Al final te quedas | DISPONIB...

By AnnaMarquez_

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Durante los noventa, Alessio formó parte de la banda de rock más grande del mundo. Una década después, debe d... More

Sinopsis
¡Volvemos a ser una historia 100% gratuita!
Ilustraciones
Epígrafe
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EXTRA #1
EXTRA #2

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By AnnaMarquez_

El día de Navidad fue decisivo en nuestra historia, o al menos en la manera que yo me sentía respecto a todo. Por la mañana lo pasé junto a la banda, puesto que no queríamos dejar la fecha sin vernos.

Hablamos un poco de los planes de cada uno, que por supuesto se resumían a cenar con nuestras respectivas familias, como era la tradición. No pude evitar darme cuenta de que Jackson estuvo muy callado, lo cual era poco usual en él, pues siempre lograba ser el orquestador de la conversación. Contrario a los planes que teníamos Bryan, Sam y yo, él pensaba pasar la noche solo, tal vez yendo a algún club o quedándose en casa a dormir.

Su familia no estaba en Nevada, sino en California, de donde era él. En realidad, no era una distancia imposible de recorrer en apenas un par de horas, lo sabía porque, por ejemplo, Adam vendría desde Texas a pasar las fiestas, entonces supe que se trataba de algo más. Los otros ya se habían marchado, pero yo decidí quedarme un rato más a su lado para poder preguntarle acerca de ello.

―No me llevo muy bien con ellos ―mencionó, refiriéndose a sus padres―. No soy precisamente bienvenido en su casa, así que sería ir solo para que me cierren la puerta en la cara.

Jackson era un maestro para hablar de todo y de todos, siempre contaba con un tema de conversación y podía sacar adelante una charla sin mayores complicaciones. Quería en todo momento saberlo todo, lo cual de vez en cuando resultaba chocante para mí considerando lo poco que hablaba de sí mismo. Lo que conocía de su vida se resumía a unos pocos detalles que tampoco me contaban demasiado, era un enigma que me moría por descifrar.

―Cómo no vas a ser bien recibido en tu casa ―dije incrédulo―. Tus padres no te harían eso.

Se volteó a verme y me sonrió con amargura.

―No me hablan desde que me mudé aquí ―soltó de pronto―. Me dejaron muy claro que si me atrevía a venir, pues que mejor fingiera que estaban muertos.

Él llevaba viviendo en la ciudad cinco años. Yo ni siquiera era capaz imaginarme dejando de hablar con mis padres durante un mes. Se me apretujó un poco el corazón, pues de pronto ya no parecía tan mayor, sino que lo sentí más cercano a mí: solo un chico siguiendo un sueño que se sentía salvaje para la mayoría de las personas. Mis padres, pese a no estar muy seguros de mi decisión al principio, al ver lo en serio que me estaba tomando Waterhunt decidieron brindarme su apoyo incondicional; los suyos le tiraron a un lado.

―¿Y qué hay de Paige? ¿Por qué no vas a cenar con ella y su familia? ―En este entonces la idea de él y Paige compartiendo en un ambiente tan... hogareño, ya me producía un malestar en el estómago, sin embargo, prefería mil veces eso a imaginármelo solo, a oscuras, en la noche de Navidad.

―Oh, sus padres me detestan. ―Se rio descartando por completo la idea―. No les hace nada de gracia que estemos juntos, piensan que soy una mala influencia o algo así.

―Pues un poco tal vez sí que lo eres. ―Le empujé con el hombro para que supiera que era un juego, él se rio e hizo lo mismo―. ¿Por qué no vienes a cenar a mi casa?

Se me quedó mirando como si esperara que le dijera que era una broma, cuando vio que no era así frunció el ceño y comenzó a negarse alegando que era un momento familiar y no deseaba irrumpir en él, que desentonaría por completo.

―Nada de eso, igual va a venir a cenar la familia de George y Adam ―comenté para asegurarme de que estuviera al tanto de que tampoco era algo ceremonioso en mi familia, no obstante, si quería terminar de convencerlo tenía que ir incluso más lejos―. De hecho, me harías un gran favor si vas, pues también vienen a cenar los Yu, no quiero que se haga demasiado incómodo.

―¿Los Yu? ―cuestionó confundido.

―¿Recuerdas que te hablé de mi exnovia Min?

―Por supuesto.

―Bueno, pues ella y su familia.

Lo siguiente fueron sus interrogatorios acerca de por qué mi familia cenaba con la familia de mi exnovia, no lo entendía. Tuve que explicarle que los Yu fueron nuestros amigos desde que llegamos a Estados Unidos. Min y sus padres tenían un puesto bien ganado en mis más tiernos recuerdos de la infancia, siempre compartimos la cena para Navidad, Año Nuevo, los cumpleaños e incluso los cuatro de julio. Todo hubiese ido fantástico si mis padres y los suyos no se hubiesen empeñado tanto en juntarnos, quizá de ese modo las reuniones podrían haber continuado siendo algo ameno; ahora eran tensas. Tengo la teoría de que continuábamos solo por la nostalgia, y porque ella y yo éramos lo suficiente maduros como para no ponernos mala cara mientras orábamos por los alimentos.

―Creo que sería un fallo de parte mía, como amigo, dejarte estancado en una situación como esa ―comentó entre risas, se levantó del sofá para ir a tirar la basura su lata vacía―. Pero ¿estás seguro de que no tendrás problemas con tus padres?

―Para nada, mi mamá lleva un rato pidiéndome que se los presente, quiere saber un poco la clase de personas con las que me pierdo casi todas las tardes. ―Me encogí de hombros y también me levanté para buscar mis cosas. No podía perder mucho más tiempo, puesto que debía ayudar a mi madre a preparar la cena―. Creo que comienza a pensar que vendo drogas.

Escuché su carcajada incluso cuando él estaba en la cocina.

―No sé si yo te vaya a ayudar a sacarle esa idea de la cabeza.

Supe por qué lo decía. Yo era un encanta-madres, siempre que mis novias me llevaron a cenar por primera vez a sus casas, me gané a sus padres con una facilidad impresionante. No era solo que me esforzaba de verdad por dejar una buena impresión, sino que mi imagen en general retrataba a un chico muy tranquilo. Jackson era un caso completamente contrario al mío. Podía ser por su cabello un poco más largo del común, el piercing en su oreja izquierda y, como cereza del pastel, los tatuajes que ya entonces le adornaban los brazos. No eran muchos, sus extremidades eran más piel que tinta, sin embargo, continuaba escandalizando a la gente más mayor.

―Mientras llegues sobrio y con manga larga, creo que podremos despistarlos. ―Regresó de la cocina mientras yo me colgaba el estuche de la guitarra acústica al hombro, no tendríamos otro ensayo hasta enero, por lo que prefería que estuviese en mi casa y así poder practicar por mi cuenta. Cuando volvió llevaba un vaso en la mano, podía ser agua o vodka, pero considerando los largos tragos y pocas muecas, intuí que sería la primera opción.

―Qué lástima, con lo mucho que me gusta ir sin camisa en invierno. ―Me estaba tomando el pelo, así que me reí e hice un gesto con señal en la puerta para indicarle que ya me iba―. ¿Cómo a qué hora tengo que estar ahí?

―Como a las nueve; mientras sea antes de las diez está bien. ―Se acercó a abrirme la puerta y antes de dar un paso fuera le pedí uno de sus cigarrillos. Me miró con duda, puesto que siempre que me ofrecía él u otro de los chicos, yo los rechazaba―. Mi casa queda lejos y tengo que entretenerme con algo en el camino ―expliqué con la esperanza de que dejase de verme de ese modo.

Hizo un ruido bajo como si lo estuviera pensando, entonces se dio la vuelta hacia su habitación. Me habré quedado ahí parado en la puerta unos dos minutos, sin saber qué estaba pasando, hasta que volvió con un aparato en su mano.

―Toma, igual y esto te sirve más para entretenerte. ―Era su Walkman. Tres días atrás, en su cumpleaños, le vi molestarse con Bryan por tomarlo sin permiso. Le dijo que era suyo y que no quería que nadie lo agarrara. No diré que no me sentí un poco especial―. Trae pilas y un buen casete.

Enganché el aparato y después me coloqué los audífonos, le di las gracias antes de caminar hacia el patio. Al llegar a la acera escuché su voz de nuevo.

―Igual vete por la avenida ―sugirió, su barrio no era el mejor de la ciudad del pecado.

―Igual me voy por el atajo, así llego más rápido a la parada del autobús. ―Se recargó en la puerta y negó con la cabeza, no para impedírmelo, solo haciéndome saber que no estaba de acuerdo pero que hiciera lo que quisiera.

―Procura que no te asalten.

―No te preocupes, que lo voy a cuidar bien. ―Le señalé el Walkman antes de cubrirlo con mi abrigo.

―Mejor cuídate tú. Nos vemos en la noche.

Ese día pensé por primera vez que quizá me veías de la misma manera en que yo a ti. 

¡Hey! Sé que probablemente alguien por ahí esté pensando: hoy no es miércoles, y no, no lo es. La cosa es que he avanzado tanto el borrador que llegué a la conclusión de que puedo subir dos capítulos a la semana sin problema y sin estresarme, por lo que comenzaré a hacerlo de ese modo. A partir de hoy, las actualizaciones serán publicadas en miércoles y domingos.

Por lo demás, ¿qué opinan del capítulo? ¿Qué piensan de Jackson y Alessio?

¡Hasta el próximo miércoles!

Xx, Anna

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