Observé como Gemma salía de su habitación a toda prisa. Le regalé un mirada de confusión cuando se plantó enfrente mío.
— Ya se ha donde ir— me dijo, emocionada.
Levanté una ceja vacilante y crucé mis brazos sobre mi pecho.
— ¿Ah, si? ¿A dónde?— cuestioné.
Gemma bajó la mirada nerviosa. Jugaba con sus manos, enredándolas o acariciándolas.
— Mientras buscaba en mi armario la chamarra—dijo señalándola— algo vino a mi mente. Tu hermano una vez me dijo que iba con Caspian a visitar a una amiga de él; llamada April. Creo que ella podría saber el paradero de Caspian.
Abrí los ojos y sonreí mostrando mis dientes.
— ¿En serio? ¿Cómo mierda no se te ocurrió decirlo antes?— dije tomándola por la cintura y elevándola escasos centímetros del suelo mientras daba vueltas.
Gemma parecía algo asustada por mi acto, pero después se limitó a disfrutarlo.
— ¡No lo sé— gritó al aire— ¡No lo sé! ¿Puedes bajarme?
Obedecí su petición y la deposité en el suelo de nuevo.
— No lo sé— dijo, casi en un susurro.
Mi sonrisa se borró y una mueca de confusión la remplazo.
— ¿No lo sabes?— inquirí— ¿Sabes dónde vive? ó ¿al menos sabes su nombre completo para buscarla en Google?
Dijo que sí con su cabeza.
— Le pedí un Uber esa vez— sacó su celular y revisó algo para después guardarlo—, su dirección es Hill Rd, el número de su casa es 5102.
Sin responderle, fui corriendo al sofá para tomar mi chaqueta y unos segundos después ya estaba en la puerta principal del departamento.
— ¿Y qué esperamos?— le dije.
Gemma rió y tomó las llaves de departamento, para después salir ambos.
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Al salir del edificio de Gemma, me ofrecí a pedir un Uber, a lo que Gemma aceptó sin rechistar.
El carro llegó unos cinco minutos después y Gemma y yo nos subimos en él.
— ¿Nox West?— preguntó la conductora.
— Sí— asentí.
La conductora movió el retrovisor logrando que de alguna manera su mirada conectará con la nuestra.
— Y su novia, he de suponer.
Mi corazón dió y vuelco, y al parecer el de Gemma también ya que su cara se tornó de un color carmesí y yo sentí mi cara arder.
— No, no, usted esta equivocada— lo corrigió Gemma haciendo aspavientos con los brazos.
Inmediatamente me llevé una mano al rostro, preguntándome ¿sería tan feo estaría como para qué Gemma se pusiera de tal modo?
— Oh, entonces— siguió la mujer— ¿está tratando de conquistarla por lo menos? El amor juvenil es hermoso.
Abrí mi boca dejando ver mi asombro.
— No— logré articular, miré a Gemma en busca de ayuda, sin embargo, la chica se encontraba con la cara cubierta por sus manos y parecía que quería que la tierra la tragará.
— Oh, entonces, ¿qué es de usted?— inquirió la conductora con una voz coqueta, como si Gemma fuera algo más para mí.
— La ex de mi hermano— respondí con aspereza.
Observé cómo la conductora cerraba la boca de golpe y Gemma retiraba las manos de su rostro.
— Oh.
Si, oh.
Es decir, gracias señora.
— Bueno— carraspeó— ¿su hermano sabe qué esta con su ex-novia?
— ¡Mi hermano está muerto!— grité sin poder contenerme, Gemma se paralizó y la conductora frenó de golpe en un alto. Se giró a verme y yo mantuve la mirada hasta que ella la bajó.
— Lo siento tanto— se disculpó— no sabía que usted pasaba por un duelo, yo...
— Está bien— la interrumpí, dejándome caer en el respaldo del asiento— solo siga con el viaje.
La señora asintió.
— Quedan veinte minutos de su viaje a Hill Rd, 5102.
Veinte minutos eran suficientes para descansar antes de comenzar con todo esta locura.
Cerré mis ojos y sentí una presión en mi hombro izquierdo. Sabía que era Gemma, así que lo ignoré y decidí dormir para olvidar el vacío.
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Sentí cómo me sacudían minutos después.
— Nox, despierta. Ya llegamos.
Asentí algo adormilado. Bajé del carro con suma lentitud y pagué en efectivo por el viaje. 10 dólares.
Gemma miraba la casa, sin embargo, yo no sabía en lo que estaba pensando.
— ¿Todo bien?— pregunté.
Gemma me observó con una mirada vacía.
— Sí, es solo que— tomó una bocanada de aire— estoy nerviosa de lo que nos vaya a decir la chica.
Le eché una ojeada a la casa de April y respire hondo, después tomé la mano de Gemma.
— Sólo espero que nos llevé a Caspian— dije.
Gemma apretó mi mano y dió un paso.
— ¿Confías en mí?
— Sí— respondí sin vacilar aunque no sabía con exactitud el porque.