Cuervo (fantasía urbana)

By AvaDraw

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Alexia debe averiguar por qué se está convirtiendo en un monstruo, mientras suspira por el sexy chico gay que... More

Nota
Parte 1
Parte 2
Parte 3
Parte 4
Parte 5
Parte 6
Parte 7
Parte 8
Parte 9
Parte 10
Parte 11
Parte 12
Parte 13
Parte 14
Parte 15
Parte 16
Parte 17
Parte 18
Parte 19
Parte 20
Parte 21
Parte 22
Parte 23
Parte 24
Parte 25
Parte 26
Parte 27
Parte 28
Parte 29
Parte 30
Parte 31
Parte 32
Parte 33
Parte 34
Parte 35
Parte 36
Parte 37
Parte 39
Parte 40
Parte 41
Parte 42
Parte 43
Parte 44
Parte 45
Parte 46
Parte 47 (I)
Parte 47 (II)
Parte 48
Parte 49
Parte 50
Parte 51
Parte 52 (I)
Parte 52 (II)
Parte 53
Parte 54
Parte 55
Parte 56
Parte 57
Parte 58
Parte 59
Parte 60
Parte 61
Parte 62
Parte 63
Parte 64
Parte 65

Parte 38

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By AvaDraw

Tatiana ya se había marchado cuando me desperté a media mañana. Tenía una resaca horrible, que no era nada en comparación al sentimiento de culpa y vergüenza que me atormentaban. Juré que nunca más volvería a beber o a acercarme a un chico. Tenía que poner en orden mi vida, necesitaba dejar de cometer errores.

Mientras me duchaba repasé mi semana: Héctor me pidió perdón, me cogió de las manos y casi me derrito allí mismo. Me pilló espiándole, cené con él y sus padres, me escapé al pueblo, vi mi antigua casa en ruinas y me enteré de que mi madre estaba en el infierno. Creí ver morir a Héctor, pero estaba vivo y la noche siguiente le salvé de un águila gigante que casi me mata. A mitad de semana descubrí que no era gay, hacía unas horas se lio con lo más parecido que tenía a una amiga y yo me lie con otro chico delante suya, antes de vomitar frente a decenas de compañeros del instituto.

Habían pasado muchísimas cosas, pero Héctor ya estaba a salvo así que tenía que olvidarme de él y centrarme en mis dos prioridades: salvar a mi madre y aprobar bachillerato para que no me echara la bronca. Así que me vestí con ropa cómoda, me recogí el pelo y me puse a estudiar. Alterné unos cuantos capítulos del libro de mitología entre asignatura y asignatura.

No solté los libros ni un momento. Me ofendió un poco que esto preocupara a mi tía y me preguntara si me encontraba bien.

El domingo por la tarde, me metí en una cafetería a seguir leyendo acerca de los dioses y los mitos. Leí acerca del origen del Tártaro y los prisioneros que allí eran torturados. El más famoso era Sísifo, a quien se le había dado la tarea de subir una enorme roca a una colina empujándola. Cada vez que iba a llegar a lo más alto esta caía y Sísifo debía volver a empezar su tarea. Una tarea tan inútil como hacer la cama todas las mañanas cuando sabes que vas a deshacerla por las noches. Otro prisionero era un tal Tántalo, condenado a estar sumergido en un lago con el agua hasta la barbilla y un árbol con frutas sobre su cabeza. Cada vez que intentaba beber el agua se alejaba de él y cada vez que trataba de coger fruta para comer esta desaparecía, dejándole eternamente hambriento. Debía ser como ir a una barbacoa cuando estás a dieta, pero peor.

Después pasé a leer acerca de Zeus, el dios de los dioses. Que con todo su poder y magnificencia dedicaba el noventa por ciento de su tiempo a tirarse a cualquier cosa que se moviera. Era un salido con poderes, no tenía un plan para la humanidad. No creó un orden, unas leyes o un sistema que ayudara a la sociedad de una u otra manera. Su única preocupación era quién sería su próxima víctima. Recurría a engaños y ejercía su poder para salirse con la suya. Yo no era experta en feminismo, pero todo aquello me resultaba muy tóxico y machista.

Salté a la historia de Medusa, la gorgona, ya que al fin y al cabo era la que más se parecía a mí. Ella había nacido mortal y era sacerdotisa en el templo de Atenea, la diosa que en teoría debe protegerme. El dios Poseidón, un depravado marino que era hermano del salido con poderes, forzó a Medusa en el templo de Atenea y esta se enfadó muchísimo, pero en vez de castigar al depravado marino convirtió a Medusa en un monstruo. Atenea ganándose el título de diosa de la misoginia. Claro que, si tu padre es el mayor guarro del universo y tu tío un depravado marino, acabas desarrollando traumas. Atenea necesitaba un buen psiquiatra.

El caso es que Medusa, además de tener un aspecto monstruoso, convertía en piedra a todo el que la miraba a los ojos. Así que se fue a vivir a una cueva para no causar problemas, y supongo que también para que la dejaran tranquilita. Ella iba a lo suyo, sin molestar a nadie, cuando llegó Perseo a matarla.

La historia de Perseo es rara. Su madre, Dánae, era una princesa que estaba encerrada y su padre Zeus, el salido con poderes, se convirtió en lluvia de oro para colarse en su prisión y seducirla. Así que Perseo era un engendro medio humano medio lluvia de oro. Su abuelo lo tiró al mar junto a su madre, porque esta gente o no siente cariño hacia sus familiares o siente DEMASIADO. Ambos sobrevivieron. Años más tarde, el rey de donde fuera que viviesen se enamoró de Dánae y para beneficiársela, en vez de mandar a Perseo a un campamento o a dormir con amigos, le mandó a cortar la cabeza de Medusa, quien hacía años que vivía a su bola y no tenía culpa de nada.

Perseo era un flipado de la vida y aceptó. Se pasaba el día haciendo heroicidades espectaculares para impresionar a sus fans, así que la idea le gustó. Los dioses le regalaron media docena de artefactos mágicos, querían que él ganara, probablemente porque Perseo era hombre y además no había sido forzado por un depravado marino. Viajó hasta donde estaba Medusa y, obviamente, el favorito de los dioses ganó en un combate amañado y le entregó la cabeza de su víctima a Atenea, quien le había ayudado.

Atenea puso la cabeza en su escudo, no logré imaginar cómo. No tiene sentido, un escudo es plano y una cabeza es esférica. De alguna manera la cabeza estaba en el escudo, y también las serpientes que mordieron a mi madre cuando estaba embarazada de mí, provocando que mi adolescencia estuviera siendo más miserable de lo usual.

Mi supuesta protectora odiaba a las mujeres. El personaje de la mitología que más se parecía a mí había sido degollado y no se me quitaba de la cabeza que el dios de los dioses usara su poder para ir guarreando por ahí. Con ese percal estábamos jodidos.

Ese mismo día cuando volvía a casa a la hora de la cena me encontré apoyado en el portal de mi edificio al vecino atractivo con el que me había cruzado, también en el portal, dos domingos atrás. Estaba absorto en su móvil. Era tan escandalosamente guapo que mi primer impulso fue hacerle una foto de extranjis. Necesitaba pruebas de que existía un ser así de perfecto. No lo hice porque si me pillaba me moriría de vergüenza y porque no tenía nadie a quien enviársela.

Cuando llegué a su lado abrió el portal, me dejó pasar y entró detrás de mí sin dejar de mirar el móvil. Me dispuse a subir las escaleras cuando él por fin abrió la boca sin despegar los ojos de la pantalla.

—¿Subes? —estaba sujetando la puerta del ascensor.

—Sí, claro.

Me metí en el ascensor sin pensarlo, como una mosca babosa va a la miel, siendo la miel un ser de proporciones perfectas. Sin darme cuenta falté a mi promesa de no acercarme nunca más a un chico.

—¿A qué piso vas?

Agradecí que no dejara de mirar el móvil. Me habría puesto muy nerviosa que me prestara atención.

—Al séptimo.

Me sentí muy orgullosa por haber contestado bien y no haber dicho alguna tontería como "Te quiero".

Le dio al botón y empezamos a subir.

—¿Hace mucho que te mudaste? —me preguntó—. No me suenas.

—En septiembre.

—¿Con tus padres?

—Con mi tía.

Me miró por fin. Sus ojos verdes me dejaron sin aliento y su sonrisa maliciosa me heló la sangre.

—Tu tía...

El ascensor se abrió en ese momento. Estábamos en el séptimo y yo estaba tan confundida por cómo había pronunciado esas palabras que no supe cómo reaccionar. No sabía qué estaba pasando, pero no tenía pinta de ser nada bueno. El chico llamó al timbre de mi casa y esperó apoyando un hombro en la pared. Instintivamente me escondí detrás de él cuando oí la puerta abrirse.

—Hola, Ágata.

Saboreó cada sílaba de esas palabras.

—¿Qué haces aquí otra vez? —gruñó mi tía asomándose por la puerta— ¿Te has dejado algo?

—Me he encontrado esto abajo.

Dio un paso a un lado dejando que mi tía me viera. Ella me miró con indiferencia, pero palideció y sus ojeras se marcaron de golpe.

—¿Quién es? —preguntó mi tía señalándome con un gesto de la cabeza.

—No sé, dímelo tú.

—Ni idea —contestó mi tía—, no la he visto en mi vida.

Jamás vi a nadie temblar como mi tía estaba temblando. Trataba de disimularlo, pero se notaba a legua que estaba aterrada.

—¿Es la hija de Adriana? —el chico parecía disfrutar de aquella situación.

—No, Alexia no vive aquí. No sé quién es esta chica.

—Está bien —el chico me cogió por la cintura y llamó al ascensor—. Si no la conoces no te importará que la invite a mi casa.

Con un movimiento rápido y brusco mi tía me agarró, me metió en el apartamento y cerró la puerta sin que el chico tuviera tiempo a reaccionar.

—Ágata, déjame entrar.

Mi tía se apoyó en la puerta. Tenía la cara desencajada y abría mucho los ojos.

—No quiero entrar a la fuerza.

—Pues lárgate de aquí —chilló ella—. Si rompes algo lo pagas tú.

Se escuchó la risa del chico al otro lado de la puerta.

—Ágata, cielo, puede que tú vivas aquí encerrada, pero ella acabará saliendo a la calle.

Las dos nos quedamos mirándonos la una a la otra mientras oíamos la puerta del ascensor cerrarse. Mi tía miró por la mirilla y comprobó que él se había marchado.

Fue dando pasos pequeños al grifo de la cocina y trató sin éxito de servirse un vaso de agua, pero temblaba demasiado y el vaso se acabó cayendo. Fui corriendo, lo llené yo y lo acerqué a su boca, porque ella no podía agarrarlo. Apenas bebió un pequeño sorbo. La conduje hasta el sofá.

—¿Quién era?

Hundió los dedos en su pelo y empezó a mesarse la cabellera. Me asustaba verla así, pero necesitaba respuestas.

—¿Quién era ese chico?

—Uno de ellos.

Cuál de ellos pensáis que es? la verdad es que no he dado pistas, así que puede ser cualquiera.

(que quede entre nosotros, pero quiero que sepáis lo mucho que me ayuda vuestro apoyo, vuestras reseñas, comentarios, memes, "actualiza esclava", fanarts... a veces esto no es fácil, pero vosotras hacéis llevaderos hasta los días más grises ❤️️)

Me ha costado mucho decidirme por lo que pasaría en este capítulo. La novela se me ha ido de las manos en cuestión de longitud, no sabía si quitar tramas, personajes... pero he decidido dároslo TODO porque creo que os gustará. Quedará largo, espero que no os importe. Pronto más!!

Este capítulo va para Lorena y los memes locos de Cuervo que me deja en Twitter 😂


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