Entre Angeles y Demonios. Un...

By CIP_18

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Una guerra entre Angeles y Demonios a provocado la muerte de los líderes de ambas razas. Convirtiendo así a l... More

El Inicio de todo
Perspectiva de los Angeles
Perspectiva de los Demonios
Guerra
Reencuentro
La otra cara de la moneda
Conociéndonos Mejor
Un poco más cerca
Incomodidad ó algo más?
Lo que es en realidad
Lo que siento
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~ Datos ~
Recuerdo?
~ Unos datos más, jeje ~
Un poco de mi
.~ Extra ~.
Algo que descubrir
Amor prohibido. Pt.1
Amor prohibido. Pt.2
Una disculpa :(

Deberá continuar

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By CIP_18

•° Narración Normal °•

En una de las habitaciones del castillo se podían escuchar los pasos de una angel un tanto ansiosa.

- Ciel-sama, por favor, regrese con bien junto a su servidora. - Frente a la ventana rezaba por el bien, tanto de su señor, como de su gente. Un muy mal presentimiento la comenzaba a  invadir.












Los gritos de aquellos angeles que trataban de obtener respuesta de su señor era lo único que Sebastian podía escuchar, estaba confundido; la ira por lo ocurrido lo carcomía desde dentro, y por otro lado había tristeza y dolor; el dolor de ver a su amado en sus brazos en un estado inerte; la tristeza, y a la vez culpa al saber que la razón por la cual le ocurrió aquello fue a causa suya, aquel lo había protegido y con las pocas y últimas fuerzas que le quedaban lo libero de aquel sello que le había sido colocado hace años. No sabía que hacer, para él en ese momento, su vida se había acabado, estaba solo nuevamente, perdió a las personas más importantes y queridas por el, primero fue su madre y ahora su amado. Únicamente podía escuchar aquello ajeno a su situación y, a cabo de unos minutos volvió en si.

- Ciel... - Susurró en bajo para el aire. - Espero me perdones, pero, ellos me lo pagarán; todos lo harán. - Mencionó decidido. Aún con Ciel en brazos extendió sus alas y se dirigió hacia donde todos se encontraban, volvería con aquellos que le hicieron eso a su amado. Sin duda alguna, estaba enojado.

Mientras tanto con los soldados, se encontraba a un Alexis preocupado, molesto y confundido a la vez, no entendía lo que pasaba "¿Por qué lo hizo?" era lo que se preguntaba aún estando en la batalla; había una gran preocupación al no saber nada de su líder, quien minutos atrás se había lanzado hacia el rey demonio, una pequeña idea se hizo presente en su cabeza. - Acaso ¿Acaso ellos..? - Y casi como si de una invocación se tratase, se escuchó un ruido junto con un poco de humo, y ahí pudo divisar al rey demonio que apareció frente a todos los presentes.

Todos lo observaron acercarse a ese lugar, los angeles ya listos para atacarle una vez más tuvieron que detenerse en seco al ver lo que algo que sostenía en sus brazos, se quedaron paralizados; no podían creerlo, aquello que llevaba, no era más que...

- ¡El cuerpo de su líder! - Alegre y extasiado anuncio un demonio. Los angeles miraban incrédulos, especialmente Alexis, quien hace tan solo unos instantes imaginaba una situación algo podible, pero en ese instante supo que sin duda era imposible. Nadie podía creerlo en verdad. - ¡Todos observen a nuestro Rey, El Rey de los Demonios! - Exclamó nuevamente. Todos los demonios presentes se inclinaron mostrando por primera vez respeto a su rey. - Aquel que acabo con el líder de los angeles. - Esas últimas palabras fueron más dirigidas para los angeles que para su misma raza. El júbilo y el asombro era lo que rodeaba a Sebastian, lo observaban sin falta. Se mostraba indiferente ante esos comentarios. - Entonces ¿Qué haremos con él? - En ese momento un demonio se le acercó. - Cómo no tiene alas no hay algo que podamos tomar como recuerdo. - Mencionó un tanto decepcionado, mientras observaba a los angeles frente a ellos. - ¿Qué otra parte le perece mejor mi señor? - Algo despertó a Sebastian al escuchar aquello y antes de que ese demonio pudiese ponerle un solo dedo encima su mano ya no se encontraba en su brazo, y en un solo instante ya se encontraba bañado en su propia sangre en el suelo, al ver eso, tanto angeles como demonios lo miraron sorprendidos nuevamente.


- ¡¿Qué es lo que acabas de hacer?! -
- ¡¿Qué significa esto?! -
- ¡Eres un maldito idiota! -
- ¡¿Acaso...

- Me importa un carajo lo que piensen de mi, por qué ustedes, son tan o más estúpidos que yo. - Interrumpió Sebastian aquellas acusaciones que le eran dadas.

- ¡¿Qué intentas decir?! - Soltaron los demonios completamente molestos.

- Como dije, poco me importa como es que lo interpreten, pero, si es que no son tan idiotas como pienso puede que ya sepan de lo que hablo. - Pronunció con cierto desinterés, y en eso miro a los angeles ahí presentes.

- ¡Lo pagarás maldito! - Tras escuchar todo ese discurso alrededor de 7 demonios intentaron matarlo, este volvió a verlos y en tan solo un parpadeo aquellos que se acercaron para atacarle ya se encontraban al borde de la muerte.

Nuevamente todos los presentes miraban incrédulos; al haber terminado con aquello se volvió a dirigir con los angeles. Al momento en que se les acercó estos se pusieron a la defensiva; estaban listos para cualquier cosa que viniese de el, "si era capaz de matar a su gente, que no haría con ellos", pensaron casi todos, sin duda alguna lo que iba a hacer no lo esperaban.

- Se qué no es necesario que tenga que decirlo... - Comenzó a hablar ya estando frente a ellos, estaban listos para matarlo. - ...Pero, tienen que cuidarlo. - Las palabras de Sebastian lograron detener a todos los que iban a tratar de herirle. Tras pronunciar aquello les entrego el cuerpo de Ciel, el cual todo ese tiempo se había mantenido en sus brazos.

- ¡¿Qué clase de broma es está?! ¡¿En verdad piensa que le haremos caso a un demonio?! - No tardo demasiado para que las acusaciones comenzará a aparecer por parte de ellos.

- Creerme o no depende de ustedes. - Respondió simple para después ver a los demonios que había detrás suyo. - Pero consideren algo, ustedes le hicieron eso, solo soy amable porque son su gente. - Con eso dicho se acercaba a los de su raza; Alexis entendió todo en ese momento.

- ¡No vamos a..! -
- ¡Espera! - Hablo Alexis para detener a aquellos que trataban de abalanzarse sobre Sebastian. - No creo que este mintiendo. - Los demás lo vieron asombrados y confusos. - Cuesta decirlo pero, si en verdad fuese nuestro enemigo. - Detuvo su habla y vio de reojo tanto a Ciel como a Sebastian. - No nos habría entregado el cuerpo de Ciel-sama tan delicadamente. - El silencio y razón reino en ellos, lo único que hicieron fue ver al demonio frente a ellos.

- Les pediré algo. - Mencionó viendo el odio a su alrededor.

- ¡¿En verdad piensas que te escucharemos?! -
- ¡Mucho menos te haremos un favor! -
- ¡Maldito traidor! -
- ¡Traidor de mierda! -
- ¡Jodete en serio! -
- ¡Traidor!

Todo eso y más gritos era lo que volvía a escuchar Sebastian, otra vez, estaba cansado. - Bien, supongo que no van a escuchar nada de lo que trato de decir. - Con tranquilidad hablo.

- En serio que eres un idiota. Ni siquiera seguimos ninguna de tus órdenes, mucho menos te haremos un favor. - Una vez más varios demonios se le lanzaron para atacarle, y tras hacer eso obtuvieron el mismo resultado que antes, aquellos que se le acercaron estaban muy heridos.

- Ustedes son los idiotas, ni siquiera se han dado cuenta de todo el poder que regreso a ustedes. - Comentó con un tono tranquilo.

- ¿Qué mierda? - Ante tal revelación los demonios no sabían que decir.

- Lo ven, son tan inútiles que ni siquiera notaron ese cambio, se acostumbraron tanto a no hacer nada y conformarse con ese poder, que ahora mismo sin incapaces de mejorar el que ya poseen. - Todo aquello solo era dicho con completo desinterés y cansancio por parte de Sebastian. - A diferencia de ustedes yo soy capaz de manejarlo bien, por eso mismo es que terminan como terminan. - Apunto a los que anteriormente trataron de hacerle algo. - Diré esto una sola vez, pueden aceptar el hecho de hacer las paces con los angeles, vivir en "paz" y dejar de lado todo lo ocurrido hasta el momento. - Hizo una leve pausa. - O pueden negarse como siempre hacen y aceptar las consecuencias de eso. - Miro a todos los demonios frente a él.

- ¿Es una jodida broma? - Mencionó Morid de forma sarcástica. - Aceptar esa estupidez en verdad sería más que lamentable para nuestra gente. - Al momento de pausar en su habla apuntó hacia Sebastian. - Por un lado tú lo aceptas debido a que ya eres alguien lamentable. Jamás vamos a aceptar esa idea, es tan ridícula que no tiene sentido alguno. - Con notoria molestia hablaba Morid respecto a esa idea.

- Tal vez para ustedes, pero en general, esto sería benéfico para todos. - Aún con serenidad trataba de razonar con aquellos.

- Era de esperarse viniendo de ti. Tú nunca trataste de hacer algo para apoyar a tu raza, por el contrario siempre tratas de hacer algo que ayude a los externos. - Interrumpió a Sebastian. - ¡Eso mismo solo demuestra que eres un maldito traidor! - Exclamó ya arto de el rodeo que se estaba haciendo.

- ¡Si! ¡Un traidor! -
- ¡Maldito estúpido! -
- ¡Nadie te quiere como rey! -
- ¡¡Traidor!! -

- Nadie nunca más te va escuchar, y todo porque eres tan débil que te llegaste a encariñar con un ángel; y por eso mismo es que ocurre todo esto, eres un traidor ¡Tendrás que pagar! - Y nuevamente la agresividad de los demonios volvía a hacerse presente.

- Bueno. Traté de hacerlo por las buenas, pero se nota que ustedes no van a entender de esa forma. - Suspiro completamente cansado de esa situación, y tras ese plan fallido fue por su primera opción. - Esto solo me hizo alargarles la vida. - Cuando los demás demonios se le acercaron no tardó mucho para deshacerse de ellos, con todo su poder de vuelta era difícil hacerle algo.

- ¡Maldito! ¡Lo pagarás! - Eran tan tercos que no entendían lo difícil que era hacerle daño. Lo tenían rodeado de casi todos los ángulos; Sebastian al ver que eran tantos esta vez trato de concentrarse lo más que podía para poder hacerles frente a todos.

- ¿Acaso no lo entienden? - Pregunto entre toda la sangre que se derramaba. - Les será, casi imposible tocarme. - Anuncio mientras observaba a todos caer. Consideraba que ya todo había acabado pero una vez más, en su espalda había alguien que no le iba a dar el gusto.

Antes de que Sebastian pudiese retroceder este le había hecho un poco de daño provocándole una herida pequeña, Sebastian se sorprendió ante eso, al momento de alejarse había alguien más que intentaría lo mismo, pero ese último no pudo cumplir lo prometido, debido a que antes de que Sebastian llegase, ya había sido atravesado.

- ¡Maldita seas bastarda! - Exclamó otro demonio mientras observaba lo que Lucy estaba haciendo. Este se le acercó con furia y sin importarle, también lo atravesó a el.

- ¡Tu eres una traidora también! -
- ¡Maldita! -
- ¡Lo pagarán los dos! -
- ¡Malditos traidores! -

- Yo jure lealtad al rey, no a ustedes, si el rey comete tración, yo también lo haré. - Sin importarle lo que le era escupido hablo con desinterés. Todos los presentes estaban sorprendidos, especialmente Sebastian; todos sabían que ella era una gran guerrera y completamente devota a sus ideales. - Entonces, ¿Qué es lo que se hará mi señor? - Y en tan solo un instante ya se encontraba a lado de Sebastian.

- Por el momento mantenerlos en la raya. - Dió una sutil mirada hacia atrás. - Evitar que alguno se acerque en demasía ¿Entendido? - Pronunció regresando su mirada a Lucy.

- Comprendo. - Se incorporó esperando a los demás demonios para que atacarán.

- Disculpe. - Una voz llamo la atención de Sebastian, era Alexis.

- Lucy. - Llamo Sebastian, al momento de escuchar su nombre respondió con un "claro" luego dirigió su mirada a Alexis. - ¿Qué sucede? - Cuestionó mirándole a los ojos.

- Jamás pensé que haría esto, pero... - Inclino la cabeza. - ...Permítame ayudarle. - Concluyó, Sebastian y uno que otro ángel se sorprendieron un poco.

- ¿Y por qué razón desea algo así? - Pregunto ante tales palabras.

- No entiendo que pasaba entre Ciel-sama y usted. - Se podía observar en su rostro una expresión de confusión. - Pero estoy seguro que en este caso, el nos hubiera pedido ayudarlo. - Se levanto. - Por eso quiero dar mi apoyo en esto, y de paso, devolver el favor que le debemos. - Sebastian no había entendido aquel comentario, no fue hasta ver a los angeles detrás que lo comprendió.

- Bien, pero no prometo su seguridad. - Explico para volver a ver al frente. Tras eso ya todos estaban listos. Esto de iba a terminar allí y ahora.

Los demonios iniciaron, Sebastian y los otros dos se dispersaron para esquivar y contratacar; Alexis fue quien inició, mandó un rayo para tratar de separar a todos los demonios que se encontraban reunidos, al hacerlo logró su cometido; estos se separaron y fueron sorprendidos por Lucy que les atinaba un golpe de gracia para así matarlos. Continuaban con ese patrón, Alexis los esparcía y Lucy los atacaba, y Sebastian por el otro lado se encargaba de aquellos que no caían, claramente no todas las veces les salía a la perfección, pero trataban de resolverlo con alguna otra cosa. Alexis volvía a hacer lo mismo pero esa vez había sido evitado.

Morid lograba salir sin algún daño en casi todas las ocasiones, cada que Alexis trataba de atacarle, este los hacia ponerse a la defensiva; a pesar de todo eso Lucy resultaba un fastidio para el, tener que evitarla o atacarla era difícil, por lo tanto lo mejor sería idear algo para deshacerse de alguno. Aprovecho que Alexis se encargaba de algunos de los demonios, se acercaba pero era evidente que Lucy lo seguiría, y cuando se le acercó comenzaron a combatir.

- Te hiciste traidora eso no lo esperaba. - Comentó Morid mientras retenía a Lucy.

- ¿Y eso qué? Yo le jure lealtad al rey, no a los demonios, yo lo seguiré sin falta. - Contesto ante los comentarios del contrario.

- Ja! Que patético. - Con sarcasmo se burlaba de aquella declaración. - Hay algo que quiero saber ¿Por qué me persigues en especial a mi y no a algún otro? - En eso se soltó del agarre de Lucy tratando de alejarla, pero está última lo volvió a tomar para que no escapase.

- Te conozco; en este tipo de casos tú serías el mayor de mis problemas, por eso, tu deberías ser el primero. - Al momento de que terminó de hablar trato de atravesarle estando cerca de él, pero al intentar hacerlo una patada le fue acertada en el estómago provocando que tuviera que alejarse de él. Ya con la oportunidad decidió irse hacia los angeles. - ¡O-oye! ¡El...el idiota se me escapó! - Tan rápido pudo recuperar un poco de aliento anuncio a Alexis y Sebastian apuntando hacia Morid.

Al escuchar eso, ambos se libraron de lo que estaban haciendo y se dirigieron hacia Morid; Alexis por la izquierda y Sebastian por la derecha, eso era lo que veía Morid al avanzar hacia los angeles. Cuando los tenía en relativa cercanía paró en seco, eso provocó que aquellos que lo perseguían chocarán entre si, casi al instante dió media vuelta y le depositó otra patada a Lucy, quien, se encontraba atrás de él para asesinarle. Debido al golpe Lucy fue impulsada hacia atrás una vez más; los demonios no iban a desperdiciar esa oportunidad.

- ¡Cuidado! - Al ver aquello, Alexis disparo otro rayo para tratar de alejarlos de Lucy, al ver eso recupero un poco de fuerza y logró defenderse.

Morid, quien observaba todo decidió retomar su camino e ir hacia los angeles, Alexis al notar aquello fue tras el una vez mas, varios demonios se encontraban siguiéndolo, Sebastian se deshizo de algunos al igual que Lucy, pero no era suficiente.

- ¡Ahora! - Escucharon un grito, en ese momento apareció un destello, Morid retrocedió al instante, Alexis aprovecho y le dió un golpe para tratar de detenerlo. El rayo logró herir un poco a Morid, Alexis lo golpeó y así pudo debilitarlo. Al ver eso, los demonios trataron de atacarlos pero todo lo que habían intentado fue contrarrestado por los angeles que hacían presencia una vez más. Alexis al verlos sonrió. - Alexis, ahora es nuestro turno. - Comentó Derid mientras observaba todo. Sebastian y Lucy estaban un tanto sorprendidos, no pensaban que ellos los fuesen a ayudar.

- Bien, traten de detener a los demonios, no dejen que nadie se acerque a dónde Ciel-sama. - Realizo una pausa. - Y algunos de ustedes, obedezcan al rey demonio. - Los angeles respondieron un un "entiendo" y realizaron lo anunciado.

- Esperamos alguna órden. - Como se había pedido, algunos angeles fueron con Sebastian.

- Ya veo, entonces, Lucy. - La mencionada llegó. - La mitad de ustedes seguirán órdenes de ella, la otra vendrá conmigo. - Pronunció mientras los observaba. - ¿Quedó claro? - Aquella pregunta estaba dirigida para todos; al poco tiempo un "si" fue lo que mencionaron como respuesta.

- ¡La mitad de ustedes conmigo ahora! - Lucy rápidamente tomo responsabilidad y comenzó a cumplir su orden.

- Te los encargo. - Susurro Sebastian hacia ella.

- Comprendo. - Respondió de la misma forma. Y así una vez más la batalla volvió, ahora de un lado todos los angeles junto a Sebastian y Lucy; por el otro, todos los demonios.

Los demonios iniciaron y los angeles al instante se defendían, Alexis quien se encontraba recuperándose volvió a ir junto a Sebastian. - ¿Seguro que puede pelear? - Cuestionó al ver al mencionado llegar a dónde el.

- No hay problema, estoy mejor ahora. - Sebastian al escuchar eso dió una mirada hacia atrás y pudo ver un poco más de gente. - Son Christa-san y las cuidadoras, tan pronto llegaron comenzaron a trabajar. - Comentó Alexis al ver la mirada de duda de Sebastian.

- Christa... - Al escuchar ese nombre le surgió un tanto curiosidad. - ...¿Alexis? - Mencionó con duda, el contrario presto atención al instante. - Dirige esto por mi durante un momento, necesito ver algo. - Asintió y solo observó como se marchaba. Sebastian se dirigía hacia donde estaban los angeles.

- ¡Un demonio! - Al verle una de las presentes exclamó un tanto angustiada, los pocos soldados que se encontraban ahí iban a atacar. Sebastian estaba listo para defenderse.

- ¡Esperen! - Antes de que pudiesen hacer algo Christa los detuvo. - No hagan nada en contra de él. - Los presentes se desconcertaron al escuchar tal comentario.

- Pero Christa-san, es un demonio. - Rápidamente una de las cuidadoras expreso su descontento.

- Si, su rey para ser específicos. - Hablo y comenzó a caminar hacia Sebastian. - ¿Qué se le ofrece? - Cuestionó estando frente a él.

- Tú ¿Eres Christa? - Respondió casi al instante.

- A si es, y usted, debe ser Sebastian. - El contrario asintió. - Gracias. - Al escuchar aquello hizo que la sorpresa apareciese. - Por tratar de proteger a Ciel-sama y a pesar de todo traerlo a nosotros sabiendo que fue nuestra culpa. - Los demás solo observaban.

- Son su gente, era la único que podía hacer. - Fue lo único que dijo.

- Se lo agradezco, por todo lo que está haciendo. - Hubo un pequeño silencio. - El aún no muere, existen varias posibilidades. - Dijo aquello y dió media vuelta para volver con los suyos.

- ...por favor...hagan lo que puedan... - En un susurro dijo aquello y poco después volvió a la batalla. Christa solo lo observaba irse.

- ¡Christa-san! ¿Por qué? - Sarah, al presenciar aquello solo obtuvo dudas.

- Seré breve, si no es por el. - Realizó una pausa para ver hacia los demás. - Ahora mismo estaríamos padeciendo. - Con calma y serenidad concluyó.

La lucha que había entre ambas razas estaba muy reñida, cuando uno atacaba el otro defendía, Morid, quien ya se encontraba un poco mejor seguía liderando a algunos de su gente. Alexis, se encontraba un tanto en problemas, varios demonios ya lo habían rodeado, Sebastian vio aquello y en poco tiempo se deshizo de todos, al estar de vuelta tomo el mando del grupo que tenía a su cargo. Todos aquellos que luchaban estaban haciendo todo lo posible para realizar su cometido; detener a los demonios o destruir a los angeles. Nadie sabía lo que podía pasar, nadie podría asegurar la victoria de algún lado, pero a pesar de todo, luchaban para conseguir la suya.

- ¡Cuidado! ¡A la derecha! - Advertía Lucy a los angeles que estaban con ella. - Hagan lo que hagan, no dejen que las plumas de sus alas los toquen ¡¿Quedó claro?! - Todos los que estaban a su cargo respondieron afirmativamente. En cada lado había una batalla para cada uno, Sebastian junto a Alexis y otros ángeles, Derid con algunos de los suyos y Lucy con su parte, cada quien se encontraba completamente ocupado con algún asunto. Tras eso, la demonio iba a atacar otra vez, se preparó para hacerlo pero antes de que pudiese llegar; algo logró golpearla; gracias a eso salió disparada hacia abajo con cierta fuerza, el impacto logró dejarla inconsciente durante unos pocos minutos.




- ¿Estás bien? - Tan pronto recobro el conocimiento diviso a alguien frente a ella.

- ¿Qui-quién eres? - Mencionó con dificultad.

- Me llamo Christa. - Respondió. - Bien, déjame curarte. - Rápidamente fue detenida por la demonio.

- N-no es po-posible. - Habló. - Eres un ángel, y yo soy un demonio, que trates de ayudarme sería contraproducente. - Aquel comentario hizo caer en cuentas a Christa. - Mejor dime, ¿Qué me sucedió? - Trato de ponerse en pie.

- Caiste desde lo alto, algo te golpeó, y por lo visto, también te hizo algunos cortes. - Apunto a las heridas en los brazos de Lucy.

- Cor...tes. - Tocó su cabeza repasando esa palabra varias veces. - ¡Cortes! - Al instante algo la hizo reaccionar. - ¡Michaelis! - El mencionado volteo al escuchar su nombre. - ¡Cuida..! - Antes de que pudiese terminar; con una gran fuerza alguien cayó cerca suyo. Sebastian, a quien nadie había podido hacerle algún tipo de daño desde que regresó; ahora mismo se encontraba en el suelo con dolor a causa de la fuerza con la que fue lanzado, todos se quedaron sorprendidos y uno que otro feliz.

- Esto es por lo que todos han estado haciendo tanto escándalo. - Una voz captó la atención de las miradas que se encontraban en el lugar. - Es aburrido. - Los demonios, sin excepción alguna reconocieron la voz al instante, los angeles junto a Sebastian y Lucy se sorprendieron al escucharla. - O acaso no piensas igual, eh, ¿Constantine? -  Y de es forma era como el segundo hijo del antiguo rey demonio hacia presencia captando completamente la atención.

- Damian. - Sebastian solo miraba con desprecio a su hermano ahí presente.





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