𝐅𝐄𝐀𝐑𝐋𝐄𝐒𝐒 || Alec Ligh...

By _shadxw_girl

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[Primer Libro] - ¿Estás jugando conmigo? - No lo sé. - respondió rozando su nariz con la del chico - ¿Quieres... More

𝐀𝐜𝐥𝐚𝐫𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬
𝐂𝐚𝐬𝐭
𝐏𝐥𝐚𝐲𝐥𝐢𝐬𝐭
Capítulo I
Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV
Capítulo V
Capítulo VI
Capítulo VII
Capítulo VIII
Capítulo IX
Capítulo X
Capítulo XII
Capítulo XIII
𝐀𝐧𝐞𝐱𝐨
𝐒𝐞𝐠𝐮𝐧𝐝𝐚 𝐓𝐞𝐦𝐩𝐨𝐫𝐚𝐝𝐚

Capítulo XI

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By _shadxw_girl

|Lazos de Sangre|
¤

Alec, Isaac y Thalia habían ido a hablar con Isabelle. Necesitaban encontrar algo que los ayudara en el juicio, pero hasta ahora no tenían nada.

— Sólo sé que tenemos que sacarte de aquí. ¿A quién conoces de Idris?

— Sólo les importa a papá y a mamá, pero ellos también son sospechosos.

— ¿Qué pasa con Lydia?

— ¿Lydia?¡Por qué insistes! — Izzy se puso a la defensiva — Lydia me está acusando y dices que no tenía elección.

— No la tiene.

— Todo el mundo puede elegir, Alec. Yo lo he hecho, deja que pase por esto sin perder el amor propio.

— Sé que no lo crees, pero Lydia dijo que nos ayudaría si le dábamos algún medio. Puede que consiga que posponga el juicio.

— No es por dejarla mal, pero igual que te propone ayuda te la puede quitar. Ya viste como se puso al intentar incriminar a Thalia. — la castaña frunció el ceño ante las palabras de su mejor amigo — Si le das más tiempo a mi hermana puede intentar sacar a Izzy y meter a Thalia. Es cambiar una por otra, el mismo daño pero distinta persona.

— La Clave quiere la Copa, les da igual lo que hayamos hecho o no. — Thalia hablo desde el sofá — Es una carrera contrarreloj y vamos los últimos.

— Dame tiempo para encontrarla. Jace y Clary...

— Se fueron y no sabemos donde están. Dijiste que se han perdido. — Isabelle no dejó que su hermano terminara — Como la Copa.

— ¿Y si me equivoco? — Alec se sentó en la mesa — Izzy, soy tu hermano mayor, déjame ayudarte.

Isaac se retiró a contestar su teléfono. Isabelle no sabía como había logrado que no metieran a juicio a su parabatai también, pero no podía preguntarlo porque su hermano culparía a Thalia de esto y era lo último que necesitaba.
El chico Branwell avisó de que Lydia los quería a todos en la sala de reuniones, era una emergencia.

— El mensaje decía: "Prepáralo todo, el juicio comienza de inmediato". Está de camino.

— Pero no tiene sentido, ¿por qué acelerarlo? Clary y Jace siguen ahí fuera. — Alec le seguía el ritmo a la emisaria de la Clave.

— A ellos no los juzgan por alta traición.

— Venga ya, sabemos que no tienen nada contra Isabelle. Si lo posponemos un par de semanas...

Isaac no pudo terminar su frase.
A espaldas del grupo, las puertas del Instituto se abrieron dejando ver a un grupo de shadowhunters uniformados portando varas de maderas con una runa dorada sobre ellas. Tras ellos, la Inquisidora Imogen Herondale hacía acto de presencia. Al verla, el Instituto entero quedó en silencio.

— Descansen. Disculpa. — Alec se retiró del lado de Isaac y Lydia para colocarse junto a Thalia — He oído que tienes una boda planeada con... No sé en qué estás pensando.

La Inquisidora Herondale tenía un tono de voz que imponía y también hablaba para que todos la escucharan, aunque no se estuviera refiriendo a ellos directamente.

— Es un matrimonio adecuado para ambos. — respondió la rubia.

— Por ahora no lo pondré en duda, siempre que no interfiera en el caso contra su hermana. Quiero tu palabra, Branwell, no una débil intención. Vemos el mismo patrón que mostraba Valentine antes del Levantamiento: tergiversar la ley, desafíos gratuitos a la Clave...

— Señora, estoy segura de que Valentine no tuvo nada que ver en la huída del seelie.

— Ahórrate tu firme creencia. Todo se nos va de las manos, fuimos tontos creyendo que estaba muerto y ahora su hija tiene la Copa y él está libre. ¡No es admisible!

— Lo siento, Inquisidora.

— ¿Por qué lo sientes si no la has robado tú? Haz tu trabajo, se eficaz, se competente, se útil para la Clave. — la Inquisidora giró sobre sí misma y habló para todo el Instituto — ¡Empezaremos esta noche!

Isaac y Thalia se escabulleron entre la multitud para ir a avisar a Isabelle. La menor de los Lightwood les pidió que respondieran a una pregunta antes de hablar.

— ¿Cómo conseguiste que no incriminaran a Thalia?

— Tengo acceso a las cámara de seguridad. — explicó Isaac — Creé un bucle para cubrir las espaldas en caso de que el plan fallara, no sé por qué el tuyo no se ejecutó. Lo siento mucho.

— No te preocupes. Hazme un favor y pase lo que pase esta noche, cuida de Thalia por mí.

— Iz, todo va a ir bien. No digas...

Alec entró en la habitación. No sabía como los dos habían llegado allí antes que él, pero no era momento para pedir explicaciones. Le contó a su hermana cómo habían adelantado el juicio y la reprimenda que la Inquisidora le había soltado a Lydia, causando una risa a los presentes que a él no le hizo tanta gracia.

— No puedes dejar que te condenen, necesitas a un defensor. — afirmó Thalia con una sonrisa — Y yo sé quién puede ocuparse.

***

— ¿Sobreviviré si la toco?

— Si dices la verdad.

Magnus miró con desconfío la Espada y después a Thalia, a quien Isaac rodeaba con un brazo. Estaba hecha un manojo de nervios y le había pedido que defendiera a su parabatai a cambio de su pulsera de plata.

— Por el poder de esta Espada, ¿juras defender a tu cliente con total honradez y honestidad?

— No seré yo quien lo niegue.

— Exponga su caso, brujo.

— El caso es simple. Es cierto que mi cliente actuó en contra de las órdenes de la Clave aliberar al seelie Meliorn, pero no actuó contra los intereses de la Clave. Impedir la tortura y asesinato de un seelie salvó los Acuerdos.

El juicio se alteraba cada vez más. Alec observaba a la castaña con el ceño fruncido, no sabía que había ofrecido a Magnus a cambio de defender a Isabelle; aunque ese no era el único motivo. Isaac le susurró algo al oído y después dejó un pequeño beso en su cabeza, gesto que el chico Lightwood notó.
La Inquisidora llamó a testificar a Isabelle y Lydia comenzó con la acusación. La menor de los Lightwood defendió sus actos de una forma sublime, a ojos de Magnus, pero no fue suficient por lo que el juicio continuó de muevo con la defensa.

— Llamo a testificar a Lydia Branwell. Sólo tengo una pregunta, ¿por qué lleva la acusación de este caso?

— Responda a la pregunta. — la Inquisidora ordenó.

Lydia explicó que fue porque la ley es dura. La Inquisidora la mandó detenerse, pero ella siguió hablando.

— Esto es una tontería, retiro los cargos.

La sala comenzó a aplaudir ante la expresión atónita de la Inquisidora. Magnus abrió su maletín y de él brotaron serpentinas y confeti plateados mientras Isabelle corría a abrazar a su parabatai. Isaac miró a su hermana con una sonrisa de lado y chocó puños con el brujo.

— ¡Silencio! — la Inquisidora se impuso ante la sala — Si crees que negarse a procesar exculpa a la acusada, estás muy equivocada. Es culpable. ¡La defensa tiene razón, la Clave quiere la Copa Mortal! — Isaac palideció — Si está aquí antes de medianoche se retirarán los cargos, si no Isabelle Lightwood será condenada y perderá las runas.

Con un golpe, se dictaminó que la sesión se renaudaría a medianoche. Thalia miró su móvil y se escabulló a la sala de entrenamiento.
Jace y Clary habían vuelto y con ellos estaba la figura flotante de Jocelyn Fairchild, parecía estar envuelta en una especie de campo mágico que evitaba que cayera al suelo. El rubio la envolvió en un fuerte abrazo nada más verla y después explicó donde habían estado.

— Con razón tenías tanta prisa.

Isaac se acercó a ellos y chocó su puño con el de Jace. Alec entró en la sala inmediatamente después, pero se limitó a cruzarse de brazos con una expresión seria y distante.

— Lydia tiene la Copa, Hodge la guardará hasta que vuelva a Idris. — el chico Wayland explicó a su parabatai — ¿Vale?¿Nada más, Alec?

— No quiero hablar.

— Basta, yo si quiero hablar. Casi me matas, debilitaste el vínculo parabatai para encontrarme.

— ¡Me traicionaste, me mentiste, me atacaste cuando hacía lo que se suponía que debíamos hacer juntos!

— ¡No te traicioné, Alec, te salvé de ti mismo!

— Si hubieras entregado a la tortura a Meliorn, te hubiera pesado en la conciencia para siempre.

Alec no se podía creer que Isaac estuviera defendiendo a Jace. Él no había estado allí cuando sucedieron los hechos, no sabía los motivos por los que había decidido llevarlo y mucho menos conocía a Jace como para tomar parte en una discusión que era entre los dos.

— ¿En serio? Todo lo que haces es por un bien más elevado. Cogiste la Copa y casi se la entregas a Valentine.

— No era nuestra intención y lo sabes.

— ¿Intención? — el mayor de los Lightwood miró a Clary, que hablaba en voz baja con Thalia — ¿La de arriesgar la vida de Izzy por ella? Esto no es por Clary, es por ti.

— Iré a decirle a Isabelle que aún hay esperanzas.

Thalia abandonó la habitación a paso rápido, tanto que no se dio cuenta de que Alec la seguía. En el despacho, Isabelle y Magnus hablaban sobre el transcurso del juicio.

— Jace y Clary han vuelto. — anunció la castaña abrazando a su parabatai.

— Han entregado la Copa a Lydia. Eres libre.

— ¡Tenías razón, sabías que volverían!

Thalia pudo ver como el rostro del chico había cambiado de un momento a otro; el tono frío y cortante que había tenido con Jace era muy distinto al que utilizaba con su hermana, incluso parecían personas distintas. Magnus se acercó a ella y le pidió que lo acompañara para discutir el pago por sus servicios defendiendo a Isabelle.

— Gracias por todo.

— No hay que darlas, galletita. Esto te pertenece.

— Pensaba que querías un pago.

— Es una forma de demostrar que confiabas en mí, me diste tu objeto más preciado y eso lo demuestra. — el brujo le colocó la pulsera de plata en su muñeca — Además, no voy a quitarte lo último que te entregó tu padre, sé el aprecio que le tienes. Y no me mates, pero Lydia ha estado genial.

— Lo sé, eso no quita que Alec esté arruinando su vida.

Magnus extendió sus brazos hacia ella, esperando a que tomara sus manos para poder utilizar la magia.

Aparecieron lejos del Instituto.
Las plantas caían a forma de cascada y decenas de rosas rojas se alzaban tras ellos; Thalia logró distinguir un arroyo por el que discurrían pequeñas critaturas dándole un tono azul brillante mágico. El brujo no podía evitar sonreír ante su actitud de niña pequeña, fascinada por el entorno y con el deseo de aventura reflejado en sus ojos grises.
Hacía mucho tiempo que no hablaban a solas y, dado que en el Instituto siempre encontraba una excusa para escabullirse, decidió llevarla al único sitio donde nadie pudiera molestarlos.

— ¿Recuerdas este lugar?

— Estuve aquí con mi familia hace años, pero no recuerdo esta zona exactamente.

— Yo lo llamo "El Jardín de Cristal", bastante poético para mi gusto pero supongo que es apropiado. Thalia, me debes una conversación pendiente, ¿crees que estás lista?

— Supongo que es hora de afrontar las cosas. — Magnus asintió y se limitó a pronunciar un nombre "Charlotte" — Todo ocurrió mientras intentábamos llegar al Instituto de Nueva York. Papá dijo que conocía a gente allí que no dudarían en ayudarnos, que buscáramos a Robert Lightwood... Durante el camino, un grupo de demonios nos atacó; eran bastantes más que nosotras, pero aún así decidimos luchar antes que salir corriendo. Charlotte apenas había comenzado su entrenamiento y fueron a por ella — Thalia se limpió las lágrimas que le caían por las mejillas — Cuando Raphael apareció, Charlotte se desangraba... Intentó hacer todo lo posible para mantenerla con vida mientras tú llegabas, pero fue tarde.

— Yo... Sabes que nunca podré perdonármelo.

— No quiero que te culpes. Puede que no llegaras a tener una gran relación con Charlotte, pero de algún modo también te marcó... — la chica intentó sonreír a pesar de su llanto — Ese día perdí a mi hermanita... Siempre habíamos estado juntas, nos prometimos cuidar la una de la otra y yo...

— No sabíais a lo que os enfrentabais. No puedes atormentarte por el pasado.

— Sabes, los únicos que sabéis sobre esto sois Robert, Isaac y tú. Isaac estuvo a mi lado en todo momento, buscaba cosas que hacer para distraerme, aún tengo una foto de la graduación a la que fuimos juntos... Intentaba que no pensara en eso y cuando veía que no podía hacer más esfuerzos, estaba ahí por si necesitaba llorar.

— Ese rubio es alguien muy importante para ti. — Thalia asintió jugando con su pulsera —  No te lo tomes a mal, pero ¿crees que su llegada a afectado de algún modo a tu relación con los Lightwood? Los dos sabemos a quien me refiero.

— No creo que haya sido su llegada, sino la de Lydia. Al fin y al cabo se comprometieron en poco más de un día o dos.

— ¿Y a ti te afectó su llegada?

— ¿Qué quieres decir?

— Alec y tú estabais muy unidos, ahora parece que estáis esperando para discutir. ¿Por qué ese cambio tan repentino?

— Sinceramente, no lo sé. — confesó — Echo de menos al antiguo Alec.

— Querida, su cambio de actitud tiene un nombre bastante definido, es cuestión de tiempo que tú te des cuenta de cuál es.

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