Chantaje Pasional (Adaptación...

By LoloMasen

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Lauren Jauregui es la atractiva y prestigiosa directora de una revista de moda. Todas las mujeres se sienten... More

Recordatorio.
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Epílogo
.

Capítulo 6

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By LoloMasen


Lauren POV

Taylor rió con ganas, dejándome descolocada. ¿No se suponía que después de haberle contado lo que le había hecho a aquella pobre chica me tocaba escuchar su sermón? ¿Es que no había entendido lo que le había dicho? Acepté tener la primera cita con ella para conocerla, fingí estar interesada en la maldita fusión porque me gustaba, la invité a cenar para ganar puntos y aún así pifiándola de tal modo con Klhoe y haciéndola sentir peor, aún después de lo que había pasado en mi despacho y después de haberla besado, Taylor se mostraba frente a mi intentando sofocar la risa, sonriéndome…

-¿He dicho algo gracioso?

-Lo estaba esperando hermanita, hacía mucho tiempo.- Elevé una ceja sin comprender y ella me estrechó la mano. - ¿No crees que te estás tomando muchas molestias con ella para llevártela solo a la cama? - Abrí mi boca para intentar defenderme, pero no me dejó hablar.- Simplemente si no te conviene, puedes llamar a cualquiera de las chicas que tienes en tu lista y no lo has hecho.

-Taylor, no confundas las cosas.

-La única que lo está confundiendo todo eres tú, idiota. No lo estropees, dale a tu corazón una oportunidad, deja que sienta, no lo acorrales de esa manera.

-Pero Taylor…

Mi hermana se estaba pasando de castaño oscuro. Sabía perfectamente lo único que necesitaba de Camila, solo quería una cosa de ella, nada de lo que me había pasado la noche anterior podría confundir mis ideas, ni siquiera aquel dolor punzante de mi corazón.

-Lauren.- Bufó.- ¿Puedes dejar de ser tan terca?

-Te puedo demostrar que solo es un capricho cuando quieras…

-¿Y cómo piensas hacerlo?

-Anoche pensé en llamar a Charlotte.

-¿A esa modelo estirada? ¿Y por qué no lo hiciste?- Preguntó con una sonrisa retórica.

-Pensaba hacerlo hoy.- Volvió a ponerse seria mientras esta vez era yo la que sonreía.

-No sabes lo que haces.- La escuché murmurar.

-¿Sabes? Creo saber muy bien lo que hago. Nunca te han hecho daño Tay, nunca sabrás lo que pasé… para mi todo lo era ella.

-Creo saber muy bien lo que haces, pero no eres consciente de ello. Simplemente estás huyendo de todo lo que puede hacerte daño, pero no sabes que a veces para llegar a la felicidad se pasa por tragos amargos. - Suspiró. Yo me llevé la mano al puente de la nariz. ¿Me estaba llamando terca? ¿Ahora quien era la más terca de las dos? -Lauren… sé que todo aquello que pasó con Lucy te dolió, pero tienes derecho a rehacer tu vida, a ser feliz como lo soy yo con Marcus. Por Dios… ¡Tengo derecho a ser tía!

-Taylor…

-Bien, bien… voy a dejar el tema, simplemente te agradecería que no pienses tanto y escuches un poco a tu corazón. No conozco de nada a esa chica… no sé ni como se llama, pero me ha bastado escuchar como se dirigía a ti para saber que no es como todas esas arastradas que te llevas a la cama.

-¿No me vas a decir nada de la fusión?- Dije cambiando el tema.

-¿La fusión…? Es todo una trampa…¿no?- Dijo frunciendo el ceño.- Pero bueno si decidieses hacer una fusión con otra empresa, supongo que no tendría por qué decirte nada, al fin y al cabo es tuya.

-Es un negocio familiar.

-Sabes manejarla.- Añadió guiñándome el ojo.

Salimos de mi auto para comenzar nuestro recorrido por las tiendas. La verdad es que no había mucho qué recorrer para comprar el regalo de nuestros padres, pero ella me convenció para ir a algunas tiendas de ropa. Simplemente mi hermana era una fanática de la moda y yo esa tarde me había vuelto su bufóna.

-Este te queda perfecto.- Dijo colocándome el cuello de la camisa y pasando la mano por la chaqueta del traje negro. - Con una corbata negra estarás estupenda y una falda.

-Taylor…

-Tranquila, yo también iré estupenda, iré con un vestido precioso, ya lo verás.- Dijo sonriendo ampliamente. Podía ver en sus ojos llameantes como se estaba imaginando ya aquel día. Me di la vuelta dejándola con su feliz ilusión y me metí en el probador para quitarme la ropa. - Oye…

-¿Sí Tay?

-Puedes traer a esa chica… si quieres.- Dijo soltando una risotada.

-No voy a llevar a nadie, deja de imaginar cosas.- Fruncí el ceño molesta, maldita fuese Camila por llamar en aquel preciso momento.

Conseguí deshacerme de aquella ropa y cuando ya acabé de ponerme los zapatos, salí del probador y me paralicé al ver la cola que se había formado para pagar.

-¿Tanto he tardado?- Pregunté perpleja.

-Estaba así antes de que te fueras a cambiar. - Bufé, la verdad es que no tenía ganas de hacer toda aquella fila. Miré a Taylor y le hice una mueca.

-No, no, no. El aniversario es pronto, tienes que comprártelo ya.

-Pero.. Aún quedan dos meses. Podemos venir mañana o cualquier otro día.

-¡No! - Dijo cogiendo la ropa de mis manos y caminando hacía la larga fila.- Suspiré y recé por que aquello  no durara más de media hora.

Taylor y yo, después de estar esperando para pagar mi ropa, ya oficial, fuimos a tomarnos un café y después fuimos a la Agencia de Viajes a comprar el regalo de nuestros padres. Ella había pensando en que podíamos regalarles un crucero por las Islas Griegas, simplemente me fiaba de mi hermana y estaba segura de que sobretodo a mi madre aquel regalo iba a encantarle. Mis padres se merecían un poco de relajación.

-Espero que nos veamos pronto Lau.- Se despidió ella cuando la dejé en su casa.

-Yo también hermanita.

-Y recuerda todo lo que te he dicho por favor, no lo eches a perder.- Ella jamás se daba por vencida y si estaba segura de algo es que aquella llamada de hacía unas horas, iba a amargarme mi existencia por un tiempo hasta que Taylor se diese cuenta de que en realidad no sentía nada especial por Camila.

Llegué al piso y me tiré en el sofá, estaba realmente cansada, ella no había parado en toda la tarde. Encendí mi portátil, pero no había nada interesante, así que puse la televisión. Sin darme cuenta el sueño comenzó a ganarme.

______________________________________

-Lauren, tenemos que hablar- Me dijo Lucy antes de entrar a clase. Fruncí el ceño, parecía estar muy seria y rara desde hacía varios días. - ¿Te importa saltarte esta hora?

-No, claro que no.- Cogí su mano, ella me la estrechó, pero en seguida la retiró y me sonrió… ¿apenada? - Bien… y qué es eso qué tienes que hablar conmigo? - Dije cargada de nerviosismo, por alguna extraña razón sabía por donde iban los tiros.

-Es difícil para mí Lauren.- Dijo agachando la mirada. Yo solo resoplé.

-¿Vas a dejarme, ¿verdad? - Ella irguió la cabeza al segundo con los ojos abiertos de par en par.

-Lo siento… yo…

-¿Por qué Lucy?- Pero ella no respondía, tenía las facciones tensas. - ¿Qué he hecho mal?

-No has hecho nada, eso es lo que más me molesta. Solo es que… - Se le quebró la voz.

-¿Qué?- Urgí.

-Ya no siento lo mismo por ti.

Aquellas palabras simularon ser una daga que se clavaba lenta y cruelmente en mi corazón. Me quedé estática, mis músculos no reaccionaban, mucho menos mi razón. Me había paralizado completamente, sabía que algo raro pasaba, temía que Lucy me dejara, pero aquellas palabras me habían dolido demasiado.

-Siento no haberlo hablado contigo antes, siento más no poder seguir contigo, eres una chica extraordinaria, tienes todo lo que una mujer desearía tener, pero no puedo…- Dijo bajando la voz.

-Lucy no puedes dejarme.- Dije con los ojos llorosos.

-Lauren… no… yo… ya no te quiero.

-¡No!- Grité sobresaltada en el sofá.

YA NO TE QUIERO, YA NO TE QUIERO, YA NO TE QUIERO... seguía recordando.

Una vez más había vuelto a soñar con aquel maldito día, pensaba que lo había superado, hacía años que no soñaba con ese día, tampoco con ella. De pronto un dolor me invadió y algo abrazó mi corazón, sintiéndolo como si me lo encogiera. Era dolor, pero un dolor extraño, no era el mismo que sentía siempre que soñaba con Lucy… ¿qué me estaba pasando? De pronto recordé las frases que mi hermana había pronunciado aquella tarde:

¿No crees que te estás tomando muchas molestias con ella para llevártela solo a la cama? ,

La única que lo está confundiendo todo eres tú, idiota. No lo estropees, dale a tu corazón una oportunidad, deja que sienta, no lo acorrales de esa manera,

Simplemente estás huyendo de todo lo que puede hacerte daño, pero no sabes que a veces para llegar a la felicidad se pasa por tragos amargos.

¿Es que la única tonta era yo y realmente estaba comenzando a sentir algo por Camila Cabello? No, no, podría comprobarlo cuando la viera el próximo día en mi despacho. Me daría cuenta de que solo era una ilusión, que simplemente el recuerdo de Lucy me hacía despertar aquellos sentimientos dormidos en mi, pero solo se quedaba en eso.

CHARLOTTE, vino a mi memoria en aquel momento, había quedado conmigo misma en llamarla aquella misma noche y otra vez se me había hecho tarde, pero me dio igual, necesitaba alejar aquellos pensamientos de mi mente, necesitaba relajarme un poco, calmar tensiones. Tomé el teléfono y marqué los números que estaban apuntados en mi agenda. Comenzó a hacer llamada, pero nadie respondía el teléfono. Llamé una segunda vez, pero nada.

Estiré de mi cabello desesperada. Esto no me estaba gustando en absoluto, eran la 1:30 de la madrugada y mis ojos se encontraban abiertos de par en par. Tuve la intención de volver a tocar mi piano, incluso lo acaricié, pero no me senté. Tenía miedo de volver a tocar aquellas notas inspiradas en esa peligrosa mujer. Así que fui a la cama a intentar dormirme, cosa que fue difícil, por no decir imposible.

Siseé amargamente cuando escuché el despertador sonar.

-Buenos días Lauren.- Me dije a mi misma. Me llevé una mano a la cabeza, realmente me dolía demasiado, no había descansado bien.

Fui a la ducha como cada mañana, me vestí, desayuné y salí hacía Breaking Rules. Maldije todo el camino la noche que había pasado casi sin pegar ojo.

-Buenos días Melhany.

-Buenos días señorita, la esperan en el despacho.- Fruncí el ceño considerablemente.

-¿Quién?

-La señorita Cabello.

-¿Camila? - Ella había quedado en venir, pero no la esperaba tan temprano. Melhany asintió. - Esta bien, gracias.

Apreté mi bolso con fuerza y suspiré. Comencé a andar hacía la puerta mientras el corazón inexplicablemente comenzaba a latir rápidamente, ¿me estaba poniendo nerviosa? Cerré los ojos antes de llevar la mano al pomo de mi puerta, sabía qué me esperaba. Abrí lentamente y asomé la cabeza. Ella se encontraba sentada en el sofá, parecía no haberse dado cuenta ya que miraba su reloj con un suspiro. Sus piernas desnudas se encontraban cruzadas y uno de sus pies no paraba de moverse. Se llevó una mano a su cola alta y la acarició. Tragué saliva y terminé de pasar, haciendo ruido al cerrar la puerta para alertarla de mi presencia.

-Veo que eres madrugadora.- Dejé mi bolso en la mesa de mi despacho y me dirigí hacia el sillón que se encontraba al lado del sofá. Estiré mi mano para estrecharla con la de Camila, pero ella solo se la quedó mirando.

-Prefiero solucionar los asuntos desagradables cuanto antes, así solo me quedan los buenos para el resto del día.- Vaya y comenzaba bien la mañana. Reí, su tono de voz me hacía realmente gracia. - Eres odiosa.

-Gracias, tú a mi por el contrario me pareces… - tan ardiente, pensé. Ella enarcó una ceja esperando que continuara.

-Una gran profesional.

-Oh, claro. - Dijo con una sonrisa irónica. Después suspiró. - ¿Mi chaqueta? - Mierda, la había olvidado en el auto. Podía bajar a buscarla, pero no era el momento adecuado.

-Vaya.. Vas a tener que disculparme pero me la he dejado en casa. - Ella bufó y se llevó una mano a la frente antes de levantarse y bendecirme con esas curvas tan bien hechas que poseía.

Me quedé embelesada observándola. ¿Es que podía ser alguien más deseable que Camila Cabello? Su falda vaquera alta y hasta las rodillas, no escondía ninguna de las curvas que poseía: sus caderas, sus piernas bien formadas, su cintura… ; y aquella camisa negra con aquel escote no dejaba nada a la imaginación. Comenzó a andar de atrás hacia delante rápidamente y sacudí la cabeza, algo en mi cuerpo se estaba encendiendo más de la cuenta y debía controlarme, así que me levanté.

-Lo has hecho adrede ¿no?

-¿Por qué tendría que hacerlo?

-Para molestarme.

-No tengo intención de molestarte, perdona lo que pasó la otra noche. Klhoe y yo no…

-No hace falta que me expliques lo que haces con tus amigas, me parece totalmente inmoral que una persona juegue así con las mujeres.

-¿Amigas? - ¿Qué sabía ella de mi vida personal?

Ella suspiró y caminó hasta la mesa de mi despacho posando sus manos en la misma y quedando de espaldas a mi. Volví a escanear sin querer su espalda, sus brazos, su cintura, sus caderas…. Y tosí volviendo a concentrarme, me acerqué a ella.

-Camila… yo… - Sentí como se tensó cuando mi mano se atrevió a posarse en su hombro. Quizás debería apartarme, si le parecía inmoral lo que hacía con las mujeres quizás debía repugnarle que la tocara. Pero no podía, su cuerpo era adictivo con solo mirarlo, su roce era exquisito… la necesitaba.

-Vamos a hablar de la fusión si no hay nada más de que hablar. - Y de hecho en ese momento se me vino a la mente la condición tan importante que Camila tenía que cumplir si quería la fusión.

-Justo quería hablar contigo sobre ello. - Dije dando un paso hacia atrás, permitiendo que ella se girara y quedando frente a frente. Sus ojos se clavaron en los míos por un segundo y luego con un leve sonrojo se distrajo mirando algo que no sabía muy bien que era.

-¿Y sobre qué es?

-No voy a fusionar mi empresa con la tuya. - Frunció su ceño al segundo y estrechó sus ojos deliciosamente achocolatados.

-¿Qué? - Inquirió casi gritando.

-Lo que has escuchado.

-Pero Lauren, ya estuvimos hablando, has visto como mi revista ha mejorado en ventas, has visto la mejora de la calidad en todos….

-Camila.- Dije interrumpiéndola.

-¿Sí?

-Tengo una condición, si quieres que la fusión se lleve a cabo. - Ella volvió a fruncir el ceño y di el paso hacia ella que antes había dado hacía atrás, quedando más cerca de ella. Su respiración comenzó a aumentar.

-¿Qué… condición?- Preguntó entrecortadamente. Me atreví a elevar mi mano y acaricié sus labios con mi dedo índice, mientras la miraba a los ojos, los cuales no tardó en cerrar.

-Eres tan adictiva.- Susurré acercándome más a su oído. - Camila… - Susurré descargando mi aliento en su oreja y mordiéndole el lóbulo al final. - Pasa una noche conmigo.- Sentí de repente como sus manos me empujaban, pero no dejé que me alejara, cerré mis brazos alrededor de su cintura, teniéndola temblar.

-Suéltame o comienzo a gritar.

-Grita. - La reté. Acorté la distancia y la besé.

Al principio no cedía, sus labios se habían congelado, intentaban esquivar los míos, pero poco después fue rindiéndose y subió sus manos a mi cabello, devolviéndome el beso de manera desesperada. Nuestros labios se encontraron llenos de conflicto y se abrieron al instante para unir nuestras lenguas. La subí y la senté en la mesa, apartando algunos papeles que molestaban. No pensaba tener sexo con ella en mi despacho, pero sinceramente me estaba tentando demasiado, todo en ella me excitaba.

Mi mano se atrevió a meterse por debajo de la falda y ella gimió, envolviendo sus piernas alrededor de mi. Baje mis labios por su cuello, mientras ella seguía con su respiración demasiado dificultada y volví a cogerla en brazos por sus bien formadas piernas, volviendo a besarla en sus labios. La acomodé en el sofá y me puse encima suya, sin lastimarla. Mis labios estaban encantados por volver a probar el elixir de los suyos y su lengua, pero ahora necesitaban más. Comencé a descender por su cuello y por su pecho, hasta que me encontré con mi perdición desde el primer día: sus pechos. Pasé mi lengua por la piel que dejaba ver su escote, deleitándome con su sabor y me gané un fuerte suspiro de ella, mis manos comenzaron a desabotonar su camisa. Pero en ese mismo instante noté como se apartaba.

-Basta, basta. - Dijo sentándose en el sofá y abrochándose el botón que había logrado desabotonarle.

-Pero.. ¿Qué pasa?- Pregunté confusa, pensaba tenerlo todo bajo control.

-No soy como todas ellas, no quiero serlo, no soy una más, ¿entiendes?- Aquello me enfureció, y más sabiendo en que estado me había dejado.

-Pues no habrá fusión. - A cambió recibí un bofetón mucho más fuerte que el de la última vez.

-Me da igual si quieres esa condición, no pienso cumplirla, yo tengo una condición para ti. - Gritó. Reí sintiendo aún el picor del bofetón en mi mejilla. - Si no hay fusión… pienso publicar algo en mi revista que creo que no te va a gustar. - ¿Por qué estaba tan empeñada en la dichosa fusión?

-¿ Y qué es?

-Tengo tu lista de amigas. - Yo reí con ganas al escucharla.¿Pensaba que eso iba a detenerme? Una simple lista de mujeres no me pasaría factura.- ¿Qué pasaría si la prestigiosa ejecutiva Lauren Jauregui, dueña de una de las revistas de moda más famosas del país, fuera la mujer más deplorable que existiera?

-Una lista con nombres no repercutirá mucho en mi revista.

-Quizás una simple lista no… ¿Pero qué tal si tengo pruebas? Fotos… - Estreché los ojos, prácticamente era imposible. Mi vida privada se encontraba completamente a salvo, era bastante cuidadosa con mis citas.

-¿Intentas decirme que tienes fotos? - Esta vez ella rió divertida.

¿Qué era lo siguiente de Camila Cabello? ¿Por qué al final siempre era ella la que me ganaba? ¿Es que nunca iba a tener una pequeña posibilidad para derrotarla de alguna manera?

¿Y por qué insistía tanto en la fusión? ¿No sería más fácil para ella abandonar ese proyecto? Podía irse a otra revista si lo desease, ¿por qué era tan testaruda?

Yo solo podía mirarla, aún sentada en el sofá a su lado, con la mirada perdida en ella e intentando encontrar mi voz para preguntarle cómo lo había hecho.


Por lo del virus me mandaron a mi casa, así que tendré tiempo para terminar la historia pronto.

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