Santiago: Pero Valentina y José Miguel se quieren mucho, no se van a separar nunca.
Alonso: si hijo pero no sólo las intrigas pueden separar una pareja por mucho que se ame.
Analia: ella está dispuesta a lo que sea.
Alonso: en ese caso, lo mejor será prevenir a José Miguel, él sabrá qué medidas tomar.
Analia: pero echaríamos a perder sus vacaciones y han sufrido mucho las últimas semanas, no sería justo.
Alonso: sobre todo para Valentina que ha llevado la peor parte; por eso insisto, podremos prevenir a José Miguel, ya él dirá que hacer, estoy seguro que protegerá a su familia de tu amiga.
Analia: no es mi amiga.
Alonso: bueno, como sea.
Valentina y José Miguel dormían plácidamente junto a sus pequeños, cada uno abrazaba uno de ellos.
Martina no concilio el sueño, su mente perversa trabajaba en la búsqueda de su revancha, estaba sola y sabía que eso podría complicar las cosas.
Al día siguiente Gabriela llamó a la directora de la escuela donde Martina había sido transferida y quedó un tanto preocupada por la respuesta.
José Miguel y Valentina seguían dormidos, mientras sus hijos se miraban entre si pensando en despertarlos o dejarlos dormir un poco más.
Cecilia Benita: cuando iremos a la isla?
José Federico: no sé, dijeron que temprano y ya es temprano.
Cecilia Benita: que mal que aún no sabemos leer la hora.
José Federico: y si vamos a desayunar? No tienes hambre?
Cecilia Benita: mucha.
José Federico: entonces vamos y después los despertamos, igual y podemos comer algo dulce.
Cecilia Benita: que buena idea.
Los niños se bajaron de la cama y agarrados de la mano llegaron juntos a la cocina.
Horacio: "Como estas mi amor?, ya me extrañas verdad?
Gabriela: te llamo porque ya me comunique con la directora de la otra escuela
Horacio: y que te dijo?"....
Alonso llegó temprano a La hacienda el "Milagro" dejó a su hijo a cargo de Juan y Teresa para que así pudiera jugar un rato con Chuy y salió a caminar con Analia.
Alonso: si quieres yo lo hago.
Analia: José Miguel no es muy cercano a ti, creo que es mi deber advertirle, después de todo alguien que fue mi amiga amenaza a su familia.
Alonso: está bien, como tú quieras.
Losgemelos desayunaban a gusto en el comedor de la enorme cocina del penhouse, elcelular de José Miguel sonó, lo que provoco un saltito de él, a lo que optó porapagarlo y al ver a su esposa se movió hacia ella y la abrazó para seguirdurmiendo.
Alonso: nada?
Analia: no contesta.
Alonso: déjame intentarlo, a lo mejor cree que le llamas por algo de la hacienda y quiere estar al margen mientras descansa.
Alonso le marcó.
Alonso: está apagado.
Analia: qué hacemos?
Alonso: pues... ahh ya sé; déjale un mensaje de voz, cuando lo prenda seguro te regresa la llamada más fácil a ti que a mi.
Analia: está bien.
Los gemelos terminaron de desayunar y corrieron a la habitación de sus padres que seguían abrazados y profundamente dormidos, cada uno se hizo a los extremos de la cama.
Cecilia Benita del lado de su papá y José Federico del lado de su mamá, uno por uno le dio un beso, pero no despertaban.
Cecilia Benita: y si les hacemos cosquillas?
José Federico: si!!
Cecilia Benita: cuando cuente hasta 3, listo?
José Federico: si.
Cecilia Benita: 1....2....
José Federico: y 3
Los pequeños iniciaron una guerra de cosquillas que despertó a sus padres inmediatamente.
José Miguel: mis loquitos.
Valentina: que traviesos, como se atreven a despertarnos??
Valentina y José Miguel se unieron a las cosquillas, las carcajadas de sus hijos invadieron todo el lugar.
Flor se acercó a la habitación.
Flor: permiso, buenos días, quería saber si puedo hacer sus camas? Las de los niños ya están, y Maria Helena ya tiene su desayuno listo.
José Miguel: qué hora es?
Flor: van a dar las 8.
Valentina: qué? Dios mío! A las 9 debemos estar en la Isla, ustedes ya desayunaron?
Los niños asintieron.
Valentina: entonces vayan a bañarse.
Los gemelos corrieron a obedecer las órdenes de su mamá.
José Miguel: le diré mientras a Francisco que saldremos un poco retrasados.
Flor: no van a desayunar?
Valentina: estamos colgados de tiempo, dile a Maria Helena que sólo tomaré jugo de naranja.
José Miguel: igual yo.
Flor: está bien, permiso.
A las 9:10 Valentina y José Miguel se acercaban a la Isla en compañía de sus hijos.
Francisco: este es el lugar señora Valentina.
La familia yacía sobre el Velero a escasos metros de la Isla.
Valentina abrazaba la urna que llevaba las cenizas de Fernando, sus hijos traían flores en sus manitas.
José Miguel: quieres decir algunas palabras Bonita?
Valentina asintió algo nostálgica.
José Miguel y Francisco se persinaron.
Valentina: en donde estés sé que disfrutas del reencuentro con tus padres, ya no te sentirás sólo, aquí tu recuerdo permanecerá por siempre; fuiste un gran hombre, vuelta alto querido amigo.
Valentina: niños retrocedan un poco.
Valentina abrió la urna y poco a poco empezó a esparcir las cenizas alrededor del mar que los rodeaba, no pudo evitar que sus ojos derramaran unas cuantas lágrimas.
Los niños la siguieron con las flores.
Cecilia Benita: ya que estás con Diosito, por favor saluda a Benita y a mi abuelita Cecilia.
José Federico: y al abuelito Federico.
Cecilia Benita: si! diles que los queremos mucho.
José Miguel sonrió y abrazó a sus hijos tiernamente.
José Federico: y donde vamos a llevarle flores mamita?
Valentina: sus cenizas estarán aquí por siempre, además estas flores que acaban de lanzarse con sus cenizas lo acompañaran a donde sea; mis amores,cada vez que estén cerca del mar podrán recordarlo con mucho cariño.
José Miguel: su mamá tiene razón, las personas buenas jamás morirán mientras su recuerdo permanezcan en sus corazones.
Valentina se acercó a José Miguel muy conmovida a lo que este no pudo evitar abrazarla.
Francisco: nos regresamos señora?
Valentina: si por favor.
La familia llegó a la orilla.
José Miguel: vamos a comer algo.
Valentina: la verdad tengo mucha hambre.
Francisco: cerca de aquí hay un excelente restaurante típico de la región, les va a encantar.
Valentina: me parece perfecto, entonces vamos.
Francisco: voy por la camioneta.
José Miguel tomó su teléfono y al percatarse de que estaba apagado, decidió encenderlo; al ver que había un mensaje de voz, decidió escucharlo.