Destruyendo al chico ideal (C...

By humxnerrxr

94K 9.8K 6.8K

«Bienvenido a Date, you!; donde encontramos a la persona adecuada para ti». Harmony Johnson anhelaba ser la p... More

Destruyendo al chico ideal ©
Capítulo 1: Alexander Roux
Capítulo 2: Con bases y condiciones
Capítulo 3: Fuera de control
Capítulo 4: Disculpas borrachas
Capítulo 5: Las personas que engañan nunca cambian
Capítulo 6: Dejar de amar
Capítulo 7: Bailes para levantar el ánimo
Capítulo 8: Un clavo no siempre saca otro clavo
Capítulo 9: Eventualidades
Capítulo 10: Manos escurridizas
Capítulo 11: Un besito no cuenta
Capítulo 12: Golpe de realidad
Capítulo 13: Futuro arrepentimiento
Capítulo 14: Culpa
Capítulo 15: A nadie le gusta un chico bueno
Capítulo 16: Un beso de verdad
Capítulo 17: Tequila y confesiones
Capítulo 18: Curando heridas
Capítulo 19: Con sabor a cerveza
Capítulo 20: Huir
Capítulo 21: Como antes de todo
Capítulo 22: El regalo
Capítulo 23: The Dragons
Capítulo 24: Familia
Capítulo 25: Sal, tequila y limón
Capítulo 27: Malas noticias
Capítulo 28: Cenas interrumpidas
Capítulo 29: Más que problemas
Capítulo 30: Reglas rotas
Capítulo 31: Es complicado
Capítulo 32: Confío en ti
Capítulo 33: La mejor cita
Capítulo 34: La forma correcta
Capítulo 35: Burbuja de perfección
Capítulo 36: Caída
Capítulo 37: Arder
Capítulo 38: Enfrentar el pasado, presente y futuro
Capítulo 39: Tregua
Capítulo 40 (Final): Bienvenido de vuelta
Epílogo

Capítulo 26: Explicaciones

1.9K 229 90
By humxnerrxr


Sacudí la cabeza con fuerza, presionando la tela de la toalla contra mis mechones, esperando poder secarlos un poco. Alexander me observaba, en silencio como siempre, con esa mirada penetrante y sus brazos cruzados.

—Vas a congelarte afuera —advirtió.

Summer asintió con la cabeza, como dándole la razón. Yo los ignoré a ambos. Nos tocaba otra jornada en Pizza Palace, la primera luego del receso de invierno. Lo que significaban cinco horas en un local reducido, con Alex como distracción y Jasper y Tess como los diablillos sobre mis hombros.

No iba a sobrevivir a eso.

Me encogí de hombros luego de haberme colocado mi abrigo. Lo abotoné, también, porque si volvía a hacerlo él, iba a morirme. Más si lo hacía frente a la morena.

Summer suspiró cuando me vio abrir la puerta.

—Los esperaré con la cena —aseguró con una sonrisita, recostándose en el umbral.

Teniendo en cuenta como había terminado la última...

—Eh...

—Seré como su mami —continuó.

Alexander alzó una ceja.

—Gracias, pero no.

—Ah, es verdad —Y nos dio una mirada—. No apoyamos el incesto en esta casa.

— ¡Summer!

Cuando estiré el brazo para darle un manotazo, por poco me cierra la puerta en la cara. Nos estaba echando.

— ¡No vuelvan tarde!

Y cerró la puerta.

El camino a la pizzería fue un martirio. Ninguno de los dos dijo mucho. Lo que tenía que ser ridículo, porque había lamido sal de su clavícula, nos habíamos besado, y habíamos dormido juntos. No obstante, su simple presencia parecía estar diseñada para ponerme nerviosa.

Ni bien llegamos a Pizza Palace, Teressa nos dio la bienvenida con una sonrisa.

—Si son la pareja más bonita del lugar —canturreó.

—La segunda pareja —corrigió Jasper.

—Ya no estamos juntos, Jas.

—No, pero éramos más lindos.

—No somos pareja —aclaré, dándole una mirada mordaz a ambos. Por supuesto, no les importaba, iban a tratarnos como una.

La rubia sonrió antes de darme un beso en la mejilla, y susurrar en mi oído de forma en que solo yo pude oírla:

—Aún.

La aparté de un manotazo.

—Bueno, ¿Y qué tal sus vacaciones? —interrumpió Jasper. Me miró a mí con la ceja alzada—. ¿Fuiste a ver a tu tía?

—Sí.

—Así me gusta.

A veces lo odiaba un poco, solo un poco. Era muy protector con los demás, y a veces actuaba como un hermano mayor con Teressa. Era su forma de ser.

— ¿Y tú? —indagué.

—Bien. Fui a casa por un par de días. Extrañaba mucho a mis padres, aunque ahora se me pegaron...

—Buen Dios todopoderoso.

Pegué un salto por la sorpresa ante una voz femenina a mis espaldas. Cuando me giré, había dos rostros idénticos con la vista clavada a mi lado. En Alex. Lo estaban desnudando con la mirada.

—...Se me pegaron dos garrapatas —finalizó Jasper, soltando un suspiro—. Ellas son Queen y Dakota. Mis hermanitas menores.

Volví a darles un repaso. Podía ver el parecido. El cabello oscuro, casi negro. Los ojos azules. Las cejas pobladas... Eran como una versión más pequeña y más atractiva de su hermano mayor. Eran preciosas, como sacadas de una revista.

Una de las dos me sonrió. La otra, estaba demasiada ocupada con la mirada en otra persona.

—Soy Queen —se presentó la que me había sonreído—. Y... ella es Dakota.

—Chicas, ellos son Alex y Harmony. A Tessa ya la conocen.

La rubia sonrió.

— ¿Hoy es el día de llevar a tus mocosas al trabajo y no me había enterado?

—Insistieron en visitarme.

Dakota batía sus pestañas y sonreía con coquetería. Yo la observaba, sintiéndome celosa de una estudiante de preparatoria. Jamás podría hacer algo como eso. Coquetear. Por lo menos sin quedar como una estúpida. Muchísimo menos con tanta naturalidad, no creía que estuviera en mis genes. Una molestia se acentuó en mi pecho, que rasqué con la palma de mi mano intenta aliviar la presión.

Estúpidos celos que jamás iba a admitir que había tenido.

—No sabía que Jasper tenía compañeros de trabajo tan guapos.

Otra vez esa molestia.

Teressa observaba todo con una sonrisa. Podía ver el brillo burlón en sus ojos, le encantaba alimentarse del sufrimiento de los demás.

Por supuesto, Alexander estaba ajeno a todo. Parpadeó muy despacio cuando notó que esa frase iba dirigida a él.

— ¿Yo?

«Estúpido».

Su pregunta le arrancó una risa a Dakota. Queen, a su lado, rodó los ojos.

—No veo a nadie más —respondió con coquetería. Volvía a batir sus pestañas.

Bueno, tenía que parar. Yo, no ella. Ella podía hacer lo que quisiera, yo necesitaba calmarme y dejar de comportarme como... como si fuéramos algo y tuviera derecho a sentirme de esa forma.

—Podrían irte las chicas —comenté.

Dakota posó sus ojos en mí como si por primera vez notara mi existencia. Se le escapó una mueca de asco. Una. Mueca. De. Asco.

—Ya. —Sonrió—. No es el caso.

Teressa se estaba aguantando las risas en una esquina.

—Niñas. —Jasper las tomó a ambas por los hombros—. Estamos a punto de abrir, ¿Sí? No hagan demasiado revuelo. Pueden quedarse en una de las mesas y alguno los atenderá.

Dakota lo miró a Alex. Por supuesto.

«Detente de una vez. Te estás poniendo celosa de una niña».

Ambas acabaron asintiendo con la cabeza, y tomaron asiento en una de las mesas del fondo. Las que le tocaban a Alexander.

Bufé.

«Estúpidos celos».

La jornada fue un infierno. Desde que abrimos las puertas, hasta que cerramos. Aunque las gemelas resultaron ser bastante amables. No conmigo, claro, mas podía apreciarlo cuando hablaban con Teressa. Casi parecía que la admiraban. Era un poco adorable. El lugar estuvo repleto, como siempre, y cuando llegó nuestro momento de irnos, estaba agotada.

—Fue un placer conocerlos a todos —comentó Dakota a medida que enrollaba una bufanda en su cuello. Queen asintió con la cabeza.

Su hermano mayor rodó los ojos y les hizo saber las esperaría en el auto junto a Teressa, para que comenzara a encenderse la calefacción. Yo estaba intentando deshacer el nudo del uniforme cuando Dakota se acercó a Alexander y a Joy.

—Ha sido un placer conocerte —murmuró dirigiéndose al castaño.

Pobre Joy, siempre acababa siendo ignorado.

—Eh... Gracias. También me alegro de haberlas conocido a ambas.

—Me preguntaba si... ¿Podrías darme tu número?

Volvió a batir sus pestañas y estirar las puntas de su cabello.

Alexander alzó una ceja, y eso fue todo lo que llegué a ver, porque me obligué a mí misma a apartar la vista. Aunque continué escuchando. No quise hacerlo, ¿Sí? Es que no había otro sitio en el que pudiera meterme.

— ¿Qué edad tienes? —cuestionó él.

—Dieciocho.

—Tenemos diecisiete. —Aunque tenían la misma voz, supuse que aquella era Queen.

—Mira, no lo tomes a mal... eres bastante menor.

—No me importa la edad.

—Ya, no lo ves así ahora, pero créeme cuando te digo que por el momento solo deberías enfocarte en personas más o menos de tu edad.

No oí nada más, y cuando me atreví a alzar la cabeza y mirar sobre mi hombro, las gemelas estaban caminando hacia la salida. Intenté volver a concentrarme en quitarme el uniforme, aunque no pude. Mis dedos estaban tan tensos que deshacerme del nudo a mis espaldas se estaba volviendo una tarea imposible. Oí la suave risa de Alex, en algún lugar, y antes de que pudiera voltearme, estaba detrás de mí.

Una de sus manos se posó sobre mi cadera, enviado una ola de calor por toda la zona. Quitó, con tanta dulzura que quise llorar, mis manos del nudo, y comenzó a deshacerlo por sí mismo.

Cuando habló, su aliento me chocó contra el cuello.

—Tienes que ser menos brusca.

—Podía yo sola —gruñí, lo que era una completa mentira.

—No lo parecía.

Clavé la vista en la pared de enfrente, intentando controlar mi respiración. Podía sentir sus dedos luchando contra el nudo. Su cercanía abrazándome por completo.

Carraspeé.

—Qué bueno que eres para dar consejos amorosos.

Entonces sentí un alivio en mi espalda baja, y en un parpadeo, él ya se había plantado frente a mí. Me quité el delantal con cuidado, observando la expresión en su rostro.

— ¿De dónde crees que los aprendí?

Fruncí el ceño. No quería saber si había estado con alguien mayor en la secundaria. No quería saber nada.

—No es mi asunto —acabé murmurando. Tomando el pedazo de tela, comencé a avanzar a la salida.

Sonriendo, me alcanzó.

—De Nina —explicó, y me sentí como una estúpida—. Cuando estábamos en la secundaria, eh... salió con algunos chicos mayores. Y... bueno, no estoy diciendo que todos fueran unos imbéciles, solo que la gran mayoría lo eran. Y siendo tan pequeña... no lo sé, no podía darse cuenta de las cosas.

Me mordí el labio inferior mientras lo observaba. Habíamos quedado plantados frente a la puerta principal.

—A veces me siento muy mal por su vida amorosa. Y porque la vayas divulgando tanto.

—Tiene una vida amorosa bastante desastrosa, sin embargo, de los errores se aprende y ella lo hizo bastante.

Volví la vista al frente. A través de la pequeñas ventanas, podía observarse todo cubierto de nieve.

—Voy a congelarme —murmuré, más para mí que para él.

—Necesitas un auto.

—Para eso tendría que conducir.

Y... ambos sabíamos que no haría tal cosa.

Acabamos despidiéndonos de Joy antes de cruzar el umbral para salir a la calle. Como ya era costumbre, el viento helado me arrancó un siseo. No dije nada por unos minutos, mientras caminábamos hacia la residencia.

— ¿Estás bien? —cuestionó. Me observaba de reojo.

—Solo cansada.

—Sí, te escuché anoche.

Ah, sí, anoche. Cuando me había quedado despierta hasta altas horas de la madrugada para terminar ese trabajo que había intentado hacer —sin éxito— durante el receso de invierno. Levantarme, obviamente, había sido toda una odisea, y había llegado tarde a mi primera clase.

—Lamento si no te dejé dormir.

—Pareciera que no me conoces. No hubiera podido dormir incluso si hubieras convertido el departamento en una sala de meditación.

— ¿Y eso por qué? —curioseé—. ¿Tienes alguna especie de trauma que te impide dormir antes de las dos de la madrugada?

«Delicada, como siempre».

Las grandes bosas debajo de sus ojos lo acompañaban cada día, nunca se desprendían de ellas. Sin embargo, jamás se mostraba cansado. Como si se hubiera acostumbrado a dormir poco.

Alexander sonrió.

—No que yo sepa. Solo que me cuesta conciliar el sueño.

Asentí con la cabeza.

Otra vez silencio. Caminamos en sin decir nada, con nuestras manos en nuestros bolsillos, mientras que todo lo que se oía eran nuestras respiraciones.

—Entonces... ¿No vas a decirme por qué llevas cuatro horas de mal humor?

—Por nada

No iba a decirle. Era lo suficientemente vergonzoso que se hubiera dado cuenta.

— ¿Por nada?

Soltó una risa negando con la cabeza. Desaceleró el paso solo para girarse hacia mí.

—Harmony, me oíste en la pizzería. Dakota tiene diecisiete años e incluso si no...

—Ya sé que es ridículo —murmuré, cruzándome de brazos—. No tienes que hacérmelo saber. Porque ya lo sé.

—Harmony...

—Lo siento.

—No te estoy pidiendo que te disculpes.

Desvié la mirada.

—Es que... me engañaron por dos años, ¿Sabes? Y ya se... que siquiera hemos tenido una conversación sobre qué es esto, que estoy siendo una estúpida. Ya lo sé. Mas incluso cuando no quiero... incluso cuando no tiene sentido... He aprendido a desconfiar de todo. —Volví a morderme el labio inferior—. Dios... olvida que he abierto la boca.

Cerré los ojos por un segundo, cuando noté lo mucho que mi corazón se había acelerado, y la forma en que me ardían los párpados. James no solo se había marchado, dejándome a la deriva con un corazón roto, sino también con una confianza igualmente dañada. Ya no lo amaba, mas eso no podía eliminar todas esas veces en las que me mintió en la cara, y no supe verlo. Todas esas veces que dudé si no estaba inventándome todas las señales que veía, y que luego explotaron en mi cara cuando lo encontré con Jenna.

Se me escapó un bajo chillido cuando unas manos me empujaron por los hombros, y mi espalda chocó contra una superficie dura. Abrí los ojos, desorientada, y la imagen de Alexander a unos pocos centímetros apareció frente a ellos. Al igual que la noche del concierto, sus manos se movieron hacia arriba, y las sostuvo contra la pared, acorralándome por completo.

Guau.

Abrí la boca, aturdida, mas él se apresuró a hablar antes de que alguna palabra pudiera salir de ella.

—Creo que es momento de dar y recibir explicaciones. Comienzo yo. No besé a Nina porque me gustara, jamás lo ha hecho y jamás lo hará. Ella está chiflada, y encima, aquella noche, ebria; así que creyó que si me besaba entonces te pondrías celosa. Es tonto, ¿Está bien? Así que le dije que no. Aun así, es terca, y no escucha... me dio un beso antes de que pudiera negarme.

—No es necesario...

—Y cuando vi tu rostro comprendí que solo había embarrado más lo que fuera que estaba sucediendo, porque había visto esa mirada que me estabas dando. No me gusta tontear con las personas, ni las relaciones de una noche, ni jugar a dos puntas... ya me han jodido lo suficiente a lo largo de mi vida como para hacer algo como eso. Sé que lo que sea que estemos haciendo no tiene nombre, ni una etiqueta, pero...

Se calló de golpe.

— ¿Pero...? —Lo animé a seguir, con mi corazón desorbitado.

Tomó una profunda respiración antes de clavar su mirada en la mía. Sentí que el aire me faltaba.

—... No tienes que preocuparte por nadie más. Me gusta toda esa mierda de ser exclusivos, no preferiría otra cosa.

Mi pecho se comprimió con fuerza, a medida que dejaba escapar un jadeo. Me mantuve muda, sin poder apartar mi mirada de la suya. ¿Qué se suponía que respondiera? No me había imaginado... todo eso. Me observó durante ese par de segundos y solo levantó uno de sus brazos para tirar de sus cabellos.

Hacía eso cuando estaba nervioso, había aprendido.

—Eh, yo no tengo ninguna explicación para... lo que ocurrió con James.

—No tienes que explicar nada de eso. Apenas nos conocíamos.

Tragué grueso.

—Es verdad. Igual quiero que sepas que lo hice, y... me arrepentí al instante. Por mí. Me sentí horrible, como si hubiera retrocedido un millón de pasos.

Él ladeó la cabeza. No sabía cómo interpretar la forma en que me miraba.

—Admitiré que no soy su mayor fan. No después de todo por lo que te hizo pasar.

—Creo que me acostumbré a un tipo de relación, a no contrariarlo para que no se enfadara conmigo, no quería darle motivos para que se fuera con otra.

Frunció el ceño.

— ¿Hacía eso muy seguido?

— ¿Huir? Siempre. A veces... ni siquiera tenía que ser algo en concreto. Nunca supe bien por qué, cuando algo lo superaba, se iba. Y podía pasar días sin volver a verlo. Así que intentaba... que se fuera lo menos posible.

No sabía que me pasaba. Por qué estaba soltando tantas verdades que me harían ver como una idiota. Solo había hablado con una persona sobre eso. Con Bastian. No solo porque era más comprensivo que nadie, sino también porque era... mi ex novio. Él había salido conmigo, sabía cómo era, nadie mejor que él para decirme si algo de todo lo que pasaba era mi culpa.

No lo era.

—Nada más distinto a ti.

Su voz me trajo de vuelta a la realidad.

— ¿Qué?

— ¿No quejarte? —Sonrió—. No podrías pasar más de un día sin hacerlo. No hacerlo durante toda una relación debió ser un infierno.

Bajé la mirada. Era cierto, lo hacía todo el tiempo. A veces me preguntaba si no lo hacía demasiado. Con James había aprendido a reprimirlo, aunque jamás pude hacerlo del todo. Intentaba eliminarlo, mas el pensamiento de que quizá si hubiera logrado quitar ese defecto del medio —junto a otros— y lo hubiera remplazado por uno menos molesto, entonces no me hubiera costado tanto lograr que alguien me quisiera.

—Puede ser —acabé murmurando.

Sus codos se flexionaron cuando se inclinó hacia mí, acercando nuestros labios.

—Entonces solo cambiaste para gustarle —continuó—. Las personas suelen hacer eso. Cambiar partes de sí mismo para gustarle a otra. No tiene sentido si lo haces, porque entonces no sería a ti a quien quiere.

Tenía repentinas ganas de llorar.

—Puede ser —repetí—. Él jamás me lo pidió, de todas formas. Fue algo que hice sola.

— ¿Lo estás defendiendo?

Volví a alzar la vista, solo para encontrármelo con una leve expresión de indignación, que me arrancó una sonrisa. La primera del día.

—Solo estoy diciendo que no es un monstruo.

Me escrudiñó sin siquiera disimularlo, hasta que una sonrisa ladina tiró de una de sus comisuras.

—Lo es para mí, si te hizo creer que tenías algún defecto imperdonable. —Me sostuvo por la mejilla—. Estoy buscando, y créeme, me estoy esforzando, pero no encuentro nada.

Parpadeé, sintiendo el calor subir por mi cuello.

—No soy perfecta —alcancé a balbucear.

—No se me ocurriría decir que lo eres.

—Ya, tengo bastantes defectos.

—Sí, como todo el mundo. Sin embargo, no creo que nada de eso sea suficiente como para espantar a alguien. Estoy aquí después de todo, ¿No?

Quedé en blanco.

Todo dolía. Respirar dolía, mi pecho dolía, al igual que lo hacía mi garganta. No supe que decir, e incluso así, tuve la sensación de que si abría la boca, nada más que un estúpido sollozo saldría de ella. Sus pulgares se movieron, dejando leves caricias sobre mi piel, como si supiera que necesitaba unos segundos para tranquilizarme.

—Está bien —murmuró.

No me dio oportunidad de responder. Sus labios bajaron a los míos, y no tardaron en comenzar moverse. Nada de tanteos ni besos tiernos, aquello fue intenso desde el comienzo, y lo supe desde el momento en que su lengua se abrió paso. Me colgué de su cuello de inmediato, soltando un bajo gemido de puro alivio. Sus manos bajaron a mi cadera, de la que se sujetaron para tirar de mí con fuerza, obligándome a apretar los muslos. Me besó sin una sola pizca de duda o vacilación, solo el desgarrador deseo que no expresábamos con palabras.

Me sentía en medio de una tormenta de emociones, siendo arrastrada y demasiado hundida como para luchar.

Ardía por todas partes.

Tiró de mi labio inferior con sus dientes. Sus uñas rasgaban mis muslos cubiertos por las medias de algodón, que se asomaban por debajo de la falda del uniforme. Todo lo que podía hacer era intentar seguirle el ritmo.

Fue él quien se alejó. Estuve a punto de abrir los ojos, cuando sentí las leves y húmedas presiones de sus labios en las comisuras de los míos, luego en cada una de mis mejillas, y por último en mi frente.

Suspiré, abriendo los ojos, encontrándome con esa sonrisita nerviosa que esbozaba cuando lo abrumaba la timidez.

«Felicidades, lo has destruido».

«Completamente destruiste al chico ideal que había imaginado. Ahora solo queda Alexander Roux».



N/A: 

Alex: I-

yo: 

holi <3 Les traigo este capítulo sorpresa por halloween (no tan sorpresa porque pregunté por instagram). ¿Qué les pareció? A mi encantó porque me encanta escribir a Harmony celosa. 

Si les gustó no se olviden de votar y comentar. Nos vemos el próximo miércoles. 

Besitoss <3



Continue Reading

You'll Also Like

59.6M 1.2M 15
Sinopsis Kaethennis ha disfrutado de los placeres de la vida, mucho, casi se puede decir que demasiado. Un alma libre, al menos así se definiría el...
2.2M 128K 75
¿Reconocerías el amor de tu vida si lo tuvieras justo a tu lado? Bueno, yo si. COMPLETA ¡ Capítulos largos y llenos de emoción, te espero dentro d...
Ryche. © By Nicaury Quezada

Mystery / Thriller

36.2K 5.4K 26
En un mundo de monstruos ser normal no es una opción. Casi siempre los planes fallan y te traiciona quien menos crees pero si hay algo que despierta...