Valentina: José Miguel, porque callas? Qué pasa?...
José Miguel: bueno, no lo sé, a lo mejor quiere saber cómo están doña Isabel y tú después del funeral, él sabe lo importante que era don Ernesto para ustedes.
Valentina: pero porque llamarte a ti?
José Miguel: quizá no quiso molestarte, ándale bonita vamos a cenar, tengo mucha hambre y sé que los niños y tú también, si?
Valentina asintió algo dudosa y le regresó el teléfono; y como Alonso no logró una respuesta de José Miguel le envió un mensaje de texto.
Todos subieron a cambiarse para cenar fuera, mientras Valentina tomaba una ducha, José Miguel leyó el mensaje de Alonso.
"José Miguel, supongo que tenías Valentina cerca de ti hace un rato pero es importante lo que tengo que decirte, en cuanto puedas llámame"
José Miguel regresó la llamada.
"José Miguel: Alonso?
Alonso: Que bueno que llamas!
José Miguel: que es lo que tienes que decirme con tanta urgencia.
Alonso: Es sobre Martina
José Miguel: y ahora que quiere esa loca?
Alonso: Analia cometió la estupidez de decirle que están en la capital, y seguro ya viene en camino si es que aún no llega, temo que intente algo contra Valentina.
José Miguel: no te preocupes, ya no estamos en el DF.
Alonso: de verdad? es un alivio, regresaron a San Pedro?
José Miguel: no exactamente!
Alonso: dónde están?
José Miguel: creo que es mejor que no lo sepas, por la tranquilidad de Valentina, de todos modos muchas gracias por mantenerme al tanto.
Alonso: entiendo.
José Miguel: Alonso, por favor dile a Analia que cuando regrese hablaré seriamente con ella.
Alonso: claro."
Valentina salió del baño.
Valentina: pasa algo?
José Miguel: nada, bueno en que sería bueno cenar, hay tanto por escoger en esta ciudad.
Valentina: es cierto.
José Miguel: y si buscamos un restaurante de comida de mar?
Valentina: que chistoso! Sabes bien que no me gusta mucho.
José Miguel: bueno, entonces pensaré en algo mientras te vistes.
Valentina: está bien.
Mientras Valentina se vestía a su esposo se le iban los ojos contemplándola.
Martina estaba en la capital, después de instalarse en un hotel emprendió una búsqueda virtual, donde encontró la dirección de una casa que al parecer era de Valentina, tomó nota.
Martina: Esta debe ser una de sus propiedades; cada vez estoy más cerca de ti Valentina Villalba, cuando te tenga frente a frente te arrepentirás de haber nacido y tu José Miguel prepárate para pagar uno a uno tus desprecios, pobre de sus hijitos.
Después de buscar un sitio de interés por fin todos encontraron el restaurante ideal, con comida Mexicana e internacional para todos los gustos.
Horacio: he oído hablar de los cenotes, caray como me gustaría conocerlos.
Valentina: bueno en esta región hay muchos, porque no vamos mañana?
José Miguel: me parece perfecto.
Gabriela: ay a mí también.
Cecilia Benita: que es un cenonte?
Valentina: Cenote mi vida, bueno es un como un pozo con agua muy profundo, en el que puedes nadar y que está en cavernas.
José Federico: que padre! Y hay osos?
Todos se echaron a reír.
José Miguel: no campeón, como lo dijo tu mamá son sólo para nadar.
Cecilia Benita: entonces vamos?
José Miguel: por supuesto!, pero como siempre quedan algo lejos tendrán que despertarse muy temprano.
José Federico: ay no que flojera papá!!
Cecilia Benita: entonces prometo levantarme muy temprano.
Isabella: entonces si José Federico se queda dormido no lo llevamos? Jajajajaja
Valentina: pues si, tendría que quedarse.
José Federico se llevó sus manos a la cara.
José Federico: lo que tienen que hacer los niños por ir a nadar un poquito.
Todos volvieron a reír, hasta Isabel que a pesar del difícil momento estaba aprendiendo a convivir sin su compañero.
Al día siguiente como lo tenían previsto todos se levantaron muy temprano para visitar los "Cenotes más importantes de Yucatán" que quedaban a un promedio de 3 horas en auto.
Martina despertó emocionada, y después de desayunar tomó un taxi que la llevo a uno de los lugares más importantes de la capital, mientras se acercaba a su destino observó impresionada las mansiones que veía a su paso, pronto, el taxi se detuvo.
Taxista: llegamos señorita.
Martina: bien, aquí tiene, quédese con el cambio.
Martina tocó el timbre, una muchacha de servicio que recién venia entrando se cruzó con ella.
Martina: Buenos días, busco esta dirección.
Martina le pasó a la muchacha un papelito con las indicaciones.
Muchacha: si es correcta.
Martina: cree que pueda hablar con la dueña de la casa?
Muchacha: bueno mis patrones no tardan en salir, supongo que la señora no le negara unos minutos, sígame.
Martina entró a la casa tratando de disimular su alegría al creer que se trataba de Valentina y José Miguel, al llegar a la puerta principal, observó el gran lujo de la propiedad.
Martina. Maldita si que naciste en cuna de oro.
Muchacha: espere aquí, voy por mi patrona.
Martina aguardo en el vestíbulo mientras observaba la ostentación a su alrededor.
Durante el viaje a Yucatán los niños cayeron profundamente dormidos en la camioneta que los transportaba, José Miguel conducía, mientras que Horacio iba a su lado pendiente del GPS, Valentina en el puesto trasero con sus dos hijos y su tía y el segundo puesto de atrás iba Gabriela con Leonor e Isabella.
Analia insistió con Alonso, pero este término por apagar el teléfono, estaba realmente furioso.
Analia: un mensaje, si no me quiere contestar al menos podrá leerme.
"Alonso, créeme que me siento muy mal por mi falta, no lo hice con mala intención es sólo que Martina me tomó por sorpresa, además estaba sentida contigo por la manera como te fuiste de San Pedro, me duele que hayas iniciado una relación conmigo cuando aún no olvidas a Valentina, me equivoqué, lo siento, de veras, sólo dime si los pusiste sobre aviso, no quiero que Martina los lastime, está realmente encaprichada, me deposito dinero, pero jamás lo tocaré, Analia"
Después de llegar a los Cenotes todos se pusieron sus trajes de baño, era un paraíso lleno de agua por todas partes, por suerte no había mucho turista y podían disfrutar de todo el lugar sin reparo.
Les proporcionaron chalecos salvavidas para entrar a nadar mientras Isabel y Leonor optaron por dar una pequeña caminata.
Las dos parejas y sus hijos se divirtieron un buen rato en aquellas aguas manantiales, después de la hora de la comida decidieron tomar un poco de sol.
Valentina: porque no vamos hacia el fondo?, hay más cenotes.
Gabriela: yo paso, quiero dormir un ratito.
Horacio: igual yo.
Gabriela: y a estos niños ya los venció el sueño.
José Miguel: entonces iremos nosotros verdad?
Valentina: claro pero podrían estar al pendiente de los gemelos?
Gabriela: por su puesto.
José Miguel: gracias, prometemos no tardar.
Valentina y José Miguel caminaron de la mano hasta uno de los cenotes más alejados del lugar, al entrar se dieron cuenta que estaba completamente vacío.
Valentina: el agua se ve deliciosa.
Valentina entró despacito y cuando se alejó un poco de José Miguel se quitó la parte superior de su traje de baño, dejando al descubierto sus bubis y a su esposo con la boca abierta.