Destruyendo al chico ideal (C...

By humxnerrxr

94K 9.8K 6.8K

«Bienvenido a Date, you!; donde encontramos a la persona adecuada para ti». Harmony Johnson anhelaba ser la p... More

Destruyendo al chico ideal ©
Capítulo 1: Alexander Roux
Capítulo 2: Con bases y condiciones
Capítulo 3: Fuera de control
Capítulo 4: Disculpas borrachas
Capítulo 5: Las personas que engañan nunca cambian
Capítulo 6: Dejar de amar
Capítulo 7: Bailes para levantar el ánimo
Capítulo 8: Un clavo no siempre saca otro clavo
Capítulo 9: Eventualidades
Capítulo 10: Manos escurridizas
Capítulo 11: Un besito no cuenta
Capítulo 12: Golpe de realidad
Capítulo 13: Futuro arrepentimiento
Capítulo 15: A nadie le gusta un chico bueno
Capítulo 16: Un beso de verdad
Capítulo 17: Tequila y confesiones
Capítulo 18: Curando heridas
Capítulo 19: Con sabor a cerveza
Capítulo 20: Huir
Capítulo 21: Como antes de todo
Capítulo 22: El regalo
Capítulo 23: The Dragons
Capítulo 24: Familia
Capítulo 25: Sal, tequila y limón
Capítulo 26: Explicaciones
Capítulo 27: Malas noticias
Capítulo 28: Cenas interrumpidas
Capítulo 29: Más que problemas
Capítulo 30: Reglas rotas
Capítulo 31: Es complicado
Capítulo 32: Confío en ti
Capítulo 33: La mejor cita
Capítulo 34: La forma correcta
Capítulo 35: Burbuja de perfección
Capítulo 36: Caída
Capítulo 37: Arder
Capítulo 38: Enfrentar el pasado, presente y futuro
Capítulo 39: Tregua
Capítulo 40 (Final): Bienvenido de vuelta
Epílogo

Capítulo 14: Culpa

1.8K 222 128
By humxnerrxr


ALEXANDER

Una llamada. Una sola palabra. Eso era todo lo que había tomado para que perdiera el control.

Eso fue lo único en lo que pude pensar mientras me enfundaba a mí mismo en mis medias cortas y metía mis pies en las zapatillas entre gruñidos. Siquiera había salido de mi dormitorio, y ya tenía la sensación de que me costaría horrores enfrentarme a aquel día. La melodía de la alarma —la segunda, porque jamás lograba despertarme con la primera— continuaba perforándome los oídos, hasta que tuve las manos libres para apagarla.

La residencia se oía particularmente silenciosa aquella mañana.

Con el estómago revuelto, terminé de atar los cordones con fuerza antes de caminar hasta la puerta del dormitorio. Tenía treinta minutos para llegar a mi próxima clase, y no podía pensar en pasar siquiera uno dentro del mismo espacio que Harmony.

Harmony... por Dios.

Me revolví el cabello y, a cada paso que daba, me sentía aún peor. Sin embargo, una vez que estuve en la sala, solo me encontré a Summer, con su usual melena despeinada de la mañana. Me dedicó su mejor sonrisa cuando me vio llegar.

—Buenos días, príncipe azul.

—Buenos días —murmuré. Me detuve a un paso de la nevera—. ¿Y Harmony?

Su mirada por poco me atravesó.

—Pasó la noche con Bastian. ¿Por qué? ¿Tuviste algo que ver? No ha querido hablar con ninguno de nosotros.

Tragué grueso.

Joder, me sentía como si hubiera pateado a un cachorro. Peor aún. Siquiera quería pensar en lo que había cruzado por su mente, la simple idea me oprimía el pecho. Tenía un pase libre para patearme en la cara y escupirme de paso, si quería. ¿Qué estaba pensando?

Esa respuesta la sabía bastante bien. Claramente, en nada.

Y la peor parte, no había vuelto a dormir. Sabía que la había herido, mas nunca habría imaginado que a ese nivel. Quizá siquiera tuviera que preocuparme tanto, aun así, la culpa me perseguía con cada paso que daba. Tampoco podía quitarme de la cabeza la mirada que me había dado, con sus ojos casi llorosos...

Me sentía como un monstruo.

«Arruinándolo todo como siempre».

Me alejé de la nevera, se me había quitado el apetito. Me despedí de Summer con un asentimiento de cabeza y siquiera me molesté en acomodarme el cabello al salir de los dormitorios.

Siquiera podía enfocarme en Harmony. No debía hacerlo, porque tenía peores cosas por las que preocuparme, cosas como esa llamada que había recibido. No quería ni pensar en llamar a Caelum, primero, porque sentiría pena por mí, y me diría un montón de frases alentadoras que no quería oír. También porque no sabía mantener la boca cerrada, y si él se enteraba, también lo haría Nina.

La quería mucho. Era la única persona en el mundo que, muy probablemente, me conociera mejor de lo que yo me conocía a mí mismo. Sin embargo, eso también funcionaba de ambos lados; y podía anticipar su reacción a lo que iba a soltarle: Se enojaría, se frustraría y quizá hasta volaría hacia Hamilton con tal de verme. No supe cuando eso se había convertido en algo malo, pero no quería preocuparla. Casi sonreí. Preocuparla, como si me hubiera ocurrido algo terrible, cuando la única verdad era que no podía manejar una simple llamada. No, no tenía por qué decirles, ¿Qué sentido tenía? Los molestaría por nada, por algo que no tenía importancia.

Caminé hasta el campus enfundado en mis pensamientos, y apenas puse un solo pie dentro del establecimiento, las miradas —todas, sin exagerar— se clavaron en mí como si fuera alguna especie de atracción de circo. Claro que lo era, les había dado un muy buen espectáculo la mañana anterior. Ni una sola boca fue abierta para decir ninguna palabra, el pasillo se sumergió en un gran silencio. Los ojos que me seguían sin disimular eran una tortura. Recordaba esa sensación más que nada, ser observado con asombro y recelo, asfixiándome. Me lo había ganado yo mismo, gritándole a Harmony fuera de uno de los edificios.

Y tendría que soportarlo por varios minutos, tenía tiempo hasta mi primera clase, y había decidido salir temprano de la residencia.

Sin embargo, por el rabillo del ojo, capté una mirada distinta. Era James, el exnovio de Harmony, observándome con la mandíbula tensa. Apreté los labios y continué caminando, porque no quería causar ninguna otra escena.

Él, claramente, no pensaba lo mismo.

Me alcanzó por detrás, tomándome por el hombro.

— ¿Has visto a Summer? —interrogó cuando me giré. Tampoco parecía muy animado a hablar conmigo.

—Cuando dejé la residencia, seguía allí.

—Sé que su primera clase los jueves es en diez minutos.

¿Sabía sus clases? Olvidaba que no hacía demasiado tiempo que había terminado con la pelirroja. A principio de año hubieran estado juntos... y quizá se había acostumbrado a sus horarios. De todas formas, me oprimió el pecho.

Me encogí de hombros.

—No lo sé.

Se rascó la nuca, aún sin estar demasiado contento de tenerme enfrente.

—Entonces... ¿Puedes darle esto a Harmony? —murmuró, extendiéndome una bolsa. La tomé, y dentro se encontraba el gorrito que la pelirroja utilizaba para cubrirse del frío. El que había llevado la mañana anterior.

Parpadeé.

— ¿A Harmony?

—Sí. Se lo dejó anoche en mi residencia.

Lo tomé, asintiendo con la cabeza, y caminé hacia uno de los bancos.

¿Había estado en su residencia? Por Dios que sí, y yo me había torturado toda la noche creyendo que la había hecho sentir mal con lo que había dicho. Obviamente, me encontraba fuera de la posición para hacer un planteo, ¿Y qué si se había acostado con su exnovio por el que había lloriqueado más veces que cualquier persona sana en la última semana? No era mi asunto.

Llevé la bolsa conmigo hasta la salida de mi primera clase, cuando finalmente pude ubicar a Summer, solo porque sus voluminosos rizos sobresalían más que cualquier otra cosa. Y a pesar de que se me hacían adorables, no hubo tiempo para enfocarme en eso, porque no venía sola. Harmony estaba con ella. Me tomé un par de segundos para observarla de arriba abajo, llevaba uno de esos vaqueros holgados que solo los sostenía un cinturón, con un suéter bordó sobre ellos, y unos pequeños mocasines en los pies, que debían estar congelándose.

Y ninguna señal de su usual gorrito.

Me acerqué con las manos sudando, no olvidaba, después de todo, que me había portado horrible con ella la mañana anterior. Lo mínimo que le debía era una disculpa. Cuando alzó la vista hacia mí, se estremeció, como siempre lo hacía, y la manada de elefantes que había intentado contener en mi estómago se desató por completo, llevándose mi pecho consigo.

Para variar, Summer fue la primera en abrir la boca.

—Hola de nuevo, ¿Estás de mejor humor?

Harmony siquiera me observaba. Estiraba las puntas de su cabello como si fuera lo más interesante del mundo. No había dormido mucho la noche anterior, las bolsas debajo de sus ojos la delataban.

«Discúlpate».

Tenía un aroma dulce, a vainilla y rosas. Todo su dormitorio y su ropa estaban empapados de la misma fragancia, y yo deseaba hacer lo mismo.

«Hola, ¿Me perdonas por haberte gritado como un insensible hijo de puta?».

En lugar de hacerle caso a la voz en mi conciencia, estiré mi mano hacia adelante, con la bolsa colgando de mis dedos temblorosos.

—Dejaron algo para ti —murmuré.

Ella frunció las cejas, y tomó el saco con ambas manos. Cuando observó lo que había dentro, parpadeó con lentitud. Se me hizo adorable la forma en que arrugaba su nariz con cuidado. Enseguida suprimí esos pensamientos.

—No entiendo —comenzó—, ¿Dónde...?

—James lo dejó para ti. Dice que lo olvidaste anoche en la residencia.

El rostro de Summer cambió de inmediato.

— ¿¡Qué!? ¡Harmony!

Dulzura entreabrió los labios, sin que nada saliera de ellos. No apartó su mirada de la mía, por primera vez. Me sentía como un imbécil. Las palmas me sudaban, y continuaba sin poder quitarme de la cabeza su expresión la mañana anterior. Se suponía que iba a pedirle perdón, no causarle otro problema. Debí imaginar que la morena no lo sabría.

—Eh... No... —Volvió a estirar las puntas de su cabello—. No recordaba haber dejado el... gorrito.

— ¿Qué estabas pensando? —Interrumpió su mejor amiga, a punto de zarandearla—. ¡Estas losa! ¡Te dije que te mantuvieras alejada!

Solo entonces se giró, rodando los ojos.

—No empieces.

— ¿Qué no empiece? Fácil para ti decirlo, no tienes que soportarte llorando todas las semanas.

— ¿Podemos hablar de esto luego? Tengo una clase.

Summer sonrió con toda la ironía del mundo.

—Reserva un momento para mí a las tres —pidió—. Voy a ahorcarte.

La pelirroja la ignoró por completo, volviéndose hacia mí con una mueca en sus labios. No soltó palabra alguna, sus ojos fueron expresivos con suficiencia. Esperé poder expresarle con los míos que lo sentía, por todo, por ser un imbécil, por haberle gritado y por hacer que Summer se enterara de... Lo que sea que había ocurrido entre ella y James la noche anterior. Porque era demasiado cobarde para decirlo en voz alta.

Pensé que solo íbamos a permanecer uno frente al otro, en silencio, mas a último momento, ella soltó un suspiro.

—Gracias —murmuró. Me dio un intento de sonrisa antes de alejarse de nosotros, llevándose la bolsa con ella.

Observé su cabella ondular por el viento, con la sensación atascada de que todavía le debía un «Lo siento». Tampoco era para tanto, ¿no? Le había dicho algo horrible, sin embargo, ella no parecía la mitad de martirizada de lo que yo lo estaba. Por una estúpida frase. La culpa me oprimía el pecho, asfixiándome como nada más.

— ¿Cuándo vas a decirle que te la quieres follar contra una pared? Las de la residencia no, porfi, son muy finas. Los oirían hasta en el piso de arriba.

Sonreí. Ahí estaba, sabía que iba a perseguirme a mí también. Sin embargo, eso no podía refutarlo, no había soltado ni una sola mentira, nada para lo que tuviera una defensa. La deseaba, me había parecido atractiva desde el momento en que había visto su foto en Date, you! con su cabello anaranjado y una delgada camiseta de tirantes. Peor aún, por idiota que sonara, nada de lo que había salido de su boca, o ninguna de sus acciones habían podido convencerme de lo contrario.

—No voy a responder eso.

— ¿Porque es verdad?

Le di una mirada de reojo.

—Porque no quiero hablarlo contigo.

— ¿Pero si te la quieres follar?

Suspiré.

Tenía la leve sospecha de que no podría negarlo. Si le decía que no, la conocía lo suficiente como para saber que me atacaría con una serie de razones para contradecirme, cosas como «No te creo, te la comes con la mirada», y lo cierto es que no estaría mintiendo. La creía despistada, aun así, por momentos me sorprendía.

—Es que me agradas mucho —insistió—. Y entre su ex tóxico, un amargado, y un amargado aburrido; te prefiero a ti.

Fruncí el ceño.

— ¿Son tres?

«Somos».

Sip. Como los tres mosqueteros. Tú eres el amargado, obviamente —comentó, chocando nuestros hombros—. El otro es Jacob, lleva como un mes hablando con Harmony, pero a ninguno de nosotros nos agrada.

— ¿Ustedes?

—Bastian, Cass y yo. Creemos que es un aburrido.

Volví a sonreír.

—Yo creo que Harmony va a matarte si se entera de que me estás contando todo esto a mí.

—Aunque tú no vas a decirle, ¿No, bombón?

Movió las pestañas con coquetería. A veces envidiaba esa naturalidad suya, para hacer lo que quisiera cuando quisiera, en ocasiones sin siquiera pensarlo. Era tan espontánea, incluso más que Nina o Caelum. Simplemente hacía las cosas a su manera, sin temer lo que otros pensaran.

Necesitaba que me contagiara un poco de eso.

—No.

La morena asintió, satisfecha, y observó la pantalla de su celular.

— ¿Tienes unos minutos antes de tu próxima clase? —cuestionó—. Puedo hacerte algo de compañía.

—Tengo un poco más de media hora.

Me mostró esa sonrisa que anticipaba que planeaba algo malo. Labios separados, mostrando los dientes y un brillo maligno en sus ojos.

— ¡Perfecto! Voy a darte ese tour al que te negaste el primer día.



N/A:

YO LES DIJE QUE LE PRESTARAN ATENCIÓN AL GORRITO :)

Así empezamos el primer día del maratón <3 Para los que leyeron la versión anterior (si hay alguno), esta escena era muchísimo mas dramática jasjajs pero la suavicé un poquitito. 

¿Qué les pareció el capítulo? Los que se vienen a partir de ahora son un poco más largos. Y el del jueves 10/10. ¿Quién es su personaje favorito? Yo le tengo muchísimo cariño a todos, los quiero muchísimo (hasta a los malos, como a james :c) pero creo que quiero a Summer más que a nadie. Es que es tan espontánea, y me divierto mucho escribiéndola. 

Si les gustó no se olviden de votar y comentar. Nos vemos mañana. Besoss. 


Continue Reading

You'll Also Like

650 106 24
Después de que mi papá aceptara que me dedicara a la música y al patinaje, también que Lucas vuelva a España, yo pasé mis vacaciones en México con mi...
504K 33.2K 31
Emma y los Romano crecieron juntos como parte de la misma familia. Luego de una tragedia familiar fueron separados y no volvieron a verse por cuatro...
357 56 14
¿Es verdad eso que dicen que las experiencias del primer amor no se olvidan nunca? Digo, porque debe existir una razón para que a estas alturas me si...