The stranger ➸ J. HoSeok ©

By personarandoom

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¿Para qué vivimos? ¿Qué nos impulsa a seguir de pie pese a las atroces situaciones que nos depara la vida? Ho... More

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By personarandoom

Unos pies apurados pisando un suelo mojado resonaron a lo largo de la sombría senda de un callejón. La respiración jadeante, el leve brillo de sudor en su clavícula y frente dejaban en claro que tenía un desespero por llegar a su destino cuanto antes.

Blue entendía perfectamente lo que acababa de provocar y las consecuencias futuras que también podría llegar a provocar aquello pero sin embargo... Más allá del miedo... No se arrepentía de nada.

Había sido todo producto de sus impulsos y ahora estaba allí, luego de salvar a unos rehenes, amarrar a un delincuente y partirle el antebrazo a otro, corriendo para no ser descubierta por nadie más; puesto que también debía agregar que una persona logró verla hacer aquello...

Oh... Esa parte, como la odiaba. Se dió mil auto bofetadas a sí misma al recordarlo, preguntándose cómo pudo ser tan idiota como para no pensarlo bien. Aunque analizando debidamente la anterior situación, fue lo mejor para todos; estaba claro que habría sido peor si no lo hacía. 

Un par de trotes se sumaron al eco de las paredes de la calleja. Prontamente unos gimoteos se oyeron detrás de ella.

—Señorita... Espere... Por favor...— la voz agotada de la mujer captó la atención de Blue e hizo que ésta poco a poco disminuyera sus pasos hasta detenerse por completo.

Blue entreabrió los labios al encontrarse de nueva cuenta con aquella mujer, la que había salvado hace unos momentos atrás.

Ésta, hacía una seña con su dedo índice para que la menor le aguardase, mientras intentaba recobrar el aire en sus pulmones por la actividad dada; la cual su avanzada tercera edad no ayudaba a reconfortar tanto.

Una vez recuperada se paró firme frente a la chica.

—Hola... Mi nombre es Watson Minhee. Puedes llamarme Señora Watson—rió un poco mientras intercambiaban reverencias.— Sé que es bastante singular ser coreana y tener un apellido extranjero pero no importa, estoy acostumbrada.

—Soy Blue.

—Oh, encantada, Blue. Y qué coincidencia. Ambas tenemos un nombre que no procede del país donde vivimos.— volvió a reír.

Blue miró de arriba a abajo a la mujer. Ésta tenía el cabello castaño con algunas hiladas plateadas por la edad, los ojos de un celeste claro y esa forma rasgada que dejaba evidente sus orígenes asiáticos.

Apretó los labios. Cada vez le estaba yendo peor.

—¿Por qué está aquí, señora Watson?— cuestionó la chica.

—Oh, cierto. Quería darte las gracias por lo que hiciste por mí y mis empleados allí.— una sonrisa amplia se deslumbró en su rostro.

En ese momento un sentimiento cálido inundó el corazón de Blue y por un tramo todos aquellos miedos se esfumaron de sí, haciéndole sonreír en respuesta. Pero enseguida su mueca se desvaneció al cruzar de nuevo algo por su cabeza.

—Si, de nada, pero por favor... Prométame mantener todo eso en secreto.— los ojos desesperados de ella buscaron comprensión en los de la mujer.

—Pero... ¿Por qué? ¿No deberías estar orgullosa? Se que ni yo termino de créermelo aún pero estoy segura de que lo que hiciste con ése criminal fue asombroso.

Blue suspiró internamente al oir las palabras inocentes de la mujer; se notaba que estaba lejos de comprender lo que pasaba. Y aunque sería complicado ponerla al tanto de su situación -lo que ella creía correcto hacer para evitar futuros malentendidos- decidió no ir por esos rieles, ya que no veía a la señora como una severa amenaza y quería mantenerla lejos del núcleo de sus problemas; sólo por precaución.

—¿Usted quería agradecerme verdad?

—Así es...

—Entonces agradezcame con su silencio, por favor.— se dispuso a darse la vuelta y continuar su camino hacia la patrulla.

—No, espera.— la mujer la sostuvo por el hombro.—Acepta esto...

~

Treinta minutos.

Exactamente sólo treinta malditos minutos habían pasado y ya no toleraba un segundo más. Cada tris del reloj lo percibía como una eternidad, un trayecto sin fin del que no podía huir. Quería terminar ya con aquél ahogamiento.

En serio, con tan sólo respirar el mismo aire que esa mujer a unos pasos de sí, una sensación incómoda inundaba su ser.

La actitud de Im Jihee era extrañamente intolerable para su gusto.

Cada palabra que salía de la boca de esa chica era como un chorro de veneno, como alguna insinuación indirectamente directa que la hacía ver como a una niña malcriada.

Pues sí al parecer eso es lo que ella era, una niñita de papi que no entendía más que el sentido de la necesidad material.

Tal vez pensaba que todo lo que iba a hacer en la empresa era sólo sentarse y dar órdenes. Pero al oir las indicaciones de Hoseok sobre como dirijir la rama que le pertenecía a ella en la empresa, su cara se dobló de indignación.

"Oh, como si sólo por ser una princesita se salvaría de esas tareas" Refutó él en su interior al notar que la expresión de la mujer se mantenía intacta.

Y pensar que ahora era su "nueva hospedada", que desgracia. Pero por el bien de la empresa no le quedaba más remedio que sólo fingir agrado.

Todo por culpa de su padre, y su hermana, porsupuesto. 

¿Cuándo dejarían de entrometerse en su vida?

¿En serio esos dos pensaban que sería buena idea que él se ocupara de ella?

Inconscientemente percibía que de verdad tramaban algo a parte, más allá del lado laboral. A modo que si lo que en realidad buscaban era hacer que su vínculo con esa mujer se estrechara, estaban haciendo algo sin sentido, porque a él de ninguna manera podría agradarle Jihee. No después de su desagradable primera impresión, por como trató a Blue.

"Blue..."

Él no la vió esa mañana. Jiwoo le había dicho que salió. ¿Pero a dónde?

"¿No estará de nuevo con ese..." Sacudió la cabeza ante ese cuestiomiento. No debería importarle lo que esa chiquilla hiciera.

Caminó apuradamente hasta detenerse frente a una gran puerta de cristal polarizado. La abrió y señaló su interior. —Y por último-"gracias al cielo"-, tu oficina.— y se adentró en ésta.

Los músculos del rostro de Jihee se relajaron mientras observaba cuidadosamente cada detalle de aquel despacho y enseguida su expresión volvió a ser la misma quisquillosa de antes. Negó de forma mecánica con la cabeza y los brazos cruzados.

—¿Quién ideó la decoración de esto? ¿Un anciano sin sentido de la estética?— espetó con ironía. —Pero mira nada más que cuadros tan rústicos.— comenzó a caminar por todo el espacio, señalando lo horrible que todo se veía según ella.

En cuanto la chica volteó. Hoseok golpeó su propio rostro, designado.

"¿Y ahora esto?"

Ya se había colmado su bendita paciencia.

¿En serio alguien podía ser tan detestable? 

Esa mujer se estaba quejando de la tonta decoración de una oficina, ¿Qué se pensaba que era esto? ¿Una compañía de diseño de interiores? 

—Esta oficina le perteneció al señor Im, tu padre. Él pidió sólo un espacio donde trabajar sin importar su "estética".— declaró Hoseok. —Y si no te agrada algo de aquí, no hay problema, puedes mandarlo a remodelar.— hizo su mejor sonrisa falsa. —Bueno, supongo que mi trabajo introduciéndote terminó, así que suerte con tu papeleo. Adiós.

Y se fué sin siquiera dejarla reaccionar.

~

—Blue... Tierra llamando a Blue...— Jungkook sacudió la mano frente al rostro de la chica, haciendo que ésta diera un respingo en respuesta.

Blue miró hacia todos lados con los ojos muy abiertos y Jungkook soltó una risita divertida.

—Oh... Lo siento...— se apenó.

—Te estuve hablando un buen rato hasta que noté que sólo mirabas a la nada. Estabas así— Jungkook de forma divertida acercó la pajilla de su bebida a sus labios entreabiertos, mirando a la nada. —¡Parecías un pez!— soltó una suave carcajada burlona.

Ella hizo un puchero e intentó darle un golpecito a la mano del castaño, el cual esquivó hábilmente desde el otro extremo de la mesa.

—Blue pez, Blue pez~ — canturreaba el chico mientras reían.

Luego de unos segundos se calmaron y volvieron a beber de su licuado de frutas.

—Perdón por no haberte escuchado...— profirió cabizbaja.

A los oídos del joven oficial ese tono de disculpa tal vez sonaba algo vasto pero en la cabeza de Blue esas palabras iban mucho más allá. Ella obviamente estaba expresando su arrepentimiento por lo ocurrido esa misma mañana. Por haber contradecido sus órdenes. Por haber metido sus narices dónde no.

Pero lo hecho hecho está. Y tampoco podía confesarle aquello como si nada; ya tuvo suficiente con que aquella mujer la haya visto.

—Bueno... No fue para tanto.— expresó con ternura. —Yo también he tenido una mañana pesada ¿Sabes?— declaró nerviosamente.

Esas palabras captaron fuertemente la atención de la joven. 

—¿Sucedió algo? ¡Cuéntame!— se lanzó al instante de oírlo. Blue sentía una gran necesidad por saber la versión de Jungkook de lo ocurrido en la tienda.

—Bueno pues... No te hablé mucho de ello porque es bastante confidencial pero... te lo diré sólo porque eres tú.— la cara del chico se puso roja cual tomate y Blue no entendió la razón. —Todo se estaba saliendo de control, uno de los atacantes tomó a un rehén y hasta lo hirió gravemente... pero de un momento a otro el brazo con el que el criminal apuntaba el arma extrañamente... se quebró.— Jungkook apretó los labios sintiéndose absurdo. 

En respuesta Blue sólo abrió la boca fingiendo sorpresa, pero por dentro se encotraba bastante aliviada.

—Sé que suena estúpido pero es lo que realmente pasó.—continuó. —Y para colmo, cuando íbamos a introducirnos nos enteramos de que el resto de delincuentes estaban noqueados y maniatados. También de que los rehenes fueron liberados.

—¿Ellos dijeron algo?— volvió a lanzarse rápidamente.

Jungkook lo pensó bien.

—Ellos sólo empezaron a hablar de religión hasta cansar a los interrogadores.

—¿Cómo qué?

—Dijeron que un angel guardián los ayudó y muchas más incoherencias.

—¿Algo más?— la insistencia de la chica comenzó a extrañar al oficial.

—Bueno, hasta donde yo sé ellos cansaron a los interrogadores y supongo que el caso se dió por culminado. Creo que lo importante es que los criminales fueron capturados con éxito y con casi todos los rehenes ilesos.— Jungkook finalmente sonrió. —¿Y por qué estás tan interesada?— le incó con la mirada.

—Ah... Bueno yo...- en ese justo momento el celular de Blue comenzó a sonar en tono de llamada.

Literalmente salvada por la campana, bueno, en este caso por la llamada.

Rápidamente contestó.

—¿Hola?

"Oye tú, ¿Dónde rayos te has metido?"

.

.

.

¡He revivido! >:)

¿MepErdoNan?

Feliz cumpleaños atrasado a mi bb prexioxo UwU

200220

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