Wei WuXian retrocedió lo máximo que pudo cuando logró descifrar las runas del pergamino, su respiración se había entrecortado y sintió escalofríos por todo su cuerpo.

¿Cómo era posible?

—Supongo que ya sabrás por qué todavía no estás muerto... —con una mano llamó a un soldado.— Muéstralo.

Acto seguido, el soldado se dirigió hacia el pilar ocultado y retiró la tela, mostrando una caja rectangular de color rojo con tonos dorados. Wei WuXian no podía quitar la mirada de ella, pues por algún motivo reconocía esa caja.

El soldado la abrió, mostrando su Chen Qing.

—¿Qué...? 

El Chen Qing desprendía un aura oscura por todo su alrededor y el cuerpo de Wei WuXian se estremeció al sentir la energía oscura.

—CangSe SanRen supo ocultar su poder muy bien... Pero gracias a ti, su estúpido hijo, logré encontrar la última pieza para el conjuro... —miró al cultivador.— Oh, también me permití el lujo de mejorarla... 

El sudor caía por la frente de Wei WuXian y la presión en su pecho era tan grande que olvidó el dolor de sus heridas.

Cuando el rey mencionó a su madre solo significaba una cosa.

—¿Desde cuándo...?

Jin GuangShan se rió.

—No deberías de preocuparte por alguien que está muerto... ¿No crees?

—Mi rey. —interrumpió un soldado.— Ya está todo listo.

El rey asintió y caminó junto al soldado, pero la voz enfadada de Wei WuXian hizo que se girara y volviera hacia él, dándole una patada en su estomago, provocando que sus palabras se convirtieran en bocanadas de aire.

—Escucha, maldito demonio. —agarró su pelo con fuerza y lo acercó hacia su rostro.— Desde que mi padre fue asesinado por esa misma flauta, he seguido todos sus pasos para cumplir su sueño. Su muerte... —sonrió.— Yo mismo me encargó de vengarla.

Los ojos de Wei WuXian eran más que suficientes para saber la rabia e ira que fluía por todo su cuerpo, pero por mucha fuerza que intentara hacer para quitarse esas cadenas que le impedían golpear la cara del rey, no podía liberarse de ellas.

Sin esperar ni un segundo más, Jin GuangShan se dirigió hacia el soldado que observaba ciertas notas anotadas en una libreta y comenzaron a hablar. 

Cada segundo que pasaba era peor para la mente del cultivador, pues preguntas sin respuestas surgían sin parar y las imágenes de los gritos agonizantes, el olor de la carne humana siendo quemada y todo teñido de sangre terminó con la poca cordura que había logrado mantener, entrando en un estado de trance.

El soldado asintió con la cabeza y se dirigió hacia una palanca que conectaba con el mecanismo de cadenas de la gran tela tendida en el suelo.

El sonido metálico de estas inundó toda la sala cuando empezaron a ser recogidas, elevando lentamente la tela. De esta caían hilos de sangre y una vez fue recogida lo suficiente la mayoría de soldados, incluido Su She, se llevaron las manos a la nariz para evitar respirar el fuerte aroma a hierro que desprendía la "piscina" de sangre.

Por otro lado, Jin GuangShan la observaba maravillado, mientras que Wei WuXian seguía batallando con sus pensamientos, sin darse cuenta de lo que estaba a punto de suceder.


☁ ☁ ☁


Una vez llegaron a la casa del cultivador, Lan WangJi bajó con un poco de esfuerzo de la yegua e intentó no ser muy brusco para que A-Yuan no despertara.

Caminó observando el gran árbol que emitía un aura de vitalidad extraña, y no pudo evitar recordar el día que Wei WuXian le explicó que el árbol tenía tantos años que podía considerarse una divinidad, además de que en su interior, la magia que fluía era tan pura que según algunas historias que había leído en antiguos libros, si el espíritu del árbol creía que el humano que estuviera frente a él tenía un gran corazón le concedería un deseo a cambio de un sacrificio.

Pero eran solo historias que había leído, quizás la mayoría fueron inventadas y gran parte por los humanos que odiaban la cultivación, pues hasta había llegado oír que el árbol se alimentaba de las vidas humanas y que si entrabas al bosque jamás saldrías con vida. También fue unos de los motivos por los que eligió quedarse aquí.

Absortó en sus pensamientos, volvió al presente cuando A-Yuan despertó y aún manteniendo su noble y calmada apariencia se adentró a la casa del cultivador.

Después de dejar con cuidado al pequeño en una de las sillas, buscó un par de paños entre el desorden que había por todos lados. Una vez encontró un paño blanco lo mojó en agua y se acercó hacia A-Yuan, cogió sus manos con delicadeza y pasó muy suavemente el trapo por las heridas de sus muñecas.

Ambos permanecieron en silencio.

El canto de los pájaros y las ramas de los árboles meciéndose por el viento era lo único que podía escucharse y una vez el mayor terminó de limpiar las manos del pequeño, mojó de nuevo el trapo y lo pasó por su pequeña cara, dejando ver el color rojizo de sus mejillas.

—¿Qué ocurrió? —preguntó finalmente el mayor.

A pesar de que se había apresurado para tratar las heridas del menor, no pasó por desapercibido los indicios de pelea que habían fuera de la casa y mucho menos las pequeñas gotas de sangre salpicadas en la hierba.

—Todo es mi culpa. —comenzó a llorar el pequeño.

Lan WangJi se sorprendió un poco al escucharlo, pero con su mano limpió las lágrimas de A-Yuan y sonrió muy levemente, transmitiéndole al menor que no había nada de que preocuparse.

Una vez calmado, habló.

—Yo... El señor de la tienda me siguió cuando se marchó... —Lan WangJi reconoció el momento.—Mi hermano... —le costó hablar.

El mayor lo comprendió y sin querer forzar al menor para hablar, decidió cambiar la pregunta.

—¿Cómo llegaste al bosque?

—El señor Wei nos dijo que lo visitáramos si alguna vez teníamos hambre... Me sabía el camino al bosque de dos o tres veces que vinimos, pero la última vez yo estaba huyendo y él me ayudó. —observó la habitación del cultivador.— Hizo que el otro señor se fuera y trató mis heridas...

"Cómo usted..." pensó mirando al mayor, pues el soldado lo había tratado con la misma calidez que el cultivador.

—Pero unos días más tarde aparecieron unos guardias reales y a pesar de que el señor Wei intentaba no lastimarlos, el que me atrapó no dudó en dispararle... ¡Pero el señor Wei no se rindió! —comentó con cierta admiración.— Y cuando todo parecía haber terminado salí de la casa y... Y el señor Wei gritó mi nombre y... El soldado me atrapó y todo se oscureció. —miró a Lan WangJi preocupado.— Si no hubiera salido como él me dijo... Esto no habría ocurrido.

Pequeños sollozos se volvieron a escuchar y Lan WangJi se mantuvo en silencio, pero llevó su mano a la pequeña cabeza del menor y la acarició suavemente.

—Lo hiciste bien. —su voz cálida llegó al corazón de A-Yuan.— No fue tu culpa.

Acto seguido los sollozos se convirtieron en llantos, pues el menor había estado cargando con el sentimiento de culpabilidad desde que esos soldados habían entrado al bosque y las palabras del mayor eran las justas y necesarias para que por fin, la consciencia del menor pudiera descansar.

Después de unos minutos, A-Yuan logró calmarse y dejó de llorar.

—¿Sabes qué pasó con Wei Ying?

El menor negó, pero después de unos segundos pensando sus ojos brillaron de esperanza.

—Cuando nos estaban llevando al castillo, logré oír que lo necesitaban con vida por petición del rey...

Los labios del mayor temblaron.

—¿El señor Wei estará bien? —preguntó inocentemente.

Lo siguiente que A-Yuan sintió fueron los brazos de Lan WangJi abrazándolo fuertemente, sin hacerle daño. La acción sorprendió al menor pero al escuchar un suave susurro por parte del mayor, A-Yuan lo abrazó de vuelta.


"Gracias".


🌖

🌗

🌘


El fuerte olor a hierro provocó que la mirada perdida de Wei WuXian se centrara en la concentración de sangre que había en el centro de la sala.

Sus ojos habían perdido el brillo tan característico que siempre habían tenido y Su She se rió de él, pero Wei WuXian no podía escuchar nada de su alrededor. Nada mas que los gritos de su familia la vez que fueron asesinados y todo por ese maldito conjuro.

Todo era culpa suya.

Sus muertes y la de todos los inocentes.

Él era el responsable de que tantas vidas terminaran de una manera tan agonizante y de que esas almas jamás encontraran el descanso eterno.

Sintió cómo sus cadenas se aflojaron, pero su cuerpo temblaba tanto que apenas podía mantenerse en pié cuando Su She le pateó para que volviera en sí.

Cansado de que el cultivador no reaccionara se dirigió hacia el rey mientras se reía de lo miedoso que se había vuelto al ver tan solo "un poco" de sangre, pero en realidad temblaba de la impotencia y el sentimiento tan grande de culpabilidad que cargaba en su corazón.

Cuando el soldado pateó su cuerpo, sus manos se movieron hacia delante inconscientemente y sintió cómo su palma había pisado algo suave. Aún con su mente en otra parte, levantó su mano derecha del suelo y encontró una pequeña flor aplastada de color rosado oscuro.

Al mirarla detenidamente su pensamiento habló por si solo.

"Santalum album"

...

Sus ojos parpadearon rápidamente por unos segundos y sintió cómo todo su cuerpo abandonaba el estado en trance, al igual que su mente que por fin se aclaraba.

"Flor de Sándalo".

Sus ojos recuperaron poco a poco ese brillo esperanzador, miró por todo el techo un poco desesperado hasta que lo encontró.

Había un pequeño hueco por donde entraban unos pequeños rayos del sol y justo por donde se había colado esos pequeños pétalos que le habían recordado a cierta persona.

Notó cómo todos los soldados comenzaron a cambiar de posiciones y los murmullos comenzaban a apaciguarse.

En ese momento, toda su energía volvió a él y supo que tenía que hacer algo rápido.

Sin esperar ni un segundo más, cogió un pétalo de la flor y lo encerró en su puño; acercó su mano hacia su boca y susurró un pequeño conjuro. Su She lo había estado observando y rápidamente lo agarró de la muñeca, provocando que un quejido junto con una risa saliera de la boca de Wei WuXian.

Cuando abrió su mano, el pétalo se había convertido en cenizas.

—¿Pero qué...? 

Su She acercó su cara a la palma del cultivador y este sopló las cenizas con fuerza, provocando que Su She empezara a toser al sentir las pequeñas partículas colarse por su garganta, acompañado de la risa ruidosa de Wei WuXian.

Seguidamente, Su She golpeó la cara del cultivador mientras maldecía y este volvió a quedarse tumbado en el suelo, pero su mirada observó cómo las cenizas volvían a juntarse y se convertían de color rojo mientras se dirigían hacia el pequeño hueco del techo.

Aún tenía esperanza.

Si ese conjuro le alcanzaba...

"Lan Zhan..."


🌧🌧🌧


Por otro lado, Lan WangJi ya estaba preparado para dirigirse hacia el castillo.

A-Yuan le había prometido que cuidaría de la casa y los esperaría, tanto al soldado cómo al cultivador y Manzanita estaba con él en caso de que ocurriera cualquier cosa.

Inclinó la cabeza de nuevo cómo despedida y A-Yuan lo imitó, después su vista se volvió a posar en el gran árbol y unos segundos más tarde montó en su yegua y se dirigió hacia la salida del bosque.

Una vez fuera, ambos contemplaron el castillo de lejos y repentinamente la yegua levantó su cabeza hacia cierta dirección alertando a su amo.

De esta dirección provino una ráfaga de viento extraña y cuando dejó de mecerse, Lan WangJi alzó su mano y tocó las partículas rojizas que había en esta. Al instante, las cenizas se separaron y crearon una pequeña escena de dos personas conversando mientras una de ellas servía una taza, que accidentalmente, se desvaneció en la otra persona y seguidamente las cenizas volvieron a juntarse; creando un muñeco rojo que voló hacia los labios del soldado y una vez los tocó desapareció en el aire.

Después de unos segundos, el soldado se llevó su mano un poco temblorosa a sus labios y los rozó suavemente.

Acto seguido Lan WangJi respiró profundamente y apretó con fuerza las riendas de la yegua, quién sin esperar ningún segundo más comenzó a avanzar hacia el reino.

"Wei Ying..."



~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

 Espero que os haya gustado :3

Este meme me representa durante los últimos capítulos de esta historia.


~¡Nos leemos!~

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