El extrovertido Jimin se encontraba caminando bajo la luz de la luna en las calles solitarias de Seoul.
Él pensaba en lo mucho que mudarse a la capital le ha cambiado, su comportamiento y un poco su forma de pensar. Quizás si está siendo un poco engreído, pero no lo culpen, la actitud del rubio siempre ha sido de esa manera, así lo han criado.
—Sé que el dinero no lo es todo— habló para si mismo— pero sin él no soy Park Jimin— soltó una risa algo cansada.
Siguió caminando con la vista baja, llegando a contar las líneas que hay entre el pavimento.
—¿Qué estará haciendo RyuJin?— se preguntó
Aquella hermosa chica era su mejor amiga allá en Busan. Siempre unidos, practicaban sus coreografías juntos, los dos eran amantes del baile.
—Te extraño...— soltó un quejido lastimero.
También pensó en Taemin, ¿estará dando alguna entrevista de radio? El pequeño se preguntaba tantas cosas, se preocupaba por sus, según el, únicos amigos.
Lástima que eso no ocurra por parte de ellos.
Y de pronto chocó sobre un pecho.
—oh!— se sobresaltó— lo siento, no veía por donde andaba— hizo una leve reverencia para seguir con su camino.
Pero aquel hombre lo sostuvo del brazo.
—Luces como un niño rico— sonrió e hizo ver sus dientes amarillos y desacomodados.
—¿Niño rico?— tragó saliva— q-que va.. ni tengo auto ¿n-no vez que ando a pie?
El hombre sin borrar su espantosa sonrisa señaló la vestimenta del chico.
Jimin algo confundido y nervioso miró su atuendo y se sintió desfallecer del miedo.
¿Enserio hoy tuvo que usar sus cadenas Dior y camisa Louis Vuitton?
—Yah— se intentó soltar del agarre del hombre— ¡Suélteme, son imitación!
—¡Me importa una mierda!— de la nada aquel hombre tenía una jodida pistola.
Repito, aquel asqueroso hombre tenía una pistola apuntándolo a su hermosa cabeza.
El rubio soltó un chillido mirando alrededor desesperado.
¿¡En serio no hay nadie más en las calles!?
—Muy bien muñeco dame todo lo que tienes de valor, incluyendo esa camisa y los zapatos.
Mis vans no...
—H-hagamos un trato, se-señor— intentó negociar— mire, si me deja ir le daré un cupón para una BigMac en Macdonals, ¿suena b-bien?
De su billetera sacó aquel cupón que fue arrebatado por el señor.
Jimin respiró aliviado pensando que convenció al hombre.
Que equivocado.
—Si no haces caso te vuelo la cabeza, y sería una pena desperdiciar una bonita cara como la tuya— paseó el arma por sus mejillas.
—Déjalo o llamaré a la policía para que se lo lleve de una buena vez, irrespetuoso— espetó una elegante voz con acento un tanto extranjero.
El hombre asustado por tan repentina interrupción no hizo más que salir huyendo del lugar, dejando a un Jimin con un ritmo cardiaco súper alto.
No quería perder su reloj Gucci.
—¡Yah chico!— Jimin se sobresaltó mirando hacia donde salió esa voz.
Un muchacho alto, de tez un poco morena y unos sexis hoyuelos.
—¡Ah!— El rubio de tiró al suelo haciendo una formal reverencia a los pies del muchacho— muchas gracias por salvarme, gran hombre, no quería morir, y no quería perder mi ropa y accesorios, eres un ángel.
Y siguió murmurando cosas de manera rápida que el, al parecer extranjero, no pudo entender.
—No seas ridiculo y levántate— lo tomó de los hombros para ayudarlo a levantarse— ¿que eres, una celebridad? No debes de estar tan tarde por estos rumbos y mucho menos sólo.
—Pero se supone que aquí es seguro— hizo un puchero— ¡ese señor salió de la nada!
— Chico se ve que eres de la zona de ricos, ¿qué haces aquí?— cuestionó enarcando una ceja.
Y hasta ahora Jimin reaccionó, miró su alrededor notando que el paisaje que conoce ha cambiado a uno más rústico y con algunos edificios en mal estado.
—¿D-donde estoy?— alzó su mirada para concertar sus ojos con los del apuesto muchacho.
—¡Chico, esto es Jungnang-gu!
Y la vista de Jimin se volvió negra