Saliendo del portal, se encontraban dentro de lo que sería la mansión más lujosa de Gravity Falls. A diferencia de la mansión de los gemelos, está glamorosa mansión era más cálida, más ostentosa, llena de cosas modernas y caras. Dipper y Mabel se preguntaban interiormente si habría otra familia Noroeste aquí pero un grito agudo distrajo a toda la banda.
-¡Intrusos!, ¿Ladrones?, ¡Malditos adolecentes, qué cosas romperán ahora!- un sirviente comenzó a gritarles a la vez que sacaba un busto y presionaba un obvio botón rojo, llamando a seguridad.
-Hora de irse- dijo Sam, con un ademán de su mano el vidrio de la ventana junto a ellos desapareció, tomo a su novia en brazos y salió volando.
-Bien, supongo que esto justifica usar mis poderes, ¿no pino?- divertido e inspirado por las acciones de Sammy, tomo al chico Pines en sus brazos sin darle oportunidad de replicar antes de sacarlo volando por la ventana.
Para este punto, Ford ya había asegurado el gancho de su pistola a un árbol y se columpio cargando a Mabel, dejándola a salvo en el suelo dentro del bosque, dónde se reunieron.
-¿Deberíamos rodear por el bosque para llegar al pueblo? Podrían mandar a buscarnos por los alrededores- sugirió Mino una vez estuvieron todos juntos.
Sam estaba extrañamente callado, es decir, casi nunca habla pero usualmente es el primero en contestar a Mino, preguntó entonces ella que ocurría y Sam entonces desplegó una pantalla en el aire, era como una ventana flotante que funcionaba como camara térmica, algunas criaturas del bosque les estaban prestando atención.
-Vaya, me había preocupado por nada- un suspiro de alivio salió de Ford. Déjalos mirar, igual en este momento somos más raros que cualquier anormalidad de Gravity Falls-.
Caminaron siguiendo los senderos del bosque, rodeando hasta llegar a otra salida del pueblo, al llegar lo primero que notaron los Pines fue que... Nadie era conocido. Todos los residentes eran personas que nunca habían visto aunque a Dipper se le hicieron extrañamente familiares los leñadores del bar... O quizás todos los leñadores se parecen.
No había una Maud en la cafetería, pero la chica de cabellos arcoiris, que era bastante prepotente de hecho, les comentó que no existía ninguna "Cabaña del misterio" y que la única cabaña con su descripción era la casa de un cazador loco y rarito con el que nadie se llevaba muy bien.
En la mitad del bosque...
Sentado en su sofá, sin nada que hacer realmente, cierto chico miraba sus trofeos de caza con sus pensamientos puestos en otra presa. Tranquilo y acostumbrado a su soledad, le sorprendió un poco de escuchar golpes en la puerta pero de igual forma se levanto, dejando el arma que limpiaba recargada en el sillón.
-Si, ¿Quién... - se interrumpió así mismo, en su ojo se vio reflejado aquel en quien estaba pensando hace sólo unos minutos- ...¿Quien eres?-.
El sol era cálido y la brisa era fresca, por dónde vieras en ese lugar apartado la naturaleza gritaba que el verano estaba en su apogeo. La sombra de los árboles daba cierta sensación de frescura pero nada comparado al frío ambiente que se había formado a las puertas de esa cabaña a mitad del bosque.
Todos se quedaron anonadados viendo la mítica visión frente a ellos. Un joven Bill Cipher, algo herido y vestido como gente común, su cabello obviamente había sido teñido en rubio y parecía que llevaba un tiempo sin ir al peluquero pues su color original comenzaba a notarse. Su edad mediaba entre la adolescencia y la adultez, pero su cuerpo trabajado se notaba por debajo de esos vendajes que cubrían su torso hasta la altura de pecho y brazos. Y si no fuera por esos vendajes bien se podría decir que les abrió la puerta semidesnudo.
El más sorprendido de todos fue Bill, nunca pensó que en una versión relativamente cercana a su realidad se encontraría consigo mismo como... humano.
Su sorpresa paso a enojo y del enojo a la furia al ver que su otro yo no dejaba de mirar a Dipper con esa cara de ingenuidad típica de los ignorantes, o bien, humanos. Algunas pequeñas llamas crecían intermitentes delatando sus pensamientos aunque bueno, nadie le presto atención.
-Bueno... -Mino, algo incomoda por el rato que había pasado decidió cortar el silencio. Quizás era porque estaba más acostumbrada a este tipo de cosas, que su sorpresa paso rápidamente -¿Podemos pasar?- Bill, bueno, el humano; saliendo de su letargo se aparto de la puerta.
-Si, adelante- habiendo roto el contacto visual con el castaño, pudo notar a quien venía tras esté. Un hombre, poco más mayor que él, idéntico a su persona lo miraba con bastante disgusto. Tragó en seco.
-¿Puedo ofrecerles algo? -.
Después de que el último, un chico de cabellos lilas entrará, cerro la puerta y trato de no quedarse mirando al chico castaño que tan fuertemente llamaba su atención.
-U-un poco de agua estaría bien- dijo Ford, también sintiendo la pesada atmósfera que se creaba gracias a la hostil actitud que tomaba el demonio observando a su copia.
En el pensamiento de todos estaba el hecho que al rubio le molestaba verse como humano. Ya muchos problemas había causado solo por considerar a su contra parte Will, como una versión débil de si mismo y ahora se encontraba con otra versión y una sin poderes además. Seguro estaba fúrico en su interior.
Pero aunque no estaban del todo equivocados, lo que realmente mantenía molesto al rubio era el hecho de que, en cuanto llegaron, ese otro había puesto demasiada atención en SU Pino. Era como si todos los universos se hubieran puesto de acuerdo en hacerle pasar un mal rato.
-¿Algo de agua? Claro, tengo jugo también -su mirada volvió al joven castaño y una vez más el humano sintió que su pellejo corría peligro cerca de ese otro tan parecido a él.
Sirvió en variedad de vasos ambas bebidas y las dejo en la mesa cercana. Ahora que observaba mejor había realmente gran variedad entre sus invitados. No se animaba a interactuar con cada ser nuevo de esa habitación pero tenía curiosidad y no podría dormir tranquilo si no saciaba aunque fuera un poco esa necesidad de información....
-Entonces... ¿son híbridos o algo así? Los humanos no podemos hacer clones y esas cosas... -a pesar de su actitud, era obvio que se encontraba intranquilo. Quizás lamentándose mentalmente de haberse permitido dejarlos entrar.
-¿Híbridos?, ¿entre que tipo de criaturas se puede dar un híbrido que tenga forma humana?, ¿O aquí las criaturas semi-humanas y humanas pueden mantener relaciones que den por producto un híbrido más acercado a un ser humano? -la repentina ola de preguntas de Ford pareció sorprender no sólo al rubio.
Pero tenía razón, ¿qué quería decir con híbridos?
-Nosotros somos totalmente humanos -Dipper, a pesar de haber visto como Bill se había enojado por escucharle hablar con su otro yo, continuó -Venimos de otra dimensión, buscando explorar los diferentes secretos aquí en Gravity Falls y nos sería de ayuda si nos explicas las características de tu mundo-.
Evitando que su impresión controlara sus acciones, camino lo más relajado que podía hacía su sofá, se sentó con lentitud y volteo su mirada a la chimenea que decoraba la estancia. Si en algún momento dolieron sus heridas, no les presto atención.
-Otra dimensión, ¿eh? -parecía recio en un inicio a asimilar la nueva información, pero pronto su ceño se suavizó y sonrió. No se negó a responder o a creerles.
-Si es de este loco pueblo, me espero lo que sea-.
Y entonces, comenzó a relatar los extraños y fantásticos sucesos que eran parte de Gravity Falls.
De como él, un simple chico citadino había venido al pueblo de Gravity Falls, Oregon para quedarse durante el verano siendo uno de sus pasatiempos, la caza.
Y cuál fue su sorpresa al descubrir las extrañas y locas criaturas que en el bosque habitaban.
-No sé si vayan a creerme, pero un zombie es conocido mío y charlamos de vez en cuando. Él es quien me cuenta de los diversos seres que habitan por el bosque -en algún momento mientras narraba, toda la tensión o miedo que llegó a sentir desapareció.
Quizás era porque por fin alguien lo escuchaba y no lo daban por lunático o quizás era por la emoción con la que le escuchaban, poco le importo cuál fuera la razón.
Siguió su historia nombrando a varios de sus conocidos en el pueblo, de quienes le creían o quienes lo tachaban de loco, junto con alguna que otra aventura. Quien hubiera pensado que el monstruo del lago no era tan escurridizo en esta dimensión. O mecánico.
-Y también hay lugares dónde no es tan raro que otras especies lleguen. Hay un pequeño bar al que llegue una vez por accidente donde los gnomos beben y apuestan. Por cierto, traficar con mariposas esta prohibido, no quieran saber porqué- comentó, aguantando la risa que traía consigo el recuerdo de aquella vez.
-¿Cómo te hiciste esas heridas?- preguntó Mabel después de un par de historias. Ford y Dipper, que anotaban cuidadosamente cada detalle y hacían notas en sus respectivos diarios de investigación, voltearon y recién caían en el hecho de que, efectivamente, Bill estaba herido, y bastante grave además; algunas de sus vendas ya se habían manchado con sangre. El rubio pareció congelarse por un segundo pero volvió a sonreír; su expresión tan serena y comprensiva en el mismo rostro del dios del caos sentado junto a ellos ya en sí era una rareza de este nuevo Gravity Falls.
-Bueno, no es una historia tan buena... En su dimensión ¿también hay criaturas, bueno, peligrosas en el bosque?- si bien Will era todo lo contrario a Bill, este chico era opuesto de una forma distinta. Más seria y relajada pero sin llegar a ser tan altanero como el original. Dipper pensaba mucho en esto a la vez que prestaba atención a ese chico frente a el. No debería ser realmente mayor y era raro que viviera solo en una cabaña medio abandonada en el bosque, es decir, si no fuera porque el pórtico se veía limpió a diferencia del resto de la casa bien hubieran creído que estaba en ruinas.
-Si tenemos de todo, clones, gnomos, zombies, hombres lobo, hombres tauro, monstruos, experimentos vivos abandonados en el tiempo, gente del futuro, juegos que cobran vida, fantasmas, sociedades secretas, unicornios hipócritas, aliens, naves abandonadas, el multioso, cristales magicos, gente que trasciende el espacio-tiempo de las dimensiones, un dios del caos en forma de nacho- a la vez que señalaba Mabel contaba con sus dedos, esa ultima la dijo mirando a Bill, quien aún tenía el entrecejo fruncido viendo a su yo más joven con cara de idiota. ¡Mil veces mejor ser un dorito que ser un idiota!
Bill humano perdió la voz ante el shock, él, que creía había visto y oído de todo lo raro y bizarro en Gravity Falls se dio cuenta que un le quedaba mucho, mucho por descubrir.
-Vaya... Realmente me falta bastante para conocer este pequeño pueblo -dijo con burla- Estas heridas me las hice cuando ayude a una chica loba a escapar de unos cazadores de lo paranormal, vienen bastante así que me di la tarea de proteger la entrada al bosque. No hay otro camino desde el pueblo así que soy lo mejor para espantar a los que vienen.
-Que raro, ¿por qué nunca nos toco ver esos cazadores tío Ford?- pregunto Mabel
-Según recuerdo, Stan los atraía para que compraran sus chucherías pero cuando vieron que eran falsas dejaron de venir y corrió la voz de que todo lo sobrenatural en el pueblo era solo una trampa turística...- mientras hablaba, Ford también tomo nota de ello en su diario.
-Así que interferimos con ese tipo de desarrollo -Dipper, quien estaba atento a todo cuanto se decía siguió haciendo notas en su diario también.
Mabel, no queriendo ser excluida de ese momento saco su libreta soltando brillantina por todo el suelo mientras escribía con un bolígrafo rosa chillón garabatos y dibujos de un nacho con un ojo alegre y las notas "humano, muy lindo, amable".
Sam abrazaba a su novia sin el menor interés en el mundo que lo rodeaba. Él, que había viajado por infinidad de dimensiones desde que la diosa de un Mundo menor le entregó el poder, solo tenía curiosidad por las reacciones de su chica al conocer las maravillas del multiverso, alimentando su hambre por el saber y las historias. Sinceramente nunca hubiera escogido ese poder como recompensa sí no fuera por su amada, así que las aventuras de otros le daban bastante igual.
Minori por otro lado, estaba atenta a todo lo que pasaba, se veía feliz y emocionada, acostumbrada a estar en brazos de su pareja. Su vocación era buscar buenas historias y sabía que estas personas frente a ella tenían el aura de los protagonistas, trayendo el caos y la buena trama donde quiera que fueran. Su trabajo no era intervenir, era ver, y quizás más adelante escribir al respecto. Las buenas historias debían ser compartidas y no se puede dejar una buena historia sin conocer.
¿Cierto?