— GOOD DAY, LADIES AND GENTLEMEN. — entra el profesor al aula y Ander bufa. El examen que nos tocaba hoy era de química y ese curso era el que peor le iba. — I hope you've given it your all for these finals.
Cada uno de nosotros nos paramos de nuestros habituales asientos para sentarnos según nos habían ordenado para los exámenes finales.
Me siento a lado de Carla quién tenia unas ojeras de no haber dormido por lo menos durante un año y la piel toda seca. Cada dia se veía peor, llevaba semanas deambulando por los pasillos con esa apariencia enferma que claramente se de que provenía. Me entristece por lo que esta pasando, Carla siempre se había caracterizado por ser una de las tías mas guapas del curso y ahora no quedaba ni rastro de eso.
Nos ponemos en posición para comenzar el examen. Abro el documento y esbozo una pequeña sonrisa. A pesar de que no había estudiado mucho, no se veía para nada complicado. Carla mira el examen y suspira.
Tenia casi todo el examen resuelto, por las miradas que me echaba Carla sabia perfectamente que ella no había hecho nada del examen. Ella estaba completamente ida, empieza a mirar el reloj y hace el ademan de levantarse.
— ¿Qué cojones haces, Carla? — la agarro de la mano antes de que se levante.
— No tengo ni puta idea de nada. — susurra frustrada.
— Solo espabila. — miro a Samuel esperando que entienda mis gesto y el se levanta con intención de distraer al profesor.— Dame tu tablet. — me la da y cambiamos los ordenadores.
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— ME DEBES UN SOBRESALIENTE. — detengo a Carla en el pasillo. — No esperaba la ovación pero mínimo un "Gracias Gabriela" "Que buen colega eres".
— Gracias. — susurra cansada y con la mirada ida. — Pero no tendrías que haberte arriesgado. No hacia falta.
— Tu no estas bien. — la miro. — ¿Sigues consumiendo? — no responde mi pregunto solo voltea su cara con fastidio y yo la agarro del mentón para que me preste atención. — Mira Carla, se que parece un escape a toda la mierda que debes vivir pero se te esta saliendo de las manos...
— ¿Tu que sabrás? — pregunta a la defensiva.
— A ver. — exhalo. — ¿Tu te has visto al espejo? Estas que pides auxilio a gritos...
— No necesito a alguien que me salve.
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— ¿QUÉ TAL TE FUE? — reposo mi cuerpo en su taquilla. — El examen no ha estado tan complicado...
— Eso lo dices tu porque se te da bien todo. — Ander cierra su taquilla y me sonríe. — En cambio a los mortales como yo con tal de no suspender se sienten agradecidos.
— Que va. — le doy un pequeño beso en los labios. — Seguro te ha ido genial. No me he pasado toda la noche enseñándote química para que saques un aprobado con las justas.
— Quién se lo ha llevado fácil es Carla ¿No? — ambos fijamos nuestras miradas en Carla y Yeray. — Os he visto intercambiarse los ordenadores.
— Carla no esta bien. — Ander me mira confundido. — Lo que menos necesita es un suspenso en una materia.
— ¿Lo dices por...— hace una señal de su aspecto y me rió.
— Es mas que claro. — suspiro. — Es que ni si quiera se como sus padres no notan que para colocada todos los días.
— Facil lo intuyen pero prefieren no verlo. — responde y luego cambia su cara. — Joder, me olvidaba que una de las consecuencias de todo esto es que ahora hablo como un maldito maestro budista.
— Un maldito maestro budista muy guapo. — Ander se ríe y se acerca a mi uniendo nuestros labios en un pequeño beso.
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— VA A IR BIEN. —exclama Ander, tratando de calmarnos. Hoy era el día en donde nos dirían como esta avanzando su enfermedad y si la quimio estaba funcionando o no en su cuerpo. Estaba nerviosa y se me notaba. — Ya verán.
— ¿No te debería estar animando yo? — Ander lanza una carcajada y me coge la mano.
— Animar no se te da muy bien y lo sabes. — responde.
— Que gracioso. — le saco la lengua. —No digas que ira bien que trae mala suerte.
— Miren, mi psicólogo siempre me decía que lo mejor es ponerte en lo peor. — se mete en la conversación el amigo que había hecho Ander en el hospital. — Para luego darte cuenta que lo peor no es para tanto.
— Eso seria cuando lo peor no es irse al hoyo. — le contesta Ander y tanto Azucena como yo lo miramos mal.
— Ya. — le sonríe Alexis. — Tampoco hay que ser exagerados.
— ¿Qué es lo peor que puede pasar ahí dentro? — pregunta Ander y resoplo, lo que menos quería era una dosis de realidad en estos momentos.
— Pues mira, que coja tu expediente y diga: Uy casi.
— Que alegría, Ander. — le sigue el juego y yo lo miro fastidiada.— Vas a hacer feliz a tantas familias que necesitan un donante de órganos.
— Que graciosos sois vosotros. — lanzo una risa fingida.
En ese momento una enfermera nos interrumpe, cojo aire y me levanto muerta de miedo por lo que pueda decir el médico.
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— NO TENGO BUENAS NOTICIAS. — mi cara se endurece ante sus palabras. — La biopsia de médula y la tomografía que te hicimos no es lo que nos esperábamos.
Ander lee atentamente su historial medico y su cara se endurece.
— La proporción de linfoblastos es todavía muy superior al 30 por ciento.
— ¿Eso que significa? — pregunta Azucena.
— Por lo pronto, que vamos a tener que continuar con la quimioterapia y subir la intensidad. — un nudo se estaba formando en mi garganta.
— ¿Cuanto tiempo? — le pregunto al doctor.
— Indefinidamente. Hasta que consigamos resultados.
— ¿Y si no los conseguimos? — pregunta Ander seriamente.
— No nos pongamos en lo peor ¿Vale?
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ENTRO AL CUARTO DE ANDER Y ME SIENTO EN SU CAMA. Todo el camino del hospital a su casa he reprimido lo que sentía para ser fuerte por Ander y por Azucena a quien la noticia le había afectado de tal manera que no dejo de llorar en todo el camino. La entendía perfectamente, Ander era su vida entera, su único hijo...
Ander, por otro lado, se mantuvo todo el camino con la cara desencajada sin saber que hacer o que decir. Me dolía verlo de esa manera, se que al igual que yo estaba reprimiendo todas sus emociones para no hacer sentir peor a su madre.
La noticia que nos dio el doctor nos había chocado a los tres.
La incertidumbre de no saber si Ander se iba a curar o no, me atravesaba el alma completamente. Al estar en el cuarto de Ander sin presencia alguna me permito llorar. Las lagrimas empiezan a caer de mi rostro mientras emito breves sollozos. Cuando siento una figura acercarse a mi lado, trato de tranquilizarme porque se perfectamente quien es y lo que menos quería era ponerlo mal.
— Déjame, yo soy la que te debería consolar a ti no al revés. — le digo en un pequeño susurro cuando noto sus brazos envolviéndome.
— Shh. Calla. — Ander pone su cabeza en mi hombro y me abraza. — Vamos a estar bien.
— Tengo mucho miedo, Ander. — sollozo y lo abrazo mas fuerte.
— Yo también.— me da un pequeño beso en el cabello. — Se que no te gusta hablar de eso pero quiero que sepas que si no lo consigo. — dice haciendo referencia a su posible muerte. — Yo estaré bien...
— Ander...
— No, no. Déjame terminar.— asiento y el prosigue. — Estaré feliz porque te tuve a ti en mi vida porque me alegraste todos estos años desde que te conocí.— lo miro a los ojos. — Y si todo es una mierda ahora. — sonríe melancólicamente. — Pero te juro, por ambos, que no me rendiré ¿Vale? Porque quiero una vida contigo, una boda, formar una familia y tener unos críos que tengan mis rulos y tus hermosos ojos marrones que tanto me gustan.
— Pense que no te iba eso del matrimonio. — entrelazo mis dedos con los suyos ante esas hermosas palabras.
— Contigo me casaría sin pensarlo. — menciona mirándome fijamente a los ojos. — Contigo me casaría ahorita mismo si pudiera.
— ¿Me estas proponiendo algo? — le sonrió. —Porque no veo ningún anillo en mi dedo.
En ese momento, Ander se para y va directo a su armario. Sacando de ahí un pequeño cofre que provoca que me cueste respirar. Ander mira mi cara de asombro y sonríe.
Se acerca a mi y yo lo sigo mirando con incredulidad.
— No esperaba entregártelo ahorita. — abre la pequeña cajita y puedo ver un anillo precioso. — Quería planear algo más especial, pero ya que el tiempo no esta a mi favor. — agarra el pequeño anillo y me lo pone en mi dedo. — Espero que te guste.
No emito palabra alguna, solo no podía dejar de mirar el hermoso anillo que llevaba en mi mano.
— Ander, me encanta. — lo abrazo y mis ojos se cristalizan. — Esta muy hermoso. De verdad me has dejado sin palabras.
— Este es un anillo que refleja todo lo que siento por ti. — entrelaza su mano con la mía. — Se que somos unos críos aún y que ninguno tiene un futuro bien en caminado pero esto solo es una pequeña promesa de un futuro mejor para ambos. —lo miro fijamente a los ojos. — Y si pasa lo que no queremos que pase quiero que esto sea un recuerdo mio para ti, algo que te haga recordarme cuando ya no este.
— Te has vuelto un cursi, Ander Muñoz. — le sonrió mientras envuelvo mis brazos en su cuello para unir mis labios con los suyos.
Nuestros labios se juntan formando un beso lleno de sentimientos encontrados por todo lo que no esta pasando. Ander profundiza aún mas el beso cuando me pone encima suyo. Ambos nos separamos con la respiración agitada mirándonos profundamente a los ojos. Ander me agarra de la cintura y me abraza mientras susurra...
— Eres la mujer de mi vida, Gabriela González de SantCliment.