Reveses de la vida© [COMPLETA]

Galing kay Therinne

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COMPLETA. Margarita una vez escuchó que el amor no debe provocar sufrimiento ni dolor. Que el amor, cuando es... Higit pa

BookTrailer
SINOPSIS
ADVERTENCIA
Elenco:
Reveses de la vida
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42 (FINAL)
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NOTA DE AUTORA

Capítulo 29

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Galing kay Therinne

People you know - Selena Gomez

Te querrán ver arder, desearán hacerte trizas. No obstante, y lo que nadie sabe, es que tú ya renaciste de las cenizas.

—Katherinne Álvarez

Y como era de esperar, todo volvió a como al principio. Matías comenzó a buscarla hasta el cansancio. Pero ahora sus mensajes no eran súplicas, sino exigencias y, en algunos casos, amenazas que Margarita evadió. Quizá por miedo o porque quería creer que él no era capaz de tanto —a pesar de que, dentro de sí misma, sabía que él sí lo era.

Sus padres empezaron a buscarla, le llamaban constantemente por teléfono y, en una de tantas, ella decidió atender. Y lo hizo solo para darse cuenta de que su ex; no solo había ido con el chisme a sus padres, sino que todo el "círculo social" estaba enterado de que Margarita Castle, una mujer considerada de intachable reputación, estaba embarazada y que había sido capaz de dejar a Matías Hunt por otro hombre.

A Maggie le hirvió la sangre, estaba furiosa y maldijo el día en que se le ocurrió aceptar una relación con el poco hombre de Matías. Y sí, quizá el qué dirán era algo que a ella no le importaba, no obstante, nada de eso quitaba el hecho de que le dolió. Le decepcionó saber de que su ex —a quien en algún momento tuvo en estima—, hubiese divulgado no una, sino muchas de las intimidades de su antigua relación. Asimismo, entre la decepción y el dolor, fue la ira la que dominó todo en el interior de Maggie, ya que, por último, a ella le tenía sin cuidado lo que su ex pudiera hablar sobre ellos, lo que la embravecía era que su ex se había llevado entre los pies a Andrew.

Porque el despreciable y poco hombre de su ex había dicho a los cuatro vientos que Andrew "la nueva pareja de la madre de mi hijo", era un obrero y un hombre de dudosa reputación. «¡¿Un hombre de dudosa reputación?!», a Margarita esto le resultaba irrisorio, porque si a alguien dicho apelativo le ajustaba a la perfección era, sin lugar a dudas, a Matías Hunt.

*

Casi una semana después del incidente afuera de la clínica —días que habían sido un total y completo infierno—, y tres días después de que Matías soltara "su versión" de lo ocurrido entre ellos; la jefa de Maggie mandó a llamarla. Esta última entró a la oficina y por pedido de su jefa se sentó en la silla frente al escritorio. Se inquirieron, por mera educación, cómo se encontraban, pero no pasó mucho cuando la señora Julia le informó que el dueño de la revista había mandado a pedir que prescindieran de los servicios de Maggie. ¿Las razones? Pues esas no hubo necesidad de explicarlas.

—Su trabajo ha sido impecable y excelente, señorita Castle y aunque desconozco a ciencia cierta qué fue lo que motivó al presidente a despedirla, le pido una disculpa porque desgraciadamente me veo en la obligación de obedecer. —Un par de lágrimas resbalaron por las mejillas de la joven, el desprecio y el odio se mezclaron en su pecho, se sintió entre la espada y pared. Ya que solo pudo recordar la amenaza que Matías, un día antes, le había dicho por un mensaje de texto.

Y por supuesto que él no estaba jugando, el maldito lo estaba cumpliendo.

Llegó a su casa, apagó el móvil y se sumergió en la impotencia y rabia. Se sintió devastada y vencida por Matías, porque tal como él le había dicho: movería cielo y tierra, hasta que ella se diera por vencida y lo buscara. Él estaba haciendo hasta lo imposible por someterla, agrediéndola no solo de forma emocional, sino ahora económica, porque ambos sabían que: si Maggie no conseguía un trabajo pronto, se vería irremediablemente a expensas de su ex. Y esto era algo que ella no se quería permitir. Por lo que, no sabiendo a quién más recurrir, le envió un mensaje a Andrew, porque ella lo necesitaba más que nunca.

Media hora después, alguien tocó a la puerta de su departamento. Maggie miró la hora y dedujo que era Andrew, limpió sus mejillas y sorbió su nariz, estaba hecha un desastre. No obstante, aunque intentó mejorar su aspecto apelmazando su melena, no pudo borrar la congoja que tenía impresa en el rostro. Se acercó a la puerta, sintiéndose sedienta de los besos de Andrew, necesitando —como un moribundo a su medicina—, los abrazos y calor de ese hombre que se estaba robando su corazón.

Empero, al abrir la puerta era Matías quién estaba ahí, parado en el umbral, totalmente erguido y mirándola con soberbia, despecho y un tinte de desesperación. Una combinación de emociones peligrosa y que dejó aturdida a Maggie, ya que no supo si sentir miedo o rabia.

—¿Qué haces aquí? —inquirió ella, deglutió saliva y fue cuando se percató de que los ojos de Matías estaban rojos.

—He venido a ver cómo se encuentra la madre de mi hijo —dijo socarrón, expulsando su aliento que apestaba a alcohol. Margarita sacudió la cabeza, aferró la puerta e intentó cerrarla, sin embargo, Matías la detuvo con el hombro y con la otra mano la echó hacia atrás—. ¿Acaso todavía no has aprendido la lección, mi amor? —Le cuestionó con voz baja, dando un paso hacia el interior. De inmediato Maggie dio varios pasos hacia atrás y trató de localizar su celular, pues ella sabía muy bien que su ex pareja, cuando tomaba, era una amenaza—. ¿Qué más tengo que hacer para que te des cuenta de que eres mía y que ningún hijo de puta que no tiene ni donde caerse muerto va a cambiar eso?

—¿Por qué no entiendes que no quiero estar contigo? —espetó Maggie sosteniéndose el abultado vientre, situándose detrás de un sofá, dándole un vistazo a la puerta que estaba entreabierta, sopesando todas las posibilidades de engañar a Matías y salir huyendo del departamento. Por el rabillo del ojo alcanzó a ver su teléfono móvil, estaba sobre el sofá que los separaba.

—Es que justo eso es lo que no entiendes, que aquí no importa lo que vos quieras, ¡yo he dicho que estarás conmigo y punto!, ¡¿qué mierdas no entiendes?!, ¿quieres que haga tu vida un infierno? O ya sé... —Matías hizo una pausa en lo que deglutía saliva y degustaba el sabor de una amenaza en el paladar; dio un paso más e inclinó el rostro, estaba a contraluz, por lo que una parte de su cara se hallaba oculta por las sombras, mismas que acentuaban a la perfección su diabólica personalidad—. ¿Quieres que me meta con tu noviecito?, ¿eso es lo que quieres? Porque yo creo que no —dijo, al tiempo que chasqueó la lengua y tuvo, finalmente, a Margarita en donde él quería.

—No, vos no podrías... ¡A él no lo metas en esto!, ¡déjame en paz de una vez! Entiende, no puedo estar contigo, me das asco, ¡me repugnas! —gritó, fuera de sí y sintiendo el regusto al miedo. Asimismo, rogó para sus adentros para que alguno de vecinos escuchara el alboroto y llegara en su ayuda. No obstante, las recientes palabras hirieron el ego de su ex, pues este dio un paso hacia atrás. Pero el sentimiento había sido tan efímero, ya que rápidamente fue sustituido por la ira y el despecho.

—Eso ya lo veremos, amor —murmuró en respuesta. Y en el instante en que Maggie se estiró para alcanzar su celular; su ex dio un par de zancadas, rodeando con rapidez el sofá, mientras Margarita solo pudo tomar el teléfono y correr un par de metros, sin embargo, Matías se le fue encima.

La tomó de brazos y la arrinconó contra la pared más cercana. Se inclinó lo deficiente para acceder al rostro de Margarita e intentar besarla, pero esta fue más rápida y consiguió girar el rostro a tiempo. Matías soltó un gruñido que reverberó en ese corto espacio, para ese instante el despecho y la desesperación lo habían llevado a tal punto de recurrir a métodos ruines y nefastos con tal de conseguir que Margarita se viera en la necesidad de recurrir a él y ceder a sus deseos.

No obstante, nada de lo que hizo había surtido el resultado esperado. Margarita estaba más fuerte y decidida que nunca, y la desconocía, pues si antes había logrado manipularla y doblegarla, para ese instante Matías se habían quedado sin opciones. O es lo que creyó hasta el segundo en que la vio cubriendo su vientre.

—¡Suéltame, me lástimas! Por todos los cielos, ¿hasta cuándo entenderás que no te quiero cerca? —Maggie, sintió que su agarre perdió fuerza y eso la ayudó a poder liberarse y caminar hasta el otro extremo de la habitación. Lo vio sacudir la cabeza, girar sobre sus pies, seguía encorvado y con todas las malas intenciones brillando en sus ojos.

—Ya te dejé sin trabajo, Margarita, y sabes muy bien que puedo hacer lo mismo con Andrew, ¿es eso lo que quieres? —La aludida hizo sus manos puños y degustó el sabor amargo del odio en el paladar—. Y no solo eso, porque, ¿qué crees que pensará un juez cuando vea que no puedes mantener a mi hijo? La custodia será mía sin chistar.

Y esta fue la gota que derramó el vaso. Margarita dio zancadas hasta Matías y le dio una fuerte bofetada.

—¡¿Cómo diablos te atreves a amenazarme con eso?!, ¡es mi hijo y yo no voy a permitir que me lo quites! —Matías se encogió de hombros, la echó a un lado y caminó hacia la puerta, mostrándose frío e impasible. Él era un monstruo.

—Puedo hacerlo, te puedo dejar sin nada, Maggie. Sin embargo, está en tus manos el que desista de mis planes.

—¿Qué quieres? —inquirió con la voz quebrada.

—Que decidas: entre tu hijo, al cual profesas amar tanto, o seguir viendo a esa poca cosa que tienes como pareja. —Y dicho eso, se fue por donde vino.

N/A: Capítulo dedicado a Mely6868, muchas gracias por todo tu apoyo, linda. Un abrazo para ti.

Capi largo para compensar la espera. Gracias por no abandonar la historia y seguir aquí, al pie del cañón conmigo. Contarles que, según mis planes, ya estamos en la recta final.

No tengo mucho más que decir, solo que Matías es un imbécil (y me quedo corta) y que "Contigo, siempre", sale a la venta por Amazon este viernes 21/febrero.

Besitos en las mejillas, Cruela.

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