Lee Yongsu siempre estaba al tanto de las travesuras de sus hijos, aunque la mayoría del tiempo las dejase pasar. De los dos, Minho era el que más problemas o dolores de cabeza le causaba: desde pequeño siempre fue algo rebelde, aunque llegaba un punto donde él mismo se daba cuenta debía ponerle un paro a su actitud, por lo que su madre no intercedía.
Sin embargo de un corto tiempo para acá, parecía no tener límites, si bien es cierto no creía que el rubio anduviera en malos pasos, tampoco sus escapadas constantes le agradaban. Aunque trató de sacarle información a su hija no logró nada, Yuna estaba ceñida en que no sabía a dónde se iba y ella inevitablemente la conocía para darse cuenta que mentía con tan solo verla.
De la misma manera busco datos en algún amigo de su hijo, pero no logro llegar a ningún lugar; y así es como ahora se encontraba afuera de su habitación a la espera de que saliera, ya que no le quedaba más que encararlo de frente.
Generalmente, tanto ella como su esposo estaban ocupados la mayor parte del tiempo, sumado a que su hogar era como un palacio haciendo difícil la localización de todos en el lugar. Yongsu era la princesa de Urano y aunque no se encontraba tan a cargo como lo hacía su hermana siempre debía estar al tanto de lo que sucedía en su planeta, sumando el hecho de que también ayudaba a su esposo.
— ¿A dónde crees que vas? — la voz de la mujer era confrontativa, con los brazos cruzados a la par de la puerta.
Pero vamos, que Minho no era nada tonto y llevaba viendo como su madre "secretamente" lo observaba o seguía el paso, por lo que ahora estaba más atento a todas sus acciones. Usualmente salía cuando en la Tierra era de noche, por lo tanto no variaba mucho la hora pasando hacer una costumbre de la cual su madre se dio cuenta.
— A la cocina, mamá — Minho vestía una pijama y tenía un vaso en su mano, había sentido su presencia por lo cual quiso dar el primer paso. Yongsu se veía confundida — Iré por más helado de fresa.
Lee menor trato de pasar por su lado en dirección a la cocina, su plan era no salir hoy para calmar un poco a su madre, aunque las ganas de ver al peliazul lo estaban matando.
— Hable con Seungmin y con Jeongin pero ninguno de los dos ha sabido de ti estos días.
— Porque no he ido a visitarlos.
— Entonces, ¿A dónde has estado saliendo?
Minho mordió su labio inferior, era muy difícil escapar de su madre. Y es que ciertamente se le olvidó decirle tanto a Seungmin y Jeongin que lo ayudarán a mentir, aunque tampoco es que estuvieran muy desocupados, hasta donde habían llegado las noticias, sus amigos o por lo menos Jeongin estaba en problemas buscando a un misterioso príncipe.
— Me he mantenido en casa.
— Nunca te ha salido mentir — Yongsu comenzo acercarse hasta tenerlo de nuevo de frente — Y menos a mi.
— ¿Por qué no me crees?
— No me has dado motivos para hacerlo — la mujer se volvió a cruzar de brazos analizando cada acción de contrario — Y Yuna ya me lo dijo, así que empieza ahora o el castigo será aún peor.
En ese momento esconder su expresión fue imposible, jurando que mataría a su hermana en cuanto la viera, había roto un pacto.
— Si ya te lo dijo, para que quieres que te lo repita — habla frustrado.
— Porque no me ha dicho nada, pero tú me confirmaste que si escondes algo — Minho se quería pegar ahora, por ser tan estúpido y haber caído en su trampa, pero sobretodo por desconfiar de su hermana — Habla.
— Eso es jugar sucio.
Yongsu solo sonrió victoriosa.
— ¿Qué has estado haciendo?
— Buscando un lugar para Lux — Contesta rápidamente.
— ¿Y piensas que te voy a creer? Dijiste que te daba igual el lugar.
— Puedo cambiar de opinión.
— ¡Minho! — La voz de su madre sonaba sería y autoritaria, estaba seguro de que en cualquier momento terminaría dándose cuenta, se encontraba sin escapatoria.
— ¿Le dirás a papá? — preguntó cabizbajo, dándose por vencido.
— Eso depende de lo que has estado haciendo — Yongsu generalmente solucionaba los problemas con sus hijos sin comentarle a su esposo, pero sentía que esta vez Minho había ido muy lejos y no podía prometerselo.
El rubio suspiro agachado la mirada.
— Antes de nada quiero que sepas dos cosas — quería dejarle en claro que sabía las consecuencias de sus acciones — Soy consciente del hechizo — pero eso no hizo más que preocupar a Yongsu — y que está mal.
— Min...
Y sin darle mucho tiempo respiro profundo interrumpiendo.
— Me gusta un humano, mamá.
[...]
La Luna no puede revelar su identidad a ninguna persona en la Tierra, de ser así cuando la abandone...
[...]
— Los dos están castigados.
Minho lo miró incrédulo de inmediato dando un paso al frente.
— Yuna no tiene la culpa, no es ella quien ha roto las reglas.
— Pero ha sido tu cómplice.
El mellizo de los Lee miro a su hermana avergonzado, pero esta solo le sonrió dándole a entender que estaba bien. No se podía molestar con Minho, porque aunque sabía las consecuencias que esto traería le gustaba ver al rubio feliz.
Por su parte, este estaba seguro que decirle a su madre tendría repercusiones. La mujer lamentaba mucho no poder callarlo pero era un tema serio que debía hablar con su esposo. Minyu al instante se vio en la obligación de llamarlos y encararlos por sus actos, era delicado y bien sabían estaba prohibido.
— Nunca me he metido en tus gustos o lo que desees, Minho — el hombre lo miraba firme — Pero esto es completamente diferente.
— Solo olvidalo, ¿de acuerdo? — Yongsu se ha acercado hasta donde su hijo, más este no se atrevía a mirarlos, sostenido en su espaldas los dedos de su hermana.
— ¡¿Tienes infinidad de planetas y te fijas necesariamente en alguien de la Tierra?! — Minyu estaba realmente molesto, vamos que él también sabía de las travesuras de su hijo, pero ninguna como está — Reforzare tus cuidadores a tres — demanda — Y desde mañana tienes prohibido salir, a menos de que yo esté de acuerdo.
Yuna inmediatamente querían refutar, sintiendo la presión de la mano de su hermano sobre sus dedos, pero fue interrumpida en el proceso.
— Me da risa escucharte hablar como si tú nunca te hubieras escapado, Minyu.
Una quinta voz se escucho a lo largo de la sala, captando la atención de los cuatro. Lee Dohwa se hacia presente con la mirada fija en su hijo, a pesar de su edad seguía siendo una mujer bastante enérgica, en su tiempo la reina de la Luna, pero sobretodo miembro de esa familia y algo de voz y voto tenía.
— Y tu también Yongsu — dice comenzando acercarse — Las reglas no solo dicen que escaparse a la Tierra sin compañía está prohibido, te recuerdo que habla acerca de todos los planetas del Sistema Solar — Dohwa dio una mirada rápida a sus nietos — Y yo aún tengo presente como cierto chico a sus dieciocho se escapaba a Urano con cierta rubia princesa del mismo.
Tanto las mejillas de Minyu como las de Yongsu se pusieron rojas junto a sus orejas. En su juventud, el mayor no siempre fue el hombre correcto que se presentaba frente a sus hijos, muchas veces se escapó hasta Urano solo para ver a su princesa.
— Es diferente — intervino inmediatamente.
Dohwa solo lo observó esperando un alegato válido.
— Yongsu sabía de la existencia de la vida fuera de su planeta —argumenta — Minho lo está haciendo con un humano.
Minyu tenía en cierta parte razón, a la cual la mayor no podía refutar por completo, pero tampoco iba a rendirse por su nieto. Ella misma sabía que ser protectora no era un tema sencillo, las horas de estudio, dedicación y las enseñanzas sobre el mismo arrebataban gran parte de una juventud, puede que las escapadas no sean algo en lo absoluto bueno, pero también entendía que no tenían las libertades ni mucho menos pocas responsabilidades con respecto a los demás.
La regla sobre no salir sin compañía más que nada se debía a protegerlos de alguna pérdida o extravío, que de las mismas personas del planeta ya que siempre fue todo muy pacífico, pero para cualquiera habitante de la galaxia el espacio era un lugar sin un fin, sumamente complejo, la teletranportacion no era una vía útil si no detectaba y se era plenamente consciente de donde se encontraba, por tanto no servía en todo momento. Los cuidadores de los herederos, nacían con el don de poder proyectar todo la galaxia sin tan siquiera haberla nunca pisado, algo como un mapa que cada astro poseía pero Minho había encontrado la manera de escaparse - igual que Minyu en su tiempo - del suyo y Youngjae se volvía loco cada vez que no sabía donde estaba.
— Ese humano no tiene que saberlo, Minho puede mentirle para poder estar junto a él. — dice. Pero su nieto terminaría haciendo lo contrario — Y en todo caso para eso mismo existe un hechizo, oh y ahora que lo pienso...
los chicos tiene un deseo.
Minyu miro a su madre enojado y frustrado, dejándole saber que no debía decírselos.
— ¿Un deseo? — Yuna titubea confundida y Minho espera una respuesta.
La mujer asiente — Veo que su padre no se los ha dicho.
— Lo iba a guardar hasta sus días — interrumpe su alegato rápidamente.
Pero a Lee Dohwa esto poco le importó — Tiene un deseo concedido por los planetas, las reglas sólo dicen que no puede implicar ningún crimen, ni atentar contra sus vidas, ni la de ninguna a otra persona y mucho menos alterar el espacio- tiempo.
Ambos chicos se miraron sorprendidos y luego a su madre que solo cerraba los ojos y movía su pierna incomoda. Nunca ha tenido problemas con su suegra pero cuando se trataba de defender a sus nietos no habían quien la detuviera.
— Se activa apenas ustedes cumple diecinueve.
— Y lo hace solo si la Luna pasada lo sella.
Dohwa ríe, su hijo es igual de terco que ella — Pero no puedes negarte y tampoco dice que Luna.
Minho aún callado solo podía pensar en que su abuela era asombrosa, igualmente analizando que todavía había muchas cosas o tradiciones que desconocía y le gustaría aprender, la galaxia era un mar de misterios.
— Sin embargo, veo bastante mal que mi pequeño tenga que gastar su deseo en esto, cuando tu solo tienes que aceptarlo.
— ¿De verdad estas de acuerdo? — Minyu pregunta bastante sorprendido, era peligroso, si Minho hacia algo que dejara saber a una gran cantidad de personas quien era, no podían borrar la memoria de una población entera.
— Si lo hace feliz, ¿por qué no?
— Estas poniendo en juego su vida.
— Y tu solo estas viendo los aspectos negativos de ello, no se va a Morir, Minyu.
El hombre le regalo una mirada a su esposa, sabía que si Minho pedía aquello como deseo no podía negarse por ser uno divino, no era quien para ir contra la fuerza de los planetas.
— Youngjae tiene que acompañarlo — finalmente dice después de un tiempo de análisis.
— Eso sería bastante sospechoso, ¿no lo crees? — Yuna quiso dar su opinión — Si lo que Minho quiere hacer es acercarse, Youngjae no puede ocultar todos sus tatuajes — Los cuidadores tenían por el cuerpo marcas con diversos datos sobre cada planeta.
Minyu bufo, aguantadose las ganas de gritar, mientras pasaba las manos por su rostro agobiado.
— Esta bien, esta bien.
Compartiendo una mirada cómplice, Minho agradeció a las dos mujeres, sin ellas no hubiera sabido que hacer
— Pero bajo una condición — La Luna suspiro y miró a su hijo no muy convencido. — Solo un mes, Minho.
No se que tanto les guste este capítulo, porque es más explicativo, pero tiene cosas que en el futuro serán importantes.
Por otra parte verán, supongo que es muy común que a veces a los escritores les surgen ideas como de la nada, pues mientras escribía este capítulo sucedió; sin embargo tiene "repercusiones"
Resulta que les tengo la noticia de que se me ocurrió una historia ligada en el mismo mundo, con el poderosisimo Hyunin. El problema es que planteadola, no tenía sentido realmente que Hyunjin y Jisung se conozcan, por tanto olviden eso ajjdjsja y para los nuevos tal cosa ya no aparece - lo mencione como dos veces super superficial -
Pero bueno el punto, cuando termine BTM - que quedan poquitos capítulos por cierto- la publicaré. Así que esperen "Neptuno" ♡
Ah y por último tengo un insta en donde comencé a subir mis dibujos de los chicos lo encuentran como @/cxsmicla
Gracias por leer ♡