Mi Tormento Favorito©+18 [MC...

By Cinnluna06

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La vida de Amber y Evan da un giro inesperado cuando secretos del pasado se ven mezclados con el presente de... More

*A V I S O*
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Epílogo [P1]
Epílogo [P2]
¡3 PARTE YA DISPONIBLE!

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By Cinnluna06

Amber POV

Llegamos a un restaurante muy estilo francés, cerca del edificio de dónde se estaba realizando la convención, a decir verdad el lugar era precioso, la decoración era elegante, todo se conservaba en una iluminación íntima, las mesas tenían manteles en color vino y una velas pequeñas aromáticas en el centro, logré percibir el olor a vainilla y coco justo de inmediato al darnos nuestra mesa. El mesero que nos atendía sabía poco ingles por lo que sorprendentemente Evan le habló en Francés, fue evidente mi incredulidad que Evan solo se apretó los labios para guardarse una sonrisa, el mesero nos dio la carta pero yo no entendía bien que clase de platillos podían servir en un lugar como este, ni si podría gustarme lo que pediría.

—Puedo pedir por los dos —me sugirió, levantando la vista de la carta, se dio cuenta claro que yo estaba confundida.

—Bien —respondí, dejé la carta en la mesa, sin necesidad de tener que escoger nada.

Lo pidió todo en francés así que no supe que había pedido para mí, el hombre sonrió y segundos después se llevó las cartas. Sus ojos me estudiaban cuando me quité el abrigo y lo puse sobre el respaldo  de la silla, me sentí incómoda, tanto que la tensión en mi cuerpo hizo que desviara sus ojos hacia otro lado, su atención lejos de mí me permitió ver su atuendo, el suéter no era de su estilo pero eso no quería decir que se viera en absoluto mal, se veía bastante atractivo, parecía un erudito, quizá con unas gafas podría figurar un Nerd bastante sexy, iba bien afeitado, peinado y el olor de su colonia era diferente, era más agradable y no tan concentrado como los que antes acostumbraba.

—Espero te guste el spagueti al eneldo, pollo marinado con especias y espárragos, eso fue lo que pedí, acompañado de vino blanco.

Asentí, se escuchaba delicioso, además de que la pasta era uno de mis platillos favoritos, había atinado sin querer.

—Está bien —carraspee, el mesero trajo primero las copas con el vino blanco, lo que me permitió distraerme y bebérmelo para tomar valor, no sé porque había aceptado, me estaba arrepintiendo, quería huir pero también quedarme. —No sabía que supieras francés.

Curvó una leve sonrisa, lo único que miré fueron sus ojos, mientras una sensación melancólica pero reconfortante me embargaba, me entristecía ver esos ojos que antes quería tanto pero también me gustaba volver a encontrarme con ellos después de meses largos, ahora ya no significaban lo mismo para mí.

—Cuando mi madre vivía, vinimos muchas veces a París a visitar a una amiga suya, el hijo de la amiga de mi madre me enseñó francés, la verdad creí que lo había olvidado pero escucharlo de nuevo me refrescó la memoria.

—Karen me contó poco de eso —se quedó paralizado al escucharme, le pareció increíble lo que había dicho, tanto así que no parpadeó —Dijo que Sebastian era como un hermano para ti, que se llevaban increíble y que cuando aun estabas en la universidad, venias a visitarlo.

—¿En serio te contó eso? —preguntó dudoso, casi riéndose de lo sorprendido que estaba —¿Por qué lo hizo?

—Salió el tema cuando le dije que vendría a París por trabajo.

—Claro —negó ligeramente la cabeza para quitarse una idea, me moría por saber cuál era —¿Cómo no lo pensé? Por cierto, ¿Cómo está Karen? La última vez que la vi...

—Está bien —lo interrumpí, no quería que siguiera dando detalles del pasado, no en los que me veía envuelta —¿Vas a seguir eludiendo lo que tienes que decirme?

Suspiró, el silencio se prolongó cuando el mesero llegó con la comida, ver el delicioso platillo ni siquiera fue razón suficiente para que pudiera comérmelo, estaba poniéndome un poco irritada y comer no era algo que quería hacer.

—No estoy eludiendo nada, solo estoy tratando de entrar en contexto.

—¿En contexto de que? Sí ya sabemos que desapareciste.

—No estuve de vacaciones, Amber, la verdad es que no la pasé tan bien como crees, pasé miserias y me esforcé en aceptar lo que estuve haciendo mal, quise arreglarlo yéndome a Seattle de nuevo, al menos así ya no molestaba a nadie. En Chicago ya no podía encontrar ayuda.

Repentinamente se me hizo un nudo en el estómago que no me permitió comer, tampoco beber nada, lo veía y poco a poco me di cuenta que contarme lo que había sucedido estos casi seis meses eran recuerdos difíciles, no reprimió su angustia y yo decidí no cuestionar hasta no escucharlo todo.

—Estaba vulnerable, cometí bastantes errores antes de ir con Tom, quien no creí que me aceptaría, lo traté mal a él también, él era compañero de Karen en la secundaria, estuvieron juntos hasta la universidad y siempre tuvo un amor secreto por Karen, cuando yo era un niño y ellos estaban en el bachillerato me pedía siempre detalles de Karen, como su música favorita, películas que le gustaran, en fin, era como un mejor amigo para ella pero nunca se dio cuenta de que Tom la amaba. Cuando yo estuve en la universidad y empecé con mi mala vida, le conté la verdad a Karen y ella se alejó un poco, sin querer arruiné su buena relación y se separaron, ella ya estaba embarazada de Martin y comprometida con él.

Su expresión se ensombreció un poco, podía ver en sus ojos verdes como su alma se lamentaba y con mucha pena trataba de recordarse a sí mismo los errores del pasado.

—Lo llamé porque confiaba en que podría en verdad ayudarme, era mi única esperanza, le conté todo lo que les hice y podría decirse que le rogué que me ayudara, le dije también que tengo unas pocas acciones de Pharma bio que quería invertir en la empresa pero no me permitió hacerlo hasta que me rehabilitara y así lo hice, al salir me dio un empleo de asistente con el que empezaría a aprender y a valorar las cosas, ha sido un maestro increíble y lo admiro mucho, es un gran jefe y amigo. Ha decir verdad, la estancia en la clínica al principio fue dura, la abstinencia era imposible de controlar, muchas veces destruí mi almohada, otras golpeaba muebles, fue una pesadilla.

Tragué saliva con dificultad, se veía cada vez más abatido, herido, mi primera reacción fue quedarme callada, sin consolarlo, quería ver el grado de sufrimiento, porque lo que nos había hecho a nosotras era igual de doloroso al recordarlo.

—Hice solo un amigo, Riley, es un joven de veintidós, es un chico inteligente y bastante maduro —rió entre dientes, recordar a Riley, le dio solo un brillo instantáneo que  disfrute mucho  de verle—Era mi compañero de cuarto, creo que toda mi estancia no estuvo mal después de hacer amistad con él, me enseñó buena música, bueno, no me la enseñó, solo me la proporcionó, en fin, lo más extraño de esto es que sentí que regresé al pasado cuando le pedí ayuda a Tom y no solo lo trajo a él de nuevo a mi vida, también a alguien más.

A juzgar por su mirada, la siguiente persona también debió ser importante, muy  especial, pues se le notaba que el brillo en sus ojos era más intenso que cuando mencionaba a Tom, hubo ausencia de  dolor, empezaba a verse aliviado.

—Resultó que mi psicóloga en la clínica era una compañera mía en la universidad, una antigua enamorada que rechacé y traté mal —se detuvo para tomar un sorbo de la copa, pensó que tal vez el sabor del vino podría hacerle borrar el trago amargo, se estremeció pero no de lo frío del vino, era su culpa saliendo a flote —También creí que me odiaría pero no lo hizo, tiene una ética profesional que cumplió, me trató como un paciente y cuando salí me ayudó a instalarme en mi departamento y aprendí lo que debí hace años, a ser independiente y valerme por mi mismo en muchas cosas. Te cuento todo esto porque espero en verdad, de corazón que me creas lo que acabo de decirte, ¿Me crees, Amber?

Llevé mi mano hacia mi pelo, después de escucharlo finalmente pude moverme, me bebí todo el vino, sintiendo la acidez en la garganta, por supuesto no sabía que responder, él tenía miedo reflejado en su rostro e incluso estaba desesperado pues después de esto ya dependía de mi creer o no.

—Creo que debiste decírselo primero a Karen...Yo —titubé, no pude dejar de pensar en todo lo que me contó, me hice escena tras escena y lo único que se mantenía en mi cabeza era él en el hospital, manteniendo conversaciones sobre nosotros con su psicóloga, ¿habrá ella podido hacer más que un cambio en Evan que no fuera mental? Estaba perdiendo el control —No dudo de lo que acabas de decirme, se escucha convincente....

—¿Convincente? —repitió con una exclamación de sorpresa —Amber, es la verdad, te lo juro, Tom está aquí, puedes hacerle preguntas de lo que quieras. Él no tiene porque mentir, estoy aquí por coincidencia, igual que tú, ¿Crees en el destino? ¿En esas pequeñas señales que da la vida que te recuerdan a alguien?

No dije nada, sabía que me temblaría la voz si decía algo, así que prefirió seguir hablando, mis ojos se sentían tan húmedos que temí que empezaría a llorar delante suyo cuando su voz fue dulce, suave, me estaba quebrando en dos.

—Porque yo sí, en todo ese tiempo que estuve en el hospital quería tener algo que me recordara a ti, no tenia mi celular donde tengo una foto tuya, lo único que me quedaban eran recuerdos pero no eran tan sólidos como una foto, entonces Riley, mi compañero de cuarto era tan fanático de tu grupo favorito  y me hizo escuchar álbumes completos y reconocí las mismas canciones que ponías en mi auto y mi departamento —empecé a temblar y a este paso ya no pude contener  las lágrimas, estaba enojada pero también me dolía escucharlo, era un desgarré en mi pecho, una herida abierta que sangraba —Las escuchaba todo el tiempo y me transportaban hacia ti, automáticamente era volver y verte otra vez, te digo esto porque estamos aquí Amber, de nuevo, encontrándonos exactamente igual a cómo nos conocimos pero ahora somos mejores personas, ahora has triunfado en lo laboral y yo ya pude deshacerme del Evan que te hirió y te lastimó. Pensaba volver a Chicago y encararte pero la vida nos dio esta señal, el destino nos encontró y volvió a unirnos, si huimos el uno del otro, seguro buscará la forma de unirnos otra vez. Nos quiso aquí y así se ha cumplido.

Su mirada tenia una fuerza descomunal con la que no pude luchar, yo no podía más, lloré y me frustré tanto que la idea de aceptar lo que me decía me hacia enojar, no quería admitir que todavía lo amaba, que tanto como él, yo también viví con esos recuerdos gastados que no eran suficientes, vivimos lejos uno del otro y descubrir que pasó tanto dolor por mi ausencia como yo por la suya, me hacía justificar estos meses que desapareció.

—Basta, ya no quiero oír nada de esto, es suficiente —le supliqué, limpiándome las lágrimas con el dorso de mi mano, contuve mis sollozos dentro de mí, quería romper a llorar pero no pude, oírlo hablar así me confundía aún más.

—Créeme, por favor, ahora hay pruebas de todo lo que te digo, no quiero presionarte a nada, solo quiero que veas en quien puedo llegar a ser  si permites que entre a tu vida, como alguien nuevo, desde cero, al menos déjame estar cerca.

—¿¡Y luego que!? ¿Fingir que no me rompiste el corazón? ¿Ni que le mentiste a todos sobre nosotros? ¿Tampoco que me odiaste tanto que fingiste amor por mí? ¿Ni los chantajes? El tiempo pasó pero yo no olvido nada de eso, jamás lo hice.

—Lo respeto, sé que es más difícil borrar un mal acto con uno bueno y eso es lo curioso de esto, ¿Por qué mantener solo lo malo de alguien que intenta ser una buena persona? Siempre se le tiene que juzgar por lo malo a alguien antes que por sus virtudes y buenas acciones, ¿No se me permite el beneficio de la duda? ¿Cuánto tengo que sufrir? Ya lo he pagado.

—Se trata de cuantas personas dañaste con tu mal acto, no de cuantos hiciste, Evan, deberías empezar con tu familia, le hiciste daño a Karen tanto como a mí, yo necesito pensarlo. —vi mi reloj de mano, serían casi las siete y yo debía volver al evento.

—Pediré la comida para llevar, yo también debo volver.—llamó al mesero desde lejos

—No es necesario, no tengo hambre.

—¿Podrías aceptarla? Si quieres regálala pero llévatela.

Asentí, el mesero se llevó los platos, recogí mi abrigo e igual a cuando llegamos, me contempló mientras me ponía el abrigo y echaba mi cabello hacia atrás.

—¿Todavía usas Miss Dior, verdad? —preguntó con cierta melancolía.

—Sí.

—Creí que cambiarías  de perfume.

—Lo hice, algún tiempo. —lo peor de todo es que no quería decirle que volví al mismo porque los recuerdos de aquel perfume eran suyos.

—La verdad es que el perfume es perfecto para ti, es como si lo hubieran hecho para ti. Supongo que el anterior no encajaba en tu personalidad.

El mesero llegó con nuestra comida para llevar, la dejó en la mesa y Evan pagó la comida en efectivo, le agradeció al mesero en francés, dándole una sonrisa cordial, cosa que el anterior Evan no hubiera hecho.

—Agradezco que hayas aceptado, sé que debió ser difícil. Lo siento

Mi fuerza para luchar contra mis propios sentimientos se volvía cada vez más difícil, ya era tan complicado tener que haber escuchado todo lo que me dijo, sin tener que tirar la mesa completa y salir corriendo, ya no podía dominar lo que sucedía dentro de mí.

—Supongo que tendremos que vernos por trabajo en el evento, no quiero que pienses que te estoy acosando, es mi trabajo.

Acosador la idea me hubiera parecido graciosa si no hubiese tenido una significado para mi tan triste, de nuevo, la bomba de recuerdos pasados me golpeaba duro, si todo hubiera estado bien entre nosotros, seguro hubiéramos reído pero ahora solo me hacía temblar.

Agarré la bolsa para irme pero no sé que pasaba conmigo que necesitaba quedarme ahí una última vez para verlo,  tenerlo  cerca me hizo desear  un abrazo de despedida suyo, era estúpido, incoherente pero mi cuerpo lo estaba pidiendo a gritos y yo juraba que él lo escuchaba, la clemencia de mi cuerpo rogando por él.

—Adiós —me despedí entre dientes, manteniendo mi deseo a raya, ahogándolo entre el odio que vivía en algún lugar dentro de mí.

Caminé a grandes zancadas para huir de ahí, sus ojos permanecían pegados en mi espalda, los llevé conmigo hasta que salí del restaurante y una vez que me sentí libre de nuevo, rompí a llorar, ignorando a la gente en la calle que me veía con una expresión de confusión, el llanto venía tan fuerte desde mi corazón quien se estaba rindiendo,  ya que  aquel amor que tenía por Evan Ross  no  intención de desaparecer jamás y se mantendría por siempre dentro de mí y me destrozaba tener que admitirlo. 




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