Keep Smiling Through

By GraciFernandeZz

33 0 0

¡Hola! :D Primero que nada ESTA HISTORIA NO ES MÍA, YO SÓLO LA TRADUJE AL ESPAÑOL. Este es un epílogo del fa... More

Parte única

33 0 0
By GraciFernandeZz

NOTA: Como dije en la sinopsis, este no es un fic mío, es el espílogo del fanfic: We'll Meet Again escrito por George DeValier. Tenía la traducción por ahí guardada en mi computadora y pues, apenas se me ocurrió subirlo. 

POR FAVOR, no dejen votos ni comentarios en esta historia porque sólo la traducción es mía. Les diría que fueran a darle amor al perfil de George en la ficnet. Pero bueeeeeno, ya saben lo que pasó :'< Me dió mucha tristeza saber que los originales se perdieron AY! 

Verano, 1948.

Nebraska, Estados Unidos.

Desde hace unos meses que la línea RMS Reina Elizabeth arribó al puerto de la ciudad de Nueva York, trayendo consigo al señor Arthur Kirkland y al reciente prometedor capitán Alfred Jones. Arthur podía decir honestamente que nunca había estado tan confuso, tan sorprendido, o tan completa y totalmente desconcertado en toda su vida.

Si había una palabra en el mundo que Arthur podía usar para describir América, entonces esa era: Grande. Incluso era también ruidosa. Y confusa. Y extrañamente maravillosa. De hecho, era muy parecida al mismísimo Alfred. El americano se veía bastante emocionado de regresar al lugar en que nació. Él había estado de regreso una vez antes, justamente después de la guerra, pero esa vez fue sin Arthur, y ninguno de los dos pudo aguantar la separación muy bien. Estar solo de nuevo en el León Esmeralda, con sus miedos, sus preocupaciones y recuerdos, fue mucho más de lo que Arthur pudo soportar. Cuando Alfred finalmente regresó a Londres Arthur estaba tan contento que saltó sobre él en la estación, causando que unas cuantas cejas se levantaran en confusión y miradas indignadas se fijaran en ellos. Así que, esta vez, cuando Alfred tuvo que regresar a América por cuestiones militares, Arthur aceptó inmediatamente cuando preguntó si quería acompañarlo a su estupendo, encantador, frustrante viaje.

Claro que su viaje se convirtió, más que nada, en una aventura turística. Viajaron por más estados de los que Arthur podía nombrar en su brillante rojo Chevrolet, parando en más comedores y lugares con vistas hermosas y a las orillas de carretera extrañas que nunca haya soñado ver otra vez. Alfred simplemente se llenaba de emoción al mostrarle a Arthur cada cosa que podía sobre el asombroso país de Estados Unidos de América, todo tan lejos como pudieron ir – incluso Nebraska. Más específicamente, hasta este diminuto, hecho de metal, claustrofóbico, inescapable aeródromo situado en una de estas carreteras en el medio de este amplio, llano, dorado campo en Nebraska.

No le tomo mucho a Alfred convencer al personal de aeródromo de dejarlo utilizar uno de sus aviones. Ninguno de ellos se había dado cuenta de quién era Alfred; los jóvenes aprendices arremolinándose, los pilotos diciendo sus propias historias de servicio durante la guerra, los viejos ingenieros sacudiendo la mano de Alfred y compartiendo sus recuerdos del padre de Alfred cuando era piloto en los años veinte. Alfred se veía lejos de estar cómodo con esos hombres tan condecorados, uniformados, con ese personal militar de alto rango que usualmente preguntaban por sacudir su mano.

Y ahora, Arthur estaba tan sorprendido de cómo diablos le estaba permitido estar ahí. Trató de respirar pasando la ansiedad que estrangulaba su garganta, luchando por suprimir el creciente miedo en su pecho. Dio otro vistazo por la pequeña ventana que daba a la pista de aterrizaje. El sonido del motor rugiendo era incluso suficiente para esconder el sonido de sus propios latidos palpitando en sus orejas. "No puedo..." Arthur apretó sus ojos, se mantuvo en silencio y tomó un profundo, agitado respiro. "Alfred, no pienso que pueda hacer esto..."

"¡Seguro que puedes, Arthur!" Le dijo Alfred encantadoramente detrás del panel de control. Deslizó su mano libre sobre la de Arthur y le dio un suave apretón "Vamos, mírame."

Arthur asintió, exhalando, y parpadeó abriendo sus ojos. De verdad podía haber tomado un trago cargado justo ahora – debió haber comprado un poco más de esas botellas de moonshine en ese bar de Ohio.

"Estás bien." Alfred le sonrió desde el asiento del piloto, su desgastada chaqueta de bombardero descansando sobre sus hombros, su brillante cabello rubio moviéndose a través de su gorra de aviación y su conexión de radio alrededor de su cuello "Esta belleza es como una brisa." Alfred palmeó la salpicadera. " Una vieja Aeronca Chief – solía volar una como éstas antes de la guerra. No tienes nada de qué preocuparte."

Arthur asintió de nuevo, tirando del apretado cuello de su traje, y trató de recordarse a sí mismo que Alfred sabía lo que estaba haciendo. El había estado volando durante años, claro que sabía lo que estaba haciendo. "Lo sé Alfred, lo sé, pero..." Pero la parte racional de Arthur estaba completamente abrumada por su instintivo sentir de miedo. Quién podría estar sentado aquí a punto de despegar, a punto de volar en el aire por primera vez en su vida... Arthur, de repente tiró del cinturón de seguridad "Me disculpo por ser una molestia, pero... pero quizá deberíamos esperar..."

"Arthur, escucha." Dijo Alfred firmemente esta vez, sus azules, brillantes ojos sosteniéndole la mirada a Arthur. "Estás con el chico que alguna vez derribó siete aviones, completamente solo y sin contacto por radio, mientras volaba bajo de combustible y rodeado por un escuadrón entero de enemigos. Estás con el chico que pasó tres años entrenando a los mejores pilotos que la fuerza militar Británica pudo ofrecer. Y estás con el chico que te ama más que nada en este jodido mundo y que moriría por ti antes de dejar que algo te pase. Ahora, vamos cariño." Alfred le guiñó y Arthur sintió su corazón trastabillar. "Déjame llevarte hasta las nubes."

Arthur se sintió aterrado y mareado y frustrado y orgulloso y terriblemente asustado, todo al mismo tiempo. Sacó un bajo y pesado gruñido. "Esto es completamente injusto."

Alfred sonrió inocentemente mientras presionaba unos cuantos botones más y daba ligeros golpecitos a los indicadores y buscaba anormalidades en el volante. Arthur estaba bastante asombrado de cómo fácilmente Alfred presionaba los botones y tiraba de lo que parecían una cabezada de controles al mismo tiempo sólo con sus siete dedos restantes. "¿Qué es injusto?"

Esas palabras, ese guiño, esa sonrisa... "Ya lo sabes, tú tonto."

Alfred sólo rió cuando el avión comenzó a moverse por la pista de aterrizaje. "Muy bien, ahora, voy a ponerla en posición de despegue."

El estómago de Arthur se retorció incómodamente. "¡No me digas lo que estás haciendo, por dios hombre, sólo hazlo!"

Alfred se encogió de hombros. "Muy bien entonces, si lo dices así." El avión continuó así por unos momentos antes de que Alfred gritara "¡Aquí vamos!" El rugir del motor llenó la cabina y Arthur se sintió caer sobre el suelo. Prefirió forzarse a controlar su pánico, a enfocarse en los confiados movimientos de Alfred y su brillante, encantadora sonrisa. Pero cuando el avión empezó a hacer ruido y moverse a niveles de velocidad increíbles, la pista desdibujándose debajo de ellos, Arthur no pudo hacer más que cerrar los ojos. Alfred gritó cuando el avión empezó a levantarse del suelo. "¡WOO HOO HOOO!"

Una fuerza invisible parecía atacar a Arthur. Su estómago se hundió hasta entre sus piernas, su pecho comprimido, y sus orejas llenándose de sangre corriendo a través de su cabeza. Quería gritar, pero todo lo que podía hacer era agarrarse al asiento apretar los dientes y rezar por que este tembloroso, y condenado avión no se desplomara del cielo. La aeronave pareció caer ligeramente y Arthur casi se ahogó tosiendo, su mano dirigiéndose hacia su pecho.

"Es normal, cariño. Es solamente el avión ganando altura."

Arthur estaba tan abrumado como para objetar por el nauseabundo término de 'cariño'. Sólo mantuvo sus ojos presionados, sintió sus nudillos volverse blancos. Este era el más extraño sentimiento que haya experimentado alguna vez: ambos pesado e ingrávido, su cabeza presionada y su estómago vacío y revuelto. Se sentía mal, extraño, y completamente desquiciado y ¿Cómo podía Alfred estar riendo y aclamando como si fuera el momento de su vida? ¿Acaso no se daba cuenta de que Arthur no podía respirar aquí?

"¡¿No es asombroso, Arthur?!" gritó Alfred ruidosamente.

Arthur trató de replicar pero todo lo que podía decir era, "¡Oh, mocoso. Oh cojones. Oh Jesucristo. Mierda, maldición! !PARA DE REÍR!."

"¡Aw, vamos, el despegue es la mejor parte! Ve como todo cae debajo de nosotros... ¡Hey, mira, ahí está nuestro Chevy! Ya te lo dije, estos viejos controles me regresan a viejos recuerdos. Por supuesto, son diferentes de todos aquellos Spitfires y Hurricanes que me mostraron estos días ¡Hey Arthur, en unos minutos, podré enseñarte la granja donde crecí! Aguanta unos minutos... ¿Arthur, porqué tus ojos están cerrados?"

"¡Porque estoy jodidamente aterrado! ¡Por favor sólo dime cuando todo esto haya terminado!"

Alfred rió quedadamente y en cambio suspiró. "Oh, Bien. La mantendré en este nivel y haré un vuelo rápido."

La decepción en la voz de Alfred envió una dolorosa punzada a través del pecho de Arthur ¿Qué es lo que estaba diciendo – que él no creía en Alfred? Si era algo nuevo y diferente y aterrador- pero era importante para Alfred. Este era su hogar, su pasado, su vida — Y Arthur estaba dejando que el miedo se entrometiera entre él y Alfred mostrándoselo. A Alfred no le había sido posible volar por aquellos días, no con el daño sufrido a sus ojos. Arthur respiró a través de la nube de miedo, y se dijo a sí mismo que podía hacer esto. Por Alfred. "No, estoy bien, yo sólo... Esto es asombrosamente extraño ¿No lo es?"

Una vez más, Arthur sintió la mano de Alfred deslizarse por la suya. "Es también asombroso. Sólo mira a la vista detrás de nosotros ¿No es terrorífico?"

Muy bien. Sólo mira. Arthur podía hacer esto. Agarró la mano de Alfred, se forzó a sí mismo a abrir los ojos, e inmediatamente quedó en shock. "Asombroso." Dijo otra vez.

Un infinito cielo azul se extendió rodeándolos. Campos verdes y amarillos extendiéndose debajo, con unas cuantas casas oscuras y atravesados por carreteras sucias, como un laberinto. El alto, brillante sol ardiendo y empapando sobre la interminable, llana, extensa tierra. Arthur sacudió su cabeza en cuanto vio todo; no podía imaginar un lugar en el mundo tan diferente de Londres. El hogar de Alfred era soleado, brillante, enorme; inspirador. Y era hermoso. Arthur volteó a ver a Alfred quien sonreía salvajemente, emocionado y feliz nuevamente. La misma sonrisa que Arthur aún amaba, la misma que lo trajo a cielos azules, llevando las oscuras nubes de miedo e incertidumbre lejos de Arthur.

"Es maravilloso."

Alfred rió, emocionado. "¡Sabía que lo amarías! Te lo dije, Arthur, las veces que he soñado que volamos por los cielos juntos – y aquí en mi propio hogar..." Alfred sonrió. "Es mágico."

El corazón de Arthur se disparó, y no era por miedo ya más. Los tres años desde que la guerra terminó fueron más de lo que Arthur soñó. Cada día con Alfred era brillante y nuevo y divertido, cada momento una aventura, y Arthur no sabía cómo era posible que amara más cada hora que pasaba a ese americano loco. Lo amaba tanto como para cruzar el mundo; lo suficiente para volar por el jodido cielo por él. Arthur tocó gentilmente el brazo de Alfred. "Lo es, Alfred. Mágico."

Los ojos de Alfred destellaron detrás de sus lentes, más azules que el infinito cielo. "¡Ahora, mantén tus ojos abiertos para ver esos platillos voladores que se estrellaron en Nuevo México el año pasado!"

Arthur gruñó molesto. "Eso era un globo aerostático, Alfred."

"Eso es lo que quieren ellos que pienses."

Arthur rodó los ojos y apretó sus dientes. Si escuchaba una palabra más sobre esa explosión encubierta en Roswell... "No voy a tener esta conversación de nuevo."

"Verás la verdad algún día ¡Arhur, oh, mira, mira!" El avión se inclinó ligeramente y Arthur se agarró de su asiento cuando Alfred pasó mordazmente de él "Justo ahí abajo ¿Ves esa grande pista sucia? ¡Es la primera que usé para despegar! Y tú no sabes, pero ahí está mi vieja casa, en la cima de esa pequeña colina ¿La ves?"

Arthur no miró, pero asintió de todos modos. "Si, si. Es encantadora. Ahora pon el avión en posición correcta, por favor."

Alfred se soltó a reír y después lo hizo.

En cuanto puso el avión en posición, Arthur preguntó sobre la tierra donde ellos estaban volando, y sobre los confusos controles del avión y no podía evitar que una pequeña sonrisa saliera de sus labios viendo el entusiasmo de Alfred al responder. La ansiedad fue dejada de lado. Arthur sólo estaba sentado ahí con Alfred, a mil millas sobre el cielo, y eso era mágico y extraño igual que cualquier otro momento que compartían juntos; igual que todos esos alocados tres años que habían pasado.

"Es asombroso, puedes recordarlo todo." Dijo Arthur cuando Alfred terminó de explicar la diferencia entre la velocidad de un Aeronca Chief y el Mustang.

"Nah, Arthur, no es tan difícil. Podría enseñarte para hacerlo más sencillo, con lo inteligente que eres y todo eso."

Arthur se mofó dubitativo. "Me estás adulando. Justo aquí, tu eres el más inteligente, Alfred."

Alfred encogió los hombros despreocupadamente, pero su expresión era de orgullo. Miró afuera de nuevo al vasto cielo azul y la interminable tierra debajo. "Vamos a elevarla más ¿Confías en mí ahora, si?"

Claro que Arthur confiaba en ese Yankee. Siempre había confiado; siempre lo haría. Y era por eso que estaba haciendo esto. El porqué estaba sentado en esta gran caja de metal a mil millas en el cielo; el porqué él estaba aquí en este extraño, salvaje país a un millón de millas de casa. Porque hacer que Alfred tuviera esa expresión de felicidad, lo hacía reír con alegría. Porque esto era lo que Alfred amaba, y lo que era, y esto era lo que había traído a Londres a la vida de Arthur hace cinco años. Porque esto era, y siempre sería, mágico.

"Siempre, Alfred."

Alfred disparó una pequeña sonrisa a Arthur. "¿Tanto como para dejarme hacer una pirueta con el avión?"

Arthur cerró los ojos advirtiéndole. "Quizá la próxima vez. Por ahora..." Arthur se presionó contra el asiento, al lado de Alfred, y dirigió su vista hacia el cielo. "Llévame entre las nubes."


Lloré varias veces con los fics de George, ojalá no sea la única :,D Les mando un beso, esperando compartir mi gusto por los fics de DeValier con ustedes. Bye, bye!

Continue Reading

You'll Also Like

3.8M 158K 69
Highest rank: #1 in Teen-Fiction and sci-fi romance, #1 mindreader, #2 humor Aaron's special power might just be the coolest- or scariest- thing ever...
874K 34.7K 45
Being a single dad is difficult. Being a Formula 1 driver is also tricky. Charles Leclerc is living both situations and it's hard, especially since h...
9.9M 499K 199
In the future, everyone who's bitten by a zombie turns into one... until Diane doesn't. Seven days later, she's facing consequences she never imagine...
1.7M 17.3K 3
*Wattys 2018 Winner / Hidden Gems* CREATE YOUR OWN MR. RIGHT Weeks before Valentine's, seventeen-year-old Kate Lapuz goes through her first ever br...