Aunque no pueda Verte

By Dd_Dlsj

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Un trágico accidente automovilístico le quito a Saúl una de las cosas mas valiosas en el mundo: su vista. Lo... More

Aunque no pueda verte
Prólogo
Capítulo Uno
Capítulo Dos
Capítulo Tres
Capitulo Cuatro
Capitulo Seis
Capítulo Siete
Capitulo Ocho
Capitulo Nueve
Capitulo Diez
Capitulo Once
Capitulo Doce
Capitulo Trece
Capitulo Catorce
Capitulo Quince
Capitulo Dieciséis
Capitulo diecisiete
Capitulo dieciocho
Capitulo Diecinueve
Capitulo Veinte
Capítulo Veintiuno
Capítulo Veintidós
Capítulo Veintitrés
Capítulo Veinticuatro
Capítulo Veinticinco
Capítulo Veintiséis
Capítulo Veintisiete
Capítulo Veintiocho
Epílogo
Curiosidades
Agradecimientos

Capitulo cinco

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By Dd_Dlsj

Saúl no paraba de pensar en la chica desconocida que había permanecido varios minutos en su cama a solas con él ¿Cuánto había pasado desde la fiesta? ¿Una? ¿Dos semanas? No lo sabía, pero desde aquella noche cuando despertaba lo primero en que pensaba era en ella, en lo suave que se había sentido su piel en sus manos o los carnosos y llenos que debían ser sus labios; cuando despertaba inhalaba con fuerza el olor que desprendía su cama pues a su derecha se había quedado impregnado en sus sabanas el olor dulzón a rosas que de ella brotaba.

Ya no podía inhalar la esencia de sus sábanas pues su madre las había lavado, lo que antes olía a rosas ahora olía a lavanda. No sabía si agradecerle a su madre por quitar el olor a rosas el cual lo estaba poniendo a pensar en corazones y bobadas o molestarse con ella por haberle quitado aquel privilegio.

A pesar de que su aroma había desaparecido de su habitación jamás saldría de su cabeza, ya le empezaba a gustar el olor que desprendía aquella desconocida.

-Todos están muy silenciosos hoy -escuchó la voz de David. Era cierto, todas las noches cenaban juntos en el comedor y siempre mantenían una bullosa conversación en la cual Saúl no era partícipe, pero aquella noche mientras cenaban todos estaban más enfocados en sus propios pensamientos que en entablar una conversación entre ellos.

Dean pensaba en la constructora mientras que Aleksandra recordaba como aquella tarde se había encontrado con un amigo de la infancia el cual no veía hace alrededor de diez años, Sarah pensaba en el chico con quien salía a escondidas de todos en la casa y ambos hermanos, mayor y menor, pensaban en la misma chica.

Mientras que David pensaba en lo hermosa que era Kala y en que debía comprarle un pequeño regalo para que su disculpa quedara perfecta, Saúl se preguntaba cuando sería la próxima vez que se encontraría con la chica desconocida. Si quisiera solo tenía que preguntarle a su madre o a Sarah quien era aquella chica, solo tendría que darle algunos detalles de su rostro y ellas le dirían de quien se trataba pero Saúl sabía que en el momento en que preguntara aquello todos en la familia harían preguntas, en especial el por qué aquella chica había estado en su habitación cuando ninguna otra había entrado en cinco años.

Mejor investigaba por sus propios medios, se dijo.

Tomó un trago de agua solo escuchando el ruido que hacían las respiraciones de todos en la mesa pero el silencio fue interrumpido cuando empezó a timbrar el celular de David con Hero de Sterling Knight, tenía ese timbre de llamada desde que salió la canción en el dos mil diez. David se disculpó para atender la llamada y se alejó del lugar para dirigirse a su habitación.

Cinco minutos después el timbre de casa sonó ocasionando que todos se pregunten quién les visitaría a estas horas de la noche.

- ¿Quién será? -preguntó Aleksandra haciendo señas con las manos para que Sarah vaya a abrir la puerta. Luego de varios segundos Sarah regresó al comedor.

-Es una chica -dijo Sarah volviendo a tomar asiento en el comedor-. Quiere ver a Saúl -Todos en la mesa se sorprendieron, en especial Saúl puesto que nunca recibía visitas.

Sin decir nada Saúl tomó su bastón, arrastró su silla hacia atrás y caminó para dirigirse a la sala donde descubriría que chica buscaba verle, no recordaba haber hablado con otra chica además de la desconocida de la fiesta ¿Sería ella? ¿Querría verle? su corazón aceleró su ritmo. Se detuvo en la sala esperando que quien sea hablara.

-Saúl -arrugó la nariz confundido al no reconocer quien se encontraba allí, no era la chica desconocida pues ésta no sabía su nombre.

- ¿Si? -preguntó relamiendo sus labios.

- ¿No reconoces mi voz? ¡Soy yo, Saúl! -Aquella chica se arrojó a los brazos de Saúl aferrándose a su cuerpo como si de un salva vidas se tratase. Saúl estaba confundido ¿Quién era esa chica y por qué lo abrazaba? Estaba a punto de alejarla de su cuerpo cuando las palabras que salieron de sus labios lo dejaron en shock.

>>Soy Maritza.

No podía creerlo ¿Maritza, Maritza Wilde? ¿La ex novia de Kevin? Las manos de Saúl empezaron a temblar cuando los recuerdos empezaron a pinchar su mente y a atormentar sus pensamientos.

- ¿Maritza Wilde? -preguntó nervioso esperando escuchar una negativa de su parte, deseaba con toda el alma que no fuese esa Maritza.

- Si tonto -susurró apretando su agarre en la cintura de Saúl y escondiendo su rostro en el pecho de éste, empezando a humedecer la tela de su camiseta con sus lágrimas-. Te extrañé tanto, Saúl -dijo sorbiendo por la nariz y frotando su rostro con su pecho. Saúl quedó sin vida por un momento mientras aquella chica apretaba más y más su cintura, no era tan alta como Saúl pero al parecer era lo bastante fuerte como para obstruir un poco la respiración del rubio con aquel abrazo.

- ¿Qué haces aquí? -preguntó con voz ronca colocando sus manos en las muñecas de Maritza para alejarla de su cuerpo, no se sentía a gusto con ella exprimiéndolo.

-Kalani dará una reunión y estoy invitada -dijo alejándose un poco de Saúl y limpiando sus mejillas húmedas.

Kalani, hace ya tiempo que Saúl no escuchaba aquel nombre y desde el accidente no había vuelto a tener interacción con aquella señora, tampoco era como si quisiera encontrarse con ella. Antes habían tenido una buena relación, era la madre de su mejor amigo y de su novia, era la mejor suegra que había existido pero su relación había cambiado ya hace cinco años.

-Tienes cinco años fuera del país y vienes porque Kalani dará una reunión -susurró acariciando sus brazos desnudos, su cuerpo se sentía frío-. ¿Por qué estás en mi casa?

-También estas invitado -dijo una nerviosa Maritza. Tenía cinco años que no veía a uno de sus mejores amigos, esperaba abrazos y algunas mejillas mojadas pero en vez de ello solo había recibido distancia; una fría y dolorosa distancia del chico que en el pasado había considerado su hermano.

- ¿Estoy invitado? -Saúl se carcajeo sin humor, era imposible que Kalani lo invitara a su casa, esa señora había dejado muy claro que no quería verlo jamás- Estas bromeando.

-Estoy hablando en serio, Sasa -Saúl arrugó la nariz cuando escucho aquel apodo, tenía mucho tiempo sin escucharlo... no le gustaba.

-Pierdes tú tiempo, Maritza. No iré a ningún lado -respondió apoyando su cadera del sofá que se encontraba a su derecha, Maritza mordió el interior de su mejilla y dio un paso hacia Saúl, lo suficientemente cerca como para que el rubio pudiera oler el olor a fresas que desprendía la pelirroja.

-A Kevin y a Kyara les gustaría que estés ahí -susurró extendiendo su pequeña mano y colocándola en la suave mejilla de Saúl.

Kevin y Kyara están muertos, quiso gritar, pero el nudo en su garganta no permitió que aquellas palabras fueran dichas en voz alta.

>>La reunión será el jueves... ese día los gemelos cumplirían veinticuatro años -No tenía que recordárselo pues Saúl jamás olvidaría esa fecha-. Vendré por ti ¿vale? -Maritza se puso en las puntas de sus pies y depositó un beso en la mejilla de Saúl, alejándose caminó hasta detenerse en la puerta Me alegró volver a verte.

Saúl dejó escapar todo el aire que había contenido cuando escuchó la puerta cerrarse, con las extremidades inferiores temblándoles caminó hasta tomar asiento en el mueble. Sus manos temblaban, sus piernas igual y su corazón estaba a punto de abrir un hueco en su pecho y salir volando. Ocultó su cabeza entre sus manos cuando las imágenes empezaron a volar en su cabeza, quería alejarlas, querían que se marcharan y lo dejaran en paz pero era imposible no escuchar como la ronca risa de Kevin se reproducía en su cerebro o como el olor a malvaviscos que desprendía el cabello de Kyara masacraba sus sentidos.

Pequeñas gotas saladas resbalaron pos sus ojos hasta humedecer sus mejillas ¡No! Ya no lloraba por esas cosas, ya no era un niño que se escondía bajo las faldas de su madre, tenía que afrontar las cosas y aceptar que por su culpa aquellas personas ya no estaban en este mundo. Tomó una bocanada de aire y trató de relajarse, alejando aquellos pensamientos y enterrándolos en un cofre se puso de pie para volver al comedor, no dio ni dos pasos cuando el timbre de casa volvió a sonar por segunda vez aquella noche.

Con un movimiento rápido limpió sus mejillas y caminó hasta la puerta, se sentía afortunado de que Maritza vuelva a llamar, así le diría que no lo vuelva a buscar y que él no asistirá a aquella reunión aunque Kalani lo haya invitado, los gemelos estaban muertos y no era momento para encender llamas del pasado.

-No iré, Maritza... así que no vengas a buscarme -susurró cuando abrió la puerta y el frío de Liverpool abofeteó su rostro.

-Bueno...mmm... ¿hola? -El rubio arrugó la nariz al percatarse de que esa no era la voz de Maritza pero su corazón aceleró su ritmo cuando reconoció el acento estadounidense.

-Hola -respondió el saludo relamiendo sus labios que de pronto se encontraban secos, no podía creer que la desconocida de la fiesta había ido a verlo, por supuesto que era ella ¿cómo olvidar su voz? Era en lo único que pensaba desde el martes en la noche.

-Hola -susurró otra vez una nerviosa Kala. No esperaba ponerse nerviosa de ver a Saúl de nuevo pero al parecer las cosas no siempre salen como uno quiere, o eso era lo que le decía su corazón acelerado al tenerlo tan cerca. Mordió su labio cuando recordó lo que le había dicho al abrir la puerta, esas palabras eran dirigidas a la linda pelirroja que había salido de la casa ¿Era esa su novia?

>> ¿Puedo pasar? -preguntó acariciando sus brazos para entrar en calor, a pesar de llevar un abrigo, en noviembre el clima era bastante frío, en especial por las noches.

-Si claro, pasa -Saúl se colocó al lado de la puerta para permitirle la entrada a Kala, aspiró su aroma con fuerza cuando aquella chica cruzó a su lado dejando un agradable olor a rosas a su paso.

Extrañaba su olor, se dijo Saúl luego de cerrar la puerta y recargar su espalda de ésta. Por varios segundos ambos estuvieron en silencio solo escuchando el sonido de sus respiraciones, mientras Saúl no sabía que decir Kala se deleitaba viendo las hermosas facciones que enmascaraban el rostro de Saúl. Tenía un buen físico, eso era obvio, pero ahora Kala solo quería ver el radiante color de sus ojos los cuales estaban cubiertos por unas gafas oscuras.

-Te preguntarás por qué estoy aquí -dijo Kala mordiendo su labio inferior y jugando con sus manos.

-Si -susurró Saúl.

-Pues... la otra noche dejé un collar de perlas en tu habitación y de verdad que lo necesito -Kala llevaba toda la tarde ocupada, su tía Agnes había decidido desechar la falda que le había prestado porque ya había perdido su glamour luego de la mancha que se le había pegado, por ello ordenó a Kala comprarle una nueva; Kala no se negó pero descubrió que encontrar una falda idéntica a la que su tía le había prestado era un trabajo demasiado difícil y duró toda la tarde tratando de conseguir una. Lo logró y cuando llegó a casa a descansar Agnes la esperó con la noticia de que ya finalizada su tarea al comprar la falda ahora tenía que ir a buscar su collar donde sea que lo había dejado tirado.

-Oh -susurró Saúl un tanto desilusionado por pensar que aquella chica lo había ido a visitar a él, que tonto había sido por pensar eso.

-Si no fuera muy importante no habría venido a estas horas de la noche -argumentó Kala rogando porque Saúl intentará buscar el collar y entregárselo.

-Vale, sígueme -Saúl se dijo que debía ser un collar súper costoso si había venido tan tarde a buscarlo, y ¿Si quizás fuera una excusa para verlo? Desechó la idea al instante.

Juntos y en total silencio subieron a la habitación de Saúl, luego de abrir la puerta Kala corrió directo al baño de Saúl para buscar su collar mientras que el aludido cerró la puerta y tomó asiento en la esquina de su cama.

-No está -dijo Kala nerviosa porque lo haya tirado a la basura sin darse cuenta.

- ¿Dónde lo habías dejado? -preguntó rascando su barbilla.

-Lo dejé en el lavamanos -respondió.

-Quizás lo haya tomado mamá mientras limpiaba, le preguntaré en la mañana -dijo encogiéndose de hombros y doblando su bastón hasta ponerlo pequeño.

- ¿En serio? -preguntó entusiasmada.

-Si pero no esta noche.

- ¿Por qué no? -preguntó una confundida Kala.

Porque no quiero que toda mi familia se entere de que una chica estuvo en mi habitación y que esa chica se encuentra conmigo en estos momentos, pensó.

- Porque estamos peleados -mintió haciendo señas con las manos para quitarle importancia, Kala bufó y sin ser invitada tomó asiento en su cama, Saúl no se molestó en especial porque la tenía más cerca y podía oler el aroma que ella desprendía, era extraño admitir que la presencia de aquella desconocida lo hacía sentir bien.

-Estoy súper cansada y si llegó a casa sin ese collar mi tía se molestará muchísimo conmigo.

- ¿Por qué?

-Porque además de que arruine su hermosa y costosa falda también extravié su costoso collar -dijo molesta ocultando su rostro entre sus manos.

-Esas cosas no fueron tu culpa -susurró Saúl.

-Cuando algo o alguien está bajo tu cuidado, lo que le suceda será tu culpa -Kala giró la cabeza en dirección a Saúl y se arrepintió de sus palabras cuando vio el rostro de dolor que puso el rubio.

Las palabras de Kala habían tocado un nervio, ahora gracias a ella el malestar que había dejado Maritza había crecido enormemente.

-Lamento si dije algo que te molestó -susurró Kala colocando su mano en la pierna de Saúl y haciendo círculos con su dedo pulgar.

Saúl apretó la mandíbula al instante, aquella chica era bastante, no, extremadamente confiada y además no respetaba el espacio personal de los demás. Recordó que hace ya mucho tiempo nadie lo tocaba por más de cinco segundos a excepción de su madre, pero esta chica desconocida solo había compartido con él dos veces y ya había entrado a su habitación, utilizando su baño, se había acostado en su cama, le había acariciado el rostro y ahora le tocaba la pierna. Acaso ¿No sabía que esas cosas se les hacen a los chicos en especial a los desconocidos? Al parecer no.

Saúl sentía el calor que desprendía la mano de aquella chica a través de la tela de su pantalón, su sangre se calentó al instante solo con aquel simple toque y en lo más profundo de su interior deseó que afianzará su agarre y deslizará su diminuta mano un poquito más, solo un poquito más arriba y podría acariciarlo por encima del pantalón.

Imaginó que luego ella intentaría desabotonar sus pantalones y bajar la bragueta para después meter su mano en el interior de sus boxers y tomarlo por completo; quizás se le erizaría la piel al sentir su mano fría tocar una parte tan sensible y caliente de él pero luego el calor de su piel se mezclaría con la de ella y todo sería placer.

Después ella tomaría su boca en un beso apasionado mientras continuaría dominándolo con su mano y le sacaría pequeños gemidos de placer, Saúl besaría su mandíbula hasta pasar por su cuello y llegar hasta sus pechos ¿De qué tamaños serían? No le importaba, solo sabría que allí estaría en la gloria.

Un gruñido involuntario salió de sus labios al imaginar todo eso, poco a poco una erección se iba formando en sus pantalones hasta lastimar su miembro con la bragueta, movió su pierna quitando la mano de Kala y cruzó esta por encima de la otra para disimular la reacción involuntaria de su cuerpo y que la desconocida no se diera cuenta del lío que se formaba en el interior de sus pantalones.

Kala apretó su mano cuando vio al rubio alejar su pierna y apretar la mandíbula, maldijo su estupidez. Solía respetar el espacio personal de los demás pero con Saúl era diferente, quería tocarlo, acariciarlo, inhalar su aroma, sumergir su nariz en su sedoso cabello y probar sus lindos labios, morderlos hasta que se hinchen y se pongan rojos. Nunca había querido hacerle eso a ningún chico Lastimosamente parecía ser un chico poco social y bastante reservado el cual huía del contacto con las personas, se recordó aquello para la próxima vez que estuviera con él, si es que lo estaba.

Saúl tenía un enorme lío en sus pantalones y uno más grande en su cabeza, quería dejar de cruzar las piernas y que aquella chica volviera a acariciarlo, tocarlo, tomarlo y que haga lo que le venga en gana con él. Se levantó de la cama y alejó esos extraños pensamientos de su cabeza.

Sentía una fuerte atracción sexual por aquella desconocida lo cual era estúpido, ¡ni siquiera sabía su nombre! Pero aun así una fuerza invisible lo empujaba hacia ella, no había tenido pensamientos de tal magnitud hace muchos años, pero con ella era un tanto diferente ¿por qué? Se preguntó.

-Entonces hablaré con mi madre luego y le preguntaré por tu collar -dijo Saúl dándole la espalda a la cama y esperando calmar las reacciones de su cuerpo.

-Está bien -Kala estaba a punto de decirle que le mande un mensaje cuando encontrará su collar pero no sabía si decirle aquello era una falta de respeto pues no sabía si las personas con discapacidades visuales enviaban mensajes de textos. Solo tienes que darme tu número de teléfono para llamarte y preguntarte si ya lo has conseguido -dijo luego de varios segundos en los que solo podía ver la espalda de Saúl. Metió las manos en el abrigo que llevaba y recordó que ese era el abrigo de Saúl el cual había perdido el aroma a cítricos y ahora solo olía como Kala. Se quitó el abrigo y lo dejó en la cama mientras esperaba la respuesta del rubio.

-No tengo teléfono -dijo molesto por no haber comprado un celular hace mucho tiempo, le hubiese gustado que aquella chica lo llamara.

-Oh -respondió Kala sin saber que decir. Entonces vendré mañana -Kala estaba a punto de marcharse cuando Saúl se dio la vuelta y ambos quedaron frente a frente. Saúl tenía una expresión de tristeza el rostro, no sabía por qué pero se sentía triste.

Armándose de valor y a pesar de que dijo que no lo tocaría, Kala se acercó a Saúl y luego de dudar por varios segundos enredó sus brazos en la cintura de Saúl y escondió su rostro en su pecho hasta que lo único que pudo oler fue a Saúl. El rubio se quedó sorprendido por varios segundos pero luego de un tiempo se relajó y abrazó con bastante fuerza a aquella chica. Se sentía pequeña y frágil entre sus brazos, su cabeza ni siquiera tocaba su barbilla.

- ¿Por qué me abrazas? -preguntó.

-Porque creo que lo necesitabas.

Aquella madrugada en el silencio que le brindaba su habitación se percató de que estaba solo. Es como si siempre hubiese estado solo, solo que ahora se había dado cuenta.

Heyy, acá estoy sana y salva escribiendo un nuevo capitulo. Me he ausentado por mucho tiempo y quizás vuelva a suceder puesto que estoy en la universidad y pues deben saber que es un tanto complicado pero por supuesto siempre tratare de traerles un poco mas de Saúl y Kala... así que no pierdan la paciencia plis.

Espero que les haya gustado el cap y no olviden comentar y votar plis... en serio espero que apoyen la novela... si les gustan dejen su apoyo ¡Dios, no es tan difícil!

Bueno, nos vemos en la próxima.

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