Era domingo por la tarde, yo me encontraba sentado en la mesa, comiendo sopa fría de coditos, tomando refresco y escuchando música en mi pantalla, que quizás no era la más grande ni la más cara, pero con el paso del tiempo (y gracias a mi capacidad de ahorrar) me había hecho con varias cosas incluso de ese poster 3D de unos jitomates ninja, no sé porque pero me encantaba y fue MUY caro (remárquese el muy), definitivamente una de las mejores inversiones de mi vida.
Estaba escuchando la canción de ¨It's Time®¨ de ¨Imagine Dragons®¨ cuando mi teléfono vibró, era por un mensaje de Cristina que leí al instante ¨ ¿Estás en tu casa?¨ preguntó, ¨Sí, ¿por qué? ¿Necesitas algo?¨ le respondí de vuelta.
Pero no hubo otro mensaje de su parte, así que me puse a ver el corto de ¨Paperman®¨ de Disney, un mensaje llegó por fin contestando ¨No, ya no, nada, gracias, ten un lindo día, te quiero <3¨, me entristecí un poco pues me pasó por la cabeza la idea de que quizás quería verme o que saliéramos un rato, pero sólo le mande un mensaje contestándole que yo la quería más. Continué comiendo, al finalizar me lavé los dientes y me puse a cantar a todo pulmón, cuando de repente alguien tocó a la puerta de mi casa, haciéndome dar un grito poco masculino por la sorpresa, fui a ver y vaya que me llevé otra sorpresa al ver a Cristina fuera de mi puerta, bien maquillada, peinada y sonriente, contrastando con mis jeans, mi playera y mi cabello rebelde a la autoridad.
–Hola, wow, vaya, que sorpresa, ¿a qué debo el honor?– Pregunté con alegría dándole un beso corto en los labios.
–Pues mi padre no está, tampoco Gabriela, los domingos no abre la pastelería y Diana salió a ver a Neall –Hice una expresión de confusión– lo sé, también me sorprendió en un inicio, creo que empezarán a tener algo más, me gustaría en realidad, harían bonita pareja.
–Entonces decidiste venir a verme, me siento halagado.
Le hice una seña para que entrara, ella pasó y cerré la puerta.
–Bueno, a decir verdad, si harían bonita pareja, aunque Neall es un poc...
No pude terminar de hablar ya que Cristina se lanzó hacia mí y comenzó a besarme, con pasión, y a su vez los besos subían cada vez más y más de tono, me jaló hacia el sofá (eso sí, sin separar nuestros labios en ningún momento) y mientras nos sentábamos ella comenzó a quitarme la camiseta.
En alguna ocasión cuando hablamos sobre las relaciones sexuales Cris dijo que sólo había tenido relaciones con una persona en su vida, el chico que había sido su primer amor, ella decía que los besos le parecían algo muy íntimo y personal, y por supuesto el sexo también era muy especial para ella.
Así que pueden imaginar mi sorpresa cuando Cris llegó así, ella no había tenido sexo con otras parejas porque no les tenía tanta confianza ni le llamaba eso la atención en ellos.
Cuando me di cuenta ella ya me había quitado los pantalones y ella no traía blusa, le desabroché el sostén blanco que usaba y ella me acercó su cintura lo más que pudo, con una mano le agarré de la cintura y la pegué totalmente a mi para que sintiera mi miembro, el cual ya estaba muy emocionado por la situación; la recosté en la cama y acerqué mis labios a sus pechos, primero con besos lentos, luego en cuanto más me acercaba a sus pezones más empezaba a subir la intensidad, cuando por fin llegué a su pezón derecho lo presione con mis labios y lo besé, devorándolo con deseo, luego dándole pequeñas mordidas (teniendo cuidado de no lastimarla claro está), podía escuchar cómo se aceleraba su respiración cada vez más y más, terminando en un gemido, lo cual me puso totalmente duro.
Tal vez no era lo correcto para el momento, pero dejé de besarle los pechos y le regalé un beso en los labios.
–¿Estás segura de esto? – Le pregunté casi susurrándole.
–Si no lo estuviera no hubiera venido aquí, ¿tú quieres hacerlo? – Me interrogó y yo sólo asentí con la cabeza.
Ella metió su mano en mi bóxer y tomó mi miembro, lo sacó y empezó a masturbarme lentamente, apretándolo lo suficiente para hacerme jadear, pero sin lastimarme; terminé de quitarme la ropa interior y ella me sentó en la orilla del sillón, se puso de rodillas, lentamente, frente a mí y continuaba masturbándome, luego continuando con ese mismo tranquilo ritmo acercó su boca a mi entrepierna y la empezó a besar para posteriormente introducir mi pene en su boca.
Ya había pasado tiempo sin que yo hubiera tenido relaciones sexuales y Cristina me tomó desprevenido, fue la mejor sorpresa de Domingo del mundo, ella se movía lento, bajando hasta cierto punto, y luego lo hacía más rápido, aumentando el ritmo a su gusto, había momentos en que tomaba aire y se metía mi miembro hasta la garganta, yo no podía hacer nada más que gemir y tomar por inercia su cabello, tenía miedo de ahogarla si movía de más su cabeza además de incomodarla, pero a veces era inevitable moverla, el placer era demasiado. Ella se detuvo para tomar aire, seguía masturbándome, pero trataba de recuperarse, aproveché para detenerla y tomarla de la mano, sin decir nada la guie hasta mi cuarto, cerré la puerta tras nosotros y puse música para continuar, algo como Arianna Grande®, My Darkest Days®, etc.
Aún sin hablar la arrojé a la cama y le desabroché el pantalón, metí la mano en su ropa interior y empecé a pasearme por sus labios, lentamente, hasta llegar a su clítoris y comenzar a acariciarlo, con mi dedo medio y anular comencé a recorrer toda su vagina con lentitud, hasta que finalmente decidí ingresar mi dedo medio, primero lento, y luego un poco más rápido, haciendo que arqueara un poco la espalda y liberara un gemido ahogado con sus labios, estaba besándola cuando comencé a masturbarla totalmente y ella se dejó gemir a gusto, lo cual me encantaba, siendo estas muestras de placer como música para mis oídos, (Se los juro, era tan hermoso, algo así como una hamburguesa doble con queso pero en el sexo), ella trataba de seguir besándome pero no podía controlar sus gemidos, comenzó a retorcerse por el placer y yo decidí pasar a lo siguiente.
Bajé y terminé de desnudarla, luego abrí con cariño sus piernas y le acerqué mi boca, primero le di un beso para lubricarla, aunque no es precisamente como que lo necesitara mucho, ella ya se encontraba muy mojada (diría algún de que estaba tan mojada como el Río Nilo, o como aquella chica que esperaba con la carita empapada a que aquél sujeto llegara con rosas, pero este es un momento serio chicos); acerqué mis labios a los suyos (ahora si los de abajo, aquí sí pueden ser malpensados) y comencé a hacerle sexo oral, recorriendo sus zonas erógenas con mi lengua y mis labios, procurando darle placer en aquellas que la hacían retorcerse más.
Escuchaba como gemía sonoramente, sentía como apretaba sus piernas contra mi cabeza y como tomaba mi cabello aferrándose a él y evitando que me separara, claramente no quería que me detuviera; Cris estaba llegando al clímax hasta que finalmente se corrió, justó ahí fue cuando me acerqué al gabinete para sacar un condón, ¡Necesitaba estar dentro de ella!
Ella me arrebató el preservativo y lo abrió con una sonrisa pícara y para posteriormente colocármelo, luego me puse encima de ella, tomé sus pies y los coloqué en mis hombros, me acomodé y empecé a penetrarla lentamente, Cristina gemía al igual que yo, empezó a gritar que lo hiciera más rápido, a lo que yo obedecí sin rechistar, estuvimos así un poco hasta que sin previo aviso ella enrolló sus piernas en mi cadera, lo cual me dio una idea y así sin avisar tampoco yo la alcé y la recargué contra la pared y empecé a penetrarla en esa posición, cada vez más rápido, cada vez más duro.
–¡Te amo! – Exclamó ella entre un grito y un gemido, estaba tratando de razonar en que decir, pero en automático y con sinceridad contesté de vuelta un ¨ ¡Te amo! ¨, fue algo que salió no de mi calentura, si no de mi pecho, de mi corazón y que aprovecho mi debilidad y pocos filtros verbales para expresarse.
Estaba en el clímax, en el tope; aunque mis piernas estaban cansadas mi excitación me daba fuerzas para seguir, estaba a punto de correrme, puse a Cris sobre la cama, pero ella debió percatarse que ya no me faltaba mucho porque me quitó el condón y comenzó a masturbarme fuerte y rápidamente, se agacho y dijo:
–Termina en mis pechos por favor.
No tuvo que pedirlo 2 veces porque a la velocidad que iba yo me corrí muy rápidamente, y toda mi gloria cayó en ella, yo gemí y ambos nos recostamos derrumbados por el placer en la cama.
Después de un rato (y de una pequeña ducha cada uno, que después se convirtió en una ducha compartida) ambos estábamos desnudos en mi cama y viendo una película, platicando de cosas absurdas sobre lo que observábamos en el film y dando pie a comparaciones e historias sobre nuestras vidas reales, con el transcurso del día comenzamos a hablar de cosas chistosas que nos hubieran pasado en el sexo, de comida, de arte, de todo.
Preparé de comer tacos con carne y los llevé a la cama, empezamos a hablar de nuestros padres, ella me contó de lo maravillosa que decían que era su madre, yo le conté de lo maravillosa que era la mía; Cris me contó mientras jugaba con su collar de letra ¨C¨ la historia de cómo su madre y su padre se habían enamorado y como siempre su madre había apoyado los sueños de su padre, yo le conté de los hermosos recuerdos que tenía de mis padre y yo comiendo juntos, saliendo al parque, jugando juegos de mesa y visitando lugares turísticos dentro y fuera de la ciudad.
–¿Entonces tu mamá se llama María y tu papá Malcom? – Preguntó– Poner sus iniciales en un árbol debió ser muy fácil.
–Sí, sólo que mi madre amaba mucho la naturaleza y no hubiera permitido algo así– Contesté.
–¿En serio?– Preguntó claramente interesada en el tema y poniéndome mucha atención mientras comía de su taco.
–Sí, te lo juró, cuando pequeño solía tirarme de los cabellos si yo rompía alguna hoja.
Eso es muy interesante, oye, yo sólo quiera saber una cosa– le indiqué con la mano que hiciera la pregunta– ¿qué pasó con tu padre? Nunca lo mencionas, nunca lo vas a ver y por cómo te expresas de él parece que lo quieres mucho pero también que le tienes una especie de coraje, si no es mucho entrometerme y me permites saber la respuesta me gustaría saber que sucedió.
Callé un momento, si era algo que quería decirle, pero a la vez era un tema difícil de tratar para mí, por fin tomé su mano para poder tomar fuerzas y hablar de eso, inhalé profundamente.
–Cuando mi mamá enfermó él y yo peleábamos mucho, sobre como debíamos cuidarla y como debíamos actuar... Cuando murió nos culpamos mutuamente, pero él dijo algo que me hirió mucho y que hasta la fecha me afecta y lastima...–Busqué dentro de mí la fuerza para continuar contando sin quebrarme– yo era el encargado de darle sus medicinas durante las noches, ella y yo cenábamos, le daba sus medicamentos y luego íbamos a dormir; pero esa noche ella no quiso cenar, un día antes había estado de maravilla, riendo y comiendo con nosotros así que supuse que sólo estaba cansada.
No pude con el recuerdo de ella feliz poco antes de morir y unas cuantas lágrimas cayeron de mi cara y Cristina las limpió con su mano, era algo muy doloroso para mí pensar en ella, una mujer que me dio y enseñó tanto simplemente no se merecía irse así, no merecía eso.
–Ese día yo me quedé dormido en el sofá, cuando mi padre llegó era ya de madrugada y me despertó llorando y gritando, tenía una mezcla de furia y preocupación en su ser... Mi madre había tenido un ataque al corazón... corrimos al hospital, pero ya era muy tarde- Mi voz se quebró- y mi padre dijo que había sido mi culpa... nunca pude perdonarle eso y hemos estado sin hablar desde que me mudé.
Hubo un silencio, más que incómodo era un silencio de comprensión, en el que Cristina procesaba todo lo que yo acababa de decirle, se lanzó a mí en un abrazo y no me soltó, manteniéndonos unidos así un par de minutos.
–Por favor intenta arreglas las cosas con tu padre, no es sano para ninguno de los dos– Me pidió en un susurro al oído depositando un beso en mi mejilla, aunque la petición hubiera parecido grosera y atrevida para muchos otros a mi me pareció algo bella, para Cris lo más importante era su familia y aunque ese no era mi caso actual en algún momento lo fue, y se notaba que ella solamente quería ayudarme a sanar un poco esas heridas.
–Lo haré, te lo prometo, no quedará en mi– Contesté finalmente dándole un beso corto y limpiando mis ojos.
Nos abrazamos hasta que nos quedamos dormidos, ese día había experimentado el sexo y la intimidad con Cristina sí, pero no había experimentado solo eso, lo que ese día pude experimentar fue un nuevo tipo de libertad, una que me relajaba y llenaba de felicidad y de dicha, una intimidad en el alma, ese día lo que sentí había sido una verdadera y auténtica intimidad.
*HOLA CHICOS, PEQUEÑO ANUNCIO
Ya se que no había yo salido del formato de novela y no les había dejado ningún mensaje por así decirlo, así que haré esto corto, ya que publicaré un capítulo completo donde me explayaré
Por el momento solo quiero decirles que agradezco mucho de verdad su apoyo, no estaba seguro de si subir completa la novela a Wattpad pero veo que les ha gustado mucho y la verdad pues eso es todo para mi, y simplemente no quería que pensaran que par ami no es importante, veo como cada día van creciendo poco a poco las vistas, como aumentan los votos, como está al pendiente de las actualizaciones.
SImplemente gracias, si no fuera por que ustedes me leen me sería mucho más dificil encontrar motivación para seguir escribiendo, pero cada día confirmo más y más que este es mi lugar.
Como ya dije el aviso completo se les dará en el siguiente capítulo por ahora simplemente gracias y les pido por favor que me ayuden a compartir la historia, a votar y a dejar sus comentarios si es que la están disfrutando porque esto me motiva muchísimo pero además nos ayuda a llegar a más gente.
Les dejo también mi página de facebook e instagram por si quieren ver completo mi trabajo me puedan apoyar y así sean los primeros en enterarse de mis actualizaciones y novedades
Sin más se despide Hergo al final de este capítulo hot y espero que lo disfruten, chao, los quiero UuU <3