Corazones abiertos.

By S_A_Hidalgo

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Anastasia Steele es la diseñadora de ropa interior más famosa del mundo. Jamás podría haber esperado el reto... More

Casual encuentro.
Cenas divertidas.
Lo que debo hacer.
Soltero codiciado.
Escapada sorpresa.
Románticismo.
Rebeldía adolescente.
Idioma femenino.
Bienvenida a casa.
Acercamientos.
Agasajos.
Eres mía desde que puse mis ojos en ti.
Os quiero.
Estado: furia hormonal.
Hurto.
Como si lo fuera.
Tarde de desahogos.
Más que amigos.
Decaimiento.
Unidad.
Boda agridulce.
Distanciamiento.
Ruptura.
Despedida
¿Negarlo? Jamás.
Polémica.
Somos una familia.
Nuestro hogar.
Agradecimientos.

Seísmo castastrófico.

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By S_A_Hidalgo

La cena pre-boda no tardó en llegar en algún punto entre los arrumacos que Christian y yo nos procesábamos todo el día y la recuperación de Pitu.
Pese a que sabía que Pitu estaba un poco indecisa sobre lo que sentía respecto al bebé no pudo evitar llenarse de emoción cuando lo vio ayer en la ecografía. Y Christian...bueno, sé que será el mejor padre de todos porque ya lo es con Phoebe, pero también fue la primera vez que vio una ecografía donde su bebé era el protagonista.
Hemos zarpado y estamos izando velas rumbo al primer trimestre de mi embarazo. Aún nos queda una larga travesía, pero los tres estamos entusiasmados y vamos a vivirla juntos. Como una familia.
La mansión de los Grey brilla resultante y espectacular. Se nota que no han escatimado en gastos para agasajar a los invitados de la boda de su hija menor.
Luke detiene el Audi SUV en la entrada y Taylor se baja para abrir mi puerta y Christian me tiende su mano para bajar del coche y me dedica una sonrisa.

-Estás preciosa, nena -me dice acercándome a él y acariciándome el vientre.
Llevo un precioso diseño mío. Un vestido de seda estampada con terciopelo, de manga corta, entallado al pecho y cayendo hasta medio muslo donde una tira de plumas negras con sutiles detalles brillantes. Llevo el pelo ondulado y me han cortado el flequillo más corto.
Pitu y yo hemos pasado toda la tarde en la peluquería y nos ha venido genial disfrutar de un rato de chicas.

-Tú también, cariño.
Lleva un traje negro con una camisa blanca y una bonita corbata negra.
Me ofrece su brazo como un caballero y entramos juntos en casa de sus padres donde ya hay un montón de gente.
Grace no tarda en divisarnos y abrirse paso entre la gente para venir a saludarnos.

-Christian, Ana, me alegro tanto de veros -dice con un tono muy cariñoso y nos besa y abraza a los dos.
Está magnífica con un vestido azul eléctrico con mangas de encaje.

-Estás estupenda, Grace. Y muchas gracias por recomendarnos a la doctora Greene. Fue estupenda.
Ella sonríe y me acaricia el brazo.

-No hay de qué. Greene es la mejor, y quién si no seguiría el crecimiento de mi nieto -dice más bajito pero con una voz llena de ternura y una emoción incontrolable. Sus ojos brillan a duras penas conteniendo las lágrimas y Christian la abraza-. Es la cosas más bonita que haya visto.
Sonrío.

-Sí que lo es -dice Christian con esa sonrisa de orgullo que no puede borrar estos días.

-Por cierto, Ana, gracias por ayudar a Mia con todos los cambiaos que a hecho para la boda. Creía que estaba feliz con lo que planeábamos Dianne y yo para ellos, pero ella solo lo hacía para complacernos -dice suspirando y negando con la cabeza.

-Mia solo quería que no te sintieras desplazada, Grace. Es un placer ayudarla en lo que ella necesite -digo amable y ella me sonríe con cariño.
Me alegra que no se haya enfadado aunque sé que se llevó un disgusto.

-Mi hijo mayor -dice un señor de unos cincuenta años. Tiene un buen porte, se nota que se cuida. Tiene el pelo cobrizo y sus ojos grises como los de Christian y Proebe. Sé quién es al instante. Carrik Grey-. Y mi preciosa nuera -dice y abre los brazos para darme un beso en la mejilla y un abrazo.

-Señor Grey, es un placer conocerle -digo y él me sujeta de los hombros y niega con una sonrisa muy atractiva. Christian y Elliot han heredado su aura sensual, sin duda.

-Llámame, Carrik, por favor. -Sonrío-. He oído hablar mucho de ti, señorita y todo bueno.
Me sonrojo.

-Y yo de ti, Carrik.

- ¡Ana! -grita Mia detrás de mí y me da un abrazo.

- ¿Qué tal, Mia? -digo devolviéndole el abrazo.

-Estupendamente -dice con una radiante sonrisa.
Está fantástica, lleva un vestido rojo entallado hasta las rodillas con unos finos tirantes que resalta su pálida piel y su pelo rubio bien peinado a la altura de los hombros con las puntas hacia afuera.
-Hola, hermanito -dice y se abraza a Christian.

-Estas muy guapa, Mia. ¿Dónde está tu futuro marido? Tengo que amenazarle un poco más -bromea Christian y Mia le da un manotazo juguetón en el hombro.

-Aquí estoy -dice Ethan llegando a mi lado y me pone la mano en la espalda para darme un beso-. ¿Qué tal estás, Ana? -dice con su habitual encanto.

-Estupendamente. Me alegro de verte -digo y él sonríe.

-Deja ya a mi novia y toquetea a tu futura mujer. -Christian tira de mí y me rodea con su brazo.

-Perdona, magnate -dice sin sentirlo en absoluto y le sonríe con burla.

-Puedo darte otra paliza -le amenaza Christian y Ethan se ríe.

-El kitboxing es tu fuerte, cuando quieras lo hacemos al padel, verás como no fanfarroneas tanto.
Christian se echa a reír.

-Déjale ya, Christian. Sé defenderme solita -dice ella con mucha dignidad. Phoebe me abraza por detrás acaparando la atención de todos.
Me giro hacia ella y le devuelvo el abrazo.

-Estas guapísima, Phoebe. -Le dice Mia.
Pitu me mira y sonríe.

-Ana lo ha hecho para mí -dice y se mira el vestido de satén gris marengo, de manga larga terminada en pico, entallado, con un bonito encaje blanco superpuesto hasta la cintura donde se cierra con un fino cinturón gris y la tela le cae plisada en vertical hasta medio muslo.
Me abraza más fuerte y le beso el pelo suave y liso. Huele de maravilla a un perfume fresco de manzanas.

-Estas preciosa, cariño -le dice Grace y ella sonríe con ternura.

-Ven y dale un gran beso a tu abuelo, pequeña -dice Carrik y ella va junto a él.

-Buenas noches. -La suave voz de mi madre me llega con su habitual amabilidad y me giro con una enorme sonrisa para abrazarla.

-Mamá. -Mi emoción es incontrolable al verla. Está de lo más elegante con un vestido de cóctel de encaje negro y el pelo recogido en un moño bajo.

-Hola, cariño -dice y me mira de arriba abajo y sonríe-. Qué guapa estás.
Sonrío.
La rodeo con mi brazo la cintura y me giro hacia los Grey.

-Mamá, déjame que te presente al hombre de mi vida -digo sonriendo a Christian quien me sonríe igual-. Christian. Ella es mi madre Carla Adams.
Christian se acerca y le da dos besos.

-Me alegro por fin de conocerla señora Adams.
Mi madre mira derretida a mi hombre que le sonríe ampliamente y despliega con ella todo su encanto.

-Lo mismo digo. Y llámame Carla, por favor. Anastasia me ha hablado muchísimo de ti.
Sonrío.

- ¿Todo bueno? -pregunta él con tono animado.

-Bueno, estás vivo -bromea ella haciendo reír a lo demás.
Christian me rodea la cintura pegándome a él y me besa la cabeza.

-Es la mujer de mi vida, si algún día dice algo malo de mí, no me opondré a que me tortures -dice solemne y me mira dedicándome una sonrisa.
Miro a Phoebe y le tiendo mi mano.

-Y ella es la chica más...

-Más bonita que tus ojos hayan visto. -Termina de decir mi madre por mí arrancándole una tímida sonrisa a Proebe quien coge mi mano y viene a nuestro lado-. Y tienes toda la razón. Eres preciosa, Phoebe. -Le dice y Proebe se acerca y le da dos besos.

-Gracias, señora. Es un placer conocerla -dice muy educada.

-Llámame Carla, Phoebe. Eres toda una señorita, y muy educada. -La alaga y Proebe sonríe agradecida y se pone entre Christian y yo. Le pongo la mano en el hombro y le doy un suave apretón.

-Ellos son los padres de Christian: Grace y Carrik Grey.

-Es un placer por fin conocerte. Estamos encantados con Ana, es una mujer fantástica -dice Grace dándole dos besos a mi madre quien sonríe con orgullo. Después le estrecha la mano a Carrik más formal.

-Gracias, vosotros también tenéis unos hijos fantásticos -dice dirigiéndose a los dos y ambos sonríen encantados.

-Y a Mia ya la conoces -digo y mi madre se gira hacia ella y la abraza.

-Por supuesto. La radiante novia -dice con cariño y Mia le sonríe de igual manera.

-Carla, es siempre un placer verte. Y esta vez te puedo presentar al radiante novio.
Christian señala a Ethan y se ríe bajito. Él lo fulmina con la mirada un segundo y centra la atención en mi madre para saludarla con dos besos.

- ¿Qué se reparte aquí, familia? -dice Elliot juntándose al coro junto con Kate.
He de decir que está muy guapo con un traje oscuro y ella un vestido verde esmeralda que realza el rubio dorado de su cabello suelto y ondulado.

-Una esposa, ¿la quieres? -bromea Christian y Elliot sonríe rápidamente afilando la mirada hacia mí.

-Hombre, si es esta preciosa mujer, claro que la quiero -dice zalamero.

-Ella está pillada, lo siento. -Elliot hace una mueca de fastidio y se gira hacia mí madre.

-Tú debes ser la hermana de Anastasia -dice haciendo reír a mi madre y Grace le da un manotazo en el hombro.

-Perdónale, Carla, en todas las reuniones debe haber un payaso. -Grace mira a Elliot frunciendo el ceño pero sonríe derretida cuando esté la abraza con fuerza.

-Ya eres sólo para mí, mami -dice haciéndola reír.

-Vaya por Dios, que no me lo quito de encima -gruñe Carrik fingiendo enfadarse y todo nos reímos.
Kate besa a mi madre y después saluda a Grace y a Carrik. Christian carraspea llamando la atención de todos cuando las presentaciones acaban.

-Bueno, ya que estamos todos, todos nos conocemos ya, y Elliot ha dejado claro que sigue teniendo veinte años -dice con malicia y Elliot le tira un beso-. Queremos daros oficialmente dos noticias. -Le miro con una sonrisa bobalicona y le rodeo la cintura dándole un suave apretón-. Todos sabíais que Ana y yo llevamos tiempo viviendo juntos, todo fue rápido, pero nos ha ido genial y tenemos claro que lo nuestro es para siempre -Se me derrite el corazón con esas palabras tan bonitas-. Y lo segundo es que hace unos días confirmamos la maravillosa noticia de que vamos a ser padres.
El coro formado por nuestros seres querido estalla en vítores y emocionados jadeos pese a que casi todos lo sabían.
Mi madre viene hacia mí y me abraza.

-Oh, mi niña -dice con lágrimas en los ojos y baja la mano a mi vientre-. Vas a ser mamá.
Contengo las lágrimas y asiento poniendo mi mano encima de la suya.

-Y tu abuela. -Sonríe llevándose la mano a la boca y me abraza.
Rápidamente todas me acribillan a preguntas sobre el bebé y nuestra esperada boda que no es oficial pero sí inminente para todos los que nos conocen y ven como somos.
Espero un tiempo prudencial mientras disipo todos las dudas y preguntas de mi madre y Grace siempre con mi atención está puesta en pitu. Se muestra amable y sonríe pero sé que se siente un poco celosa.
Me disculpo con Grace y mi madre y le hago una discreta seña a Christian que está hablando en el coro con los hombres para que venga conmigo. Ella está al lado de Carrik callada y escuchando y aburrida conversación de inversiones.
La rodeo con el brazo alejándola del grupo y le beso la mejilla.

-Estoy deseando irme a casa -digo y ella me sonríe y mira a su padre cuando le rodea la cintura por el otro lado.

-Y yo también. Podríamos estar viendo una peli -le dice complice y ella asiente.

-Mañana podríamos hacer algo los tres solos ¿Qué te apetece hacer, pitu? -propongo. Ella me mira con sus ojos iluminados.

-Papá, aún no hemos ido con Ana a navegar -dice animada y me mira el vientre rápidamente-. ¿Podrás hacerlo? No quiero que os pase nada.
Le sonrío llena de ternura.

-Claro que puedo, cielo, no nos pasará nada. Me encantaría ir a navegar. ¿Tú qué opinas, papi? -Christian nos mira feliz y asiente y sin dejar de mirarnos nos abraza.

-Os quiero mucho a las dos. No sabéis el sentido que le dais a mi vida -dice emocionado y los ojos se me llenan de lágrimas y me aprieto el lagrimal para que no salgan.
Los subidones que tengo de hormonas me tiene frito el cerebro.

-Ay, pitu, dile algo que me voy a echar a llorar.

-A mí me ha echo llorar.
Ambas nos miramos con los ojos llenos de lágrimas y nos abrazamos a Christian con fuerza. Él ríe bajito y nos besa la cabeza alternativamente.

-Señor Grey. -Pitu y yo levantamos la cabeza y miramos hacia atrás a Taylor quien nos mira incómodo-. Podría salir un momento, por favor -dice tenso.

-Claro, Taylor. -Le dice. Jasón asiente y se pierde entre la gente.
Miro a Christian y este me besa la frente.
-Ya vengo. -Me dice y se gira dejándonos solas y cuando miro a Proebe, se encoge de hombros.

Pasamos quince minutos saludando a gente y picando todo lo que los camareros pasean en bandejas.
La comida es deliciosa, pero yo no puedo disfrutarla. Mi mente está puesta en Christian y en que será el tema tan importante que le tiene tanto rato afuera.
Dejo a Phoebe con Grace y salgo a buscarle.
No sé bien adónde voy, solo recorro la casa hasta que me cruzo con la persona a la que menos quiero ver.
Perfectamente vestida y arreglada como siempre. Parece una ilusión.

-Anastasia -dice con falsedad y un ligero olor a alcohol.
Genial, está bebida.

-Leila.

-Gracias por recomendarme para nada -dice con asco-. Pero te advierto que por mucho que te opongas en joderme, hay muchas otras firmas que sí me quieren en sus pasarelas.

-Estupendo -digo indiferente y ella se enfurece.

-No eres más que una novedad para ellos. Otra más en la larga lista, pero al final, ellos siempre serán míos.
Sonrío con maldad pese a que por dentro una rabia feroz hierve con fuerza. Siento que podría escupir fuego y reducirla a cenizas.

-Tú no tienes nada. Tú sola te has encargado de alejarlos de ti y mira, eso te lo tengo que agradecer enormemente. Ahora saben lo que es tener a alguien que de verdad los quiere y está con ellos por encima de cualquier mierda de carrera. -Aprieta los labios y levanta la mano para golpearme pero la detengo apretándole la muñeca. Me encantaría golpearla, pero yo no soy una persona agresiva pese a que esta zorra se lo merece-. Adelante, añade a tu intachable profesión una acusación por golpear a una mujer embarazada.
Su cara palidece de golpe y se suelta de un tirón mirándome el vientre con rabia. La misma que yo le devuelvo.
Odio con mi alma a esta mujer.

-Tú no sabes nada de él -dice con malicia y se ríe. Dentro de mí el estómago se me encoge-. Todo ese orgullo que sientes ahora por el hombre que tanto amas y el bastardo que llevas... -le doy un tortazo tan grande en la cara que da paso hacia atrás tambaleantes.

-A mi hijo ni lo nombres, puta -siseo respirando con dificultad.
Se atusa el pelo y se yergue de nuevo.

-Ese hijo que llevas dentro lleva la misma sangre del hombre que hizo que tu padrastro se suicidarse.
Aprieto los puños con rabia.

-No me puedo crees que seas tan rastrera -digo incrédula.

-Pregúntale si no me crees. Ese hombre al que tanto amas le arrebató la empresa a tu padre dejándole sin nada.

-Cállate -grito-. No haces más que envenarnos. No haces más que traer disputas. ¿Cómo puedes ser tan mala? Mi padrastro está muerto, no tienes respeto por nadie.
Se ríe encogiéndome más las entrañas. Algo dentro de mí me hace vacilar, una sensación aterradora.

-Envenenado está tu querido hombre. ¿A ver cómo te acuestas ahora con él sabiendo que por su culpa tu querido papá no está contigo?
Doy un paso más hacia ella pero la muy cobarde da un paso atrás evitándome. Ahora mismo soy una bomba de relojería.

- ¿Qué pasa aquí? -dice Christian detrás de mí y me giro para encararle.

-Es una zorra, eso pasa -siseo volviendo a encararla y desando borrarle de un tortazo la sonrisa de la cara.

-Cuéntaselo, cariño.

-Yo que tú tendría cuidado con como lo llamas si no quieres escupir los putos dientes -gruño y ella parpadea asustada pero se recompone rápidamente.

-Eres una macarra, ponme la mano encima y te destruyo, estúpida.
Me lanzo sobre ella pero Christian me sostiene con cuidado.

-Nena, por favor. Esta...no merece ni que malgastemos saliva con ella -dice con desprecio y me acaricia el vientre con cariño y me besa la cabeza-. Lárgate o te juro por lo que más quiero que te arrastro a la calle.
Leila se enfurece y lo fulmina con la mirada.

-Tranquilo, imbécil, solo hablaba con tu querida mujer la clase de calaña que eres -dice ella con maldad y él la mira con rabia.

-Lárgate de aquí. Te he dicho que no quiero tenerte cerca de nosotros. ¿Cómo te lo digo? -le dice furioso y de nuevo me mira a mí y me acaricia los hombros.

-Sí, ya me voy. Aquí ya he terminado, me he asegurado de que ella sepa la clase de bicho que eres y lo que has hecho -dice con malicia y yo la fulmino con una mirada llena de odio.

-Tú estás terminada. -La amenazo y ella se ríe, se gira con aire triunfante y se larga por el pasillo sin dejar de reír como la bruja malvada de un cuento.

- ¿Qué pasa, Ana? ¿Qué te ha dicho esa víbora? -me pregunta preocupado. Le miro y las palabras de esa puta me golpean la cabeza. Empuño la camisa alterada.

-Cariño, Raymond Lamber, ¿le conoces? -Frunce el ceño mirándome sin entender que digo -. Raymond Lamber, ¿adquiriste su empresa? -Su expresión decae y palidece y la mía. Me agarro a él con más fuerza cuando siento que el suelo tiembla o tal vez soy yo quien se tambalea -. La empresa de mi padre, le dejaste en la calle y mi padre se suicidó.
Suelta el aire con fuerza golpeándome la cara con él y yo me dejo salir la lagrimas que se desbordan en mis ojos.

-Yo no... -reacciona y me sujeta de los hombros con firmeza -. Nena, yo no sabía que era tu padre.
Un sollozo tan desgarrado sale de mi boca rompiéndome en mil pedazos. Y presa de una rabia imparable le golpeo el pecho.

- ¡Era mi padre! ¡Maldito seas, Christian!
Esquiva mis manotazos para llegar a mí. Pero yo estoy poseída.
No.
No.
No.

-No lo sabía, nena. Te lo juro, yo...

- ¡Me da igual! ¡Está muerto por tu culpa! -grito y lloro y siento como unos brazos me rodean por detrás.

-Tranquila, Anastasia -me dice mi madre. Me giro y la abrazo con fuerza.
Oigo las voces de los Grey detrás de mí.

-Sácame de aquí, mamá.

-Ana, por favor, no te vayas. Déjame explicarte como fueron las cosas. -La voz rota de Christian no me ablanda y menos cuando la imagen del cuerpo inerte colgando de mi padre me asalta la mente.
Me estremezco contra mi madre y niego.

-Mamá, por favor -suplico con la voz desolada y ella asiente.

-Carla...

-Déjame a mí, Christian. Te llamaré en cuanto esté más calmada -dice conciliadora y aunque quiero gritarle a ella también por ponerse de su lado estoy demasiado dolida y triste para discutir con nadie más.
Dejo que mi madre me lleve por la casa sin salir del hueco de su cuello hasta la calle donde el aire frío de la noche envuelve mi cuerpo ya frío por el shock.
Todo era demasiado bonito para ser verdad.
Ahora todo está roto. Es demasiado doloroso.

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