Poppy caminó, bastante hasta la enfermería. Una vez dentro de esas paredes sagradas, llevó su bolsa de Sanador a su oficina, cerró la puerta y luego recogió la carta que había recibido esa mañana de Severus Snape.
Solo tocar el pergamino le aceleró el corazón y le recordó que solo su Glamour le agregaba diez años visualmente; dentro de ella era un joven de 39 años; apenas en la flor de su vida. Si los quisiera, podría esperar un marido, hijos, un crup o un kneazle o una serpiente. Poppy amaba las serpientes.
Ella amaba a Severus Snape.
Con la excepción de aquella mañana en que Helios, el búho de Severus, llegó, Poppy nunca había admitido, ni siquiera en lo más profundo de su corazón, que sus sentimientos por el hombre alto de negro fueran más que los de la amistad. Había habido su aprendizaje, las calificaciones de Sanador, su trabajo en Hogwarts que rápidamente se había vuelto tan querido para su corazón, y luego la creciente amenaza fuera del castillo que estaba causando El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado.
Poppy había concentrado su atención en los niños y luego en el personal de Hogwarts. Ella no quería saber sobre el mal creciente, y se había negado a unirse a la Orden del Fénix cuando se le ofreció. Una oferta que le llegó al menos una vez al año después de que terminó su aprendizaje en 1974 y se hizo cargo de la enfermería del Sanador Ganglion que se había retirado. Nunca se había unido formalmente para luchar, pero había aceptado convertirse en la exclusiva Sanadora de la Orden.
Ella se había sentado con el pequeño Severus; atendió sus heridas y males, y luego, cuando comenzó a escabullirse a la enfermería para dormir (para escapar de las pesadillas que había reclamado), ella lo vigilaba. Cuando era niño, era brillante, inteligente y tenía mucho que decir y preguntarle. Y, él siempre estaba interesado en sus pensamientos, o su opinión.
Cuando Severus, un joven alto y muy delgado con su primer conjunto de túnicas nuevas, abandonó Hogwarts, nunca había pensado volver a verlo. El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado había comenzado a atacar a los muggles, pero hubo algunos incidentes extraños relacionados con brujas y magos que se informaron en El Profeta Poppy estaba segura de que los seguidores del mago oscuro estaban detrás de esos incidentes. Una parte de ella temía que Severus estuviera detrás de gran parte de lo que leía. Ella no habría sabido que él había tomado la Marca Oscura si no hubiera sido por Albus dejando que la información se "deslizara" convenientemente una noche.
Poppy había seguido la carrera de Severus no por ninguna noticia en el periódico, sino por más de esos "resbalones". Eran fragmentos de conversación entre el director Dumbledore y Minerva McGonagall que Poppy había estado segura, que debían ser escuchadas. Se enteró de cómo Severus se había convertido en el Maestro de Pociones más joven del mundo mágico a los 20 años. Ese mismo año trajo el horrible asesinato de Lily y James Potter, el curioso testimonio del Director de Severus Snape, y luego el joven fue llevado a Hogwarts tanto como maestro como jefe de casa.
Los dos adultos no habían renovado inmediatamente su asociación o amistad; Poppy ni siquiera estaba segura de que hubiera una. Severus Snape era alto, parte de las sombras en su ropa, y era un capataz para sus alumnos.
Sin embargo, apenas dos meses después de su primer año, el mago había acudido a ella con un problema muy grave; ¿Cómo alguien trenzó el cabello rizado de una niña?
Poppy no se había reído, pero le dio un libro simple que mostraba la forma mágica y muggle de trenzar y peinar. Simplemente le había dado las gracias y se fue. Poppy no volvió a ver a Severus hasta que le preguntó cómo debía manejar la apariencia de la menstruación de una niña. El mago mayor y el Jefe de Slytherin se habían sonrojado, pero había escuchado cada palabra que ella había dicho.
A partir de ese momento, las visitas del nuevo maestro fueron casi diarias. Preguntó cómo tratar con las niñas en su casa, pero también con los niños. Severus preguntó sobre la dieta porque le preocupaba cuántas de sus serpientes tendían a comer dulces y grasas en las comidas, y luego estaban enfermos. Aprendió sobre "manchas", sobre la pubertad en niños y niñas, "hormonas furiosas" en niños y "hormonas furtivas" en niñas.
Poppy le dio a Severus docenas de libros sobre cómo criar niños, cómo cuidarlos y libros sobre psicología. Severus leía esos libros religiosamente, y no era extraño verlo en la mesa de profesores durante las comidas, leyendo uno de esos libros. Le había confiado a Poppy que sería lo que sus Serpientes no tenían en casa; un padre que se dedicó a sus logros y su futuro más allá de ser un seguidor de Voldemort o un Mortífago.
Una noche, casi dos años después, Severus despertó al Sanador de un sueño profundo. Uno de sus Quintos Años no se había presentado en el Banquete de Bienvenida, y había ido a la casa de la niña donde la encontró golpeada, famélica y arrojada al calabozo de la casa palaciega de su padre. Mientras Poppy atendía las heridas de la niña, Severus había comenzado a hablar con ella sobre cómo el padre de la niña era un Mortífago y había tratado de obligar a su hija a unirse a un mago mucho mayor para cimentar la fortuna de su familia. Ella se había negado, y eso le había valido la paliza.
Juntos, Poppy y Severus le quitaron la niña a su padre, legalmente, y la enviaron a un miembro de su familia en Australia, que la niña siempre había amado.
Continuaron trabajando juntos para mantener a los niños de Slytherin saludables y felices. También habían comenzado una amistad más profunda que su asociación de enfermera y estudiante. Poppy y Severus tomarían té, casi regularmente juntos, donde hablarían sobre sus Serpientes, o cualquier otro tema desde el Quidditch de Hogwarts, hasta eventos que llegarían a la escuela.
Severus rara vez hablaba de sí mismo, pero Poppy le contaba los hechizos que crearía para curar, o sobre sus veranos en Cornwall con su único pariente, un tío anciano.
Por mucho que quisiera invitar al hombre privado a disfrutar un verano con ella, nunca había extendido una invitación. En la segunda mitad de 1990, su tío había fallecido, y cuando pensó que sería la única en el funeral de su tío, Severus había venido hasta Cornwall para estar con ella y luego consolarla en la casa de su tío por un tiempo. pocas horas después.
Sobre todo había llorado, apoyándose en Severus, y hasta el día de su muerte, Poppy lamentaría ese momento en que casi lo besó. Para salvar la cara, ya sea la suya o la de ella, ella nunca lo sabría, Severus se había ido rápidamente.
Ninguno de los dos volvió a hablar hasta después del Banquete de Bienvenida de 1991, cuando Harry Potter llegó a Hogwarts, fue sorteado y luego desapareció. Varias semanas después (durante las cuales el Director había hablado alegremente del niño) Severus había llevado a Harry, cerca de la muerte después de ser torturado por Bellatrix Lestrange, a su enfermería. La bruja loca lo había dejado por muerto en un parque muggle, y el hospital apenas había mantenido vivo a Harry.
Poppy había cuidado a Harry para que recuperara la salud y había observado, a altas horas de la noche, cómo el Maestro de Pociones dormía en una silla cómoda junto a la cama del niño.
Una vez que Harry se recuperó, los dos, hombre y niño, se habían vuelto casi inseparables. Severus todavía venía a hacerle preguntas por y sobre sus Serpientes, pero ahora también hablaba sobre Harry Potter. Tomaron té una vez a la semana, pero ninguno de los dos mencionó ese momento incómodo cuando Poppy quería besar al Maestro de Pociones. No le importaba demasiado, tenía a su amigo en su vida, y si eso era todo lo que se le permitía, entonces que así sea.
Hasta esta madrugada, cuando se había despertado con el sonido de Helios golpeando la ventana de su habitación. La carta que ahora sostenía había sido leída y releída al menos una docena de veces desde la mañana.
Severus Snape quería cortejarla a la manera de días pasados; el noviazgo cubriría un período de tiempo para que ambos vieran si tenían la atracción física adecuada y, de ser así, el final del noviazgo sería el matrimonio.
Poppy había quedado atónita cuando leyó por primera vez la propuesta de Severus, y luego se emocionó. La duda apareció cuando ella se topó con él, camino al Salón de la Armería. Le había recordado bruscamente el Baile de Invierno, y aunque él no se había comportado un ápice fuera de línea, no había podido quitarle los ojos de encima esa noche.
Después de que la crisis con Albus había sido evitada, y ella se quedó sola con Severus, le recordó ese momento incómodo en el que no se habían besado, y él había rechazado su mera presencia en el momento en que no podía dejarla ir. ¿Había recurrido solo al instinto más básico de Severus en lugar de a su intelecto? ¿Había decidido cortejarla porque descubrió que ella era solo hermosa?
Posiblemente ser considerada como una criatura unidimensional, cuando sabía que era mucho más de lo que había debajo de su Glamour, había erosionado su confianza. Allí, en el Salón de la Armería, no le había dicho a Severus "no" a su oferta, pero tampoco le había dicho "sí". Y ahora, en la paz y la privacidad de su oficina, desearía haberle abrazado el cuello y haberle dado ese beso que no había recibido hacía tanto tiempo.
Con un suspiro en el que se preguntó si había hecho algo malo, y nunca volvería a verlo después de lo que había dicho, Poppy dejó la carta cuando su encanto sonó para hacerle saber que alguien había entrado en su enfermería. Un paciente sin duda.
Al abrir la puerta de su oficina, Poppy salió y se enfrentó a la figura inquebrantable de...
—¡Severus! —.
En una brillante muestra de avidez, Poppy fue atraída por los fuertes brazos del mago y besada. No fue un beso de último momento, sino un beso que habló de anhelo reprimido finalmente liberado. Poppy se derritió contra el Maestro de Pociones mientras ella entrelazaba sus dedos con su cabello e intentaba acercarse aún más a él.
Una chispa de pensamiento fue suficiente para quemar este beso en su memoria. Este sería el beso que recordaría todos los días de su vida. Cuando él la molestara, cuando estuviera enojada, cuando se entregara a todas las bromas de melancolía, este sería el único beso que nunca olvidaría.
Cuando terminó, pero no terminó realmente, Poppy sintió como si estuviera flotando, y la única cara que podía ver era la suya. Severus
—Poppy Pomfrey, debería... desde hace mucho... me gustaría cortejarte. ¿Estás de acuerdo? —.
Poppy sonrió y lo besó de nuevo en respuesta.
8 De Enero De 1993 - Noche, Prince Lighthouse Island
Harry había llegado por el traslador que Severus y Lucius habían diseñado para Navidad. Parecía como un nudo de cobre que tenía una pátina verde. Colgaba de su cuello por un cordón de cuero suave. Al agarrar la moneda y luego decir la palabra "Hogar", Harry sería transportado a través del mar desde Hogwarts hasta la puerta principal de la cabaña de su padre y él en Prince Lighthouse Island.
Le dio a Harry una sensación de libertad y madurez. No tenía que ser escoltado por un adulto. Cenó el viernes y se despidió de sus amigos. Luna le había dado un abrazo encantador, y aunque Hermione y Ginny también lo abrazaron, ¡Luna había sido mucho mejor! Draco le estrechó la mano al igual que Ron y Neville, y luego Harry no había sido abrazado sino envuelto por los brazos de Fred y George. Luna se rió de los gemelos payasos y lo abrazó de nuevo. Cuando Harry llegó a la puerta de su casa, tenía una sonrisa tonta en la cara.
Severus había llevado a su hijo a la cabaña y murmuró—Eso es todo. Estás recibiendo "la charla" antes del final de este fin de semana—.
La declaración sonó grave, pero estaba más interesado en por lo que su padre lo había llevado a casa el fin de semana.
Por supuesto, Severus no tenía prisa por revelar lo que traería el fin de semana, y Harry sabía que no debía presionarlo. Ambos hablaron de las clases de Harry, y Severus había hecho algunas preguntas sobre Pociones. Su padre había escuchado atentamente, y luego asintió con aparente aprobación mientras hablaba de una práctica en la que elaboraban un polvo de piel medicado que comenzó como un líquido y se enfrió para convertirse en un polvo real.
—El profesor Lupin nos hará una prueba el lunes, pero para el fin de semana todos tenemos un ensayo que hacer sobre el maestro de pociones más joven del siglo pasado y las pociones que creó o descubrió—Harry sonrió cuando su padre levantó la vista de su té.
—¿Yo? —Severus preguntó sorprendido, y posiblemente un toque de horror. Harry asintió con la cabeza—¿Vas a hacer un ensayo sobre... mi? —Por un momento, Severus se recostó en su silla contemplando lo que su hijo le había dicho. Luego se inclinó hacia delante y preguntó—¿Cuáles son tus fuentes? —.
—Bueno... tú—Dijo Harry como si fuera obvio. Luego convocó a su mochila—El profesor Lupin nos dio este libro para estudiar—Sacó un volumen moderadamente grueso atado en cuero con trabajos de hiedra y serpientes rizadas y retorciéndose en los bordes. Harry le entregó el libro y Severus lo tomó. Él sonrió al tomo.
—Ah, mi investigación sobre la deconstrucción de venenos orgánicos—Reflexionó Severus—Esta investigación condujo a un antídoto general para los venenos, y luego a una vacuna contra la viruela del dragón. Recuerdo que no deseaba publicar mi investigación, pero Horace Slughorn simplemente reunió mis notas, las editó y envió el resultado para que fuera publicado. Recibí mi Maestría , y nunca más volví a hablar con Slughorn porque había estado tan enojado con él—Se rió suavemente y le devolvió el libro a su hijo—Eres libre de hacerme cualquier pregunta que puedas tener, Harry—.
La conversación se desvaneció, pero Harry notó que su padre estaba preocupado por algo. La chimenea que ardía con un ligero calor para calentar la cabaña contra las noches más frías era a menudo la atención de un pensativo Severus Snape.
—¿Papá? ¿Qué tienes en mente? —Preguntó Harry preocupado. Esperaba que no fuera otra enfermedad. Acababa de recuperar a su padre del cáncer de pulmón.
—He tomado una decisión...—Comenzó lentamente—Uno que nos afectará a los dos—.
Harry agarró los extremos de su silla—¿Fuiste forzado? —.
Severus se rio con ironía—Sin embargo, en cierto modo, fue... bastante agradable—Harry le dio a su padre una mirada perpleja y se preguntó si se había vuelto loco—Tranquilo, Harry. Tengo un buen control de mis sentidos. Lo que tengo que confesar es que...—Severus hizo una pausa. Casi tenía miedo de decir lo que había hecho en voz alta. Y, ese sentimiento era ridículo e insultante—Me gustaría casarme, Harry—.
—¡Cool! —Harry sonrió encantado.
Severus estaba un poco desprevenido por la reacción de su hijo. Había esperado negación, ira, posiblemente incluso lágrimas celosas. Su hijo, que parecía feliz por él, era eminentemente preferible a esas reacciones, pero aún dudaba.
—¿Estás... bien con mi decisión, Harry? —Preguntó Severus con cautela.
—¡Sí, papá! ¡Entonces tendría una madre! Una familia completa como todos los demás. ¡Y quizás un hermano o una hermana! —.
—¿¡Qué!? —.
Harry se echó a reír ante la expresión de sorpresa en el rostro de su padre—Papá, no estoy a oscuras, ya sabes. Te casas y podría suceder. Lo cual sería genial. Podría enseñarle a un hermano sobre Quidditch, o enseñarle a una hermana a dibujar...—.
Harry balbuceó y Severus se dejó caer en su silla. Hijos... ¿ suyos y de Poppy no eran un pensamiento aborrecible sino él? ¿El murciélago de la mazmorra? ¿Un ex mortífago? ¿El miedo a todos los estudiantes en Hogwarts? ¿Con hijos e hijas?
Aun así, una sonrisa que no pudo evitar, cruzo los labios del Maestro de Pociones. Niños. Con Poppy No es algo malo... en absoluto.
9 De Enero De 1993 - Comienza El Cortejo
Harry estaba vestido: camisa blanca, su chaleco verde bosque, un par de pantalones negros. Su padre no estaba completamente vestido. Severus tenía un par de pantalones grises profundos, una camisa blanca con mangas de cordero y gemelos de corte esmeralda. El cabello de Severus no había sido recogido en una cola desde que Poppy había dejado en claro que prefería su cabello suelto. Donde se detuvo su vestimenta, fue en qué chaleco usar. Al igual que su hijo, no usaría su abrigo largo, pero no podía usar una camisa nada más.
La mayoría de los chalecos de Severus eran negros (alrededor de una docena), pero estaban adornados con bordados negros o plateados, acolchados, sólidos e incluso un chaleco bastante atractivo que era un mosaico de cuadros negros de terciopelo, satén y seda. Los únicos colores eran profundos en el arco iris y consistían en rojo Burdeos, verde bosque y un sorprendente azul real como una joya que Severus casi nunca usaba. Había sido uno de los pocos regalos de Albus que no habían sido calcetines de un diseño loco, por lo que las pocas veces que llevaba el chaleco eran solo para Albus.
—El azul, papá—Sugirió Harry por cuarta vez. Severus gruñó poco después. Harry perseveró—Papá, Madame Pomfrey tiene unos ojos azules muy bonitos. ¿No crees que el chaleco azul sería un cumplido para ella? —.
Severus se giró levemente y frunció el ceño a su hijo—¿Cuántos años tienes, Harry? Suenas como Lucius dándome consejos de vestuario—.
Harry rió y caminó hacia su padre—Confía en mí, papá. El azul—Luego se volvió bruscamente y salió corriendo de la habitación. Severus sentía curiosidad por lo que su hijo estaba haciendo, pero se volvió hacia su armario y agarró el chaleco azul.
Cuando Harry regresó con una pequeña caja negra de cobre esmaltada, y una expresión de "gato que se comió el canario" en su rostro, Severus se había puesto el chaleco azul. Realmente no se veía mal. De ningún modo.
Harry le tendió la cajita. Explicó—Esto es de mí y de Draco, pero su padre ayudó con lo que no pudimos cubrir. El profesor Malfoy dijo que deberías usarlo durante al menos un siglo—.
Severus tomó la caja y la abrió. Cuando vio lo que había entre el terciopelo negro, lo debilitó en las rodillas. Harry convocó una silla cercana y Severus se dejó caer en ella.
Dentro de la caja había un reloj de bolsillo y una cadena de control. El reloj de bolsillo tenía un dibujo (grabado) de... él mismo (!) hecho por Harry, de su padre sentado en su banco de trabajo desgastado, y preparando una poción. Los humos estilizados se enroscaban alrededor de su cabeza, cuerpo y el área donde estaba trabajando. Severus luego abrió el reloj. Dentro de la tapa estaba la inscripción:
Te amo, papá. Por siempre y más allá. Tu hijo, Harry.
La esfera del reloj de cristal era de zafiro transparente y los números del reloj eran elegantes números romanos. Severus estaba a punto de expresar sus emociones cuando vio un destello más profundo en el terciopelo. Haciendo a un lado un pliegue en la tela, Severus descubrió un segundo reloj más pequeño que colgaba de una pequeña barra retorcida debajo de un remolino de una "S" salpicada de pequeñas esmeraldas y diamantes.
—Eso es de la Sra. Malfoy, papá. Dijo que cuando te casas le das eso a tu nueva esposa—Harry sonrió—Es un gemelo de tu reloj de mi parte—.
—Harry...—Severus colocó la caja con su reloj más pequeño en un estante dentro de su armario. Su propio reloj comenzó a sujetarlo al chaleco hasta que la cadena del llavero le cubrió el abdomen. Abrió el reloj de bolsillo, lo cerró y lo guardó en el bolsillo delgado del chaleco.
De repente atrajo a su hijo a sus brazos y besó la coronilla de su cabeza—Cada día que te miro, Harry, recuerdo lo bendecido que soy. Gracias a ti tengo un futuro... un futuro contigo—.
—¡Y Madame Pomfrey! —Agregó Harry contra el pecho de su padre.
Traductor: The Snarry's Archivist
Notas del Autor: Advertencia: esta es una larga nota del autor con respecto a mi postura sobre Remus Lupin. Me gustaría que todos los que leen entiendan esto. No tienen que leer la nota si no lo desea.
Un Invitado dejó la siguiente reseña (en ff.net) - No, tener miedo no te hace cobarde. Sin embargo, permitirte ser investido con la autoridad de un prefecto y luego usar esa autoridad para ayudar a encubrir el comportamiento criminal de tus amigos, te convierte en un cobarde. También te convierte en un fraude. Las situaciones de Harry y Remus no son comparables.
Remus estaba en una posición precaria como estudiante en Hogwarts. A los hombres lobo no se les permitía hacer nada. Si el Ministerio descubriera que había un hombre lobo cerca, no dudarían en destruirlo. Dumbledore creía que los hombres lobo podían aprender y mantener un trabajo, y puso a Remus como su chico secreto. Es decir, si Remus fuera un estudiante exitoso, con amigos y una posición privilegiada como estudiante (prefecto o premio anual), Dumbledore podría revelar al Ministerio, a Remus Lupin como su historia de éxito. Sería gloria y prestigio para Dumbledore.
Rowling ha dicho que la única protección que tenía Remus después de ser mordido eran sus padres. Ella nunca dijo lo que le sucedió a sus padres después de que Dumbledore se hizo cargo.
Además, tengan en cuenta que fueron Dumbledore y los maestros quienes seleccionaron a los prefectos y a los premios anuales. No era algo que Remus eligiera para sí mismo. Si hubiera rechazado el puesto, sus amigos habrían estado un poco molestos, pero ser Prefecto no era gran cosa para los Merodeadores. Era una posición que significaba mucho para Dumbledore y Remus NO podía arriesgarse a desagradar al hombre.
Muerte, recuerdan.
Remus nunca encubrió deliberadamente lo que hicieron los Merodeadores. Simplemente nunca dijo ni hizo nada. Tenía miedo de hacerlo. Si hablaba en contra de sus amigos, o los planes de Dumbledore para él, no sabía lo que podría pasarle. Solo podía adivinar lo peor: el Ministerio lo mataría legalmente. El encubrimiento fue hecho por el Director, y posiblemente hasta cierto punto por Minerva.
Esto es lo que estoy tratando de mostrar en esta historia sobre Remus. Tuvo una infancia difícil en la que la muerte era su compañera constante si daba un paso en falso. Es por eso por lo que creo que lo que Sirius le hizo a Severus al usar a Remus como una herramienta muy peligrosa para asustar al chico que odiaba, es algo tan atroz. Eso, para mí, sería imperdonable. Remus DEBERÍA haber pensado eso, debería haber criticado a Sirius, pero tenía miedo de hacerlo. Una palabra maliciosa de Sirius a su horrible familia, podría haber significado la muerte de Remus.
Entonces, para el propósito de mi historia, Remus y Harry son más parecidos en su infancia de lo que cualquiera creía. Ambos crecieron con miedo al tomar sus decisiones. Harry ha aprendido más rápido, pero Remus también está aprendiendo.
Entonces, Remus era un niño asustado, NO un cobarde. Y tampoco Harry.