Mi Tormento Favorito©+18 [MC...

By Cinnluna06

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La vida de Amber y Evan da un giro inesperado cuando secretos del pasado se ven mezclados con el presente de... More

*A V I S O*
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Epílogo [P1]
Epílogo [P2]
¡3 PARTE YA DISPONIBLE!

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By Cinnluna06

Natalie llegó a casa a eso de las nueve, casi diez de la noche, la recibió su pequeño hijo de cuatro años Jackson quien corrió para recibirla, la niñera estaba detrás de él para evitar que diera un mal paso, Natalie rió y se arrodilló para que el niño cayera en sus brazos, olía a su shampoo de manzana, su favorito.

—Gracias por la noche —le agradeció a la niñera, cargó a su hijo y con la otra mano le dio el pago a la niñera quien también le agradeció con una sonrisa amable.

Se dio cuenta que la niñera le había dado ya de comer a Jackson, así que posiblemente él niño no tendría tanta hambre pero aun así le preparó una pequeña cena y ella se preparó una de esas comidas ya hechas en el microondas, no tenía ganas de cocinar, había sido un día largo en el hospital. Colocó a Jackson en una de esas sillas para niños de su edad y él empezó a hacer de las suyas, derramándose la pasta de verduras que le dio para que comiera.

—Fruta, mami, quiero fruta —chilló Jackson, haciendo ruido con el cubierto de plástico.

Le dio un pequeño bowl con manzana cortada y de inmediato dejó de hacer desastre con la comida, se sintió aliviada. Natalie suspiró cansada, después de comer tendría que limpiar un poco la cocina y bañar a Jackson para que este durmiera, o al menos leerle un cuento si eso no funcionaba.

La vida de madre era mucho más fácil cuando estaba con su esposo o más bien cuando este todavía vivía, cuando murió hace dos años de un infarto al corazón, el mundo se le vino encima, ahora no solo era viuda, sino madre soltera, con un niño de cuatro años que tendría que criar sola, llegar a casa y repetir la rutina ella sola era monótono y cansado, hubiese querido tener a su marido al menos estando Jackson un poco más grande.

—Bien, ahora vamos a bañarte, ¿Quieres usar el shampoo de manzana o el que huele a galletas? —le preguntó, preparando el agua de la bañera, le fue quitando la ropa y este estaba tan entretenido con un patito de hule que respondió después.

—¡Manzanas! —gritó Jackson.

Le pareció un milagro que esta vez bañar a Jackson fuera sencillo, dejó que le lavara el cabello sin protestar ni estar tan inquieto, eran de esos pocos días que su hijo cooperaba. Lo vistió con su pijama favorita de Elmo y le leyó el cuento de Hansel y Gretel, luego de diez minutos, vio que le costaba mantenerse despierto y jugar con su peluche, en pocos segundos caería rendido y así fue; bajó la intensidad de la lámpara de estrella que estaba en la mesita de noche y salió de la habitación, dejando la puerta entre abierta.

Ella se fue a su habitación y encendió la televisión, dejando cualquier canal de fondo, revisó su celular para ver sus mensajes y responderlos ahora ya más disponible pero la tentación de buscar a alguien en especial la alentó demasiado. Hoy tuvo una sesión interesante con Evan Ross, su antiguo amor platónico de la universidad, quien nunca le correspondió pero tampoco evitó que de vez en cuando ellos hablaran, solo tuvieron una materia compartida en ese entonces a mitad de carrera pero fue suficiente para que ella se enamorara de él, era un hombre atractivo,  bueno, sinceramente todavía lo seguía siendo, sus ojos verdes conservaban ese aire misterioso, cardiaco e hipnótico, su sonrisa aún era resplandeciente, hermosa, robaba suspiros; lo recordaba siempre bien vestido, era un hombre sumamente guapo que la mayoría lo confundían con modelo cuando llegaba a usar esmoquin o abrigos en temporada de invierno, su pelo era igual de lindo que cuando se pasaba los dedos para arreglarlo era imposible desviar la mirada.

—¿Cuál era su nombre? —se preguntó Natalie, recordando la sesión de hoy dónde Evan le confesó lo que quedaba pendiente de su pasado y lo mucho que había herido a su familia y a una chica en especial.

Como psicóloga ella no tenía derecho de criticar la vida que Evan llevaba, pues en la universidad tenia el mismo estilo de vida fiestero que le costó muchas veces bajas calificaciones, tampoco le pareció raro su adicción a las drogas, ni su conexión con traficantes, era cuestión de tiempo, siempre lo supo y aun así en la temporada de estudiante llegaba a obligarse a no amarlo con toda esa reputación persiguiéndole.

—Amber Griffin —recordó, empezó la búsqueda en instagram y solo aparecieron tres perfiles, ¿Cuál de ellas sería? Por la descripción que Evan hizo de la mujer, asumió que debía verse joven a pesar de tener 29 años.

Los otros dos perfiles eran de chicas adolescentes, el único que quedaba era de una mujer que daba la impresión de tener 25, así que supo que era ella. No tenía su perfil en privado, así que vio las fotos, era una chica linda, adorable y se veía su inocencia por todo su rostro, no fue difícil aceptar que ella hubiera caído en las mentiras de Evan.

—Él tiene razón, ya tiene a alguien más —vio una foto reciente dónde Amber compartía una selfie con un hombre, parecía ser una fiesta de cumpleaños, quien al recordar lo que dijo Evan, debía ser Chris, su medio hermano. —Interesante.

(...)

Evan POV

Me concentré en escuchar ahora los Cd's después de terminar los otros álbumes en cassets, Riley estaba bastante feliz de que hubiera podido terminar los cassets y me preguntó si al menos tenía ya el nombre de las canciones que yo quería saber desde el principio, le dije que sí pero que el grupo me había fascinado que ahora quería escuchar toda la discografía. Tomé asiento en el sofá de la biblioteca, hojee un libro de Stephen King sin leerlo realmente pero que pensaba leer después de escuchar la mitad del disco.

Mientras se reproducía la segunda canción, vi a Natalie entrar a la biblioteca, supo que libro quería pues solo se acercó a una estantería y sacó dos libros y se volvió a la puerta, me levanté de un salto y la seguí.

—Natalie —la llamé, quitándome los audífonos. Había considerado que mi actitud con ella dentro de la terapia y fuera era algo indiferente y mezquina, la razón era que tenerla como mi psicóloga me había puesto molesto, hubiese preferido contarle a un desconocido todo esto.

—¿Sí? —respondió con naturalidad.

Mantuve mi distancia, había pacientes en la biblioteca y parte del personal.

—Te debo una disculpa, hoy no nos toca terapia así que pido perdón por la manera en la que te he tratado.

Asintió un par de veces y dibujó una leve sonrisa, era profesional y aunque yo no quería malentendidos, era mi psicóloga y merecía respeto.

—Es amable de tu parte pero, ¿Disculpa por tratarme mal? —levantó una ceja.

—He sido muy...indiferente, la mayoría de las veces, incluso en terapia. Escucha, para mi es difícil hablar de lo que pasó contigo, no me esperé encontrarte después de tantos años justo aquí y yo como paciente. Me da mucha vergüenza que sepas todo esto, la verdad no hubiese habido problema contarle esto a otra persona.

—¿Quieres cambiar de psicólogo?

—No —aspiré aire con fuerza y exhale despacio —Me refiero a que mi actitud se debió a eso, que conocieras lo horrible y jodido que estoy era lo que menos hubiese querido.

Al sonreír ampliamente, dejó entre ver esa misma sonrisa de años que había olvidado, de repente me sentí de nuevo en la universidad, con ella recorriendo la gran biblioteca, acercándose a mí para darme los apuntes que le pedí.

—Soy completamente imparcial respecto a todas las situaciones de mis pacientes, me convertí en psicóloga por la razón de tener la suficiente compatibilidad y confianza con mis pacientes, me encanta ayudar y siempre estoy dispuesta a escuchar lo que sea, para eso somos psicólogos, no tenemos intención de juzgar.

—Pero no siempre tendrás la postura de psicóloga, realmente ¿Qué piensas de mí? Hablamos de ti, cuando llegas a casa y piensas en lo que te dije.

—Evan —ruborizó y su sonrisa solo se apagó un poco, —Si crees que le diré a alguien de lo que hablas conmigo o que al salir de la sesión pienso lo peor de ti, estás muy equivocado, tengo una ética profesional, no importa, todos cometemos errores, lo que habla bien de ti es que eres capaz de aceptarlos y querer cambiar.

—Soy un poco hombre.

—¿Un poco hombre querría disculparse con su psicóloga? Cuando en realidad no has hecho nada, he recibido conductas mucho peores de mis pacientes. Necesitas aceptar que puedes ser bueno, lo eres pero no lo entiendes aun.

—Siempre fui grosero contigo, ¿No lo recuerdas?

—Sí, algunas veces pero éramos jóvenes, quiero creer que tu actitud era por el estrés de la universidad.

Rió entre dientes, yo sonreí, sabía que eso último había sido un chiste.

—Sé que has sido bueno, como ahora, todos tenemos algo en la vida que nos hace sacar lo mejor de nosotros, una aspiración, un sueño, lo que sea es bueno. Entenderé cuando no estés de humor para hablar de esto, el tiempo es clave en la recuperación de un rehabilitado.

—Un adicto querrás decir.

—No seas cruel contigo mismo, Evan, no te juzgues demasiado, yo no lo hago ni cuando sales de la sesión, supongo que tienes esa idea solo en tu cabeza.

—No soy tan bueno como dices —admití, bajando la mirada, sintiéndome sumamente culpable por todo lo que le hice pasar a Amber, me perturbaba día y noche —Lastime a mi familia y a Amber.

—Sí aceptas que la heriste mucho, eso quiere decir que ella aclara muchas cosas en tu cabeza, como la sensación de culpabilidad y arrepentimiento, eso te motiva a cambiar. Escucha, hablaremos de esto mañana, ¿Bien? Debo volver a mi oficina.

—Claro —le regalé una sonrisa inocente y di dos pasos lejos de ella para darle su espacio —Riley tenía razón, eres buena psicóloga, estoy ahora agradecido de que hayas sido tú y no alguien más, me tocó suerte.

Sonrió de oreja a oreja, aferrando los libros a su pecho, sus ojos brillaron un poco y el rubor de sus mejillas subió hasta cubrir casi todo su rostro.

—Ese comentario no fue en absoluto de un poco hombre. Gracias.

La vi alejarse hasta salir de la biblioteca, regresé segundos después al sofá donde estaba recostado, volví a escuchar la canción que pausé, reconocí otra canción favorita de Amber, suspiré complacido de escucharla y de repetirla, así como los recuerdos que se repetían en mi mente al recordarla mediante la única cosa que me permitía visualizarla y traerla de vuelta a mí, su música favorita.


Ya sabemos quien es Natalie...vaya, vaya, la verdad es que este personaje junto con el que viene (masculino) fueron personajes con los que me ha gustado trabajar, no puedo decir que causarán, ustedes mismas lo van a leer así que por favor tengan paciencia, por favor (: 

Valdrá la pena, créanme, muero por subir seguido, ¿Les gustaría que fueran actualizaciones de 3 veces a la semana? Me gustaría, les comento esto porque quiero que lean todo lo que tengo para ustedes pero bueno, no debería apresurarme hahaha mejor me calmo.

Gracias por leerme guapas, nos seguimos leyendo, mil gracias por votos y comentarios <3

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