Shirley (Edward Cullen x oc)

Par daome-lola

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Shirley Lowood es una chica que tiene un don especial. Casi desapercibida en la escuela, pero todos están con... Plus

00.- Prologo (Bella P.o.v)
Interacciones
Empatía
Charlie
Depredador
Inhumano
Villete
Inhumano, Esfumarse.
Peligro
Preludio Shirley (parte I)
Preludio Shirley (parte II)
Demonio
Roto
Adicción
Sonrisa
Atracción Fatal
Abstracto
Polly
"I want to break free"
Invitaciones
Responsabilidad
Perjudicial
Emergencia
Egoísta
Codicia
Adelante
Tiempo
Esme
Resplandeciente
I do believe in Fairies
Jane Eyre
¿Puedes ver mi corazón?
Cullen
Confesión
Vínculos
Destinados.
Madre
Madre (Parte II)
Conclusión.
Secuela

Nómadas.

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Par daome-lola



Shirley observó con maravillosa fascinación a los Cullen, como jugaban beisbol. Era increíble que al batear produjera un ruido estruendoso como la de un trueno. Ahora entendía por qué Edward había mencionado que tenía que llover para que ella pudiera verlos jugar.

— ¡out! —habló Esme con una voz clara.

Shirley aún estaba impresionada de como los chicos parecían humanos. Personas normales jugando juegos cotidianos. Parecía que Edward la estaba escuchando, ya que volteó a verla y le dio una sonrisa resplandeciente. Shirley asintió y prestó atención a lo que decía Esme sobre las cualidades de sus hijos.

Esta vez el equipo de Edward le tocaba batear, ella miró como cada uno se paraba en el área correspondiente. Y otro estruendoso golpe resonó por todo el campo abierto. Jasper esta vez hizo un strike. Era el turno de Edward, el golpeó con una fuerza sorprendente que hilarante ver como Emmett saltaba como un mono para atrapar la pelota.

Es cuando Alice que se encontraba del otro lado del terreno profirió un grito sofocado que Shirley logró escucharlo. Shirley rápido vio a Edward esperando una explicación, pero Edward parecía estar estático mientras observaba a Alice. Había un aire misterioso alrededor de ellos, Edward apartó la vista para poder ir hacia donde estaba ella. Shirley se puso nerviosa.

— ¿Alice? —dijo Esme con voz tensa.

Alice corrió hacia donde estaba Shirley y le daba una mirada de pánico mientras hablaba con Esme.

—no los he visto con claridad... no podría decirles. —susurró ella.

Bastaba decir que un instante ya todos estaban reunidos.

— ¿Qué pasa Alice? —preguntó la voz suave de Carlisle.

—Viajan mucho más rápido de lo que pensaba. Creo que me he equivocado en eso —murmuró. Shirley observó cómo Alice parecía más frustrada.

Jasper se inclinó sobre ella con ademán protector y algo calmante sintió cubrir su mente. Shirley empezó a sentir más ansiosa. Alguien estaba controlando su estado de ánimo y eso la alertó.

— ¿Qué es lo que ha cambiado? —le preguntó Jasper dándole a Shirley una mirada sospechosa.

—Nos han oído jugar y han cambiado de dirección —señaló, contrita, como si fuera responsable de lo que estaba pasando, y dándole una mirada de disculpa a Edward.

Shirley sintió siete pares de rápidos ojos se posaron en ella de forma fugaz y se apartaron. Otra vez las alarmas se activaron. Sea lo que sea, que asustó a Alice iba ser perjudicial para ella. Y la comprensión llegó a su mente. Solo los inhumanos

Como los Cullen y los lobos serian capaz de escucharlos a una distancia lejana. Lo que asustó a Alice deberían ser otros vampiros que si bebían sangre humana.

— ¿Cuánto tardarán en llegar? —inquirió Carlisle, volviéndose hacia Edward. Shirley soltó una carcajada seca.

Shirley sintió otra vez, siete pares de ojos observarla. Shirley solo sonrió y de su chaqueta sacó el gas pimienta que Charlie le había dado antes de salir. De manera apresurada se roció por todo el pelo y el cuello. Le dio una mirada de disculpa a Esme antes de arrebatarle la gorra y el chaleco que tenía.

Rosalie rápido se dio cuenta lo que ella trataba de hacer y le ayudo a deshacerse de su ropa y dársela. Shirley solo asintió mientras se apresuraba en quitarse la demás ropa. Al final Shirley abrazo a cada uno de los Cullen para después cerrar los ojos y dejar de respirar mientras se echaba otra dosis de gas pimienta.

—Menos de cinco minutos. Vienen corriendo, quieren jugar. —musitó Alice aun pálida.

— ¿Puedes hacerlo? —le preguntó Carlisle, mientras sus ojos se posaban sobre Shirley brevemente.

Shirley solo deseaba lo que su cabeza decía no la defraudara.

—No, con carga, no —resumió él—. Además, lo que menos necesitamos es que capten el olor y comiencen la caza.

Si definitivamente eran vampiros. Shirley empezaba a llorar por tener los ojos irritados. La nariz empezaba a moquear. Shirley calmó su mente, no era tiempo de ponerse a llorar y que los nervios la consumieran. Al momento que su mente se controló al igual que su cuerpo empezó a imitar los movimientos de los Cullen.

— ¿Cuántos son? —preguntó Emmett a Alice.

—Tres —contestó con exactitud.

— ¡Tres! —exclamó Emmett con tono de mofa. Flexionó los músculos de acero de sus imponentes brazos—. Déjalos que vengan. —dijo con presunción.

Shirley le dio una mirada irritada. Claro, como él no iba a ser parte del plato principal. Cuando este breve evento pasara Shirley le iba a decir a Edward que le diera un fuerte golpe.

Shirley observó cómo Carlisle lo consideró durante una fracción de segundo que pareció más larga de lo que fue en realidad. Sólo Emmett parecía impasible; el resto miraba fijamente el rostro de Carlisle con los ojos llenos de ansiedad. Shirley quería decirle a Edward sus observaciones, pero Edward parecía estar en modo suricato. El miraba por todas las direcciones en busca de una posible amenaza.

—Nos limitaremos a seguir jugando —anunció finalmente Carlisle con tono frío y desapasionado—. Alice dijo que sólo sentían curiosidad. —Pronunció las dos frases en un torrente de palabras que duró unos segundos escasos.

Shirley apenas logró escucharlos, y apenas pudo escuchar el murmullo que decía Esme a Edward.

Shirley evitó preguntar.

El juego reinició pero parecía que los vampiros ya estaban cansados, no; esa no era la respuesta correcta. Los Cullen parecían alertas mientras fingían jugar. Shirley se amarró el pelo mientras lo tapaba con la gorra por tercera vez. Volvió a rociarse de gas pimienta.

Y al final todos se tensaron al momento que escucharon un crujido.

—Lo siento Shirley —murmuró ferozmente Edward—, realmente lo siento al haberte expuesto de esta manera. ¡Cuánto lo siento!

Shirley le dio una sonrisa nerviosa, no ayudaba el hecho que Edward también parecía más nervioso.

—Ya sabes que soy un imán de problemas... —trató de bromear.

Carlisle y Emmett voltearon donde se produjo el ruido al igual que los demás. Ellos aparecieron por una brecha abierta del bosque. Eran dos machos y una hembra. La hembra era bastante hermosa que rivalizaba con la exuberante belleza de Rosalie. Había un macho rubio que parecía salvaje. El otro tenía la piel oliva con unas rastas bastantes impresionantes. Los que resaltaban de aquel trio eran los ojos color carmesí.

Shirley los estudió de pies a cabeza, las paredes de su mente ya le había dicho quién de los tres era más peligroso. El rubio ocupaba el primer lugar y la pelirroja el segundo lugar. El del rastas ocupaba el tercer lugar.

El moreno dio un paso adelante, hacia donde estaba Carlisle.

—Creíamos haber escuchado alguien jugar —su voz se escuchaba majestuosa y un poco antigua era como uno de sus libros antiguos—. Me llamo Laurent, y estos son Victoria y James —señaló a la hembra y al macho.

—yo soy Carlisle, y esta es mi familia: Emmett y Jasper, Rosalie. Shirley y Alice; Edward y Esme.

Shirley imitó la pose de Rosalie y miró con aburrimiento a su alrededor.

— ¿hay sitio para unos poco jugadores más? —inquirió el moreno afable.

Carlisle copió el mismo tono amable de Laurent y respondió:

—bueno lo cierto es que acabamos de terminar el partido, será para la otra ocasión.

Shirley dejó de poner atención a lo que decía Laurent para fijar su vista hacia otro lado del campo fingiendo haber escuchado algo. Observó como Rosalie la imitó al igual que Alice, Victoria la vampiresa también miró hacia ese lugar. Shirley llamó la atención a Edward para que el pudiera saber de su nuevo plan. Pero pareciera que si había alguien ya que todos los vampiros se pusieron tensos. Algo había ahí que gruñó. Los diez pares de ojos se posaron entre aquel ser que estuviera escondido a cien metros.

— ¿Qué es? —preguntó Shirley con lentitud.

—Tenemos que irnos... —dijo Edward más enfadado que antes.

Shirley asintió y le dio una breve mirada al vampiro rubio que la miraba con intriga. Shirley solo le dio una mueca de fastidio y le sonrió a Edward. Shirley sabía que no era la mejor manera de comportarse, pero ya estaba harta de tanto silencio. Algo había que preocupó a Alice, algo había que los estaba observando aparte de estos tres vampiros nómadas.

Carlisle ofrecía su hospitalidad como un buen anfitrión. Laurent parecía más animado al escuchar este nuevo tipo de vida que llevaba los Cullen. James parecía incrédulo al igual que Victoria. En ese momento algo pasó, el viento sopló y vampiro rubio se envaro al captar su olor. Shirley observó cómo sus fosas nasales se dilataban, y buscaba el origen de aquel olor que estaba impregnada en la ropa de Esme, Rosalie y los demás Cullen.

James pareció encontrar el origen del olor porque dio un paso hacia Shirley. Shirley parecía exaltada al momento que los ojos oscuros y perturbados se posaron en ella y mostraba sus dientes.

Edward se puso en modo de ataque mientras la ocultaba, rugió como una bestia.

— ¿Qué ocurre? —exclamo Laurent.

Shirley lo vio por el rabillo como también parecía perturbado al inhalar el olor que estaba desprendiendo. Sus ojos se volvieron negros al igual que Victoria. Parecía que todos ya sabían que ella era humana.

—Ella está con nosotros.

Fue la voz retumbante de Carlisle, su voz sonaba seria e imponente. Todos miraban fijamente a los nómadas, fue Edward que rugió más fuerte haciendo hincapié de que está al tanto de lo que fuera que estuvieran pensando aquellos nómadas.

—Nos han traído un manjar —dijo Laurent dando un paso hacia donde estaba Shirley.

Shirley se quedó congelada al ver como Emmett con una mano lo aventó hacia atrás.

—ella está con nosotros —la voz firme de Carlisle rugió por todo el campo.

—Pero huele exquisita —dijo Laurent reponiéndose y viéndola con incredulidad.

— ¿Y? —dijo Emmett mostrando una fiereza, dejando de lado su juguetón.

—parece que tenemos mucho que aprender unos a otros. Yo no sería capaz de contenerme tanto tiempo al estar al lado de un humano que tiene olor tan cálido, exquisito y hasta pareciera ser placentero beberlo.

Shirley observó con morbosidad la cara de cada Cullen a la explicación de Laurent. Sin poder evitarlo soltó una carcajada humorística. Pareciera que Edward se le olvidó decirle de ese pequeño detalle. Que su sangre era la perdición para toda su familia también. Ahora entendía por qué sus caras tensas las veces que estaban cerca de ellas, las veces que Shirley notó que dejaron de respirar. Todo el misterio encajaba a la perfección.

Shirley volteó a verlo y le dio una mirada molesta. Sintió como james la observaba de nuevo y ella lo retó con la mirada buscando una forma de salir victoriosa. Pareciera que James, también sabía leer las mentes porque se puso serio al momento que Shirley se lo quedó mirando.

Laurent mencionó que no le harían daño y la cara llena de incredulidad por parte de James confirmó que no era cierto, Shirley sabía que el verdadero peligro era el rubio, y la pelirroja.

Shirley se sorprendió de como terminaron las presentaciones y las despedidas, cada uno de los nómadas se fueron evitando ir hacia donde estaba aquel animal que había rígido. Edward ni le pidió permiso para llevarla al estilo nupcial, ni muchos menos para sofocarla y dejarla casi desmayada. Shirley sentía tanto mareo y ganas de vomitar por el cambio abrupto. Cuando sus sentidos se restablecieron se dio cuenta que Edward iba manejando el jeep, ella estaba en la parte de atrás mientras Alice, que se encontraba en el asiento del copiloto trataba de convencerlo de ir a la casa Cullen.

— ¿A dónde me llevas? —preguntó Shirley aun aturdida.

Nadie respondió, sintió como alguien estaba a su lado y era Emmett que solo parecía un animal en plena vigilancia.

—maldita sea Edward. ¿Dime dónde diablos me llevas? —exclamó frustrada y molesta.

—debemos sacarte de aquí, lo siento.

— ¿Por qué? —preguntó ella tratando de calmar la sensación de rabia que la estaba dominando.

—Él te quiere... —algo musitó que no entendible para ella pero para los otros dos vampiros sí.

Shirley explotó. Estaba harta de la forma que Edward se guardó datos importantes que eran necesarios saber.

— ¡déjate de estupideces! Tenemos que hablar, como el hecho que mi sangre les atrae toda tu familia. ¡Detén el auto!

—Emmett —dijo Edward mirando la carretera, y Emmett, obediente la sujetó de las manos.

— ¡hijo de puta! —blasfemó.

Shirley se sentía como en aquella ocasión cuando Paul la sometió. Todo su cuerpo gritaba alerta, gritaba que se alejara de estos seres inhumanos.

—Lo siento Shirley —dijo Edward arrepentido mientras cambiaba de lugar con Alice para después acercarse a ella y sofocarla.

Shirley quedó inconsciente no sin antes de darle una mirada llena de traición a Edward. Definitivamente necesitaba alejarse de estos seres inhumanos.

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