Mi Tormento Favorito©+18 [MC...

By Cinnluna06

221K 14.7K 1.9K

La vida de Amber y Evan da un giro inesperado cuando secretos del pasado se ven mezclados con el presente de... More

*A V I S O*
C1
C2
C3
C4
C5
C6
C7
C8
C9
C10
C11
C12
C13
C14
C15
C16
C17
C18
C19
C20
C21
C22
C23
C24
C26
C27
C28
C29
C30
C31
C32
C33
C34
C35
C36
C37
C38
C39
C40
C41
C42
C43
C44
C45
C46
C47
C48
C49
C50
Epílogo [P1]
Epílogo [P2]
¡3 PARTE YA DISPONIBLE!

C25

4.1K 303 48
By Cinnluna06

Evan POV

Yo no tenía hambre y seguro que ella tampoco aunque debíamos pedir algo para poder permanecer en el bar del hotel, así que pedimos café, tomamos la mesa que estuviera cerca de una ventana y lo bastante alejado de la poca clientela, la noche estaba hermosa como para poder desperdiciarla; tomó asiento delante de mí como siempre lo hacía.

Acomodó su taza de café y comenzó a prepararlo, yo preferí bebérmelo sin azúcar, para mí era mejor no beber nada, no me sentía con tantos ánimos.

—Supongo que Seattle volverá a ser tu hogar —en ese instante dejó de preparar el café, meneó con la cuchara para mezclar el azúcar y la crema —¿Estás feliz? Tendrás a Karen cerca de ti y la verdad es que ahora ella está esperando hablar contigo.

—¿Ya recibió los documentos que solicitó en el hospital?

Se quedó sin habla, se puso un poco tímida.

—Sí, ella ya recibió los documentos, también me los envió a mí por si querías saber.

—No me molesta, está bien que te los haya enviado, así podrás darte cuenta de que todo lo que te dije fue verdad, ya no tengo necesidad de mentir.

Sorbió del café sin quitarme los ojos de encima, parecía como si quisiera encontrarme algo.

—¿Estás feliz de volver a Seattle al fin?

Nos miramos un buen rato, ella estaba curiosa, sus ojos lo decían y su propósito era a la mejor hacerme sentir confundido pero mi instinto no fallaba y me decía que ella estaba triste por la respuesta que tuviera que decir.

—Hay cosas increíbles en Chicago pero mi tiempo terminó ahí, ahora Douglas se hará cargo tal vez, no lo sé, pero Pharma Bio está en buenas manos con Karen y Douglas al mando. Seattle me espera porque ahí es dónde debí haber estado siempre.

En efecto su expresión se contrajo en dolor, estaba perturbada y sumamente triste, sus pequeños ojos se oscurecieron ante mí y aunque quiso ocultarlo no lo logró.

—¿Te arrepientes de haber vivido en Chicago?

—No —respondí apresuradamente —Y si, la primera porque no me arrepiento de haberte conocido, si yo no hubiera ido y aceptado poder arreglar mi vida yendo a Chicago jamás nos hubiéramos encontrado Amber, pero si me arrepiento de haberme envuelto en cosas horribles y ser tan débil en su momento, hice cosas horrendas, una de ellas fue herirte, si no me hubieras conocido, vivirías mucho mejor y quizá feliz con Chris.

—Así que ya lo sabes —suspiró con pesadez, ahora clavándome los ojos, interrogativa —¿Quién te dijo que terminé con él?

—No lo sabía —me límite a responder —Alguien se enteró por medio de tu instagram, jamás te acosé si es lo que piensas.

—¿Y quién lo descubrió?

—Mi terapeuta.

—¿Natalie? —alzó una ceja, asombrada e incrédula —No creí que tuviera la intención de buscarme para saber de mí.

—¿Y porque no? Le conté mucho sobre nosotros, lo tenía que saber todo, supongo que le dio algo de curiosidad y solo hubo una coincidencia.

—¿Ella vive contigo?

Casi se me cae el café de la boca, mis ojos se dilataron, me había sorprendido, negué inmediatamente, limpiándome el resto de café que dejé caer sobre la mesa.

—Por supuesto que no —afirmé con tono tajante —Ella es viuda y tiene un bebé, somos amigos, ella ha sido una gran persona y me ha ayudado mucho, ahora mismo estoy comenzando una nueva vida y solo me da los consejos que necesito para lograrlo. Escucha, todos los que me conocen ahora saben de ti, no tengo porque mentirles, si pudiera volver a Chicago para intentar arreglar lo que hice, lo haría pero justo ahora es mejor que viva en Seattle, no quiero tener que intervenir en tu vida si eso te molesta, a menos que desees lo contrario.

El destello en sus ojos regresó de poco a poco, sobre todo a causa de mi cercanía, me incliné poco a poco hacia ella.

—¿Eso harías por mí si te lo pido? ¿Dejarías Seattle?

—Lo haría, sin duda —contesté entregándole toda mi mirada cargada de amor, ella se enganchó en mis ojos con adoración, acercándose también para no perderla —Pero no te podría ofrecer nada, no tendría ni un centavo y esa no es la vida que quiero para ti, sería un pobre don nadie que viviría frustrado por no darte lo que mereces.

—¿Y todo lo que dijiste antes? ¿Lo recuerdas? Tu actuación, el amor que tenías por mí, ¿Sigue siendo verdad?

Sus manos estaba tan cerca de las mías que casi podían tocarse, quería tomarle las manos, apretarlas tan fuerte y llevarlas hacia mí pecho para empaparme de su calor y que envolvieran a mi corazón.

—Estoy perdido entre tanto amor que tengo por ti, Amber, te complacería saber que me tortura el no poder acercarme a ti porque estaremos separados por miles de kilómetros, pensaba en ti desde antes de este viaje, tú me salvaste, me obligaste a pensar en que debía hacer algo por mí y mi familia, ya no podía vivir como antes, he cambiado pero todavía no siento que pueda ofrecer lo que mereces, una vida plena.

—¿Y sí solo te necesito a ti para tener la vida plena que quiero? Dijiste que querrías lo que yo quisiera.

—¿Y lo que quieres es a mí? ¿Todavía me amas? —pregunté, sus ojos sumaron una elocuente súplica, la misma que vi cuando me pidió el beso con la mirada en aquel día bajo la lluvia, una llama insaciable despertó gracias a esa mirada que me estaba regalando, el calor fue expandiéndose a través de mi pecho y corriendo ahora por todo mi cuerpo.

Su imagen afligida por mí me rompía el corazón.

—Hay veces es la que recuerdo lo que hiciste y me pone muy mal, esa parte me hace odiarte todavía y me aleja de ti pero también está aquella parte que siempre te amará y me hace desearte también, no se a veces que es lo que quiero, me siento dividida.

Alargué una mano hacia su rostro pero la detuve a centímetros de su piel pero me tomó por sorpresa que ella misma depositara su mano en su mejilla y la apretara ligeramente, cerró los ojos, mi tacto suavizaba su agonía y su semblante.

—Amber, no quiero que te atormentes por mí, no quiero que lleves una carga que no mereces, yo siempre estaré para ti, no importa de qué manera lo desees, recuérdalo, siempre estaré para ti, es una promesa que me hice y que te hago ahora mismo, prefería estar a tu lado y en tu vida no importa de que manera, la aceptaré, es mejor eso que no estar a tu lado nunca más. —seguí acariciando su mejilla y lentamente me fui hacia su boca entre abierta y con el pulgar acaricié su labio inferior, resistiéndome a las ganas de besarla otra vez.

—No te detengas —me pidió en un jadeo, manteniendo sus ojos cerrados todavía, veía el goce que le causaba mi caricia y que se estaba adueñando de mi y mis impulsos que deseaban devorarla con un beso.

—Tortúrame Amber —me acerqué a su rostro y dejé que mi aliento cayera en sus labios que temblaron al ser tocados con el cosquilleo de mi voz —Hazme desearte tanto esta noche sin poder tenerte, me lo merezco, tanto como ahora que ansío besarte hasta beberme la última gota dulce de tus labios.

—¿Me quieres aquí y ahora? —jadeó, toqué con las yemas de mis dedos sus labios, la sedosidad de su aliento era palpable.

—Con toda mi alma, me mata esta espera, me estás matando, necesito tu amor Amber, soy capaz de morir si no puedo tenerte una vez más. Merezco la tortura, es la abstinencia más salvaje e infernal que he vivido.

Podía sentir por debajo de su piel la excitación que le provocaba el simple roce de mi aliento sobre sus labios pero también podía sentir la resistencia de su voluntad, a la vez la tenía tan cerca y tan lejos que no sabía si había ganado esta batalla.

Abrió sus ojos y me dejó completamente a su merced, era una mirada imposible de ignorar, se consumía una fogosidad que agonizaba dentro de ella, yo estaba listo para el momento en que lo dejará salir y ella solo estaba en espera de dejarse poseer.

—Esa mirada de nuevo cargada de intención...—murmuró, estudiando mis ojos con mucho detalle, lo disfrutaba tanto que no le importó que la intención estuviera demasiado cargada en mis ojos.

—Es la única manera en la puedo tocarte. No puedo evitarlo.

—Quiero estar contigo pero no sé si deba hacerlo, hay cosas que todavía debo pensar pero si te dejo ir, estoy segura de que será esta la última vez.

—Si quieres que te visite estando tú en Chicago, lo haré, Amber, no me importa en absoluto sabiendo que me quieres ahí.

Sus ojos que estaban unidos a los míos se apartaron lentamente, alejó su rostro de mi mano y así fue tomando distancia entre nosotros, me quedé en la espera de que pudiera darme razón de su distanciamiento, me hizo creer que había sido por algo que dije pero simplemente no lo creí.

—Dime que deseas ahora —le supliqué, esperando que me dijera ahora mismo que pasaba por su cabeza antes de que pudiera volverme loco.

Sus ojos azules ardían pero no de la manera exótica o sensual, era algo que le costaba asimilar y que la mataba por dentro.

—Una despedida —susurró, guardando el dolor en su voz lo más que pudo.

La fuerza de mi mirada se perdió, bajé mis ojos hacia mis manos que de repente se habían formado en dos puños, sentí un peso horrible caerme al cuerpo que me impedía moverme, no podía asimilar el dolor, la herida abierta que me quemaba por dentro no me permitía hablar.

Esperé un par de segundos para contemplarla, tenía los ojos hundidos en lágrimas, aun no se derramaban del todo, esperé a que así fuera pero fue en vano, ella era fuerte, tenaz, controló mucho mejor que yo nuestra despedida.

—Adiós, Amber —concluí con la voz débil, me sentía desconectado de mi cuerpo.

Ella se levantó y la vi marchar así sin más, dejándome ahí en ese gran salón abandonado y solo, ella estaba saliendo del bar cuando no pude aguantarme, fui detrás de ella para alcanzarla , fui rápido que la alcancé y ella escuchó mis pesados pasos yendo tras ella, se giró con pocas lágrimas en los ojos, esto era peligroso, me arriesgaba pero no podía dejarla ir cuando estaba seguro que ella había vuelto a mí por una razón.

—Solo dime que quieres ahora para mí, Amber, ya no puedo, es una tortura aceptable pero cruel, me hieres y está bien, sé lo que has sentido por primera vez en mucho tiempo. —me acerqué dos pasos, el pasillo del hotel estaba vacío. —Solo dame un castigo definitivo para soportarlo. ¿No quieres que te visite?

—No. —la voz se le quebró.

—¿Por qué? —empecé a respirar desesperado, no estaba listo para escuchar lo que me atemorizaba.

—Porque sé que en cuanto estés ahí no querré que te vayas jamás y no sabes lo difícil que es decir esto. 

Su respiración estaba tan agitada como la mía, me fui acercando lentamente y a ella no pareció molestarle, desde la cercanía de mi distancia podía percibir el olor de su perfume más concentrado a cuando estábamos sentados frente a frente, yo estaba al borde del colapso y la única manera de poder consolarme era poder rodearla en mis brazos y esperar a que deseara lo que su cuerpo ya estaba pidiendo.

—¿Tienes miedo de lo que sientes por mi?

Se quebrantó un poco pero también se veía frustrada, tenía la mandíbula tensa y los labios apretados, a este paso yo estaba a punto de lanzarme sobre ella para besarla pero se dio la vuelta y se fue caminando a grandes zancadas de ahí; recargué mi espalda sobre la pared pues mi pecho estaba agitado, no podía respirar bien, contuve mucho mis deseos y mis impulsos que era como tener una gran presión encerrada que esperaba salir.

Vi la hora en mi reloj de mano, iban a ser las doce de la noche, corrí otra vez detrás de ella y al salir del hotel la vi en la esquina tratando de cruzar la calle, estaría loco si no iba tras ella para llevarla a su hotel.

—¡Amber! No te puedes ir sola, prometí llevarte —me fui acercando a ella, titilaba de frío y la gente que pasaba cerca de ella no me daba buena espina. —Déjame hacerlo.

—Me estás volviendo loca —susurró cuando me puse a un lado suyo a esperar el rojo en el semáforo —Lo mejor es que me vaya sola, de verdad, necesito que te mantengas lejos de mí.

La ansiedad de caer sobre ella regresó pero tuve que calmarme, otra vez.

—No puedo dejarte ir sola, no conoces la ciudad, son las doce y no sabes que personas estarán allá afuera justo en ese parque —señalé con la barbilla el gran parque que debía cruzar para llegar a su hotel, había buena iluminación pero había partes oscuras donde cualquiera podía salir a atacarla. —No estaré tranquilo si te vas sola.

Asumí que había aceptado pues crucé la calle estando a su lado y no protestó, pasamos por unas cuantas cuadras más hasta que llegamos al parque, era enorme pero ni cruzarlo por completo nos haría llegar al hotel, todavía faltaban unas cuadras más. No había nada de gente y claro que así iba a ser, hacía frío y nadie tenía intención de pasar una noche congelante en un parque y menos a esta hora.

—¿Te podrías imaginar cruzando este parque sola? —le pregunté con una pizca de sarcasmo, de noche se veía bastante tenebroso, los puntos de luz del parque eran cada vez más pocos, quisimos irnos por los lugares más luminosos. —Cualquiera podría atacarte, tomarte y llevarte lejos.

—No soy tan débil como crees, siempre llevo conmigo un gas pimienta —repuso con seguridad aunque su voz podía denotar que estaba un poco alterada al imaginar lo que le dije. —De todos modos, gracias por acompañarme.

Sonreí.

—No lo digo para asustarte, eres  pequeña y delgada, realmente serías presa fácil pero no quiero seguir planteándote un escenario escabroso. No es nada, a pesar de que estuvieras molesta conmigo y me dijeras que no querías que te acompañara lo hubiera hecho, te lo prometí.

—No estoy molesta contigo.

—¿No? —me volví confundido hacia ella que, me regresó la mirada un poco avergonzada.

—No —respondió tímida, a pesar del frío y del aire gélido, sus mejillas se tiñeron de un rosado muy bonito que a pesar de la poca iluminación se notaba —Pero me haces enfadar sin saber porque. 

Una ráfaga aire realmente helado se estampó contra nosotros, Amber tembló tan fuerte que su cuerpo delgado y pequeño no resistió todo el frío a pesar de que llevaba un abrigo, a mí parecer era un abrigo muy simple, me dolía verla sufrir por frío así que me quité mi chamarra, la que ni siquiera usé y había dejado en el auto de Sebastian.

Durante unos instantes nos miramos mientras me quitaba la chamarra, ella desvió sus ojos hacia el lado contrario y le pasé la chamarra sobre los hombros.

—Todavía queda un largo recorrido —me acerqué a ella y le coloqué la gorra que llevaba mi chamarra, así el calor se mantendría también en su cabeza y sería menos insoportable el frío.

En el fondo de sus ojos logré ver que se había iniciado una chispa provocadora, que desprendía una invitación consentida a tocarla pero no quería abusar de la oportunidad, a menos que lo pidiera realmente en palabras. Atusé un mechón de su cabello que el aire había logrado desacomodar y lo puse detrás de su oreja, rocé por accidente mi mano en su mejilla y la temperatura cálida y suave de su mejilla me reconfortó del frío.

—Esto es a lo que me refería cuando dije que me molestaba contigo. —admitió, clavándome su mirada desesperada pero irresistible, obligándose a ya no callar. —Me molesta que me provoques tanto con un solo toque, que me hagas quererte cuando no debo, lo he intentado en todo este tiempo y en este viaje pero ya me cansé, ya no se puede luchar con algo así ni aunque lo intente.

—Quizá...—enmudecí, yo tampoco podía retenerme más, cuando la tocaba quería todo de ella, tomar su cuerpo pero también su alma, cuidarla y apreciar la belleza que llevaba por dentro, lo única y perfecta que era para mí porque no había nadie que se le pudiera comparar. —Debí haberme ido por más tiempo y así hubiera sido más fácil.

—No lo creo —confesó, obsequiándome una voz dulce y angelical —Te hubiese olvidado por un tiempo pero no te hubiera podido dejar ir. Ahora te pregunto, ¿Me hubieras olvidado?

Levanté mi mano de nuevo en su mejilla y la puse ahí, maravillándome con la temperatura cálida de su piel que no se había ido, con mis dedos acaricié arriba y abajo la suavidad me era familiar y me hizo sonreír, el rubor se incrementó en su rostro, nuestras miradas estaban fuertes e indestructibles, en sus ojos crucé directamente hacia un mar de recuerdos, me sentí como si me estuviera acercando su amor otra vez.

—Nunca te hubiera olvidado, ni aun sabiendo que hubieses preferido a alguien más, incluso a Christopher, te llevaría conmigo aunque fuera en recuerdos, conservaría los buenos y pasaría el resto de mi vida deseando que fueras feliz, porque lo que sentí por ti desde el principio siempre se ha mantenido vivo, jamás quise herirte, si pudiera volver al pasado para no haber jugado contigo ni manipularte lo haría, te hubiera alejado de mi camino , sacrificando la oportunidad de conocerte y que me hubieses enseñado a amar de verdad, este amor que tengo por ti es tan fuerte que me da miedo, se apodera de mí, Amber.

Agarró mi mano de su mejilla y la entrelazó, yo me la llevé a la boca, dándole un beso en el dorso de la mano, yo temblaba más que ella pero no de frío, no había nada que detuviera mi deseo, mi lujuria y mi pasión que se desbordaban de mí cuerpo.

—Entonces solo pídemelo, lo quieres —me susurró con el mismo tono de voz suave pero ahora con un toque seductor, se acercó a tal punto de mantener nuestros rostros cerca, respirando con agitación, la electricidad que emanaba de nosotros era palpable, frenético.

—No quiero que te arrepientas, sé que es difícil para ti hacer esto...—le di un beso sobre la frente, tenía que tocar alguna parte de su cuerpo sí quería mantenerme a raya. —Porque soy capaz de hacértelo en este parque y el frío no sería cómodo.

—Nada comparando con la nieve de Whistler Blackcomb, dijiste que querrías lo que yo...

—Lo sé —la interrumpí aun manteniendo mis labios en su frente —Ahora mismo estoy siendo el que piensa con la cabeza fría pero no pienso ceder, Amber, estoy fiel a mi tormento, no te voy a hacer el amor hasta que no pueda más y me des la oportunidad.

—¿No me deseas?

—Sí —jadee, dejando rastro de mi aliento en su piel —Mucho, me vuelvo loco teniéndote aquí a solas para mí.

Hizo la cabeza hacia atrás y se encontró con mi rostro atormentado, angustiado, ya no podía más y ella estaba haciendo un trabajo extraordinario torturándome, se acercó y puso sus labios a centímetros de los míos a propósito, provocándome a un nivel insuperable.

—Dijiste que con tan solo pedírtelo, pues te lo estoy rogando, el tormento es tanto para mí como para ti que si no es ahora mismo, jamás lo será. 

Y con una mirada en complicidad, me di cuenta que ella tenía razón, esto sería una única oportunidad en lo que el tiempo decidiera unirnos de nuevo, ¿Debía ceder o frenar esto antes de que ella lo considerará un error? Lo que hice a continuación fue lo que creí era lo más acertado, esperando que no fuese una mala decisión.

Continue Reading

You'll Also Like

1.1K 271 9
SINOPSIS Desde el inicio de los tiempos, diferentes culturas han idolatrado a seres supremos, dándole la potestad de dioses al imaginarlos poseedores...
6.7M 372K 58
Este es el tercer libro de la Saga Londres, el primero se llama "Matrimonio a la fuerza y el segundo "Rebelde Rendición". Espero que les guste!!! D...
10K 984 61
Bien, imagina estar saliendo por casi un año con un hombre y luego de pasar tantas cosas te das cuenta de una mentira que cambia por completo tu vida...
111K 8.4K 25
Hazel, una chica que es famosa en la escuela por agarrar a patadas a todos y ser muy extrovertida y Noah, la chica mas popular de toda la escuela, a...