Amor Sublime © |Libro I|

By Mafee_99

35.1K 14.8K 2K

Esta es una historia que pone a prueba el amor, la lealtad y, sobre todo, la paciencia de nuestro protagonist... More

00| INDICIO
01| AUSENCIA
02| EL SUPLICIO
03| SUGESTIÓN
04| EL PRESAGIO
05| LA ODISEA
06| EUFORIA
07| SÚBITO SUCESO
08| ALACRANES
09| LA TRAVESÍA
10| VENENO
11| LAS DOCE
12| ¿DISOCIACIÓN?
13| ¿QUIÉN SOY?
14| COMPLEJO
15| LA DOBLE
16| PERSECUSIÓN
17| CAZADOR CAZADO
18| HECHIZO
20| LA MASACRE
21| COMPLICIDAD
22| COLAPSO
23| REVELACIÓN
24| RECAÍDA

19| DEMENCIA

712 457 21
By Mafee_99

Los dos brincamos atormentados.

—¡Rápido, ponte la ropa! —La ayudo con sus botines y ella se pone el vestido de cualquier manera.

—¿¿Qué es lo que está pasando?? —Se asusta cuando me ve agarrando el trofeo.

Con mi mano libre encarcelo su rostro y lo atraigo hacia mí.

—Escúchame, tenemos que salir. —Ella niega temblorosa y suena otro disparo—. Tenemos que enfrentarlos o vendrán por nosotros... —Junto mi frente en la suya con dolor. Es como si el apocalipsis nos estuviera esperando allí afuera.

—Tengo miedo. —Se escucha débil.

—Estaré contigo como siempre, bebita. —Beso su frente—. Ahora toma lo que encuentres, y si te sientes en peligro, golpéalos.

Ella se abalanza para abrazarme nostálgica, se arma de entusiasmo y corre a buscar algo para defenderse. Al final encuentra una laptop.

Una Dafne con una laptop y sus pocas ganas de ser amistosa no son nada recomendable.

Ambos vamos decididos a dejar sin papel a los protagonistas de una pareja explosiva. Tenemos el swing, la talla y disposición. Ya ni siquiera nos faltan los problemas, porque solo nos falta ser perseguidos por la CIA.

Una vez vamos saliendo de la habitación, aparece en toda la entrada un policía veterano, robusto y de gran bigote apuntando con una pistola.

Nos quedamos estáticos del inmenso alivio. La ayuda llegó.

—Qué bueno que llegaron. Pensamos lo peor... —Me manifiesto más tranquilo.

Él no habla. Nos sigue apuntando.

—¿Oficial? —Se dirige Dafne hacia él.

Al fin guarda el arma, devolviéndonos el aliento.

—Tranquila, señorita. Ya está a salvo. —Esas palabras nos llenan de felicidad. Luego me mira y se viene hasta mí, agarrando mis manos desde atrás para esposarme—. Este sujeto no la molestará más.

—¡Oiga, no! ¡Pero qué hace! —Le reclama Dafne.

Me resisto.

—Señorita, este sujeto es peligroso. Manténgase alejada y déjeme hacer mi trabajo. —Me inmoviliza las muñecas y las rodea con las esposas.

—Mmm debe haber una equivocación, oficial. —Comienzo a rechistar

—¡Pero de qué habla! ¡Es mi novio, no se da cuenta! —Ella se altera, aproximándose para ayudarme—. ¡Ya déjelo!

—Dafne, mi vida, cálmate. —Me entristece verla así—. Seguro es una equivocación, ya verás...

El policía Morgan, según su etiqueta, me empuja con él.

—¡No entiendo! —Mi niña está a punto de quebrarse—. ¿Para dónde te llevan? —Intenta impedir que me arrastre—. ¡Por favor, no lo separe de mí!

—Señorita, no interfiera en mi trabajo... James debe ir a la comisaría. —Nos anuncia.

—¿Qué James? —Dafne se trastoca—. Usted se está equivocando de persona. Mi novio se llama Joseph —aclara.

Ella es ajena a la existencia de mi otra identidad. Es como si hubiera interactuado con una Dafne de otro mundo hace 2 horas.

¿Tanto poder tiene la hipnosis de Steve?

Y es precisamente esa hipnosis la que hizo que James tuviera vida. Si eso es probable, significa que...

—Está hipnotizado. —Le advierto a mi novia y ella me ubica aún más desconcertada—. Steve le ha hecho lo mismo que te hizo a ti hace un rato.

Dafne se horroriza.

Ella retrocede algunos pasos y se fija en la cara del hombre que me tiene privado de mi libertad. Nota que su mirada está vacía, es un cuerpo sin alma.

—¿Di...dices que yo también estaba así?

—Y hasta mucho peor —admito perturbado.

El policía, o más bien el soldado de Steve, está empecinado en sacarme de la recámara.

Dafne se soba el cabello ansiosa. Le dice a Morgan que se detenga y a este le resbala.

Pasamos por el corredor oscuro hasta llegar a la sala, donde finalmente hay luz. Hay exceso de desorden, más del que recuerdo, y mucha sangre. Una sangre que no es mía.

Pertenece al cadáver del policía que hay en el tapete.

«Steve», Es lo único que puedo pensar.

Mi novia se asombra y se voltea.

—¡Ese desgraciado lo mató! —Lo acuso enfurecido, intentando soltarme.

Se escuchan dos aplausos desde uno de los sillones, el que está girado hacia la pared.

—Pero qué listo eres. —Con su tonito burlón se revela—. Es una lástima que no utilizaras ese mismo ingenio para volver a tu casa y no inmiscuirte en mis asuntos.

—Dafne nunca ha sido tu asunto, imbécil. —Le contradigo.

Ella nos escucha y no parece reconocer a ese Steve. Su mejor amigo está usando un tono bastante extraño.

—De hecho sí lo es... exactamente desde que no te reconoce... —Gira el mueble en nuestra dirección con una desafiante sonrisa.

Pero se topa con algo que no esperaba.

La temerosa y desorientada mirada de Dafne.

—¿Por qué estás hablando tan odioso? —Ella empieza a aproximarse y lo enfrenta—. ¿Es verdad que tú hiciste todo esto? —Él traga grueso, no sabe qué decir.

Steve no entiende cómo es que su víctima está tan consciente. Descifro en su cara las tantas preguntas que se está haciendo.

Dafne se tiempla más y se acerca de forma en que puede agarrarle de la oreja, como si fuera un niño.

—¡Respóndeme!

Steve, a punto de orinarse y como si hubiera visto a su verdadera madre, le responde chillando:

—¡¡Aah, baby, me lastimas!! —Janz la examina de arriba abajo sin entender qué demonios le sucedió a su creación. Se ve inconforme—. ¡¡Todo es una trampa!! —La enreda.

Dafne se apiada y lo suelta. En ese instante él le ve la pulsera.

—¿Una trampa? —Dafne pica el anzuelo.

Ladeo los ojos viendo su susceptibilidad.

—Claro. ¿No te das cuenta que tu novio me odia? —Se victimiza—. No le da gusto que yo me haya acordado primero de tu cumpleaños, baby.

—¿¿Qué?? —Logro zafarme del intento de policía que me retiene—. Por supuesto que te odio, pero no por eso.

—¡Joseph! —Me reprende Dafne.

—¿Qué, amor? Es la verdad...

—¡Pero es mi amigo!

Steve pone cara de satisfacción.

—¡Y es un asesino! —Le informo.

Se le borra la sonrisa y Dafne se paraliza.

Momento incómodo e inquietante. Él sigue pendiente del amuleto de mi novia.

—A ver... por si no se han dado cuenta, no es el mejor momento para imitar al policía Morgan y su estado petrificado o lo que sea. —Todos volteamos a verlo y, en realidad, solo le falta cerrar los ojos para aparentar estar adormilado. Es muy inadmisible—. Tenemos, además, un cadáver en media sala. —Vemos hacia el fallecido con lástima. Se nota que murió baleado.

—Yo no fui. —Alza sus manos como si nada, el flaco de rubios ondulados.

Dafne se cruza de brazos, sospecha que miente.

—¿En serio? —ironizo irritado—. Entonces, ¿quién se supone que fue?

Ella me mira de reojo. Sé que una parte suya desea defenderlo.

—¿Y quién más? —ríe desfachadamente—. Obviamente el inerte de su compañero. —Se refiere a Morgan.

Todo el seño de Dafne se frunce en angustia al determinar el señalado.

—Pues si así fuera, cosa que pongo muy en duda, tú sigues siendo el autor intelectual del crimen.

—Qué dramático. Entiende que donde no hay huella, no hay culpable...

—Oh, eres más bruto de lo que pensé. —Lo avergüenzo frente a ella.

Mi amada enarca su ceja y retuerce su boca semi abierta en expresión desagradable. No está contenta, su propensa erupción de dinamita se acerca.

—Y tú muy hostil. Qué bueno que estás retenido. —Se levanta para venirse hacia mí y provocarme.

—Retenido o lo que sea, a ti te daré lo peor de mí. ¡Vent...

Dafne se mete y lo golpea en la cara con todo su esfuerzo. Es tal el golpe que él se vuelve a sentar.

Ninguno puede creer lo que pasa. Steve procesa el shock con la cabeza baja mientras Dafne gimotea.

—¡No más! ¡Me cansé de escucharte! —grita ofendida.

Su amigo levanta la cabeza con la visión empañada de lágrimas. Tiene la voz temblorosa y le cuesta articular. Su mirada es de un hombre enamorado, totalmente hecho pedazos por ese amor.

Sé muy bien lo que duelen sus cachetadas, pero se pasa de teatro.

—¡¡¿¿Qué hiciste??!! —Le reclama como poseído conforme se para y la agarra de ambos brazos para zarandearla—. DIME, ¡¿POR QUÉ LO HICISTE?!

Y yo, limitado como de costumbre, no puedo defenderla. Se me ocurre pisarle los pies, arriesgándome a que me empuje.

—¡Ya déjala, carajo! —Le exijo.

—¡Ay, qué te pasa! —Ella evita confrontarlo.

—¡¡DAFNEE!! —grita, condenándola por lo que hizo—. ¡¿CÓMO PUDISTE?! ¡¿CÓMO?!

Él la agita con más rudeza. Su diabólico rostro denota las ganas que tiene de comérsela viva.

—¡Me estás lastimando, Steve! ¡Te merecías ese golpe!

—¡NO! ¡CLARO QUE NO! LO ÚNICO QUE DEBÍAS HACER ERA GUARDAR SILENCIO. SÍ, SILENCIO... —Usa un susurro para nada equilibrado.

Mi novia lo mira extrañada.

—Primero te saco los dientes con otro golpe. ¿Cómo que guardar silencio? —Dafne siendo Dafne, olvidando que su amigo es un atarbán y los únicos que podemos ayudarle estamos peor que ella—. ¿Te molesta que hable? Porque tengo unas cuantas cositas que decirte, ¡BABY! —satiriza sobre su verdugo.

—Jejeje estás molesta. —Su tono airado desaparece.

Sigo entre los dos como imbécil.

—No, estoy enojada de verdad. Has hecho muchas cosas que me desagradan. —Ella se quiere zafar y él accede—. Tomar mis cosas personales, por ejemp... ¡Ay, miren! Mi bolsa. —Se inclina sin más, dejándonos a media conversación y con cara de aturdidos, yéndose hacia la bolsa de la que extraje su teléfono anteriormente y saca un pintalabios. Se pinta enfrente de ambos, delineando sus labios de forma coqueta y dándoles el vivo color naranja.

Pero no es un labial cualquiera, conozco ese cosmético.

Steve no deja de sorprenderse de las ocurrencias de su linda amiga. La admira de principio a fin. Está enternecido con su belleza.

De pronto y como bien esperaba, Dafne deja de maquillarse para utilizar la otra punta del lápiz labial; la destapa y rocía inmediatamente la sorpresa ante la vista del más venenoso de sus amigos. Es un gas pimienta.

—¡¡¡AAAAAAAAAHHHH!!! ¡¡¡ARDEEE, ARDEEEE!!! —Se restriega los ojos desesperado hasta sentarse. Se levanta y se cae en el tapizado, junto al muerto—. ¡¡AAAAAHH!! ¡¡MIS OJOS!!

Es la imitación exacta de un gusano con sal.

Mi princesita guarda victoriosa su barra de color en la bolsa. No sin antes pronunciar la rima de la etiqueta del producto como si fuese una publicidad bien pagada:

—...Lo siento, pero debiste saber que es un color frutal bastante letal.

—Qué bueno que no usaste ese conmigo. —Veo a Steve impactado.

—¿Qué?

—Mmm nada.

Ella sigue feliz viéndolo retorcerse de la picazón. Es frívola cuando quiere.

Le recuerdo que estoy esposado y se va rápidamente en busca de las llaves. Las saca del hipnotizado de Morgan —el cual no mueve un músculo para detenerla—, y se viene a la velocidad de un proyectil para liberarme.

Ambos estamos sudando, desesperados y con ansiedad, especialmente desde que los radiocomunicadores de Morgan y Harris comienzan a emitir señal de que vienen refuerzos. Dafne no se puede concentrar y no encaja la llave donde debe.

Todo empeora.

El quejumbroso de Steve se pone de pie.

—¡Cielo, date prisa!

—¡Ya voy! —Inserta la que no es—. ¡Amor, son muchas!

Sigue intentando y, de pronto...

Un disparo impacta y resquebraja el techo.

—¡¡Ay, no!! —Dafne respinga junto conmigo. Luego retumba otro disparo y se tapa los oídos.

—¡¡¡AAAAAHH, SUELTA LAS MALDITAS LLAVES!!! —Presiona el loco, apuntándonos con el arma del policía muerto.

—Steve, baja eso, te puedes hacer daño. —Veo la forma de convencerlo.

Dafne encaja la llave y me libera.

—¡NO SOY TONTO! —Sus gritos coléricos nos aturden—. Claro que sé usarla, es mas, puedo descargarla en este inservible. —Ahora apunta hacia Morgan despiadadamente.

—¡Nooo! —Nos lanzamos ambos al unísono a respaldarlo. De esta manera descubre que ya no tengo las esposas.

—Ah... así que le quitaste las esposas. ¿Pensabas traicionarme, baby? —Su semblante se vuelve a agrietar y su modulación grotesca a exponerse—. De verdad... ¡¿ESO PENSABAS?!

—No... ¡Ay, ya guarda eso que me asustas! —demanda ella.

—¡Lo hiciste!

Mientras ellos discuten, palpo la cubierta del revolver de Morgan a mi espalda.

—¡Estás mal de la cabeza! ¡Ya suelta eso, por favor!

—Todo... todo ha sido por ti. ¡Es injusto que después de merecerte te vayas con un aparecido! —Apunta tembloroso, viéndola a ella como un reflejo de sus fantasías en la lejanía. Una supuesta Dafne que le correspondía—. Yo era el más lindo para ti, el que te ayudaba a estudiar y te dedicaba las copas...

—Steve...

—¡Ah! Como amé tu sonrisa desde el primer día... por eso mismo no podía permitir que se embarrara, el que te hiciera entristecer penaría; y así fue como empecé a extorsionar a ciertos maestros de estadística para que te subieran las pruebas... —confiesa sus crímenes de adolescente con orgullo—. Lo mismo pasó con algunos de tus amigos, aunque no tuvieron tanta suerte.

Agarro el arma. Él está descuidado parloteando.

—¡¡¿¿Que hiciste quéé??!! —Mi novia se afecta ante su desahogo.

—Jejeje en realidad nunca tuviste amigos; todos eran mis oídos, mis ojos, hasta mis manos. Indirectamente solo y siempre me tuviste a mí...

—¡Maniático! Es que ya vas a ver... —Dafne se siente insultada y se arroja hacia él unos pasos llena de coraje, haciendo que éste le ponga la pistola en su frente.

—¡Dafne, no!

—¡¡AAAAAAAHH, QUIETA!! —Desata su demencia—. La inmensa curiosidad que me causaba que mi hipnosis no te afectara la tuve presente hasta hace poco...

Vuelve a fijarse en su pulsera.

—¡¡Dafne retrocedee!! —La tomo de su brazo antes de que la sanguijuela pueda arrebatarle el talismán, de modo que ella queda detrás de mí, y ahora yo le apunto con el arma decididamente a él.

Continue Reading

You'll Also Like

1.1K 689 22
La llaman Angel pero no recuerdan que el Diablo antes de ser lo que es ahora fue un ángel de luz, el más hermoso de todos. Lo llaman Demonio sin cono...
9.6K 1.6K 22
Segundo libro de la saga: Ley & Deseo. Es necesario antes leer el primer libro publicado. Corina Mostrangelo vuelve a su ciudad natal, pero esta ve...
943K 90.2K 49
¿Cómo superas perder algo que nunca te perteneció? ¿Dejare de sentir algún día ese vacío en el pecho que tenia desde el día que cerró esa maldita pue...