Las vacaciones de fin de curso hacía poco habían comenzado y comence a pasarlas en el circo.
Salía del departamento a temprana hora y regresaba a altas horas de la noche, pues por los ensayos mas el echo de no querer dejarme a solas mucho tiempo para "protegerme" por parte de el rubio con quien aun no comenzaba a salir con el formalmente, pues ya parecíamos una pareja, de echo para el circo lo éramos. No obstante aun no había una declaración de por medio aunque para ser honesta tampoco parecía ser necesario.
Los días de las funciones podria decirse que vivía en el circo pues Popee y yo queríamos mejorar en nuestros actos por lo que me quede a dormir en el circo asi desde temprano ensayábamos. Trabajábamos tan duro que por las noches al tocar la almohada caíamos profundamente dormidos.
Y si, dormia en la habitación de Popee, pues ni loco dejaba me quedara con el dulce diablo o sola en una habitación aparte. Al principio aquel chico no se despegaba de mi ni un segundo, pero al pasar de los dias comenzó a darme espacio.
Aquellas mejores amigas mejoraron su relación en este tiempo, cada vez eran mas cercanas, inlcusive parecian formar ya una relación aunque aun no se formalizaba nada podia ver que en poco tiempo ambas estarian juntas, como debía haber sido desde un inicio.
Por otro lado ambos hermanos seguían sin dirigirse la palabra, Marifa intentaba mejorar poco a poco y asi acercarse a su hermano, pero cada vez que queria entablar una conversación con este mismo simplemente era ignorada. Por su parte para el rubio parecía ser como si nada hubiese pasado, o al menos eso era lo que aparentaba, sin embargo estaba consiente que por dentro el seguía con aquella duda de que hacer con respecto a su hermana.
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Las funciones habían terminado, pero aun seguía en el circo junto con los demas conversando amenamente en el desayuno. Sin embargo al terminar este mismo Papi se levanto de la mesa pues tenia una "reunión importante" con su novio a la cual no queria llegar tarde. Y asi se fue, dejándonos solos a los cuarto en donde hubo un silencio incomodo en aquel lugar por unos minutos que parecieron horas.
Nadie decia nada, simplemente se limitaban a desayunar en silencio, lo cual no duro mucho pues fue interrumpido por una pelirosada que llegaba hasta donde nosotros con el seño fruncido y un odio en su mirada.
Ono: ¡tu! -se acerco peligrosamente a Marifa, quien por otro lado se levanto y retrocedió pues sabía que Eepop finalmente había dicho la verdad, por ende estaba claro que venía a rendir cuentas
Eepop: Onomadek cálmate -menciono su casi novia interponiéndose en el camino de la antes mencionada
Kedamono y yo nos pusimos de pie estrepitosamente, alarmados y listos para detener a la pelirosada si se atrevía a hacerle algo a la menor de los Masuda. Por su parte el rubio ni se inmuto ante aquello, seguía con su semblante serio e inexpresivo mirando hacía otro lado, pues parecía no importarle lo que estuviera sucediendo aunque sabía a que venía exactamente la pelirosada.
Ono: ¿que me calme?, ¿despues de lo que te hizo?, ni loca -menciono con mirada seria hacía la menor- apártate Eepop
Eepop: no, no puedo dejar que le hagas daño
Ono: dije que te apartaras -termino por quitar del camino a su amiga, empujándola con fuerza, pero no suficiente como para lastimarla
Marifa retrocedió de nueva cuenta con temor pues aquella chica tenía casi la misma fuerza que su hermano y al saberse la verdad sabía que ella no se contendría ni se detendría en golpearla, por lo que finalmente terminamos por intervenir Kedamono y yo, interponiéndonos en aquella distancia que cada vez se reducía entre ambas
Ono: ¿que estan haciendo ustedes dos? -cuestiono consternada pero furiosa- porque la defienden, si los utilizo como unas viles marionetas
- estamos consientes de ello
Keda: pero no te dejaremos que le hagas daño -acompleto
En ese momento el rubio quien hasta ahora había permanecido desinteresado sobre aquella pelea que amenazaba con aproximarse se puso de pie y camino hacía nosotros, con mirada despreocupada y su semblante serio. Pensábamos que esto finalmente acabaría, pues aquel rubio llegaría para defender a su hermana, como solía hacerlo anteriormente, pero no fue asi. Aquel chico paso por entre nosotros sujetándome del brazo en el camino y sacándome de aquella escena, diciendo en su camino un...
Popee: no la defiendas
Para finalmente alejarme de aquello. Esas simples tres palabras fueron audibles para todos los presentes, quien al escucharlas quedamos completamente sorprendidos, pues no podíamos creerlas y mucho menos su pequeña hermana.
- no, debemos regresar, tu sabes como es Onomadek, podria lastimarla gravemente -mencionaba con preocupación
Popee: ella puede defenderse sola
- pero -cuestione
Sin embargo aquel chico me sujeto por las piernas cargándome como si fuera un costal de papas llevándome hasta su habitación.
La curiosidad de saber que era lo que estaba pasando me carcomía por dentro, pero aquel rubio me tenía inmóvil en su cama pues estaba acostado encima mío deseoso de poder dormir. Ninguno decia nada, simplemente permanecíamos en silencio total hasta que decidi hablar.
- pense que la defenderías
Popee: si pudo amenazarlos, planear asesinarte y alejarte de mi, entonces podrá manejar eso sola
- bueno nada de eso tiene que ver con una pelea frente a frente, Marifa no sabe pelear
Popee: entonces recibirá lo que merece por lo que hizo
- aun no logras perdonarla ¿no es asi? -mencione sin obtener respuesta alguna, sin embargo ese silencio decia mas de lo que con palabras podria- tu silencio me dice... que aun a pesar de todo la quieres, es tu hermana, siempre has estado para ella y viceversa -acaricie su dorada cabellera- tal vez tengas razón y no debería defenderla, pero conozco sus motivos del porque hizo lo que hizo, tampoco es justificable pero es entendible -hice una pausa para respirar profundo- al menos deberías darle la oportunidad de explicarse
Segundos despues de aquel pequeño discurso el rubio cedió, se dio la vuelta aun recostado en la cama dejándome libre para poder ayudar a detener aquella pelea en la que no sabía exactamente como se encontraría en este momento.
Popee: no la defenderé, pero tampoco impediré que lo hagas -cerro ambos ojos deseoso de descansar
Me limite a dirigirle una sonrisa seguido de un pequeño y fugas beso en su frente para dirigirme hacia la puerta y antes de salir me gire para verlo, me daba la espalda, seguía recostado perdido en sus pensamientos.
- Onomadek no es fácil de controlar, me ire con ellas para ayudar a calmarla
Y despues de esas palabras termine por irme para ayudar a detener la pelea. Al salir los gritos de la pelirosada se hicieron audibles lo cual llego a preocuparme aun mas.
Ayude a detener a Onomadek, por supuesto recibiendo golpes de su parte, pero pudimos detenerla gracias a los alegatos de su "amiga"
Eepop: Onomadek piensa bien las cosas, ¿que pasara si la golpeas?
Ono: aprenderá a no meterse contigo
Eepop: ¿y si Papi se entera que la golpeaste?, Onomadek nos despedirán
Ono: eso no me importa, podemos conseguir trabajo en otro sitio
Eepop: pero yo no quiero trabajar en otro lugar, me gusta trabajar en este circo -mencionaba desesperada- por favor, no lo hagas -suplico
Aquella pelirosada miro a su amiga, notando en esta como sus ojos comenzaban a ponerse cristalinos, siendo señal de que lloraría pronto si no se detenía. Lo pensó por unos segundos y finalmente ceso
Ono: bien, no la golpeare -miro a su amiga quien con aquellas palabras se tranquilizo dirigiéndose una sonrisa mutuamente, que no duro mas de cinco segundos, pues la pelirosada dirigió su mirada hacía la albina con semblante serio- pero que te sirva como advertencia, si le vuelves a hacer algo a Eepop, esta vez no tendrás tanta suerte
Dio media vuelta, tomo a su amiga de la mano y a paso veloz salio del circo. Me quede un momento en donde me encontraba para respirar profundo pues aquellos golpes que recibí por parte de la pelirosada me habían dejado un tanto mareada.
Keda: ¿__ estas bien? -menciono preocupado al notar como tambaleaba ligeramente
- si, estoy bien -le mire con una sonrisa
Marifa: de-dejaste que te golpeara para... defenderme, aunque mi hermano te dijo que no lo hicieras -menciono sorprendida
- bueno, no iba a dejar que te golpeara
Marifa: me equivoque contigo __ -me miro con arrepentimiento
- eso ya no importa -le di una pequeña sonrisa dudosa- debo ir con ellas, nos vemos
Me despedí de ambos y corri para seguirle el paso a aquellas amigas. Al llegar al departamento Eepop se disculpo conmigo por el comportamiento de su pelirosada y por los golpes que había recibido por parte de ella.
Finalmente y luego de haber pasado un rato agradable con ambas recibí un mensaje por parte de aquel rubio de mirada celeste. Decía que queria verme, pues tenia algo importante que hablar conmigo. Acepte la invitación, me despedí de ambas amigas y partí hacía aquel lugar de encuentro.