Chantaje Pasional (Adaptación...

By LoloMasen

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Lauren Jauregui es la atractiva y prestigiosa directora de una revista de moda. Todas las mujeres se sienten... More

Recordatorio.
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Epílogo
.

Capítulo 8

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By LoloMasen


Lauren POV

Respiré hondo y abrí mis ojos cuando me encontré frente a la puerta de su despacho. Me asusté al notar como el pulso de mi mano temblaba incontroladamente. ¿En qué situación me los encontraría? ¿Y si él realmente era su novio? No… Ella me había besado, ¿y qué? Después de todo un desliz puede tenerlo cualquiera… ¡Lauren! Me reñí.

-¿Se encuentra bien señorita?- Me preguntó la secretaría.

En ese instante me di cuenta que había permanecido demasiado tiempo delante de aquella maldita puerta sin entrar. Me giré intentando dibujar mi mejor sonrisa y asentí cortésmente. Después volví a girarme y encaré a la puerta con el ceño fruncido, elevando mi mano hacia el pomo. Giré la maneta lentamente, con miedo a lo que podría encontrar detrás de aquella puerta, quizás dos manos entrelazadas, miradas cómplices, sonrisas estúpidas... Una sensación parecida a la desesperación me embargó cuando fui consciente de que estaba abriendo la puerta.

-Adelante Jauregui.- Escuché una voz, su voz, provocando que mi corazón latiera ensordecedoramente, afirmándome una vez más que lo que sentía hacia aquella mujer era real. Levanté la mirada dándome cuenta de que había estado cabizbaja.

-¿Se puede?- Me sentí idiota después de preguntar, era lógico. Escuché su risa.

Sentí como si me hubiesen quitado un gran peso de encima cuando vi que al menos no había contacto físico entre ellos. El chico se sentaba frente a la mesa de su despacho, mientras ella se sentaba en su silla giratoria, parecida a la mía. Miré a mi rival. El cual me miraba bastante divertido, algo que me molestó.

-La verdad es que no te esperaba tan pronto por aquí.

-Me moría por verte.- Dije a modo de broma. Me acerqué y me elevé mi mano hacia el chico. - Lauren Jauregui.- Me presenté. Él pareció pensárselo dos veces antes de estrecharme la mano.

-Shawn Mendes, mucho gusto.- ¿Por qué tenía impregnada esa maldita sonrisa fanfarrona? ¿Es que ella ya le habría contado algo sobre mí?

-Shawn, lo siento mucho, pero.. ¿podríamos vernos en otro momento?- Él se levantó de la silla sin contestarle.

-Espero que nos veamos en otro momento.- Me dijo, estrechándome la mano una vez más.

-Lo mismo digo.- Aunque en realidad no lo deseaba. Se reunieron los dos en la puerta del despacho, yo me tomé la libertad de sentarme en el sofá.

-Siento que hayamos podido hablar tan poco, de verdad que te echaba de menos Shawn.- Dijo ella apenada. Sin poder evitarlo mordí mi lengua. Deseaba que ella me echara de menos a mí, que se dirigiera a mi de esa manera… En ese momento deseaba ser ese tal Shawn.

-Ah no te preocupes preciosa.- ¿¡Preciosa!? Puse los ojos en blanco.- Creo que se acerca una cena.

-Igual lo siento, si tienes tiempo pásate más tarde.

-Hecho, y si no me paso otro día.

-Perfecto.

Alcancé a ver por el rabillo del ojo como ella se despedía de él con un efusivo abrazo, tan efusivo como el que había visto desde el ascensor. Eso provocó que mi cuerpo se tensase como nunca lo había hecho.

-Te quiero Shawn.

Y ahora sí que me iba a dar un paro cardíaco. Sentí como mi cara se descomponía al momento, mis puños se cerraron automáticamente y mis hombros me dolían de la tensión. Pero no podía ser… ¿Cómo iba a aceptar mi propuesta teniendo novio? Era casi imposible viniendo de ella…

-Y yo a ti Mila, adiós.

-Adiós.

Pasaron algunos segundos silenciosos, en los cuales no se escuchaba ni su voz, ni la mía, ni sus tacones acercándose a mí, nada…

-¿Y bien?- Preguntó ella, ahora sí dando la vuelta y acercándose al sofá para sentar a mi lado, eso sí a una distancia prudente. ¿Pensaba que me la iba a almorzar a caso?

-Me dijiste que viniera cuando lo hubiese pensado.- La miré a los ojos y ella desvió la mirada, recogiendo algunos papeles sobre la mesa de centro.

-Eres rápida.

-Para lo que me interesa.- Mi mirada se dirigió a sus piernas, aquellas que había acariciado en mi despacho hacía tan solo un día… moría por volver a acariciarlas, pero me obligué a dejar de observarla y esta vez me entretuve con su cabello.

-Entonces me imagino que no vas a firmar.- Pronunció totalmente convencida. Llevé mis manos a las suyas y le robé sus malditos papeles para ponerlos en mi lado, me miró con el ceño fruncido.

-¿Qué te hace pensar eso?

Sonrió nerviosamente mirando hacia su escritorio. ¿Es que no pensaba mirarme? ¡Yo estaba muriendo por perderme en su mirada chocolate! Después comenzó a juguetear con sus manos y las miró. Era una Camila tan diferente a la que había conocido…

-Bueno, digamos que estoy convencida de que te importa más tu propio beneficio que compartirlo con otros que quizás podrían ayudarte a conseguir más prestigio. Puede más tu orgullo Jauregui.- Se encogió de hombros.

En ese momento vi lo que realmente ella pensaba de mi y en como me debía haberme visto yo misma estos últimos años. En pocas palabras, me había convertido en una don nadie. Una persona sin valores, sin méritos, sin retos, sin metas, una mujer que a sus 27 años aun no había vivido verdaderamente su vida, que no se había encargado de su propia felicidad, que no se había valorado lo suficiente ni había valorado a nadie más, una mujer que vivía al margen de todo.

Sin poder evitarlo me llevé una mano al puente de la nariz y cerré los ojos por unos segundos, intentando no estallar, ¿Cómo había podido ser tan extremamente estúpida? Abrí mis ojos y la miré, ella aún seguía mirándose las manos, aquel intento de evitar mi mirada me estaba molestando, así que elevé mi mano hacía su rostro y lo giré, obligándole a que me mirara.

-De verdad siento que tengas tan mala imagen de mi, pero pienso hacértela cambiar.- Ella frunció el ceño confundida, en sus ojos podía leer que realmente no sabía de que estaba hablando, dejé caer mi mano.

-¿Y cómo piensas hacerlo?- Preguntó con una sonrisa, para después volver a evitar mirarme.

-¿Puedes mirarme por favor?- Disfrutaba perdiéndome en sus ojos y ella insistía en esconder su preciosa mirada. Suspiré y volví a repetir el mismo gesto anterior, si la única manera de que me mirara era obligándola lo haría. Ella hizo una mueca que me hizo sonreír. - Firmaré.

A la vista estuvo que ella no se esperaba para nada mi respuesta. Sus carnosos y rosados labios se entreabrieron dejando escapar un sonido extraño que ni yo misma supe definir, sus ojos se agrandaron un poco más mostrándose sorprendidos y sus mejillas se tiñeron de un color borgoña adorable.

-¿Fir- Firmarás?- Tartamudeó pareciendo más adorable aún. Sentí un click en mi cabeza al recordar lo que acarreaba para ella que yo firmara la fusión que ella tanto esperaba.

-Sí. - Se quedó pensativa, y dejé que volviera a dejar de mirarme, para que sus ojos recorrieran el despacho, no parecía estar donde yo estaba… -¿Camila? - Pregunté preocupada.

-Sí, perdón. - Sonreí, estaba pensando en lo que yo misma pensaba. - ¿Cuándo quieres que nos reunamos para firmar?

-Si quieres ahora mismo.

-¿Ya?- Preguntó mirándome de repente con un brillo aterrador en sus pupilas.

-¿Para que esperar más? ¿No eras tú la más interesada en la fusión?

-Jauregui…- Me advirtió en modo de advertencia, con un sonrojo en las mejillas.

-Sí, yo también estoy interesada.- Sonreí desbordando la ternura que me brindaba, aquella que ella siempre me había guardado y que escondía frente a mi. ´

Ella se levantó y fue hasta su mesa, cogió una carpeta y rebuscó nerviosamente entre los papeles que guardaba en ella sacando unos recogidos con una grapa, después se acercó al sofá, sentándose en el mismo lugar.

-No muerdo.- Dije bromeando.

-Más bien devoras.- Decidí no quitar mi mirada de las hojas que me había dado, fingiendo leer lo que ponía, sinceramente no me importaba, confiaba plenamente en ella. Pero podía imaginármela sonrojada. Había intentado sonar valiente, fría, insensible, pero no lo había conseguido. En ese momento se me ocurrió algo.

-Bueno y creo que deberíamos hablar de algo referente a la firma de la fusión.- Dije sacándome del bolsillo interior de la americana un bolígrafo para firmar.

-¿Estás segura?

-La pregunta es… ¿tú estás segura?- Clavé mi mirada en ella, sintiendo como se incomodaba ante la misma y se removía en su asiento, alternando la pierna que tenía cruzada por la otra.

El hecho por el que ella creía que yo iba a firmar la maldita fusión era porque después de aquello me esperaba una placentera noche de sexo con ella, y yo con el corazón en la mano podía confesar que era lo que más deseaba, pero no simple sexo… yo.. Quería hacerle el amor, quería sentir su piel junto a la mía, quería apreciar cada caricia suya, amar cada una de sus curvas, deleitarme con el sabor que me otorgaría su suave y dulce piel… pero las palabras en este momento no me ayudarían, las acciones podría confundirlas… así que lo mejor era comportarme como siempre me debí haber comportado. Su inseguridad me atormentaba.

-Si no quieres no firmo.- Dije haciendo ademán de guardarme el bolígrafo, pero una de sus manos me lo impidió, sujetándome la muñeca con fuerza.

-No me voy a echar para atrás. - Me encogí de hombros y firmé el contrato.

-Listo.

-¿Cuándo? - Preguntó atropelladamente. Yo sonreí ante su nerviosismo.

-¿Qué te parece este fin de semana? - Escuché su pesado trago.

Ella asintió. Cogí una de sus manos y la besé tiernamente sin apartar los ojos de los suyos, sintiendo su suave piel, su rostro estaba a pocos centímetros del mío y sus ojos me miraban con urgencia, estuve a punto de cometer la imprudencia de besarla cuando miré aquellos labios entreabiertos, pero me obligué a despejar aquella idea, ahora no podía. ¿Cómo habíamos acabado tan cerca?

Ella pensaba que yo iba a cobrarme mi parte del trato, pero lo que no sabía es que iba a llevarse una grata sorpresa, porque yo había decidido dejar de ser aquella mujer sin sentimientos. Era jueves, por lo que el fin de semana se encontraba demasiado cerca.

-Te llamaré pronto, de todas formas podrías pasarte pronto por Breaking Rules, tenemos que poner en común algunas cosas, ya sabes, pequeñas cosas de la fusión.- Sonreí.

-Sí, claro, en cuanto me sea posible me escaparé.

Ella seguía demasiado seria para mi, aun tenía que averiguar quien era aquel Shawn. Le di un apretón a su mano y volví a sonreírle. Hoy había visto a una Camila totalmente diferente y no me disgustaba, sus constantes sonrojos me habían devuelto a la vida.

No le di más vueltas y me despedí de ella a regañadientes, no quería separarme de ella, pero era necesario. No me había dado cuenta y ya habían pasado dos horas, con ella el tiempo corría demasiado deprisa, a penas podía apreciarlo.

-Recuerda que te llamaré.- Le dije acunando con una de mis manos su rostro y sintiendo como se tensaba ante mi contacto, sonreí, ella también sentía, podía notarlo. Como mínimo le atraía, eso no podía negarlo. Ella intentó sonreírme levemente y terminé acariciando su mejilla con mi pulgar, llevándome aquella sensación electrizante conmigo hasta que la volviera a ver.

______________________________________

El día de nuestra cita llegó mucho más rápido de lo que esperaba, en parte porque el viernes decidí volver a ir a su despacho, ya que sabía que ella no lo haría, estuvimos mirando algunos asuntos de Breaking Rules Fashion Phoenix. Aunque realmente era muy difícil concentrarme en aquellos puntos teniendo a Camila tan cerca, sus manos, sus labios, su voz… su cuerpo, anhelaba su roce, pero yo misma había decidido comportarme como una dama, así que no podía fallarme, esto no solo lo hacía por mí. Ella se había comportado como siempre, no parecía la misma Camila del día anterior, volvía a ser la Camila fría, distante y altiva.

Necesitaba demostrarle a ella que podía ser una buena mujer, que podía reaprender aquellos valores que desde pequeña mis padres me habían inculcado. No iba a ser un trabajo fácil, lo sabía, pero era mi nueva meta.

Me desperté el sábado a eso de las 10 y media de la mañana, no sabía muy bien como era que había dormido tanto, solo pude sonreír al recordar mi sueño con ella… quería que se cumpliera. Un paseo por una playa desierta al atardecer, observar las estrellas tumbadas en medio de un descampado, tenía tantos sueños en mente, que a veces me venía abajo cuando pensaba que igual ella nunca podría aceptarme, pero no iba a desistir, no sin antes luchar.

Aun tenía que saber quien era Shawn, no se me había olvidado. Vero me llamó por la tarde para vernos el domingo, decidí no contarle nada de mi supuesta cita con Camila, no quería que pensara que significaba para mí lo mismo que las otras… no iba a permitirlo, ella para mí significaba mucho más que simple sexo.

Salí de la ducha y me vestí impaciente por salir a buscarla, pero ya estaba lista y era temprano, así que me senté en la orilla de la cama, al lado de la mesita, intentando controlarme. Esta vez no podía salir nada mal. Mi vista se posó sobre la mesita de noche, sobre la cual yacía mi agenda… sí, aquella agenda que había utilizado tanto para llamar a mis amigas… La cogí y me miré frente al espejo.

¿Cómo había sido capaz de semejante estupidez? Estaba claro que a ellas no les importaba acostarse conmigo, pero yo era otro asunto. No sabía como había podido caer tan bajo, me dirigí a la cocina y la tiré a la basura con una sonrisa, ya no era la misma.

Volví a mi habitación y me paré en el umbral, esbocé una sonrisa al imaginarme como sería ver a Camila cada día en mi cama. Su cuerpo desnudo junto al mío, tapado por la sábana de forma desordenada, los buenos días, traerle el desayuno, quizás tomar un baño juntas… Imaginaba tantas cosas, que cada vez me desesperaba más. Cogí la chaqueta y me la puse frente al espejo, me miré por última vez y salí sin ponerme perfume, esta noche iba a ser la verdadera Lauren.

No tuve que esperar, ella se encontraba tan puntual como la primera vez que me cité con ella para cenar. Lucía tan irreal como siempre, aunque algo más informal que la primera vez, una falda gris alta con una camisa negra y una chaqueta. ¿Por qué me mataban aquellas faldas?

-Buenas noches Jauregui.

-Lauren.- Corregí. Ella sonrió sin mirarme, colocando su bolso en su regazo después de cerrar al puerta.

-Como quieras Lauren.

No hablamos mucho durante el trayecto, decidí llevarla a un restaurante italiano, uno de mis preferidos. Bajamos del auto y entramos para que el mesero nos dirigiera hacia nuestra mesa, previamente reservada por mi. Ayudé a Camila a sentarse y luego me acomodé en mi lugar, nos trajeron la carta.

-¿Siempre tienes que sorprenderme? - La miré confusa.

-Bueno.. Creo que no es nada del otro mundo. - Ella hizo una mueca en desacuerdo y miró la carta.

Y era verdad, el restaurante al que la llevé la primera vez no tenía nada que ver con este, éste era mucho menos ostentoso. La observé mientras miraba su carta, esa camisa le quedaba perfecta, como siempre sus dos primeros botones estaban desabrochados, dejando ver aquel canalillo que juro podía volverme demente algún día. Decidí entonces poner atención en mi carta antes de que me descubriera. Pedimos lo mismo.

-¿Cómo ha ido tu día?- Pregunté.

-Bueno, he estado preparando cosas con mi madre, mañana tenemos una cena. - Asentí con una sonrisa, parecía tan apegada a su familia…

-Te veo solicitada este fin de semana.- Ella rió antes de mirarme.

-Tengo que decir que no siempre es así. ¿Tú que has hecho? - Pensé… la verdad es que no había hecho gran cosa.

-He salido a comprar, las reservas se están acabando.- Dije rascándome la cabeza. ¿Cómo sería ir al supermercado juntas?

-Que no te mueras de hambre Jauregui, me quedaría sin socia. - Sonreí ante su intento de tono masculino.

-Tranquila sé cuidarme, y dime, ¿tienes una cena importante mañana? - Me sentí un poco cotilla preguntando aquello, pero me moría por saberlo. Ella bebió un poco de vino y colocó de nuevo la copa en su sitio.

-Mañana tenemos una cena con los Mendes.- Dijo pasando el dedo por el borde de la copa.

-¿Con… los Mendes? ¿Con el chico del jueves? - Pregunté enarcando una ceja. Se limitó a asentir. Di gracias a que mis manos estaban bajo la mesa pues las cerré con fuerza, ¿Quién era ese tal Shawn?

-Bueno con sus padres y él.- Intenté tanto no perder mi sonrisa como seguir regulando mi respiración. Aquel idiota me estaba poniendo de muy mal humor.

-¿Te encuentras bien?

-Ah sí, perfecto, no te preocupes.

-Shawn me propuso cenar con sus padres a cambio de dejar de insistirme sobre un asunto.- Continuó. Quería saber que asunto… pero no quería precipitarme.

-Eso es chantaje.- Dije divertida.

-¿Chantaje? - Preguntó con las cejas levantadas.- No hables de chantaje Jauregui, esto es el resultado de tu chantaje.- Dijo mostrando con sus manos la mesa. Me sentí realmente mal, pero decidí dejarlo pasar.

La cena transcurrió tranquila, reímos y hablamos de varias cosas, sentía aquello que necesitaba, aunque seguía con aquella espinita, Shawn. Camila cada vez ahondaba más en mi corazón, ganándoselo entero y sentía miedo, ¿Y si ese tal Shawn la quería? .

Como siempre todo comienzo tiene su final, y decidí que ya era bastante tarde, tenía que llevarla a su apartamento.

-¿Nos vamos? - Pregunté con una pequeña sonrisa. Ella se tensó al momento y cambió una vez más.

-Sí.- Contestó simplemente.

Una vez más el trayecto fue demasiado silencioso y estuve recordando una de las anécdotas que me había contado en la cena sobre su estancia en el instituto. Sonreí al imaginarme a Camila en el suelo en medio del comedor, a causa de una cáscara de plátano que no había alcanzado a ver. Llegamos demasiado rápido a su apartamento y tuve suerte en encontrar aparcamiento.

Suspiré, me bajé del auto y le abrí la puerta para que saliera. Los tacones que llevaba esa noche eran realmente altos, me llegaba un poco más arriba de mi nariz. Cerré la puerta y cerré el auto, no iba a tardar, solo iba a acompañarla. Ande unos pasos y me giré, Camila aun estaba parada, esperé unos segundos mirándola hasta que me alcanzó.

-Es por aquí.- Dijo abriendo un portal.

-Sabes…- Dije mientras esperábamos el ascensor. - Yo le hubiese dado su merecido a ese chico que se rió de ti.- Ella sabía perfectamente a que me refería.

-Estoy segura de que en ese momento te hubieses unido a sus risas, como todo el instituto.- Dijo agachando la mirada, simulando una sonrisa socarrona. Tomamos el ascensor y ella pulsó el 3. Alcancé su mentón con mi mano y lo elevé para que me mirara.

-No estés tan segura… - Nos quedamos mirando hasta que la puerta se abrió. Caminamos por un pasillo y llegamos a su puerta. La abrió y entró, pero yo me quedé en el umbral.

-Puedes pasar.- Dijo nerviosa, pero yo negué con la cabeza.

Ella me miró confusa, después suspiró y un color rojo borgoña apareció en sus mejillas, dejó su chaqueta en el perchero de al lado y avanzó hasta donde yo estaba. Su mano rozó mi brazo, provocando que sintiera una intensa descarga eléctrica. La sentí más cerca y fruncí el ceño, no estaba buscando esto… no podía hacerlo. Ella se puso de puntillas para alcanzar mis labios… pero me retiré antes de que no pudiese parar, antes de fallarle una vez más.

-Teníamos… un trato.- Dijo mirándome sorprendida con la respiración entrecortada.

-Mi chantaje ya no tiene caso.- Dije intentando calmar mi respiración también.

-Pero tú… accediste a firmar si yo… - Volví a acercarme a ella y acuné su rostro con mis manos.

-Me importas más de lo que te crees Camila.- Ella me miró con el ceño fruncido y la entendía, después de todo, ¿Quién se iba a imaginar que Lauren Jauregui iba a rechazar una noche de sexo?

-Pero… tú… has firmado. - Reí ante la lógica de sus palabras.

-Sí, he firmado, pero tú lo has dicho Camila, no eres como todas, no voy a tratarte como a una más. - Se alejó de mi contacto provocando que mis manos me quemasen, pidiendo su remedio, su piel. Ella solo rió nerviosamente llevándose las manos a la cabeza.

-No puedo creerlo, ¿Cuál es la cámara? - Comenzó a toquetear mi chaqueta como loca, la tome por las muñecas.

-Basta Camila, ¿¡tanto te cuesta creerlo!? ¿tanto te cuesta creer que me has llegado al corazón como ninguna otra? - Ella me miró de nuevo sorprendida por mi tono esta vez molesto. La solté cuando bajó su mirada apenada.

-Lo… lo siento Lauren…- Di un paso para atrás, alejándome de la tentación de abrazarla.

-Nos vemos el lunes, ya sabes que quiero hablar sobre lo de las acciones de mi revista. - No la volví a mirar, me alejé de su apartamento y me dirigí hacia el mío.

Aparqué mi auto en la plaza de garaje y subí hasta mi apartamento, abrí la puerta y encendí la luz estirándome del pelo, entonces elevé mi mirada y vi su chaqueta. Suspiré, ella iba a volverme loca. Avancé hasta la misma y la quité de la silla para llevármela al rostro. Aún olía a ella, la abracé imaginando que era Camila.

-Vas a volverte loca.- Musité para mi. Me dirigí hacia mi habitación y me desvestí, quedando en boxers para meterme en la cama con su chaqueta, esa noche iba a dormir con ella, o al menos con su perfume.


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