-¿Papá va a llegar?
Saqué la mirada de mi teléfono para encontrarme con los hermosos ojos de ___________(1).
Él estaba sentado frente a mí.
En una de las no tan cómodas sillas que tenían en el hospital.
-Me dijo que estaba en camino. Aún tenemos 30 minutos más.
Torció su sonrisa.
-Está bien.
Lo dejé que jugara con mi teléfono para que no se aburriera.
Y enrealidad estuvimos esperando que me atendieran por una hora.
Estaba algo nerviosa y esperar no me ayudaba.
¿Estaría el bebé bien?
¿Sería hombre o mujer?...Eso no me lo dirian hoy pero aún así no dejaba de atormentarme.
Todo lo que sabía era que no me inportaba que fuera. Lo o la amaría de todas formas.
Empezé a aburrirme, y me dí cuenta que no podía estár mirando a las enfermeras todo el tiempo.
Me disculparía luego con ellas.
Media hora más tarde me levanté y me dirigí al mostrados para preguntarles a que hora me antederían.
-Dentro de unos minutos, señorita Red.- me respondió la enfermera. Morena, alta y de aproximadamente unos 30 años. No le dije nada sobre mi apellido.
-Se suponía que me atenderían hace casi 1 hora y media.- dije.
Ví que frunció el ceño.
Siempre tenía la mala suerte de encontrarme con enfermeras que no soportaban ni una pequeña queja o comentario.
-Yo no soy la doctora.- me dijo con frialdad.
Retrocedí ligeramente.
-No dije que usted lo fuera.
También fruncí el ceño.
Nos observamos por unos 5 segundos. No estaba feliz con lo que yo le había dicho, se veía en su rostro.
Y el silencio no ayudaba mucho a calmar las cosas.
En realidad nunca suele haber tanto aplastante silencio en un hospital.
Suspiró.
-Porfavor, le agradecería que valla a...
Hubo ruido por el corredor.
Y oí algo de vidrio caer al suelo y romperse.
Instintivamente volteé para ver a __________(1). Y por suerte él estaba en su asiento, con los audífonos puestos y ni enterando de lo que pasaba.
Cuando volví la mirada hacia la enfermera esperaba que esta continuara con lo que sea que me iba a decir.
Pero ella no dejaba de mirar hacia el corredor.
Volteé nuevamente.
Entonces lo ví aparecer por la puerta.
Mi corazón se movió como queriendose salir.
Y reprimí un grito.
Ross levantó la cabeza y me encontró parada frente a él.
Yo quería correr a abrazarlo, pero él me lo facilitó.
-_________...
Me levantó en sus brazos y acercó su boca a la mía.
Oí que la enfermera dijo algo pero no me importó.
Eramos dos jovenes enamorados a los que no les importaba nada más.
Besé sus labios como si fuera a desaparecer antes de que terminara de besarlo.
Y él me devolvió el beso.
Me fué bajando poco a poco y cuando estuve en el suelo fui consciente de lo inapropiado que había sido lo que habíamos hecho.
Habían personas adultas y tambien niños.
Miré a Ross, al parecer él tambien lo había notado, y me miró con aire divertido y nervioso.
Me cubrí el rostro con una mano mientras reía.
Ross me abrazó y besó mi frente.
-Ahora tambien nos prohibiran el ingreso a este hospital.
-Señorita Red, porfavor, valla a los asientos y...
-Señora Lynch.- la interrumpió Ross.
La enfermera lo miró. Esperé que le dijera algo pero no lo hizo.
Solo levantó las cejas, recogió algunos de sus papeles que tenía en el mostrador y se fué.
-Daniella encárgate tú.- dijo antes de desaparecer por la puerta.
Miré a Ross algo divertida.
Una chica vino corriendo a ocupar el puesto que había dejado libre.
Tan pronto vió a Ross el color de sus mejillas cambió.
Le sonrió y Ross a ella.
Ella debería tener mi edad o talvez un año menos.
De todas maneras me alteró la mordida de labio que se dió sin quitar los ojos de Ross.
Y él le seguía sonriendo.
-¿En que puedo ayudarlo?- dijo con una voz demasiado chillona para mi gusto. Se enredó un dedo en su ondulado cabello y jugó con él.
Ross me miró, y fué por eso que la pequeña mordedora de labios se fijó en mí.
Me dió una falsa sonrisa y luego volvió a centrar su atención en Ross.
-Yo solo le decía a la anterior enfermera que se había equivocado de nombre.
La ondulada asintió varias veces sin borrar su sonrisa.
Literalemente se comía a Ross con los ojos.
¡Oh porfavor! Dije para mis adentros.
Sabía que Ross estaba bueno, pero por lo menos podía hacer su mejor esfuerzo y disimular.
Y lo que más me molestaba era que Ross le sonreía coquetamente.
-Sí, Helen es bastante facil de irritar.- respondió la chica.
Las sonrisas que intercambiaban me dañaban. Como si fuera poco Ross colocó los brazos en el mostrador y disminuyó la distancia entre ellos dos.
Bien, eso era suficiente.
Aproveché que ambos estabamos bastante cerca, para deslizar mi mano "accidentalmente" sobre su entrepierna sin que nadie lo note.
Al instante dejó de mirarla.
-Mi cita estaba programada para hacer más de una hora atrás.- empujé a Ross para que yo quedara frente a ella.- Sin embargo sigo esperando que me atiendan.
La rulosa frunció el ceño.
Otra enfermera a la que tampoco le gustaba que no le dijera nada.
Pero bien que quería que Ross le dijera algo.
Lo fulminé con la mirada rápidamente.
La rulosa chequeó las hojas que estaban en su escritorio.
-¿Es ustedes la señorita Red?
Mi nombre no cambiaba porque hace tiempo vine y me registré con ese nombre.
Mucho antes de que me casara y cambiara el apellido a Lynch.
-Sí.- respondí. Miré a Ross esperando que le dijera "No, ella es la señora Lynch" pero no lo hizo.
Dejó los papeles en su escritorio.
-Espere unos 10 minutos. Él doctor está aún ocupado, pero no tarda.- dijo todo eso tan rápido que casi no lo entendí. Y como era de esperar volvió su atenció a Ross. Se movió para volver a quedar frente a él.-¿En que puedo ayudarlo a usted?
Casi se me cae la boca.
¿No era obvio que venía conmigo?
Bueno claro que no vino conmigo, pero ¿en serio?
Ross le sonrió.
O dejaba de hacer eso o me iba a encargar de dejarlo sin hijos...mejor buscaría otra opción. ._. xd
-Solo una pequeña cosa.- le respondió.- En realidad solo vine por ella.
Me miró.
¿Ahora intentaría jugar bien?
La enfermera me miró confundida.
Suspiré.
Ross se acercó y me pasó un brazo por encima.
-Al parecer no han actualizado los datos de mi esposa.- la rulosa abrió los ojos en extremo.- Porque aún figura con su antiguo apellido.
La enfermera nos miró como si algo no encajara.
El color de sus mejillas había desaparecido y ya no sonreía.
-¿E-ella es su esposa?- preguntó.
Si, zorra.
-Sí.- respondió Ross. Buscó mis labios y me dejó un corto beso allí.
Empezaba a disfrutar esto.
Sonreí.
Talvez era hora de que dejara de quedarme callada.
Me giré y cogí a Ross del rostro.
Lo besé de la manera en la que solo lo besaba cuando estabamos solos en la habitación.
Se sorprendió pero dejó que lo bese. Hasta salió mejor de lo que esperaba porque Ross tiró de mi labio inferior con sus dientes.
Nos despegamos.
-Su apellido es ahora Lynch.- agregó Ross.
La enfermera asintió.
Ahora ya no me molestaría le sonriera.
-Está bien.- dijo.- Señora Lynch, lamento mucho la demora, llamaré ahora mismo al doctor para decirle que se dé prisa.
Asentí contenta con el resultado.
-¡Papá!
Volteé justo para ver como Ross levanta a __________(1) en sus brazos.
El rostro descompuesto de la enfermera ahora mismo no tenía precio.
...
-Siéntense justo acá porfavor.
Miré por el rabillo del ojo a Ross mientras me sentaba frente al escritorio del doctor.
El chico, que suponía era el asistente del doctor era realmente atractivo.
¿Era ahora mi momento de disfrutar?
Sonreí para mis adentros.
-¿Donde está el doctor?- preguntó Ross.
-Yo soy el doctor.
Mis ojos se abrieron más por la sorpresa.
Miré su placa en su bata blanca.
"Dr. Angels".
Su nombre me sonaba conocido.
Ross se sentó a mi lado.
-¿Es tu padre tambien doctor?- pregunté.
Me sonrió.
Tenía una bonita sonrisa.
-Sí.- dijo.- En realidad mi padre también trabaja aquí.
Sonreí.
Lo sabía.
Su padre me había antendido el año pasado.
Se quedó mirándome y no hice nada para impedirlo.
Talvez me tocaba ahora jugar.
-Entonces,...- empezó. Rompimos el contacto visual cuando empezó a leer lo que parecía ser mi historial.- ¿Estás embarazada?
Fruncí los hombros.
-Al parecer sí.
Asintió.
-¿No lo sabes aún?
Negué con la cabeza.
-Para eso vine.
Dejó los papeles en su escritorio.
-Entonces.- se puso de pie.- Vé a la habitación que hay al fondo, solo quítate la ropa, te colocas la bata y vuelves...
Me quedé inmovil por un segundo.
-Creí que solo me harían una ecografía...- dije.
Negó con la cabeza.
Miró a Ross con algo de recelo.
-Para asegurarnos de que todo esté bien se hace un chequeo completo.
Asentí.
Su voz me daba confianza.
-Bien.- dije.
El doctor Angels me indicó donde estaba la habitación y e hice lo que me pidió.
Su asistente, era una chica, me ayudó con todo.
Me dijo que lo mejor era que me relajara.
Me llegó a caer super bien al instante.
Me entregó la bata y salí.
Llegué hasta nuevamente la oficina.
Le dí una rápida mirada a Ross.
Me miraba con el ceño fruncido.
-Recuéstate.- me indicó el doctor que ahora no quitaba los ojos de los papeles que tenía en las manos.- Este sería tu segundo hijo, ¿verdad?
-Sí.- respondí me senté en la camilla y me recosté.
La pantalla que me mostraría a mi futuro hijo estaba frente a mí.
Quitó la vista de los papeles por un segundo para mirarme y sonreirme.
-¿Comó es que logró mantener su figura?
Rió mientras que yo me incomodaba ligeramente. Sabía que esto no me gustaba a Ross.
-¿Ejercicio?- respondí dispuesta a parecer normal.
Me sonrió una vez más antes de volverce hacia Ross.
-Lo invito a pasar a la sala de espera.
Ross lo miró confundido.
-¿Cómo?- preguntó.
-Que lo invito a pasar a la sala de espera.
Miré a Ross, no diría nada porque quería divertirme un rato.
-Yo me quedaré.- le dijo.
El doctor frunció los labios en desacuerdo.
Tenía unos labios hermosos.
¿Como había logrado ser doctor a tan corta edad?
-Normalmente solo el paciente se queda adentro, la señorita Red saldrá en un...
-No es "Señorita Red".- sabía que estaba molesto, pero por suerte no lo mostraba en su voz.
El doctor chequeó los papeles una vez más.
-En el registro está con ese nombre.- respondí más para Ross que para el doctor.
Ambos voltearon a mirarme.
-Ella es mi esposa y necesito quedarme.
Sentí las pequeñas cosquillitas que sentía cuando él me llamaba "esposa".
Aún no podía superarlo.
Él era mio y yo era suya.
El doctor Angels asintió.
-Bueno, pero coloquese al otro lado.- Ross caminó hacia el lado que le indicaron.- Perfecto.
Se colocó unos guantes y cogió varios instrumentos.
Me recordaba tanto a mi papá.
Yo aveces iba con él, cuando era pequeña, y observaba facinada todo lo que hacía.
Por un segundo, pensé que talvez hubiera sido mejor idea dejar a _________(1) con mis padres. Y no haberlo dejado en la pequeña guardería que tenia el hospital...
"Va a estár bien" me dije a mi misma.
Me levantó la bata hasta que solo me cubría los pechos. Y resistí el impulso de cubrirme.
Era la primera vez que estaba desnuda para un hombre...Ross no contaba.
Rápidamente el doctor colocó el líquido frió que me hacia cosquillas sobre mi vientre y empezó a esparcirlo con ayuda de un instrumento extraño.
Esperó unos segundos.
Miré a Ross.
Él no lo estaba disfrutando.
Bajó la mirada hacia mí y me miró sin expresión.
Le guiñé un ojo y casi estuve cerca de hacerlo sonreir.
Dejé que el doctor moviera el pequeño instrumento por mi vientre.
Y miré la pantalla esperando pacientemente a que muestre algo.
Estuvimos así por un minutos hasta que...
-Justo aquí.
Abrí más los ojos.
-Aquí está.
Ross se acercó más a mí para que pueda ver mejor.
Pude distinguir una pequeña cabecita en la pantalla.
-3 meses de embarazo.
Llevé mis manos a la boca.
¡Si estaba pasando!
Observé la pantalla esperando poder ver más de mi pequeño nuevo hijo.
-¿Está bien?- preguntó Ross.
-Sí.- respondió el doctor.- Perfecto diria yo.- hizo una pausa.- Pero hay algo...
Me puse nerviosa.
Que un doctor diga "pero" no era bueno.
-¿Pasa algo?- preguntó Ross.
-Es un poco largo para tener 3 meses.- rió.- Pero lo lógico es que lo sea, si esque tiene padres tan altos.
Me quedé más tranquila.
El doctor limpió todo el líquido que había en mi vientre.
-Abre las piernas, haremos un rápido chequeo.
-¿Qué?- yo y Ross lo dijomos al mismo tiempo.
-Solo para asegurarnos de que todo está bien.- el doctor caminp hasta quedar entre mis cerradas piernas.- Ábrelas.
Las flexioné y las abrí.
Nunca imaginé que le mostraría mi sexo a otra persona cuando Ross estaba allí conmigo.
Lo miré nerviosamente.
Me cogió la mano y la apretó demasiado fuerte.
Esto sin duda no le gustaba.
El doctor tocó mis labios vaginales y los abrió.
Esto era raro.
Esto era raro
Traté de bloquear todo contacto visual con Ross mientras él seguía con las manos entre mis piernas.
Y me indicó que las cerrara justo cuando empezaba a angustiarme.
-Bien.- dijo.- Todo perfecto.