20: « Porque yo, yo soy su... »
Justin se quedó en shock al escuchar esas últimas palabras. No, no, no, no puede estar pasando, su cabeza es un desastre. Pero entonces, reacciono al darse cuenta lo que puede suceder. Tomo sus cosas y salió corriendo hacia el ascensor, mientras intenta llamar a Rose.
Pero Rose no contesta, está apagado su celular.
La joven señora miro el complejo frente a ella, y entonces, camino decidida. Ingreso sin problema y subió en el ascensor. Está decidida a terminar con toda la felicidad de su esposo.
Su venganza es más grande, que no piensa con claridad.
Cuando el ascensor se detuvo, salió y busco el apartamento que su esposo tiene con su amante. No le tomo mucho tiempo encontrarlo. Entonces, camino hacia la puerta...
Toco el timbre.
La puerta se abre después de unos segundos. Y Alissa aparece con una sonrisa amable.
—Buenos días, hola —saludo.
Rose sintió por primera vez, la necesidad de saltar sobre ella y golpearla. Pero se contuvo. Todavía no es el momento, se dijo así misma.
—Hola. ¿Aquí vive el señor Justin Bieber?
—Sí —asintió feliz, pero frunció un poco el ceño.
—Bien. Porque yo, yo soy su...
Pero un pequeño chillido la interrumpió.
Viene de adentro del apartamento. Alissa salto cuando lo escucho y se retiró de la puerta de inmediato.
Rose la siguió con la mirada y entonces, un jadeo salió de sus labios. Vio como un pequeño bebé es retirado de la cesta cuna que está puesto en el sofá, y aquella mujer que ha visto en las fotografías, lo cama, y lo acuna en sus brazos con mucho amor, meciendo al recién nacido.
No puede... no, no puede verdad, se encuentra mareada, este shock. Se apoyó en el marco de la puerta.
—Lo siento —Alissa dijo y fue con el niño hacia Rose—. A veces le gusta interrumpir. Pero prosiga, ¿quién es...?
—Soy-y...
Miro al bebé, y este parece verla a ella también. Y entonces, le regala una sonrisa, una que es la réplica de su padre. Solo hay una diferencia: que el bebe es inocente de todo lo que está sucediendo.
—Soy su-u... ex secretaría.
Ellos no saben la verdad, son inocentes, piensa con tristeza. Rose siente que si dice la verdad, no le arruinara la vida solo Justin, sino, a un niño inocente con una madre amorosa y amable.
Alissa enarco las cejas.
—Jamás la he visto en la oficina —frunció un poco el ceño, mientras hacia una mueca pensativa.
—Oh-h... hace un tiempo que me marche del puesto... —trago fuerte.
—¿Cuánto tiempo?
La rubia no supo que decir por un segundo, pero formulo una mentira rápida al recordar fechas, cuando su esposo empezó a actuar raro.
—Dos años... hace dos años.
—¡Con razón! —la pelinegra rió entonces—. Por eso jamás la vi.
—-Sí-í, parece que fue ayer cuando lo deje...
Rose clavo sus uñas en su bolso, sin que Alissa la vea. Quiere romper a llorar a gritos.
—Justin tuvo muchas secretarias antes de Verónica —comento Alissa—. Pero, ¿qué es lo que la trae aquí, señorita? ¿Ocurre algo?
Sí, ocurren muchas cosas, pestaño dos veces para mantenerse firme. Entonces dibujo una pequeña sonrisa, una cual oculta tanto dolor que Alissa ni siquiera nota.
—No, ninguno —contesto con calma fingida—. Sucede que, que le traje al señor Bieber unos comentos antiguos, sobre un proyecto que tuvo... hace cuatro años atrás.
—¿Quiere que se lo entregue...?
Rose niega de inmediato. No puede darle el sobre con las fotos de su boda, pero tampoco puede quedarse como una mentirosa o todo se arruinaría.
—Me gustaría esperarlo —dijo sin pensar.
No, no, ¿qué hice...? Se golpeó mentalmente. Y antes que pudiera hablar, Alissa lo hizo antes.
—Por cierto, soy Alissa Rioux.
Alissa no se siente amenazada por aquella mujer que está buscando a Justin. Por qué noto su anillo de casada hace unos minutos, así que asumió que no es una ex novia de su prometido.
—Soy Rose-e... —se presentó—. Rose Mills.
La joven madre se hizo a un lado, y dejo que entre.
Rose entro con algo de lentitud, mirando cada detalle el apartamento. Hasta que se encontró con una pequeña mesa de pared, donde hay varios retratos de Justin con Alissa. En todas ellas, pudo ver la sonrisa en el rostro de su esposo o haciendo muecas graciosas.
Y noto la diferencia.
En Nueva York, hay muchas fotografías del matrimonio en eventos o restaurantes concurridos, pero en ninguna sale Justin sonriendo. Solo en las de la boda, y Rose se dio cuenta, que esas sonrisas que él le obsequio ese día, son falsas.
Otro cuchillo se clavó en su corazón.
—¿Quiere algo de beber?
Rose se limpió disimuladamente una lágrima. Y se giró con una sonrisa.
—Agua estará bien, gracias.
Alissa asintió y dejo al pequeño en la cuna cesta.
Rose tomo asiento en el sofá, quedando frente al niño quien se mueve un poco su cabeza. Y más tiempo lo mira, se da cuenta que se parece a Justin... cuanto ella había deseado hace días atrás estar en el lugar de Alissa, pero no lo está y nunca lo estaría.
No llores, no lo hagas, se motivó.
Vino para romper la felicidad de Justin, pero solo ha logrado que su corazón termine siendo apuñado mil veces, más herido.
Entonces Alissa regreso, y le entrego el vaso.
—G-gracias.
Rose necesita el agua, para calmarse así que se lo bebe rápido.
—Uh, puedo traerle más si quiere.
—No se preocupe por mí, estoy bien...
Alissa asiente, y toma asiento, al lado de su hijo. Al cual coloco en sus brazos.
—Se parece mucho a su padre —murmuro Rose casi sin aliento.
—¡Eso dice todo el mundo! —contesto Alissa—. Yo también se lo digo, pero mi prometido dice que no es verdad.
—Es un mentiroso.
Eso último, Rose lo dijo de verdad.
Pero Alissa lo tomo como una broma, porque no nota el dolor en los ojos de Rose.
—¿Cuál es su nombre?
—Jaziel Anthony Bieber.
Anthony, como su tío. Rose sabe que Justin le había tenido un gran respeto a su tío, primo de su padre, aunque este había fallecido antes de la boda en un accidente, pero siempre lo recuerda. Rose al casarse, se había prometido ponerle ese nombre a su primer hijo para hacer feliz a Justin... pero ahora, es un niño, sangre de su esposo, pero no suyo, quien lo tiene.
—Es un hermoso nombre... —otra vez, siente el nudo en su garganta—. Te-e felicito mucho, un h-hijo es lo más hermoso del mundo-o.
—Gracias —contesto feliz—. ¿Quiere cargarlo...?
Rose deseo negarse, pero no pudo.
Se levantó del sofá y Alisa le paso con cuidado a Jaziel.
Entonces, Rose tiene un pedacito de Justin en sus brazos. Lo acomodo en sus brazos y lo sostiene con fuerza, pero también con delicadeza. Mientras sus ojos lo observan con dolor, porque recuerda sus sueños, los cuales están completamente rotos.
Las lágrimas caen por su rostro y suelta un pequeño sollozo.
—Lo-o siento —murmuro con voz ahogada, y miro a Alissa—. Es-s solo... yo, yo hace un tiempo, quise tener un bebé. Pe-ero no puedo...
Alissa enarca ambas cejas y se siente angustiada.
—¡Lo siento tanto...! Dios, debí pesar antes de...
—No-o es su culpa.
Se acercó y le entrego al niño. Alissa lo toma otra vez en sus bracos, mientras mira con preocupación a Rose.
—Yo-o debo irme —murmuro—. Lo-o siento.
—No, no tiene la culpa de nada...
Y tiene razón, Rose no debe disculpas a nadie.
—Es-s una muy buena persona —se sacó las lágrimas de los ojos—. Tiene-e lo que se merece: un h-hijo hermoso y-y un prometido la ama. La-a felicito mucho por ello. No todas conseguimos lo mismo.
—Gr-acias...
Alissa la miro entristecida.
—A-adiós, fue un gusto-o conocerla.
Se dirige hacia la puerta casi corriendo y lo abre, pero en vez de encontrarse con el pasillo, se con su esposo.
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