Dariana
Desde la noticia de que iba a hacer madre, Anker y Aidan habían estado más insoportables, demasiado sobre protectores conmigo y los nenes, según Geo estos primeros meses eran los más críticos ya que los genes aún se están acoplando a mi cuerpo y los caso así, mueren los dos por que la madre no es fuerte. Tenía una dieta bastante fuerte con los nutrientes que entraban a mi cuerpo además de hacer ejercicio sin exceder me, Oscar y Burgos eran ahora mi mano derecha en ciertas tareas que involucraba estrés. El otoño ya se había ido y ahora estábamos en un invierno bastante fuerte, mi pueblo tenía comida y seguridad para pasar esta época tan dura.
Me encontraba en mi habitación leyendo los informes de mis reinos bajos, además de leer las cartas de Dalia y como lo estaba pasando, ya habían pasado tres meses desde que me coronaron y Dalia se fue, aún no le contaba lo del embarazo pero asimile que tenía en total de tres semanas, casi el mes. Estaba nerviosa porque no sabría como lo tomaría, solo esperaba que todo fuera alegría.
- Buenos días su majestad - entró Lila muy alegre
- Buenos días - salude sonriente - ¿Traes chocolate? - pregunté
-Si y su desayuno, aún seguimos con desayunos bastantes pesados para su salud - explicó alegre
Anker y Aidan ya me habían contado de que ellas ya sabían quien eran mis amantes, pero aun no sabían lo de mi embarazo y preferimos que el secreto se mantuviera entre nosotros cinco para evitar rumores, Lila aún seguía atendiéndome bastante bien y ahora más atenta, por otro lado estaba Cristina que apenas me dirigía la palabra y me miraba con envidia, sabía bien que yo era la rival contra la que tenía pelear por el amor de Anker.
- ¿Desea algo más? - preguntó ella acomodando mis almohadas
- No, así estoy muchas gracias linda - sonreí mientras tomaba una pequeña taza
- Vendré dentro de poco, recuerde que ahora tiene visita - recordó
-Si tranquila, gracias - afirme
Seguí leyendo todo lo que tenía que leer para es tarde, no quería salir de mi cama pero mis deberes lo ordenaban, además de que Burgos no esta y no puedo dejarle todo a Oscar. Mis príncipes entraron con sus trajes de invierno tan galante como siempre, habían estado bastantes ocupados que las barba ya se les notaba.
En colores oscuros con alguna bufanda gris para hacer juego, el invierno en esta región era bastante duro así que nuestros trajes eran hechos con buenas telas para mantener el calor, los dos se sentaron a los lados.
- Que frío - se sacudió Aidan antes de tomar asiento
- Si, pero ya estamos acá - se sentó Anker luego de sacudirse
- Buenos días para los dos - salude
-Buenos días - saludaron al mismo tiempo
Los dos me dieron un beso en las mejías con mucha dulzura, Aidan se recostó en mis piernas mientras que Anker se recostó en mi hombro, los dos amaban que les hiciera caricias en el cabello, eso los ponía bastante dóciles.
Ese día tenía junta con Antonio, debido a nuestra alianza de sangre tenía que ser informado de ciertas cosas que pasarían en el reino madre, luego de ese momento tan ameno. Decidí cambiarme para seguir con mis deberes reales sin problemas.
Así es cierto, tengo prohibido ponerme esos vestidos tan socados a los que estaba acostumbrada, pero todo era por el bien de los gemelos que venían en camino. Salí de habitación acompañada de mis príncipes directo a la sala del trono, me colocaron mi corona y entre como siempre lo hacía, la cabeza bien arriba y la mirada más fría que el mismo invierno.
-Buenos días caballeros - salude a todos en la sala
-Buenos días su majestad - saludaron todos a la vez
-Informes - ordene
Me ayudaron a sentarme en mi trono, observe a mi alrededor y faltaba uno, Burgos, Oscar, Carlos y Raúl se encontraban en la sala solo faltaba el odioso de Bruno y eso no me traía Buenas vibras.
-¿Donde esta el? - sabían de quién hablaba
- De viaje en los Reinos bajos - Claro hablando su compinche Bruno
- ¿Quién le dio autoridad para salir? - pregunté molesta y observe a Oscar
-No fui yo su majestad - afirmó Oscar
- No eh tenido contacto con el - aclaró Burgos
- ¿Seguirá la reunión? - preguntó Carlos
- Claro que sí - sonreí con mis labios rojos - ese viejo sabe que tiene que avisarme si tiene que salir, no me importa si es del consejo pero no puede abandonar sus deberes sin previo aviso - recordé cuando mis motivos por faltar fueron esclarecidos
- Cómo ordene - afirmó Oscar sonriente
La junta siguió sin ningún problema, revisando las reservas y el armamento que se guardaba por alguna batalla inesperada. El aviso que nuestro querido Aliado Antonio había arribado al castillo me lleno de alegría, podríamos tratar ciertos asuntos.
- ¡Buenos días su majestad! - saludo entrando galante
-Buenos días - salude sonriendo
Detrás de él venían sus Condes y condesas, Antonio era tan frío pero cuando cuando se lo proponía era muy amable y cariñoso, los ancianos se retiraron de la sala, dejándome sola con mis príncipes y Antonio.
- Toma asiento querido - se sentó en la mesa
Luego yo tome asiento, algo pasaba porque sus condesas y Condes apenas hablaban o me miraban, mi curiosidad estaba bastante presente.
- Un gusto que nos atendiera en esta situación tan dura - agradeció Antonio
- ¿A que viene tu presencia Antonio? - cuestione - Sabemos que no quieres verme enojada querido, habla - mire a sus lacayos de atrás
- Dariana - regrese mis ojos a él - Morgause a tomado el reino bajo del Este - y con el una condesa se sentó a su lado
Mi cara se tenso a lo mismo que mi cuerpo, estaba declarando la guerra y uno de mis reinos más pacíficos era el Este, Anker y Aidan me miraron enojados. Baje de mi trono y me senté enfrente de ellos.
- ¿Qué has dicho?¿Cómo lo han hecho? - pregunté molesta
-Bruno - entró Dominik
Aidan y Anker se acercaron a él rápidamente, conocía las teorías que los tenían y no los había detenido, lo acercaron a la mesa y sentó con nosotros.
- Bruno es el traidor y uno de los sirvientes también, el viajo a los reinos bajos para que Morgause entrará al territorio más fácil - explicó el chico
- Mis Condes apenas pudieron escapar de la emboscada - hablo Antonio - logramos evacuar la mayoría de personas, pero no sabremos en que tiempo llegará al Reino mas cercano donde están los refugiados - explicó mostrando el mapa
- Su majestad - llamó un conde - mi consejo es detenerlos en el reino bajo, no podemos dejar que ataquen el castillo principal - aconsejo
-¡Alerta Naranja! - grite levantándome de mi asiento
Mis Élite A se levantaron al oírlo y la campana comenzó a sonar, la alerta naranja era el aviso de una posible batalla, pero no la guerra. Ellos ser fueron mientras los soldados ya conocían los protocolos.
- Antonio ven conmigo - ordene
Salimos de la sala del consejo, hacia la sala del trono donde estaban los cuatro tronos de mi familia, detrás de el venían sus Condes y condesa, estabas en una etapa crítica cuando se trataba de eso.
- Entramos en un protocolo Naranja, Antonio te necesito a mi lado para la batalla y a uno de tus Condes - le ordene
- Estamos para servirle reina roja - afirmó Antonio mientras todos se arrodillaron ante mi - el conde Erick es el encargado de la fuerza del mi reino - presentó Antonio al señor con cabello negro, ojos miel y una barba
- Será un placer servirle su majestad - afirmó
- Levantan se todos - ordene - Lila llevarlos a sus habitaciones y preparar a Erick para la junta de emergencia - le di indicaciones
- Síganme por favor - aviso Lila
Cristina entro junto con mi corona con incrustaciones rojas, observe su mirada tan de mala gana, se postro ante mí.
- Dejad de mirarme con esa cara - levantó la cabeza mientras yo misma me ponía mi corona - Se que sabes que Anker es mi amante con Aidan - abrió sus ojos en sorpresa
Tomé con dulzura su mentón y la acerque a mis labios, no oculte mi mirada de una serpiente y sonreí.
- Cristina aunque me odies y me maltrates, sabes muy bien que el me quiere - sonreí
-Haré que el se enamore de mi - podía notar su dolor en sus ojos - ¡Haré que te olvide y me ame! - sentí su odio en su voz
- Querida - una lagrima cayó de su ojo - Te reto a que me lo quites - la aleje de mi
La deje ahí llorando, mientras yo regresaba a habitación para tomar mis armas, esa tarde saldríamos del reino madre hacia el este, lo más importante ahora era sacar esas escorias de mi reino. Anker y Aidan entraron a mi habitación y con ellos se encontraba mi armadura.
- Todos los ancianos ya están en la sala de guerra junto a los demás - aviso Aidan
- Dominik también se encuentra ahí y los Algas están listos - hablo Anker
- Es hora - me di la vuelta
Ellos comenzaron a colocarme mi armadura de hierro, era invierno así que no podía permitirme sufrir frío, Los Alfas y los soldado tenían armaduras para acoplarse al frío que estaba haciendo.
la armadura de los Alfas no era tan pesada como las de los soldados, ellos tenían encima capas de cuero con una suave aleación de hierro, haciendo casi una armadura total llena de espinas, podían cortar una garganta con sacar la capa fina de hierro de su armadura, estaban entrando para ser letales así que conocía sus técnicas.
Además los dos se miraban sumamente atractivos en sus armaduras, los tres salimos de mi habitación hacia la sala de guerra, el reino madre ya había entrado en protocolo naranja, mi reino conocía los protocolos de combate o guerra, así que sabían que sólo tenían cierto tiempo para abastecerse y luego no salir de sus casas.
- ¿No le pasara nada a los bebés? - preguntó Aidan
- No lo sé, pero confiemos que resistiré el estrés - intente sonreír
-Te protegeremos Dariana - sonrió Anker
- Lo se -
Y con eso entre a la sala, todos traían armaduras y estaban viendo el mapa del reino del Este, los ancianos estaban listos también con sus armaduras, además de Antonio y Erick, por otro lado estaba Dominik en las sombras de sala.
-Informe - ordene mientras me sentaba en mi lugar
-Ellos atacaron por detrás del reino, destruyeron el muro y lo primero que tomaron fue el castillo - explicó Erick
- ¿Cuánto tardaron? - preguntó Burgos
- Cinco días en llegar y tres días en tomarlo - aclaró el
- Logramos hacer tiempo para evacuar, pero aun si hubieron bajas - mostró la lista
- ¿Habían fuerzas Alfas? - preguntó Carlos
-No, todas habían sido retiradas por orden de Bruno - fue Dominik quien toma la palabra - falsifico una carta suya y ellos regresaron al reino del oeste - explicó mostrando los nombres de 200 Alfas
- ¿Has llamado a los Alfas, Anker? - pregunté
- Si su majestad, en total tenemos a 400 reunidos para atacar - afirmó
- ¿Cuánto hombre eran Antonio? - observe al morena
- No fue mucha su fuerza, asimile que fueron en total 200 quienes tomaron el reino del Este, No era un reino tan grande - aclaró
- Lo se, por eso sos 100 bastaban para detenerlos - levante la mirada hacia todos - no dejaremos que Morgause tome más de nuestras tierras, le cedimos parte de mi frontera, pero esta vez no dejaré que avance mas - se notaba mi molestia
-¿Cual es el plan sobrina mía? - pregunto sonriente Oscar
- Matarla - sonreí y todos me miraron con asombro - Morgause no vivirá mas, no dejaré que tome lo que es mío - me levante - Atacaremos el reino madre de Morgause, nunca lo esperar y ya que su ejército viene hacia acá - mostré el mapa de su reino - Yo tomaré su reino sin chistar, nadie detiene a la reina roja - sonreí colocando mi daga en el mapa
- ¿Cómo distribuirá más fuerzas? - sonreí hacia Raúl
- Tenemos en total 500 Alfas, porque se que vienen más camino más los soldados son 700 en total. Se que en los demás reinos hay 100 Alfas resguardando los. Así que 100 Alfas y 100 soldados vendrán conmigo al reino de Morgause, 100 y 100 irán al Este a matar a todos lo que tomaron mi reino y los que sobran se que darán a defender el reino madre - explique
- ¿Qué harás con la Élite A? - preguntó Antonio
-Me llevaré a Erick, Anker y Aidan conmigo, se que Dominik esta aburrido así que estas a cargo de liberar el reino Este junto a Oscar- le entre mi daga
- Será un placer teñir de rojo sus paredes majestad - note su emoción
- Antonio, Burgos, Carlos y Raúl se quedarán a cargo del reino Madre, no os permitiré que me traicionen, si no están acabados - los mire molesta
- No dejaré que hagan nada, su majestad - Afirmó Antonio
-¡Por la victoria! - alce mi espada
-¡Por el reino rojo! - gritaron los demás
Salimos de la sala y fuimos directo a nuestros corceles, serían dos días largos pero no dejaría que tomarán más mi territorio, Morgause era astuta e inteligente, pero nunca se había enfrentado a mi. Conocía las estrategias de papá y mamá, atacar siempre de frente y no dejar a nadie vivo, esta vez sería mi distracción para tomar su reino por la espalda.
- ¿Listos? - pregunté sonriente
-Si mi lady - afirmó sonriente Aidan
-a sus ordene, mi reina roja - afirmó Anker
Detrás de mí venían mis más fieles soldados y partimos hacia el reino de Morgause, tomamos una ruta no muy ocupada así que no sabrían de donde venir.
Morgause te has metido con la reina equivocada, puedo parecer ingenua pero tengo dos As bajo la manta, dos ángeles de la muerte que me cubren. Nunca olvidarás mi nombre, nunca te olvidarás de la maldita reina roja. ¡Porque le has declarado la guerra!