El Lobo Y El Zorro (Omegavers...

By MilMoonAn

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"Prometo hacer hasta lo imposible para volver a verte en nuestra próxima vida. Ser lo suficientemente pacien... More

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-1- Una verdadera amistad
-2- El principio.
-3- El mito que se hizo verdad
-4- El destino suele ser doloroso
-5- Pareja
-6- Se puede romper
-7- Más vale un humano que un Gamma
-8- Otra clase de amor
-10- Uno más
-11- Negación
-12- Dena
-13- Salvación
-14- Una amistad
-15- El lobo y el zorro
Epílogo

-9- Felicidad

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By MilMoonAn

A veces las promesas solo tardan un poco en poder cumplirse.

La única manera en que la manada encontraría un perdón y aceptación a los Gamma era en cuanto una desgracia los azotara. Como tuvo que ocurrir. Porque cuando el Alfa vio que estaban bajo amenaza por parte de los humanos declaró que esta vez debían estar unidos. Que aquella guerra no era solo para Alfas, Betas o Gammas, era para todos los cambia formas. Era necesario aquello para que quizá el antiguo odio que antes les nublaba la vista ahora sea vuelto claro.

Los humanos venían por todo. Querían acabar con cada uno de ellos. Con su arsenal de armas y conociendo sus debilidades entonces los humanos los acabarían si es que peleaban solos. Si había unidad entre todas las regiones entonces podrían hacer frente a aquella tragedia. Usó aquella escusa para que la aceptación hacia la pareja de su hijo sea más fácil. Y se volvió efectiva porque en unos días el Gamma ya estaría fuera conociendo a los demás. Mika sería una prueba para que los demás aceptaran que ellos no eran una amenaza.

El primer día que ambos estuvieron en su libertad y sin miedo a ser rechazados Kato quiso llevar al Gamma a los diferentes lugares que lo habían visto crecer. Él quería que la escencia de Mika se adueñara de cada recuerdo que tuviese. Lo logró, porque ahora cada espacio del territorio de la manada tenía un poco de la imagen de Mika, Kato guardaría aquellos recuerdos con tal anhelo que no los soltaría hasta que ya estuviese muerto.

Raku todavía no se mostraba en los almuerzos o cenas. Él podía aceptar que su hijo esté enlazado con un Gamma pero era muy pronto para aceptar al Gamma propiamente. Tres generaciones de su familia odiando a Delta y Gamma no podían ser rotos y olvidados en unos cuantos días. Raku temía lastimar de una u otra forma a Mika. Para evitarse cualquier riesgo todavía no se presentaba a ellos para sentarse a hablar.

La declaración de guerra había sido dada hace menos de un día y eso les daba un poco de tiempo para organizarse. Porque los humanos no eran tan crueles como para atacarlos en el momento menos esperados. Los humanos querían dar pelea, que su segura victoria tenga un buen sabor y sea recordada. Raku usaría aquel tiempo para organizar a sus soldados e intentar que su manada esté a salvo. Buscaba lugares en los que pueda esconder a mujeres y niños. También debía pulir su método de batalla, habían pasado años desde la última vez que salió a atrapar a un enemigo o pelear contra él. El tiempo sería largo. La guerra todavía no era oficial.

—El Gamma tiene un gran corazón —Hugo, un gran ave, siempre estaba a lado de Raku, debía informarle cada cosa que ocurría en la manada. Últimamente cada oración giraba en torno a la pareja de su hijo y aquello no sabía cómo manejarlo— ha ganado el cariño de la mayoría de la manada. Tiene mucha bondad en su debilucho cuerpo.

—No me sorprende —Raku caminaba rumbo a su pequeño cuartel a orillas de su territorio— Nunca vas a encontrar a un Gamma desagradable. Su naturaleza los obliga a llevarse bien con todos porque saben que incluso un enemigo débil podría matarlo.

—Debería darle un poco de crédito al niño, en serio.

Raku gruñó bajo y siguió su camino hasta llegar a la enorme casa que guardaba sus armas y las de toda la manada. Debía encontrar más municiones. Debía admitir que estaban en ventaja. Al ser cambia formas sus heridas sanaban con gran rapidez. No era tan fácil matarlos, a diferencia de los humanos que en cuanto les doblaban el cuello cortaba su vida. Tal vez estaba en ventaja con ello. Pero si contaba su número con los de los humanos entonces el ejército enemigo ganaría. Debían encontrar más soldados.

Kato elevó la mano hasta recoger una manzana ya madura, su sonrisa estaba tan radiante que Mika era contagiado por ella. Ambos habían decidido descansar de su recorrido en aquel riachuelo que separaba su manada de una diferente al norte. Debajo de un árbol con la luz del sol calentando sus cuerpo decidieron solo sonreírse y comer tantas manzanas como pudiesen. Por el momento Kato era el que iba ganando en ello

Su paz era tan oportuna que Mika había olvidado todo lo que tuvo tiempo atrás. Estaba bien, Mika sabía que Karim pronto tendría un alma más al que amar, se recuperaría con facilidad, su fuerza era inigualable. No debía preocuparse por él. Además tenía conocimiento de que Dena estaba a su lado y el Omega podría controlarlo y cuidarlo. Ambos iban a estar bien el uno al otro. Por algo la diosa luna los había emparejado, se complementaban.

—¿Es cierto que si un Gamma queda embarazado, muere? —Kato decidió preguntar porque no quería correr el riesgo, no quería perder a su pareja y si tener descendencia los separaba entonces no lo quería.

Mika sonrió con un poco de nostalgia. Él no tuvo a alguien que le explicase los detalles de su situación como Gamma. Sus padres habían muerto cuando él no tenía voluntad propia. Se había criado entre puros Deltas que pocas veces le explicaban cómo es que ocurría su emparejamiento. Sin embargo Mika sabía que la madre que le dio vida era una Gamma al igual que su padre, un hecho que la madre de Karim había catalogado como un milagro. Tenía un poco de sospechas de que aquello era cierto, que la debilidad de un Gamma les dificultaba la tarea de tener un hijo propio. Una razón más para su casi extinción.

—Con un milagro se puede —soltó Mika mientras sus manos sujetaba un pedazo de pasto y lo arrancaba de la tierra, intentando encontrar las palabras adecuadas para demostrar que él sí estaba dispuesto a correr el riesgo—. Mi madre fue Gamma, murió antes de que siquiera pudiese recordarla, pero ella sí pudo.

—Los milagros ocurren una vez cada cien años —Kato recordaba escuchar a su madre cuando leía alguna que otra historia— sin el milagro ¿entonces?

—Sin el milagro depende.

Mika se levantó y estiró sus brazos una vez antes de agacharse y quitarse la ropa con rapidez. Kato desvió la mirada y carraspeó un poco incómodo. El alfa solo volteó cuando una esponjosa cabeza se acomodó en su pierna. Mika en su forma animal era realmente hermoso y tierno, Sus largas y grandes orejas y su pequeña nariz hacían de él una combinación de una maravilla natural. Kato lo veía de esa manera porque ese pequeño zorro del desierto que parecía empezar a dormir en sus piernas era suyo, su pareja.

Kato tomó la ropa del Gamma y la dejó a su lado, procurando no olvidarlo en cuanto vuelvan a casa. Por el momento esperarían a que la noche llegue a ellos. El Alfa decidió dormir en cuanto vio como el pequeño pecho de Mika se volvía más lento en sus respiraciones. Aquella tarde la dejarían en aquel pequeño riachuelo.

Las horas pasaron entre aquella tranquilidad. Pronto la noche los bañó en su máximo esplendor y la suave brisa nocturna tuvo que despertarlos. El riachuelo había llamado a miles de luciérnagas que revoloteaban entre orilla y orilla esperando ver un poco más de aquel cálido romance y el ulular del viento adornaba la danza nocturna de las estrellas y demás animales que rondaban con tranquilidad sin perturbar aquel instante. Las hojas de los árboles silbaban hacia el firmamento y la luna llena lucía tan brillante como siempre descubriendo hasta la oscuridad más densa del bosque.

Mika fue el primero en levantarse y cambiar a su forma humana, sus largos dedos tomaron su ropa y se abrigaron con ella. Sin apartar la mirada de Kato quien tan dormido lucía una paz que Mika admiraba. Cuando Kato despertó la vista de los ojos amatista de Mika lo llenó de gran alegría porque estaban juntos. Por eso extendió sus brazos y tomó a su pareja de la cintura hasta tumbarlo al suave pasto y inclinarse sobre él, sin poner su peso en el Gamma y estando en la posición exacta para darle un suave beso.

El latido de sus corazones ya eran uno solo y sus ojos cerrados disfrutaban de aquel instante. Kato ansiaba llegar hasta lo último, quería palpar la piel del Gamma con sus manos desnudas, ver su rostro sonrojado a causa suya. Cuando sus manos empezaron a subir un poco la camisa de Mika entonces se detuvo porque si quería que eso pasase entonces ese no era el lugar adecuado. Mika podría contraer un resfriado.

—¡Vamos! —Mika lució desesperado cuando pareció leer la mente de su pareja mediante su lazo— no voy a morir por un resfriado, Kato.

—No voy a correr el riesgo —Kato sonrió orgulloso por transformar a su pareja en una masa de desesperación, de cierta forma le agradaba— Así que... —se quitó el abrigo que llevaba y se lo puso a Mika.

—¿En serio? —El Gamma seguiría reclamando, pero le agradaba ver al Alfa sin nada de la cintura para arriba, su musculoso cuerpo podía lograr que olvidara lo que ocurría antes. Eso y el aroma de su pareja en aquella prenda— Vamos a casa.

Kato se quedó un segundo más sentado en aquel lugar mientras veía a Mika caminar hacia la manada, la delgada figura del Gamma hacía que su cuerpo revoloteara en varios sentimientos y no todos ellos eran "buenos". Por eso en cuanto se levantó empezó a correr hacia su pareja y tomando sus piernas e inclinándose un poco logró alzarlo, dejando a Mika sentado sobre sus hombros y con una gran vista de aquel bosque verde que era iluminado por la dulce noche.

Cuando llegaron a casa el semblante serio e impasible de Raku los esperaba.

Raku tenía una taza de café humeante entre sus manos, su vista estaba en la puerta, como si los hubiese esperado toda la tarde. Sus músculos se notaban tensos y sus labios estaban apretados en una línea que nadie supo interpretar. Estaba sobre una silla de la sala, con los codos y manos en la mesa, rodeando la pequeña taza blanca con detalles dorados que le pertenecían a su esposa.

Kato bajó a Mika de sus hombros y ya un poco más calmados de la carrera que habían vivido hace poco se sentaron frente al imponente hombre quien ya los miraba fijamente. Ambos sabían que Raku debía estar haciendo un gran avance en cuanto a su aceptación con el Gamma. Era la primera vez que iban a comer algo en compañía del otro. Y Kato no se sorprendió cuando Raku salió de la sala y volvió con otras dos tazas de café. Su aroma podía perturbar sus sentidos. Parecía ser puro café con unas cuantas gotas de Agua.

Pasaron cerca de cinco minutos en silencio, con el único sonido de las tazas chocando contra la madera como acompañamiento. Los ojos de Raku estaban divagando entre mirarlos a ellos o a la pared que tenía, en la cima, la foto de su esposa.

Cuando este suspiró ambos sabía que la charla iba a comenzar.

—Me he enterado de ciertos detalles con su relación —Era demasiado difícil hablar de eso con su hijo. Raku siempre esperaba que su esposa tocara aquellos temas mientras él se encargaba de ir a supervisar a los demás— De su forma de enlace.

—Lo mordí —Aclaró Kato, consciente de hacia donde es que iba esa conversación— es mío ahora.

—No es un objeto —Raku suspiró y apartó la taza de café a un lado mientras se concentraba en las palabras que diría— lo que quiero decir es que la razón por la que ustedes...

—Estaba entre la vida y la muerte —Mika habló por primera vez e intentó que su miedo por el imponente alfa que tenía por suegro no se notara— Kato me mordió porque pensó que de esa forma la herida en mi pecho no sería tan letal, él quería darme de su fuerza para que yo sobreviva y funcionó.

—Pero eso no significa que lo hice por obligación —Kato tomó la mano de Mika mientras continuaba hablando hacia su padre—, marqué a Mika porque es mi pareja destinada, lo quería y quizá solo usé la escusa de salvarlo para tenerlo a mi lado.

—Quizá fue abrupto y en ese momento no teníamos ni la menor idea de lo que sucedería después —El Gamma apretó su mano libre en la rodilla de su pantalón por que los nervios lo estaban consumiendo, ni él sabía el momento en el que sus sentimiento por Kato habían cambiado, pero ahora no se veía lejos de él—. No teníamos la mejor relación, no entablamos conversaciones ni nos enamoramos de la forma usual pero después de que la marca fue hecha un peso en mí se desvaneció, me sentía completo y solo Kato me transmitía paz. Ahora no quiero separarme de su lado.

—Escuchen —Raku rió por lo bajo y agachó la cabeza intentando que su risa no sea ofensiva— ya se lo de su amor y eso, y realmente no tengo problema con ello, lo que realmente quería decirles es que su lazo ahora es débil, que no fue hecho en una circunstancia adecuada.

Kato y Mika explotaron en un rubor que Raku estaba seguro que recordaría para avergonzarlos en un futuro.

—Kato —miró a su hijo—, Mika —esta vez miró al Gamma— cuando una pareja se vuelve una entonces debe estarlo de todas las maneras posibles. El dolor de la marca debió de ser contrarrestada con el placer de... —carraspeó incómodo maldiciendo la hora en la que se atrevió a hablar de esos temas- de eso.

Kato asintió entonces comprendiendo por completo mientras interiormente se disculpaba con su padre por orillarlo a explicarles aquello.

—Lo haremos esta noche —Kato calló en cuanto se dio cuenta de sus palabras, viendo de reojo cómo su pareja parecía querer esconderse bajo la mesa— lo haremos un día... o noche —Debía callarse ahora.

—Solo quería saber eso —Raku esta vez rió más fuerte, un tanto aliviado de haber ya pasado el momento incómodo— si lo harán esta noche entonces yo iré a otro lugar, dormiré en el bosque cómo hace mucho no lo hago.

Mika esta vez no pudo con la vergüenza y dejó que su cabeza chocara contra la madera de la mesa en un golpe que asustó a su pareja.

—Pasando ese tema —El Alfa mayor se levantó y observó a Mika con seriedad— Mika, necesito que vayas arriba, debo hablar de un tema muy delicado con Kato.

—¿No puedo escuchar? —preguntó un poco lastimado Mika.

—El tema es delicado, tengo en cuenta que un Gamma es muy débil, no quiero correr el riesgo —respondió Raku.

Al menos Mika ya sabía que Kato había sacado aquella sobreprotección de su padre.

El Gamma subió hasta la habitación que ocupaba con Kato y de inmediato corrió hacia la ventana que daba al patio. Pudo ver Kato y Raku hablando en las gradas que daban a la puerta. Mika cambió sus orejas humanas por las de su zorro pero incluso de esa manera no pudo escuchar ni un susurro de ellos. Parecían estar hablando en forma muy baja. De todos modos no podía preocuparse porque el lazo que estaba atado a Kato estaba tranquilo y aquello le daba una buena señal.

En un punto de silencio sus pensamientos se trasladaron a la anterior conversación, porque a decir verdad Mika también quería completar su enlace con Kato aquella noche. Quería estar junto a él en cuerpo y alma, el alma ya estaba solo faltaba lo otro. Por eso con las mejillas rojas y sus piernas temblorosas se lanzó a la enorme cama y deseó que aquella noche finalmente pueda ocurrir. Cuando la sonrisa de Kato apareció en su cabeza, supo que el alfa husmeaba en sus pensamientos, quizá era bueno porque no tendría que pedirle lo que quería.

No había más que hacer. Raku iba a dejarlos solos por aquel hecho y no debían desaprovechar la oportunidad.

Buenas.

Primero, me disculpo por la enorme cantidad de arcoiris que debieron vomitar en este capítulo. Pero quería que vieran esta fase. La pareja está junta y este fragmento es como un descanso antes de que los verdaderos problemas vengan.

Una vez más me disculpo por la diabetes que dio el cap. No suelo poner cosas cursis en mis historias pero sentía que está lo necesitaba.

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