Caminaba por las calles de Shioashisu con algo de nerviosismos pues creía saber sobre lo que aquel rubio quería hablar
Sin embargo poco antes de llegar al sitio de encuentro sentí como de la nada alguien paso ambas manos con un pañuelo cubriendo mi boca y nariz, no contenía nada pero no podía respirar. Trataba de zafarme a toda costa sin éxito alguno, la calle estaba solitaria por lo que gritar por ayuda no era una opción, pues tampoco podía hacerlo.
La falta de aire me desesperaba cada vez mas. De pronto sentí una inyección en mi brazo que me hizo perder la conciencia paulatinamente, no sin antes poder divisar aquella persona tras mi espalda, era nada mas y nada menos que Kazuhiko quien me dirigía una mirada siniestra con una gran sonrisa que solo lo hacia lucir mas siniestro.
De pronto todo se volvió oscuro, mis manos dejaron de forcejear la mano que sujetaba con fuerza aquel pañuelo en mi boca y mis piernas se volvieron débiles. Había perdido el conocimiento.
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Cerca de aquel lugar se encontraba un rubio en espera de aquella persona a la que había citado, las personas se iban, los locales cerraban, las calles se vaciaban dejándolas solitarias y oscuras. Aquella persona citada se estaba retrasando, lo cual consterno al chico de mirada celeste que le esperaba, por lo que se decidió por ir a buscarle, pues sabía el camino que debía tomar para llegar al punto de reunión.
Al pasar por una calle diviso a lo lejos una camioneta estacionada donde no debía, dos de las puertas se encontraban abiertas y dos personas a la distancia parecían estar cerca de esta. El de cabellos dorados se acerco a aquel sitio, pues debía pasar por ahí, sin embargo, al acercarse aquellas sombras se hacían mas notorias, y una de aquellas personas parecía haberse desmayado, o haber perdido el conocimiento, pues aquella otra persona que le acompañaba la cargo tal cual princesa para subirla a la camioneta con gran tranquilidad.
Finalmente al estar a una distancia suficiente se percato de quienes eran esas personas protagonistas de aquella escena. Pudo ver a su "rival", aquel castaño que había amenazado con quedarse con su amada tiempo atrás, el castaño llevaba en sus brazos a nada mas y nada menos que a la chica que buscaba en esos momentos.
Abrió ambos ojos de par en par con gran sorpresa al ver la situación frente a el, frunció el ceño con furia y sin pensarlo dos veces corrió con gran enfado hasta donde se encontraban ambos, sin embargo antes de llegar el de cabellos dorados sintió algo acercándose a gran velocidad hacia el, esquivando aquello que provenía de otra dirección.
De la nada aparecieron dos personas frente a el y otras dos detrás rodeándolo mientras le apuntaban con sus armas. No obstante, el rubio también cargaba con las suyas, las cuales no dudo en sacar de sus bolsillos inmediatamente, posicionando una en frente y la otra detrás.
Kazuhiko: a Popee, sabia que vendrías -sonrío con malicia- no podías perderte el espectáculo verdad
Popee: bastardo, ¡suéltala! -le ordeno con recelo a su adversario
Kazuhiko: ¿por qué debería hacerlo? -pregunto con ironía- ahora ella me pertenece
Y entonces se escucho el primer disparo que provenía de uno de los hombres detrás del ojiazul, pero nuevamente logro esquivarlo. Ese fue el comenzó de una balacera, los cuatro hombres tenían como objetivo asesinar al rubio pero ninguna bala lograba darle, ni siquiera llegaban a rosarlo.
Kazuhiko: te lo dije no es cierto, __ finalmente será mía -mencionaba a la distancia, con el único propósito de distraer al objetivo y así poder acabar con el
Una pequeña guerra se había desatado, pero el de mirada celeste logro detener a dos de los cuatro hombres a quienes les disparo con precisión en ambas manos, evitando así que pudiesen usarlas, pero no todo salio como se esperaba.
Al apuntar y disparar cuidadosamente a dos para así sacarlos del juego, los otros dos restantes lograron apuntarle. Dos balas le atravesaron, sin embargo no lograron detenerlo, las balas se incrustaron en su pierna derecha y brazo izquierdo derramando sangre por aquellas heridas, pero este ni siquiera se inmuto, pues no era la primera vez que se involucraba en algo así, ni tampoco la primera en la que recibía heridas de balas.
Las personas restantes se les acabaron las balas, por lo que no les quedaba opción que tomar las armas de sus compañeros caídos, pero en el transcurso el rubio les disparo uno en el abdomen haciendo que cayera al instante y otro cerca de la clavícula respectivamente, así logrando detener a todos. Solamente faltaba uno, Kazuhiko.
Popee: devuélveme a __ o yo mismo me encargare de volarte los sesos -le ordeno al castaño apuntándole con la única pistola que aun tenia balas, amenazando con disparar si no le entregaba a su amada, pero a pesar de haber perdido a sus ayudantes el de risos seguía con aquel semblante calmado y victorioso
Kazuhiko: oh, vamos, no creíste que eso era todo o si -le miro desafiante mientras que sonreía como todo un maníaco
De un pequeño callejón al otro lado de la calle salio disparada una bala en busca del rubio quien la esquivo haciéndose para atrás, obteniendo en su lugar un dardo tranquilizante en su brazo izquierdo, mismo que hace tan solo unos momentos había recibido una bala.
Aquel dardo tardo en hacer efecto, lo suficiente para apuntar con su pistola hacia donde provenían aquellos ataques disparando sin duda alguna recibiendo así otro dardo el cual se posiciono en su pierna.
La persona detrás de aquel oscuro callejón callo de frente hacia el suelo, creándose un charco de sangre que cada vez se hacia mas y mas grande. Por su parte el rubio también callo al suelo pues aquel efecto del tranquilizante ya había echo efecto.
Kazuhiko: y así es como todo termino -miraba al inconsciente rubio frente a el
El de risos seguía con aquella chica en brazos, por lo que procedió a introducirla dentro del vehículo con gentileza. Una vez se encargo de la chica regreso hacia su adversario quien yacía tumbado en el suelo, con una mano al frente que era donde llevaba su única arma cargada.
La idea de los dardos parecía haber resultado, pues el castaño sabía que si el de mirada celeste los descubría no seria fácil de asesinar, por lo que sedarlo era una buena opción. Sin embargo lo haría si y solo si llegara a acabar con aquellas cuatro personas quienes lo atacarían de frente, si lo lograba su única alternativa seria sedarlo y así matarlo, por lo que un quinto se escondió del otro lado de la calle en un callejón oscuro para poder apuntar con ambas armas, observando la escena en espera de la señal.
El castaño no tenía armas a la mano, las únicas que quedaban con balas eran la de aquel hombre envuelto en un charco color escarlata a una calle de distancia y la pistola de su adversario frente a el. Termino por elegir aquella que le quedaba mas cerca.
Camino con gran calma hacia el rubio inconsciente, le tomo una foto con su móvil, se agacho para tomar su arma, pero al hacerlo este alzo la mirada al mismo tiempo que el brazo con el arma, disparándole en el hombro al contrario, acto que hizo que este cayera al suelo por el impacto.
Popee: ¡bastardo!, no te llevaras a __ -le amenazo apuntándole con las pocas fuerzas que aun le quedaban
Kazuhiko: valla, si que me sorprendiste -se reincorporo- creí que esos dardos al fin habían echo efecto -sonrío con malicia
El rubio seguía apuntándole y el castaño no podía hacer nada, aun quedaba otra arma disponible, sin embargo sabía que el ojiazul aun tenia balas y amenazaba con usarlas si llegaba a hacer un movimiento indebido, pues a pesar de haber recibido dos dardos aun seguía consiente, lo suficiente como para detenerlo si intentaba tomar aquella arma a la distancia.
Era muy arriesgado, sin embargo al ser de noche y ver que aquel chico gracias a las balas que había recibido se estaba desangrando, ademas de que gracias a los dardos quedaría inconsciente en poco tiempo hasta llegar a su muerte, pues nadie pasaría por aquella calle hasta el día siguiente, por lo que simplemente decidió irse.
Kazuhiko: bueno, aquí es donde nos despedimos Popee -mencionaba tomando su brazo donde anteriormente había sido herido- por tus heridas y los dardos es seguro que morirás antes del amanecer, es una lastima que no hayas podido hacer nada por __
Popee: no me subestimes imbécil
El de cabellos dorados seguía apuntándole al contrario hacia su cabeza, justo cuando aquel se iba a ir disparo, no obstante no logro darle pues su brazo iba cayendo lentamente. La bala solamente logro rozar su mejilla haciéndole así un pequeño corte, y sin mas aquel chico se subió a la camioneta arrancando esta a gran velocidad.
Por su parte el rubio quería hacer algo, quería detenerlo, pero su cuerpo ya no le respondía, había resistido lo mas que podía ante los efectos de aquellos dardos, solamente los veía alejarse y siendo cada vez mas y mas imperceptibles a su vista pues esta comenzaba a tornarse borrosa.
Popee: ¡___!, ¡___!, ___... -disminuía cada vez mas el tono se su voz- no dejare que te haga nada, iré por ti lo... prometo...
Fueron sus ultimas palabras, antes de caer inconsciente