no manners 。 yuta

By _jisungummy

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Después de su descorazonador rompimiento con Nakamoto Yuta, Adachi Akari no pensaba dos veces en mandar al de... More

礼儀ありません '
衝動的な '
毒蛇 '
緊急の '
敵対的 '
失礼 '
粘り強い '
壊れやすい '
邪悪な高さ '
計算 '
マニピュレータ '
自給自足 '
意地悪 '
誇り高い '
不寛容 '
決定 '
大胆な'
恥知らず '
壊れにくい '

頑固な '

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By _jisungummy

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  Subiendo las escaleras apresuradamente casi a ciegas, Akari Adachi no dejaba de pasar por alto lo sucedido hace unos segundos atrás.

  Un escalón, dos y su rostro iluminado gracias a la linterna aparecía en su mente, cada facción.

  Y sus ojos.

  Esos ojos que le hacían sentir su estómago apretujado y un mal sabor de boca.

  Tres escalones, cuatro y la voz de él en su cabeza aparecía recordándole ese día.

  "— Akari terminamos."

  Su cuerpo se movía casi por sí solo, pues su cabeza está en otro lado. Cayó en cuenta de que aún subía escaleras cuando su cuerpo entra en contacto con otro. Al chocar sus pies ceden al tropezar con el siguiente escalón —la cereza del pastel—. Pero no cayó gracias a que la otra persona aprisionó su cuerpo al suyo como forma de protección.

  No sabe de quién se trata gracias a la escasez de luz y no es hasta que a sus fosas nasales llega el olor característico del jabón de miel y leche que utiliza Hasuna que así la reconoce entonces, antes de que ella pudiera decir algo.

— ¡¿Te encuentras bien?!. —su voz resonó en el pasillo con eco y la contraria no tardó en callarla colocando una mano en su boca levantándose en su lugar.
  Había salido ilesa por suerte, se había visto rodando en las empinadas escaleras.

— ¡Cierra la boca Hasuna!. —masculló  acompañando su frase con un gruñido luego. En contestación, la contraria balbuceó algo que podía interpretarse como "¡¿Akari?!".

  Sus manos liberaron el rostro de su amiga y un suspiro sale de sus labios. Sólo le dedicó una mirada molesta, aunque sabía que ella no iba a notarla en la oscuridad.

— ¿Seguridad te dejó entrar? ¿Cómo fue que lo lograste?

  A su mente llegaron como unas balas una tras otra las escenas y no tarda en sentirse nuevamente abatida.

  Rodeó a la más alta para retomar su camino hacia la habitación evitando comentar algo —ahora sin peligro alguno de ser atrapada por el hombre de seguridad—, Hasuna no tarda en seguirle el paso intrigada.

  "No pasó nada." Se auto convenció.

Pero todos sabemos que no es cierto.

— Akari —la voz adormilada de Hasuna volvió a hacer aparición pero la nombrada ni se inmutó—. Hey  —esta vez se adueñó de una de sus manos y con éxito toma su atención—. ¿Por qué tanta prisa?
  La joven notó como sus orbes brillan con la luz tenue del pasillo buscando una explicación.

  Una que ella no iba a darle.
¿Qué le diría? ¿"Me encontré al idiota de mi ex y me salvó de ser atrapada por el hombre de seguridad"?
  No le convenía.

Además, ¿Qué ex? Ella no tenía algún ex.

— ¡¿Por qué tanta prisa?! —vuelve a mascullar Akari tratando de no despertar o molestar a las chicas de las habitaciones—. ¡Me quedan menos de dos horas de sueño!.
  La peli café vuelve a retomar su camino, dejando atrás a su compañera. Quién aún no estaba convencida de su respuesta.

— ¿En serio es eso? —la contraria asintió con pesadez—. ¿Entonces no estás molesta por lo sucedido con Mio? —Akari no respondió ignorándola por completo mientras atravesaba el pasillo y sube las siguientes escaleras. Su cabello se despejó de su rostro gracias a la velocidad con la que sus pies se mueven.

  Hasuna evitó volver a hablar sobre el tema en el trayecto, sentía el temor de que Akari dejara de ser su amiga. Sí, la chica se había convertido en alguien muy importante para ella en estos meses, no era simplemente por el hecho de que solía tomarle cariño rápidamente a las personas.

  Observó como su amiga tomó su llave y la introdujo en el pomo de la puerta para abrirla. Pero ambas se sorprendieron al encontrar al otro par de muchachas despiertas.

  Hitomi y Mei estaban sentadas en el suelo cubiertas con sus mantas dejando ver sus rostros que eran alumbrados por unas linternas. Era casi terrorífico a juzgar por sus rostros totalmente serios y el hecho de que era de madrugada.

— Bienvenidas, tomen asiento. —comenzó a hablar Mei y terminó la oración Hitomi.

  Hasuna soltó una sonora risa a diferencia de la peli café, quien sólo se adentró a la habitación y tiró su bolso en el suelo, logrando que este haya desparramado todas sus cosas en el suelo —había olvidado cerrarlo correctamente— para luego sentarse frente a las dos muchachas. La contraria cerró la puerta y tomó asiento a su lado.

— ¿Y bien? —adquirió Akari luego de un largo lapso de tiempo en silencio todas—. No son las tres de la tarde. ¡Son las malditas tres de la madrugada!.

— Akari lo sentimos. —las tres en unísono completaron la frase. La anteriormente nombrada se paralizó en su lugar y su entre cejo de frunció sin entender absolutamente nada.

  Hasuna se alejó de su lado para colocarse al lado de Hitomi, para así Akari tener a las tres chicas frente a frente con ojos suplicantes.

— ¿No vas a decir algo? —lloriqueó la menor del grupo, Hitomi.

— No importa. —Akari dejó a sus amigas en el suelo y se tiró en su cama para retirar sus zapatos con ayuda de sus pies. Estaba muy cansada para deshacer sus ataduras y le quedaba poco tiempo de descanso.

— ¿Eh? —Soltaron de sopetón las tres chicas al no entender claramente lo dicho por su amiga.

— Que no importa. No le den importancia. No es importante. No estoy molesta con ustedes. —adquirió y todas asintieron con sus cabezas sin evitar esbozar unas sonrisas.

  Todas sintieron la liberación al saber aquello.

— Ah, bien. Es que parecías muy molesta con respecto a lo ocurrido con Mio y —Akari giró su rostro para ver a Hasuna ahora molesta por su insistencia en hablar del tema— como todas te vimos en esa forma entonces vamos a odiarla juntas.

  Una sonrisa se dibujó en el rostro de Hasuna y Akari no pudo evitar soltar una carcajada con sorna.

  ¿Odiarla?

— No tienen por qué hacerlo.

— Pero eso hacen las amigas. Si alguien te molesta nosotras la haremos pagar... —La peli café no dejó a Hitomi proseguir.

— Si alguien me molesta es mi problema. No el de ustedes —acomodó su cabello despejando su rostro—. Si quieren ser amiga de esa están en todo su derecho. Bien por ustedes.

  Giró su cabeza y la colocó en su almohada dándole la espalda a todas como forma de decir "La conversación ha terminado".

  Todas se dirigieron miradas sin saber qué hacer y cerciorándose de las palabras de su amiga.

  En realidad Akari pensó que ellas estarían molestas al saber que ella era hermana de un idol y no se los hizo saber o no dio la razón para ocultarlo.

  Y como si ellas hubieran leído su mente, hablaron.

— Solo queremos decirte Akari que —Comenzó Hitomi—. A nosotras no nos importa que seas hermana de un idol —Adquirió Hasuna—. Somos tus amigas incluso si así no lo fuera. Porque te queremos.

  Akari abrió sus párpados de golpe, sus palabras habían llegado a lo profundo de su corazón.

"Porque te queremos".

  Las escuchó a todas adentrarse a sus camas, el sonido de sus pantuflas siendo arrojadas al suelo, luego las sábanas moviéndose de su lugar para finalmente la habitación estar en silencio.

  Sus ojos se cerraron, pero su corazón aún seguía sintiéndose enternecido.

— De todas formas ya hicimos a Mio pagar. —Hitomi quebró el silencio.

— ¡Hitomi!.

  Mei y Hasuna regañaron a su amiga al unísono, como si el peor de sus secretos hubiera sido revelado.

  Akari consternada abrió sus ojos de sopetón nuevamente.

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' Chapter : 04
Stubborn '

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  Akari no volvió a encontrarse con él desde ese día. Fue como si el fantasma de su pasado hubiera hecho una visita a su presente.

  Y luego se hubiera desvanecido en aquélla oscura noche.

  Se escucharon risas provenientes del pasillo. Lo que la hizo dejar de cepillar su cabello. Las reconocía.

— Ugh, ellos otra vez.

  Sí, ellos.

  Las habitaciones de la universidad estaban separadas por edificios;  Izquierdo Chicos, Derecho Chicas.
  Akari podía admirar desde su ventana aquéllas habitaciones masculinas. Algunos con cortinas sin dejar ver más allá, otros dejando ver las habitaciones espaciosas. Ella incluso tenía justo al frente la vista de una habitación —la cual desconocía sus dueños—, pero siempre permanecía con su cortina cerrada de por medio.
  De todos modos no le apetecía ver de quién se trataba o ver al menos hacia ese lado.

  Estaba estrictamente prohibido el acceso de los chicos en el edificio de las chicas y vise versa.

  Pero no todos seguían las reglas.

  Un grupo de molestos chicos que se hacían llamar "Yūrei” eran uno de ellos. Los Yūrei siempre entraban a las habitaciones de las chicas para verlas desnudas o en situaciones vergonzosas.
  La última vez que ella tuvo problemas con ellos fue exactamente cuando ellos iban a entrar a su habitación. 

  Akari gozaba estar en ropa interior cuando estaba sola en la habitación.

  Ese día era uno de ellos.

  Había salido del baño y se encontraba en ropa interior en su cama.
  Escuchó las risas y quejas de varias chicas, pero no le tomó importancia.

  Akari se dio vuelta en su cama y miró su puerta con pesadez para luego volver a cerrar sus ojos.

  Hasta que sus oídos captaron el sonido.

  Dos golpes a su puerta y risas siendo calladas.

  Abrió sus ojos nuevamente y levantó su cabeza de la almohada.

Es "¿Mei olvidó su llave otra vez?" su único pensamiento.

  Sin importarle estar semi desnuda se acercó a la puerta. Pero antes de abrir colocó un mechón de su cabello atrás de su oreja para así apegarla a la puerta para poder escuchar de quién se trata.

— ¿A quién tenemos aquí? —una voz masculina hizo presencia.

— Honda Hitomi, Kawaguchi Hasuna, Negano Mei y —la segunda voz  para de hablar y Akari apegó aún más su oreja a la madera creyendo que le estaba fallando la audición—. Adachi Akari, sólo está ella en la habitación. Las demás están en sus clases.

  Despegó su rostro bruscamente sorprendida.
  Sí, había escuchado esa maldita voz juguetona al decir su nombre.

  Sabía que nada bueno iba a ocurrir.

  Peinó su cabello hacia atrás con sus manos mientras sus cejas se juntan al cuestionarse el cómo ese chico sabía todo eso, chico el cual claramente era la mente perversa del grupo.

— ¿Adachi Akari? Dicen que es una hermosura, ¡Vayamos ya!. ¡Abre ya esa maldita puerta!. —comentó otra voz tonta soltando carcajadas.

  Ya había escuchado lo suficiente.

  Un segundo toque a la puerta fue suficiente para que la perilla estuviera siendo girada.
  La puerta no tenía el seguro.

  La frustración incrementó, su respiración comenzó a fallar y las oleadas de furia la azotaron.
  Pensó en qué hacer en esa situación. Pero no tenía ni idea y el tiempo se le acababa.

  Lo único que supo en ese momento era que esa sería la última vez que esos imbéciles tocarían su puerta.

  Pues Adachi Akari no se dejaría ver como una tonta.

  La puerta fue totalmente abierta, pero los chicos no pudieron ver nada.
  Bueno, casi nada.

  Sus filosas uñas se clavaron en la piel del rostro de uno de los muchachos. Sus uñas lo suficientemente largas y la fuerza implementada en sus manos dejarían una buena marca.

Ocurrió en cámara lenta, como una película.

  Apretó su mandíbula como si ese acto pudiera darle más poder a sus manos.

  El chico soltó gritos desgarradores incapaz de defenderse y no tardó en caer al suelo cuando Akari lo suelta para darle un gran puñetazo como final a su autodefensa. A los demás chicos ni siquiera se les vio la sobra en el pasillo, pues corrieron rapidísimo. Poco después el chico tirado en el suelo arrastrándose pudo levantarse e irse con los otros.
  Retractándose de haber tocado a su puerta.

O eso esperaba al menos.

— ¡Es una maldita loca!. —se escuchó la voz del chico resonar en el pasillo. Pero Akari no se ofendió por ello.

  Ella quedó estupefacta en su lugar no creyendo lo que había hecho. Nunca antes había atacado a un chico.

   Miró sus manos las cuales contenían un poco de sangre y algunas de sus uñas esculpidas habían sido rotas.

  Chicas salieron de sus habitaciones y se acercaron a observarla con cierta confusión en su rostro, claro, no todos los días un chico sale corriendo de la habitación de una chica. Y menos si se trataba de uno de los Yūrei.

  Una sonrisa se dibujó en el rostro de Akari y al levantar su rostro unos veinte pares de ojos la observaban con cierta confusión e intriga.

  Veinte pares de ojos la observaban semi desnuda.

  Dejó de sonreír al notarlo, se giró y cerró la puerta de su habitación de un azote.

  Sus días habían sido más "tranquilos" después de ese acontecimiento, pero no para las demás chicas quienes ellos seguían atormentándolas.

  Aunque gracias a su "heroica acción", desató un rumor se extendió por el campus. Las chicas que habían estado en el pasillo habían malinterpretado todo.

"Akari Adachi tuvo relaciones sexuales con uno de los Yūrei.

  Él salió corriendo con una gran herida en su rostro.

  Al parecer, ella tiene fetiches raros."

  Aplicó en el dorso de su mano una gota de bloqueador solar. Aunque estuviera nublado los rayos eran peligrosos para su piel.

  Se alejó del espejo al auto convencerse de que estaba lista y al posar su mano en el pomo de la puerta soltó un suspiro.
  Esta vez saldría a desayunar en la cafetería del campus junto a sus amigas.

  Al la puerta abrirse y ella dar sus primeros pasos al exterior de la habitación, aún las risas y quejas persistían allí. Giró su rostro observando a profundidad el pasillo, esos chicos y chicas desconocidas.
  Todos observándola en silencio.

  Cerró de un sopetón la puerta causando un estruendo, además de causar que algunas chicas se adentraran nuevamente a sus habitaciones y otras caminaran hacia sus respectivos lados.
  Menos el grupo de chicos, aún estaban allí observándola fulminadoramente.

  Akari cerró con su llave la puerta y dio una media vuelta. Evitó hacer contacto visual con ellos al pasar justo al frente, actuó como si ella estuviera sola en el pasillo.

  Una sonrisa se hizo ver en sus labios al detallar hace unos segundos al chico que una vez había atacado, pues si había dejado una marca en sus mejillas.

  "Se ve más imbécil de lo que es". No pudo evitar pensar.

  Bajó las escaleras tranquilamente, pero cuando llegó hasta la pequeña oficina de seguridad se descolocó en su lugar. Apretó el agarre de su bolso en su hombro observando donde esa persona había estado parada alguna vez.

— Buenos días. —la voz masculina del trabajador la hizo dejar de pensar en esas escenas otra vez.

  Giró en su lugar y observó detalladamente al hombre de unos veinticinco años que le sonreía amablemente. Era algo obeso, con hoyuelos en sus mejillas y con un poco de barba que debería ser afeitada.

  "— Futo, ¿Tienes un momento? Tengo un problema."

  No le dirigió palabra alguna al hombre mayor. Lo observó con el rabillo de su ojo y emprendió su ida a la cafetería.

  En donde en menos de cinco minutos de haberse sentado con su comida. Su campo de visión fue opacado por el nuevo color morado electrizante de Mio. Era como una uva parlanchina.

— Que triste que cambiando su shampoo por tinte para cabello se le vea fabuloso el resultado. —Hitomi deslizó un largo suspiro de sus labios entristecida.

  ¿Ese había sido su tonto plan de "hacerla pagar" esa noche?. Colocó sus ojos en blanco sin poder creer lo infantiles que eran sus amigas.
  Ella lo hubiera hecho mejor. Hubiera colocado orina en vez de tinte.

— Ahora es tendencia en las noticias estudiantiles. —comentó Mei mientras observaba su teléfono, luego alzó su vista y regaló una mirada enojada a la nueva peli morado.

  Akari observó en silencio como la que una vez fue su amiga hablaba eufóricamente con un montón de chicos y chicas. Uno de ellos no perdió el tiempo de acariciar su cabello. Enredaba algunos cabellos en sus dedos mientras hablaba con ella y compartían carcajadas.

  No pudo evitar pensar en cuanta tolerancia tenía esa chica. A diferencia de Mio, ella podía encontrar cualquier cosa dicha por un chico molesta.

— Akari tiene cita hoy. —Hasuna comentó. Para el otro par bastaron algunos segundos para ahogarse por lo dicho.

— ¡¿Es en serio?!. —gritaron Mei y Hitomi al unísono.

— No —aclaró la protagonista del chisme de Hasuna—. Un chico me ayudará con una tarea de costura. Es todo.

  Metió un montón de arroz en su boca y al alzar su rostro las tres chicas la observan risueñas.
  Odiaba cuando eso sucedía.

  Incluso odiaba el hecho de que tenía que compartir horas de su tiempo con un chico que seguramente le terminaría coqueteando.

Katsumasa Takimoto de Marketing.

  Luego de sentenciar a Hasuna para que dejara de decir estupideces, del desayuno y dos horas de su clase de diseño, ya estaba subiendo escaleras de la zona de estudiantes Marketing. Todos decían por alguna razón que esas personas eran subidas de aires, que usaban la ropa más cara y eran demasiado clasistas con respecto a quien eran sus amigos.

  El montón de miradas fueron dirigidas a ella al llegar al tope de la escalera. Y era cierto, la joyería reducían en las chicas de los pasillos. Tonto, pues inmediatamente Akari pensó en quién diablos se colocaba tantas joyas para ver clase.

  Cruzó aquél pasillo con su frente en alto ignorando a todos, como si su vista sólo estuviera enfocada hacia el final del pasillo. Donde estaba la puerta correspondiente al salón de la clase de economía.

— Recuerda que el patrón debe de estar igual en ambos lados de la tela.  —recordó el chico de brillante sonrisa en su costado. Su aliento chocando en su oreja la hizo sentir un cosquilleo en todo su cuerpo.
  Se alejó un poco de él moviéndose en su silla hacia el lado izquierdo, obedeció lo dicho sin palabra alguna.

  La primera impresión que tuvo al momento de iniciar, era que él no era de esos chicos subidos de nivel con cabeza hueca. Todo el tiempo se mantuvo amable, pero esa cualidad era alarmante en un chico que básicamente lucía "perfecto". No bajó la guardia en ningún momento.

— Mi abuela y yo éramos muy unidos —comentó luego prolongando un eco en el vacío salón—. Ella me obligó desde muy pequeño a bordar junto a ella todos los a las orillas del riachuelo cerca de su casa.—él no pudo continuar su historia, puesto que Akari fue la siguiente en hablar.

— No quiero ser grosera interrumpiéndote cuando estás contando la mejor historia de manga pero —él soltó una carcajada— sólo estás enseñándome el bordado, concéntrate en eso.


  Debía poner a prueba su autenticidad.

  Se giró en su silla dejando de ver los gatunos ojos del contrario y continúa su tarea. Que por más difícil que le hubiera parecido antes logró aprenderla, gracias al chico que se ofreció a ayudarla.

  Minutos de silencio en donde sólo se escuchaban las agujas entrelazado el grueso y suave hilo. Hasta que por fin dio vida a una gran obra de arte para sus ojos. Las flores reflejadas en la tela como patrones perfectamente colocados y el azul predominantes era simplemente hermoso.

  No pudo evitar sonreír de satisfacción.

— ¿Qué es lo que veo? —la borró rápidamente—. ¿Una sonrisa? —la sonrisa ladina del chico volvió a dibujarse dejándole ver perfecta hilera de dientes, luego se concentró en la perfecta adquisición que Akari poseía en sus manos—. Lindo.

  Akari se bajó del banco en donde se encontraba sentada y guardó sus cosas rápidamente en su mochila, como si las doce hubieran sido marcadas en el reloj y tuviera que irse  cual Cenicienta. Pero unas manos fueron puestas sobre las suyas sobresaltándola en su lugar.

— Me gustaría saber qué más puedes hacer con esas manos.

  Sus mejillas quemaron en cuestión de minutos. No tardó en pensar en cuán idiota era para haberle creído el juego barato de niño bueno.

  Estaba empezando a rebasar sus límites.

— No me agradan las frases con doble sentido. Katsumasa.

— Entonces seré claro. ¿Has tenido Sexo alguna vez en un salón de clases? —tragó en seco y su ritmo cardíaco se aceleró a millón. Pues su nervios estaban al tope, no toleraría otro intercambio de palabras con ese chico.

  En cada paso en retroceso que daba él la seguía con una mirada que no reflejaba para nada la inocencia que una vez vio. Un brillo translucido se podía observar en los ojos del chico.
  No era nada bueno.

— No y no me apetece. Gracias. —tomó su bolso. Su ira la consumió por completo cuando de un momento a otro es apegada a la mesa en que una vez el chico le había sonreído varias veces dulcemente.

  Sintió el pecho del contrario en su espalda. Se siente asqueada al sentir la  respiración de Takimoto en la parte posterior de su cuello —además de algo más abajo de su cintura—.

— Nadie lo sabrá. Será nuestro secreto.

  Akari alza su rostro y por instinto mira hacia la ventana del lugar, donde nota un chico y como una cámara es apuntada hacia donde ellos están.

Era una sucia trampa.

  Es suficiente para ella cuando los labios del chico hacen contacto con la piel de la parte posterior de su cuello y dejan una sensación húmeda al retirarse.

  Akari nunca había sido fanática de la coleta alta, pero justo hoy, cuando decidió utilizarla esto pasó.

Divertido, ¿No?

  Se giró en sus talones y seguido de ello su mano fue directo hacia la mejilla de él , donde se estrelló y genera un estruendo en el sitio.
  Toma su rostro con sus manos y aprieta el agarre fuertemente.
  Él luce igualmente de molesto, pero no arrepentido. Lo mejor que podía hacer era aceptar que había sido descubierto.

— Si aceptaste ayudarme para solamente coger conmigo después y subirlo a todos lados —junta su frente junto con la de él—. Vete al infierno maldito cerdo asqueroso.

  Libera abruptamente el rostro de sus manos.

  El chico nombrado uno de los más guapos del campus no dijo algo más, ni siquiera la detuvo al momento de ver su silueta alejarse y tirar la puerta del salón al salir.

Akari sólo tiene la ventaja de al menos saber hacer su maldito bordado tradicional.

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Me disculpo por haber desaparecido, como siempre. Pero en verdad me esforcé en hacer este capítulo decentemente luego de muchas dudas de como seguir.

Gracias a las personas que comentaron en mi recolecta de opiniones acerca del fanfic, las aprecio♡

¡Ya vamos para los 4K!.

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