Alonso: bien, en ese caso ya no tengo nada que hacer aquí, Valentina espero que se haga justicia, José Miguel cuidala mucho.
José Miguel: no es necesario que me lo digas, ella es lo más preciado que tengo en la vida y como tal voy a protegerla de lo que sea.
Alonso: con permiso.
Analia: yo también me retiro.
José Miguel: el síndico me puso al tanto, no puedo creer que Alonso siga enamorado de ti.
Valentina: prefiero no hablar de eso.
El síndico regresó
Síndico: señora Villalba por favor firme estas formas para que pueda retirarse, todo quedará en nuestras manos, mientras esa mujer permanezca encerrada usted puede estar tranquila.
Valentina: eso espero.
Después del papeleo Valentina y José Miguel recogieron a sus hijos en el kínder junto a Isabel y Leonor que estaban con Gabriela.
El dinero con el que contaba Martina fue tomado como evidencia del caso.
Mientras Martina se encontraba encerrada recordó las humillaciones bajo las que según ella Valentina y José Miguel la habían sometido, sumado a eso estaba furiosa con Analia por haberla traicionado, pero a pesar de todo creía tener el dinero para comprar la justicia del pueblo, así que calmadamente llamó al Síndico para hablar con él.
Al regresar a la hacienda Isabel y Leonor les platicaron a Valentina y José Miguel sobre los pormenores de la feria que celebrarían en la hacienda.
Valentina: todo suena muy bien, mañana mismo le pediré a los empleados que dejen el picadero listo para el evento.
José Miguel: es el lugar indicado, también podríamos invitar a los niños de la escuelita.
Valentina: es una estupenda idea mi cielo, hablaré con Gabi y las maestras a cargo de la escuelita.
Leonor: no creo que se niegue, finalmente ustedes prestaran la hacienda.
Valentina: de todos modos debo hablarle, ya regreso.
José Miguel: y ustedes dos jovencitos, porque andan tan callados?
José Federico: comiendo no más.
Cecilia Benita: papito, podemos llevar a Coquito a la escuela mañana?
José Federico: nuestros compañeros quieren conocerlo.
José Miguel: no! ya se habló de eso, lo conocerán este fin de semana cuando todos vengan.
José Federico: pero.
José Miguel: nada de peros, si ya terminaron de comer, suban a sus habitaciones, se cambian el uniforme y se lavan sus manos para que después hagan su tarea.
Está bien!! Respondieron los gemelos en un tono no muy alegre.
En la sindicatura...
Síndico: me dijeron que quería verme.
Martina: quiero un abogado, el mejor de la región.
Síndico: no sé cuál sea el mejor, pero puedo ayudarle a buscar uno de oficio.
Martina: por supuesto que no, quiero uno, el mejor, búsquelo y dígale que le pagaré muy bien, tengo mucho dinero.
Síndico: si se refiere al que estaba en el hotel, le aclaro que está bajo resguardo y no podrá usarse.
Martina: es mi dinero, ustedes no tenían por qué tomarlo.
Síndico: es evidencia, así que si quiere un abogado defensor tendrá que aceptar uno de oficio.
Martina: para qué? para que se deje comprar por "La dueña"
Síndico: sabe qué? cuando ande de mejor humor regreso, tengo mucho trabajo, mientras usted piense como va a salir de esto, porque su situación no es tan fácil como cree.
Valentina regresó al comedor, mientras su esposo, suegra y tía tomaban café.
Valentina: y los niños?
José Miguel: en sus habitaciones, deben estar por empezar a hacer su tarea.
Valentina. pero si apenas llegaron, mi cielo déjalos descansar un poco.
José Miguel: sólo será por hoy.
Leonor: por qué hijo?
José Miguel: porque vamos a salir.
Valentina: y a dónde vamos?
José Miguel: cuando fui a Pachuca, además de contactar un veterinario que vendrá mañana, se me ocurrió que después de ese mal sabor de boca podríamos olvidarlo con inauguración de la cabaña nueva.
Valentina: estupendo!! y Que tienes en mente?
José Miguel: bueno, podemos hacer una cena.
Isabel: que ganas de conocerla.
Leonor: si quieres cocino algo para llevar.
José Miguel: no es necesario mamá, la cabaña tiene una pequeña cocina, además será más divertido preparar algo entre todos.
Valentina: me encanta tu idea mi cielo.
José Miguel: voy a echarle un vistazo a la empacadora, los sembradíos y la procesadora.
Valentina: yo voy contigo.
José Miguel: no mi vida, déjamelo a mí, porque no le ayudas a los gemelos con la tarea y de paso checas con tu tía y mi mamá lo que llevaremos para cenar.
Valentina: pero es que...
José Miguel: has tenido muchas presiones.
Valentina: está bien, voy a llamar a nuestros amigos para invitarlos, a qué hora crees que sea conveniente?
José Miguel: diles que a las 6.
José Miguel se retiró después de darle un beso a su esposa.
Valentina entró a la habitación de juegos y encontró a sus hijos sentados en sus escritorios muy concentrados haciendo su tarea.
Valentina: necesitan ayuda mis amores?
Cecilia Benita corrió a besar a su mamá.
Cecilia Benita: yo estoy bien, pero me revisas como voy por favor.
Valentina: claro mi amor, y tú?
José Federico: mamita, es que no entiendo muy bien, me ayudas?
Cecilia Benita: yo quise ayudarlo pero no sé cómo.
José Federico: soy un burro!
Valentina: no mi vida no digas eso, veamos cómo podemos resolverlo, entre los 3 podemos acabar más rápido.
Valentina se sentó junto a sus hijos para ayudarles con la tarea.
Después de un par de horas Valentina logró que sus hijos terminaran su tarea, luego de la mano de ambos fue al picadero para hablar con los empleados y avisarles sobre el evento del fin de semana ya que sus hijos eran quienes hacían parte de "La escuelita"
José Miguel terminó su ronda por los lugares de la hacienda, todo estaba en orden, cuando regresó a la hacienda, su familia además de amigos estaban esperándolo para salir en bola a la cabaña.
Cecilia Benita e Isabella llevaban sus muñecas favoritas para jugar en la casita de muñecas, mientras José Federico y Matías el hijo de Felipe y Sandra sus carritos.
Martina no soportaba más horas encerrada así que le solicitó al síndico un abogado de oficio con el propósito de dejar ese lugar lo más pronto posible.
Cuando todos llegaron a la nueva cabaña quedaron gratamente sorprendidos, aunque era pequeña para tantas personas, su ambiente era cálido, así que mientras Gabriela, Valentina, Sandra , Leonor e Isabel preparaban la cena, sus esposos buscaban armar una fogata en la que planeaban sentarse alrededor después de cenar para contar historias de terror.
Los 4 niños jugaban en la cabañita aledaña, aquella que años atrás fue el nido de amor de Valentina y José Miguel y que desde el nacimiento de los gemelos se había transformado en una "Casa de muñecas" colorida por todas partes.
La cena fueron unas deliciosas hamburguesas muy saludables para todos, con un batido de fresa, como no todos cabían adentro decidieron sentarse alrededor de la fogata, y poner algunos malvaviscos para más tarde.
José Miguel empezó a contar una historia de terror lo que a los adultos les daba risa, para los niños eran realmente temeroso; los gemelos no soltaban a Valentina, Isabela a Gabriela y el pequeño Matías aun no comprendía lo que pasaba a su alrededor.
Después de las historias de "Terror" a Isabel se le ocurrió contar anécdotas de Valentina cuando era Pequeña, al igual que Leonor que no dudó en contar las de su hijo.
Poco a poco, todos empezaron a contar aquellas travesuras que recordaban, ocasionando risas a los demás.
Analia llegó al aeropuerto dispuesta a Regresar a la Capital, pero el mundo era muy pequeño, porque se cruzó con Alonso en la fila mientras hacían "Check in".
Analia: pensé que ibas a quedarte unos días más.
Alonso: mi tarea era "Ayudarte" pero ya que lo echaste a perder, no tengo nada que hacer aquí
Analia: se me olvidaba que solo te importa lo que pase con Valentina, no sé cómo pude ser tan tonta para creer que entre nosotros podía pasar algo bonito, dime que podía esperar de un hombre que como tú no se ocupó de un hijo desde el principio, se lo ocultó a su novia y encima de todo la dejó plantada?
Alonso: lo que dices es algo que ya quedó en el pasado, desde que murió la madre de mi hijo me he hecho cargo de él y si no lo sabias desde que nació nunca le faltó nada, y en cuanto a Valentina el hecho de haberla plantado será algo que nunca me voy a perdonar, porque ella si es una mujer de verdad.
Ante esto Analia no soportó y le dio una cachetada a Alonso.
Alonso: no sé porque te enojas, nunca te mentí, te estaba empezando a querer pero lo echaste a perder con tus majaderias.
Alonso se retiró mientras Analia no pudo contener sus lágrimas de rabia y dolor.
Cuando entraron a la sala de abordaje, cada cual se sentó por su lado, como si fueran dos desconocidos.
En la cabaña nueva todos quemaban malvaviscos mientras charlaban.
Gabriela: están deliciosos
Valentina: mucho, hace años no los comía, creo que desde que era una niña.
Sandra: pero no se los vayan a acabar todavía algunos no los han comido y ustedes dos ya llevan como 5 cada una.
Las 3 soltaron la carcajada.
Mientras ponían más madera a la fogata, no pudieron percatarse de que alguien se acercaba.
José Federico: que es eso??
Señaló el pequeño muy asustado, los demás niños empezaron a gritar.
Estamos muy cerca del final...😬