Buscados

By lookathestars

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Los de los nuestros confiaron en los humanos miles de años atrás, y al verse traicionados, murieron en batall... More

Amit
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Luc
Capitulo 7
Capitulo 8

Capitulo 3

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By lookathestars

Las finas tiras bajaban desde el nudo en mi cuello y por los hombros, hasta un palmo debajo de la clavícula, donde empezaba la parte superior. Una fina gasa blanca bajaba por mi pecho y se ajusta apenas en mi cintura, volviendo a ensancharse hasta un palmo sobre mis rodillas.

Me mire en el espejo.

Debo decir que no era muy adecuado para salir por los bosques, pero simplemente amaba este vestido y no podía irme sin el.

No empacaría nada.

Mis libros eran imposibles de transportar, y ya me los sabia de memoria.

Ropa no necesitaría, en la cabaña había unas prendas mías.

Comida, eso es fácil de conseguir ¿Para que llevar unos cuantos embutidos si tengo toda la naturaleza por delante?

Me asome por la ventana.

Desde mi habitación se podían ver las copas de los arboles, como estas ondeaban al viento.

Pero algo extraño paso.

Sentí como toda la vida de la tierra, la tierra sobre la cual esta cabaña estaba construida, cobraba vida.

Como si alguien se hubiese convertido en ella, incorporado a ella.

También sentí como algún intruso, alguien que no pertenecía al elemento, se transportaba por la tierra.

Por unos momentos me desoriente, pero luego los escuche respirar, jadear, y lo supe.

Impuros.

Habían venido.

No necesite aguzar demasiado el oído para oírlos.

Voltee al escuchar a Raiden partirse en una carcajada.

- ¿Pensabas que iba a besarte? - pregunto un chico entre carcajadas.

Algo debería hacer, no creo que estén aquí por error

- Era mas probable eso que ser succionada por la tierra. - respondió una chica amargada, de pelo algo rojizo.

El chico siguió riendo, pude ver su cabello color terracota y sus ojos ocultos por unas espesas pestañas, de color verde.

- ¿Yo? ¿Besarte? - siguió el riéndose.

-Te recuerdo, pequeño Casanova, que ya había sucedido antes y no por mi propia voluntad. - Dijo la chica con un aire de orgullosa prepotente.

El chico tierra, podía olerlo desde aquí, dejo de reírse, pero esa sonrisa engreída continuaba en su rostro.

En verdad, no olía mal, pero su esencia a tierra la detectaba desde mi habitación. Un brujo del elemento tierra.

En cambio, la chica, era indescifrable.

- Ya quisieras que se repitiera. - dijo el chico tierra.

- Sigue soñando Romeo. - Retruco la rara, dando una vuelta y dirigiéndose a la puerta de mi casa.

- Oh mi Julieta, os ruego vuestro perdón, hermosa doncella. - comenzó a decir el chico mientras yo me metía por el ropero.

Hace unos años mi madre habia construido una puerta-trampa, que me conducía al exterior en caso de que la puerta delantera estuviera bloqueada.

- No eres digno de una palabra mía. - respondió la chica mientras yo cerraba la puertezuela.

- Me acabas de dar siete palabras - dijo el chico, dejando a un lado el papel de Romeo.

- Cielos Raiden, centrate y vamos por la niña. - dijo la chica.

Raiden. Así se llamaba.

¿Niña? Si me quedaba alguna duda, se esfumo.

Me venían a buscar.

Pero me subestiman

- Entonces, estoy perdonado? - pregunto el, pero las voces se hicieron algo débiles debido a qu ya estaba llegando al fondo del túnel.

- No, solo dejare de discutir por un bien mayor. - respondió mientras yo me asomaba para comprobar si había entrado a la casa.

- Se que me perdonaras. - dijo.

Pero aun no había ingresado.

- No lo haré. - respondió la chica en tono de broma.

Escuche como profirió un grito, para luego estallar en carcajadas la chica.

- Y ahora? - pregunto Raiden, y sentí como utilizaba la magia para tenerla colgando.

Tórtolos.

- Raiden Darcy Williams, dejame bajar o te juro que... - comenzo a amenazar, pero no preste atención durante mucho tiempo.

Sentí como a lo lejos, alguien se trasladaba por el aire, mi elemento predilecto.

Alguien venia, y no me daba buena espina.

Deje de prestarles atención y me dirigí al bosque.

Pero sentí como una extraña vibra sacudía la tierra, allí, a lo lejos. La chica había utilizado su magia, pero no había estado allí para averiguar que era.

Solo sabia que era algo artificial, pero amenazante a la vez.

Esa chica era poderosa, pero no tanto como para asustarme.

Seguí adentrandome en el bosque, sigilosa pero rápidamente.

Llegue al claro, y me mire en el reflejo del agua.

Mis labios finos y pálidos estaban apretados, formando una linea. Hice un esfuerzo por sonreír, pero no resulto nada bueno. Me relaje y respire hondo.

Si, Aglot había muerto, pero no significaba que me dejarían de atormentar.

Raiden y la rojita me habían encontrado, y cualquier otra persona lo podría hacer.

Mi grandioso plan se desmorono.

Si, podía ir hasta la cabaña. Pero alguien me encontraría. No hoy, ni mañana, pero tal vez, dentro de varios años, si.

Y no podía pasar toda mi existencia sola. No quería abandonar al resto a su suerte.

Siendo usados como armas de ataque, de un bando o del otro, entre impuros o humanos... no, eso no podía pasar.

Pero nunca he ido a la ciudad, ni si quiera se si tengo apellido.

Todo el mundo tiene uno, ¿o no?

Tampoco dinero, ni siquiera tenia una moneda.

Debería alcanzar la cabaña...

Pero todavía quedaba un asunto. Mi madre. Ingrid.

¿Donde estará?

Hice lo que me enseño. Me concentre en ella, en su perfume.

Me concentre en sus palabras y en lo que le quería decir: ¿Donde estas?

Pero nada.

Ni si quiera la encontré, no encontré su esencia.

Así funciona esto, te concentras en alguien, buscas su esencia, y te conectas con su mente.

Pero no había nada, nunca la encontré.

¿Estaría haciendo algo mal?

Para probarlo, busque a Raiden, el chico tierra de hace un rato.

Sus ojos verdes, su olor a bosque y su cabello terracota.

Me concentre en sus palabras, su forma de ser. En lo que había alcanzado a deducir de haberlo visto y oído discutir con esa chica.

Las conversaciones "mentales" solo se dan muy pocas veces entre impuros, y le costomuchisimo a mi madre poder desarrollar esa habilidad. Y si lo lograban, podía tener fallas. Muchas fallas.

Es por eso que alcance a oír lo que le decía a su amiga... o eso me pareció.

No vuelvas, cuenta hasta diez, y si no estoy allí, escapa. Recuerda : tus sueños nos conducen a la chica.

La chica... ¡Tengo nombre, tío!

Ya era segurisimo que me buscaban a mi.... pero nadie había hablado de sueños... ¿o si?

Tanto me había preocupado analizando al chico, pensando que el era la cabeza de todo... pero en verdad era la chica por la que debía preocuparme.

Como un flash, recordé todo lo que me decía mi madre antes de partir.

... Necesito que te cuides, que te mantengas viva hasta que lleguen...- Ella llamaría aalgún impuro digno de ayudarme... como si yo necesitara ayuda.

¿Serian estos adolescentes, los que venían por ordenes de mi madre?

Si es que así era, había solo dos opciones:

Eran los mejores que encontró.

Estaba en apuros y decidió pedirle que viniera al primero que vio.

Aunque ninguna encajaba en el contexto. Es decir, si fuesen ellos los que mi madreenvió, no les haría falta nada mas que nombrarla para que yo confiara en ellos, aunque no sucedería.

Y los sueños no deberían ser ningún mapa, ningún GPS.

Debería averiguar que relación había entre ellos, mi madre y yo.

Así que decidí volver hasta donde empezaba el bosque, sin ser vista.

Me traslade sigilosamente de árbol a árbol, siempre detrás de ellos y frenando de a ratos para ver a mi alrededor. Mi cabello se agitaba con el viento, pero procure no hacer ruidos.

Para cuando llegue, un minuto había transcurrido desde que oí el mensaje de Raidenpara la chica, no estaba.

Así que decidí esperar hasta que volviera, mirando las nubes, sobre la copa de un arbol, ensortijando un mechón de mi cabello.

Me esforcé por escuchar algo, pero solo oía jadeos, y no quería moverme de mi belloárbol para ver lo que sucedía.

¿Falta de interés? Tal vez eso sea.

Escuche como unos pasos se acercaron a donde yo estaba, y mire a mi alrededor.

A unos metros de distancia estaba la pelirroja con Raiden, y lo sentó a los pies de unárbol. Ambos jadeaban y podía ver en el brazo del chico un tajo.

Un arma maldita.

Lo único que heria a los impuros.

Pensé que esos manantiales ya se habían erradicado del planeta.... malditos idiotas.

- Mi... brazo... esta... - comenzo a decir entre jadeos el chico. Claro que esta lastimado idiota, si no te haces un torniquete, morirás en unas... doce horas si mis cálculos no fallan.

En tan pequeño tajo no pudo haber entrado demasiado veneno, y este tarda unas doce, once horas en llegar al corazón.

- Lo se, te corto con un cuchillo maldito - dijo la chica intentando tranquilizarlo... Pero que novedad era esa! Dijo una voz interior mía irónicamente.

- El veneno se propaga.. debes hacer un....- comenzo a decirle el.

Todo impuro entrenado sabe que hay que hacer un torniquete.... si se lo decía era porque...

Alto, ¿Mi madre había enviado una novata en mi búsqueda?

- ¿Torniquete? - pregunto para completar la frase del exhausto chico.

Esto se estaba poniendo aburrido, y algo me decía que se pondrían a dormir.

Así que cuando comenzaron a besarse, no aguante mas.

Sentí el aire a mi alrededor. Tome una gran bocanada de aire y me sentí fluir, volar, soplar como el viento.

Sentí también como de desvanecí y me incorpore a la atmósfera.

Era una sensacion tan agradable.... Pero también peligrosa.

Muchos puros se habían perdido entre los soplos del viento, y una vez que te acomodas, es muy difícil salir de aquí.

Cuidadosamente comencé a pensar en descender, me imagine en la puerta de la cabaña de Dylan, y, en un abrir y cerrar de ojos, sentí la pesadez de mi cuerpo.

Me introduje en la cabaña y tome una manzana, una que había en la frutera del comedor.

Subi al cuarto de Dylan, ese que habia conocido semanas atras, y me puse a fisgonear.

La ropa de el habia sido suplantada por unas remeras y shorts mios, con tambien algunos vestidos y zapatos.

Me diriji a la estanteria en donde habia una copia de mis libros favoritos.

Roce el lomo de cada uno con la punta de mi dedo, y fui leyendo los titulos.

Pero me detuve en uno, uno extraño que nunca habia visto.

Lo quite de la estanteria y lo intente abrir, pero no pude.

Al momento que lo volvi a intentar, un papel cayo del interior de este.

Lo desdoble y lei en voz baja su contenido.

Amit.

Sabia que serias tu la que lo encontrara niña.

Solo te dire que me alegro que hayas decidido hacer el bien.

Divide y venceras, dicen. Impide que os dividan.

A las tierras sin nombres y sin números

bajaba el viento desde otros dominios,

traía la lluvia hilos celestes,

y el dios de los altares impregnados

devolvía las flores y las vidas.

En la fertilidad crecía el tiempo.

El jacarandá elevaba espuma

hecha de resplandores transmarinos,

la araucaria de lanzas erizadas

era la magnitud contra la nieve,

el primordial árbol caoba

desde su copa destilaba sangre,

y al Sur de los alerces,

el árbol trueno, el árbol rojo,

el árbol de la espina, el árbol madre,

el ceibo bermellón, el árbol caucho,

eran volumen terrenal, sonido,

eran territoriales existencias.

Un nuevo aroma propagado

llenaba, por los intersticios

de la tierra, las respiraciones

convertidas en humo y fragancia:

el tabaco silvestre alzaba

su rosal de aire imaginario.

Como una lanza terminada en fuego

apareció el maíz, y su estatura

se desgranó y nació de nuevo,

diseminó su harina, tuvo

muertos bajo sus raíces,

y luego, en su cuna, miró

crecer los dioses vegetales.

Arruga y extensión, diseminaba

la semilla del viento

sobre las plumas de la cordillera,

espesa luz de germen y pezones,

aurora ciega amamantada

por los ungüentos terrenales

de la implacable latitud lluviosa,

de las cerradas noches manantiales,

de las cisternas matutinas.

Y aun en las llanuras

como láminas del planeta ,

bajo un fresco pueblo de estrellas,

rey de la hierba, el ombú detenía

el aire libre, el vuelo rumoroso

y montaba la pampa sujetándola

con su ramal de riendas y raíces.

América arboleda,

zarza salvaje entre los mares,

de polo a polo balanceabas,

tesoro verde, tu espesura.

Germinaba la noche

en ciudades de cáscaras sagradas,

en sonoras maderas,

extensas hojas que cubrían

la piedra germinal, los nacimientos.

Útero verde, americana

sabana seminal, bodega espesa,

una rama nació como una isla,

una hoja fue forma de la espada,

una flor fue relámpago y medusa,

un racimo redondeó su resumen,

una raíz descendió a las tinieblas.

Pablo Neruda.

Una carta llena de significado, pero a la vez con palabras vacias de contenido.

Y mi poeta predilecto citado.

¿De quien era? Ni yo lo se.

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SI LO SE! NO ME ODIEN.

Tarde un monton

LES PIDO PERDON!!

Estuve enferma unos dias....  y bueno.

El colegio no es excusa.... Deberia haber estudiado ayer, pero me dedique a terminar el capitulo asi hoy lo corregia.

Saben que?

ME SAQUE UN 8 EN LA PRUEBA DE FIN DE AÑO DE BIOLOGIA

GUAUUU!!! APLAUSOS LA MULTITUD ESTALLA

Perdonen, en fin.

Les quiero agradecer a :

espi_ftv

Lorna_beth 

NoeliaHdez

ElanRose

Penni16

marianlunita

Dianora10 

AYOrtiz

drakan32

migomz

lorah444

AnitaClark

Y a los que me olvide de nombrar.

Le voy a dedicar el capitulo a quien aparesca mas seguido en mis noticias, ya saben, votos y comentarios, Asi que si quieren uno dedicado... ya saben, Vomenten.

Jajajajajjaja

VOten + coMENTEN : VOMENTEN

jajajaja

Si, ya se, es malisimo.

UN SALUDOTEEE

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