– ¡QUÉ VIVAN LAS NOVIAS! – gritaron sus amigas una vez que la pareja recién casada caminaba entre la gente hasta su auto.
– ¡CHAEYOUNG, DEJA INVÁLIDA A LA PINGÜINA! – gritó Dahyun movimiento sus manos exageradamente.
– ¿¡QUÉ DICES!? ¡MINA, RÓMPELE EL ORTO A LA FRIJOL! – gritó Sana.
Mina y Chaeyoung bajaron la cabeza avergonzadas por los gritos de sus amigas.
¿Cómo terminaron teniendo una amistad tan linda? Ni ellas mismas lo sabia.
Una vez que llegaron al auto que las trasladaría al aeropuerto donde emprenderían un viaje a su esperada Luna de Miel. Subieron y se despidieron de sus familiares y amigos.
Chaeyoung tomó la mano de su, ahora, esposa fuertemente mientras que Mina apoyaba su cabeza en el hombro contrario. Ambas con el corazón latiendo a mil por segundo. Ninguna dijo nada durante el tramo, sólo disfrutaban de su cercanía.
Finalmente ambas chicas llegaron al aeropuerto y abordaron el avión que las llevaría a su destino.
Ibiza. Un regalo de sus padres.
Dentro del avión, Mina se perdió en el olor de su chica que la abrazaba con fuerza. Su característico olor a fresas que comenzó a amar cuando supo que estaba perdidamente enamorada de ella. La ojigris abrazó con fuerza a su esposa sintiendo demasiada felicidad por tenerla y ya no tener que abrazar a la almohada.
– Estoy feliz, ¿sabes? – murmuró la menor en el oído de su chica.
– Y yo, no puedo creer que esté casada, contigo, la chica que me molestaba en el kínder y que juré odiar por decirme sucios piropos – le murmuró de vuelta la chica más alta mientras sonreía feliz.
Se separaron un poco y Mina tomó entre sus manos el rostro de la más baja besando sus labios con suavidad, haciendo que el estómago de la menor explotara en aquellos sentimientos que sólo la castaña podía causar en ella.
Chaeyoung sonrió y con la punta de su lengua acarició el labio de su esposa, la castaña abrió levemente la boca dándole paso a 1a lengua de la coreana. Ambas gimieron por lo bajo al hacer contacto con la lengua de la otra, Mina sentía que su pulso se aceleraba y que una corriente de electricidad bajaba hasta su punto más íntimo.
Chaeyoung se sentía de la misma manera, algo en su cuerpo se estaba encendiendo y comenzaba a sentir demasiado calor en su entrepierna.
– Es mejor que paremos terminaremos empezando nuestra luna de miel en el baño de este avión – dijo Chaeyoung separándose ligeramente de su chica.
Mina se sentía en las nubes después de la sesión de besos que habia tenido con su prometida así que simplemente asintió.
– No puedo esperar a llegar – murmuró la japonesa y sonrió de forma picara tomando la mano de la coreana.
– Yo tampoco... – coincidió Chaeyoung sonriendo de la misma forma.
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Ambas chicas se encontraban boquiabiertas mientras miraban la casa en la cual vivirían durante dos semanas que duraba su luna de miel.
– ¿Cuántos riñones habrán vendido nuestros padres? – preguntó Mina haciendo reír a su esposa.
– Entremos – dijo Chaeyoung tomando la mano de Mina para jalarla al interior se la casa.
No hace falta que les cuente los detalles de la casa porque eso es lo que menos importa en este momento.
Mina sonrió y atacó los labios de Chaeyoung con desesperación. Mientras que la pequeña se aferraba a su cintura, la japonesa enredaba sus manos en el corto cabello de su esposa.
Todo era hermoso y fogoso pero aquel momento terminó, ya que la más alta se separó abruptamente.
– Amor, necesito que me esperes un momento, no te muevas – susurró Mina con la respiración agitada antes de correr hacia quién sabe donde.
Chaeyoung frunció el ceño y se sentó en el sofá totalmente confundida a esperar.
Unos 10 minutos después apareció Mina con una sonrisa seductora mientras caminaba hasta la maleta que se encontraba frente al sofá donde yacía la coreana.
– Hay algo que te quería mostrar hace tiempo pero nunca encontraba el momento apropiado - habló sensualmente la castaña mientras relamía sus labios.
Chaeyoung mordió el propio y se sentó de mejor manera en el sofá sin dejar de mirar a su esposa.
– Verás... Hace un tiempo Sana me regaló unas prendas bastante lindas y ahora que estamos prontas a disfrutar nuestra primera noche de luna de miel, se me ocurrió una idea perfecta – murmuró la japonesa mientras abría el cierre de su maleta lentamente.
– ¿Cuál es tu idea, Pingüina? – preguntó la pelicorto con una sonrisa ladina.
Mina levantó su mirada y sus ojos se veían casi negros... todo provocado por el excitante juego que estaban teniendo.
– Pues... ¿Cómo me vería con esto? – preguntó Mina mostrándole las prendas.
Chaeyoung se cruzó de piernas al ver la sexy ropa que sostenía Mina entre sus manos...
¿Realmente ella se pondría eso?
Mina sonreía coquetamente mientras que con sus manos mostraba la ardiente lencería. Se podía apreciar que era un sensual conjunto de color rojo, el cual, por supuesto, estaba segura que le quedaría perfecto a su esposa.
– Amor... ¿Qué opinas? - volvió a preguntar con un tono de voz más ronco.
– Creo que se te vería perfecto – asintió – Pero me gustaría comprobarlo – dijo la ojigris mirando fijamente los ojos de su esposa.
La castaña sonrió y asintió lentamente con la cabeza mientras sus manos se posaban a ambos lados de sus caderas.
– ¿Te parece poner un poco de música? Hay una canción que me encanta... Es antigua pero se a vuelto mi favorita – dijo Mina mirando a su chica con una ceja alzada.
Chaeyoung simplemente asintió con la cabeza y Mina sonrió antes de caminar sensualmente al equipo de música el cuál se encontraba un poco lejos del sillón.
La coreana bajó su vista hasta el trasero de su esposa y se mordió el labio inferior sintiendo su entrepierna humedecerse aún más.
«Apenas llegamos y ya están lloviendo vergazos» pensó «Bueno, vergazos son los que le daría si tuviera verga» se retractó.
A través de los parlantes comenzaba a sonar la canción escogida por la pelinegra quién ya se encontraba caminando de regreso hasta la pelicorto.
– ¿Quieres ver cómo me queda el conjunto? – Chaeyoung asintió inmediatamente – Ahora lo verás – susurró la castaña con una sonrisa traviesa en los labios.
La pelicorto dejó de respirar por unos segundos al mismo tiempo que veía cómo su japonesa favorita dirigía sus manos al cierre de su vestido para así desabrocharlo. Chaeyoung jadeó audiblemente mientras admiraba la danza que hacía su chica observando con detenimiento como se quitaba el vestido lentamente.
Mina movía sus caderas de un lado a otro a la par que su vestido comenzaba a descender por su cuerpo. Sonrió lascivamente y empujó la prenda por sus caderas y piernas dejándolo caer finalmente al piso. Lo pateó con sus tacones y su sonrisa creció al ver cómo su esposa se afirmaba muy fuerte del sofá.
Y no era para menos... La pelinegra tenía en frente a su chica vestida con la copia exacta de la ardiente lencería que le había mostrado anteriormente.
Chaeyoung admiró el hermoso cuerpo de Mina y apretó sus piernas en un intento de calmar el cosquilleo en su entrepierna que ya empezaba a causarle dolor.
El plano y marcado abdomen de la japonesa incitaba a la coreana querer pasar su lengua por toda la extensión. Sus largas piernas eran sin duda las más perfectas que la chica había visto alguna vez y vaya que ha visto piernas a lo largo de su vida. Las pequeñas curvas que poseía eran de infarto y la tersa piel blanca despertaba en Chaeyoung la necesidad de recorrerla con sus manos.
– ¿Te gusta cómo me queda? – preguntó la japonesa con un tono inocente sin dejar de hacer su baile.
– Te queda realmente bien – susurró la menor mirando sus pequeños pechos.
Mina sonrió triunfante al haber causado en su chica lo que ella esperaba. Caminó lentamente hasta su esposa y sin decir nada, se sentó en su regazo con una sonrisa totalmente traviesa.
Puso sus manos alrededor de su cuello y acercó sus labios hasta la mejilla de Chaeyoung. La menor en ese punto sentía que tendría un orgasmo en cualquier momento y eso que ni siquiera había empezado la acción aún. Colocó sus manos en la cintura de la japonesa y la acercó más a su cuerpo queriendo así ejercer el mayor contacto posible.
Mina mordió su labio inferior y dejó un sensual camino de besos por todo el rostro de su chica.
– No sabes cuántas ganas tenía de que este momento llegara – murmuró Mina sobre la mejilla de Chaeyoung.
La pelinegra jadeó al escuchar la rasposa voz de su esposa que sólo dejaba en evidencia lo excitada y deseosa que estaba por hacerla suya.
La de piel blanquecina se alejó ligeramente antes de levantarse un poco para asi poder mover sus caderas encima de las de su esposa con una lentitud totalmente agonizante.
– Mierda – jadeó la ojigris al sentir la fascinante fricción que estaba causando la chica más alta encima de su centro aún cubierto por sus jeans.
«No seas precoz, frijolito. Aguanta» se dijo a sí misma.
Mina comenzó a bailar encima de su esposa quién estaba en un estado de poca cordura por culpa de todo lo que le estaba haciendo.
La castaña quería seguir con aquel juego tortuoso, pero su cuerpo necesitaba y le exigía sentir la piel desnuda de su chica, necesitaba besar cada espacio del cuerpo de la coreana.
Sin esperar más, metió sus manos debajo de la blusa que estaba usando la castaña y acarició con sus dedos la suave y marcada piel del estómago de la chica más baja. Chaeyoung soltó un suspiró y se estremeció cuando sintió el tacto de su esposa en su piel asi que en acto reflejo, se arqueó hacía ella.
Mina acercó su boca hasta el cuello contrario y comenzó atacarlo, dejando en él algunas marcas con sus labios y dientes. Las manos de la menor bajaron lentamente hasta trasero de la castaña apretandolo ligeramente logrando sacar un pequeño, pero totalmente sensual gemido de su parte.
– Tal parece que también estabas esperando este momento – susurró Mina sobre el cuello de su esposa.
– No tienes una idea – respondió Chaeyoung con la voz ronca.
La japonesa sonrió y subió hasta los labios de su chica. La besó con determinación, tratando así de demostrarle cuánto la amaba y cuánto la deseaba.
Mina amaba a Chaeyoung con locura e iba a aprovechar esas dos semanas para demostrárselo de todas las maneras posibles.
La pelicorto necesitaba urgentemente que Mina se hiciera cargo del incendio que quemaba su entrepierna. Y como si fuera magia, sus suplicas fueron escuchadas ya que la castaña bajó su mano hasta el cierre del pantalón de vestir ajustado de Chaeyoung y lo bajó para después meter su mano sin pudor alguno.
– Vaya. Tienes un gran problema de inundación aquí – rió Mina mientras comenzaba a acariciar el clítoris de Chaeyoung.
La coreana arqueó su espalda nuevamente y gimió bajito al sentir los dedos de su chica acariciándola.
– Te necesito ahora – murmuró la pelicorto aferrandose a la espalda de su prometida con los ojos cerrados.
– ¿Qué necesitas, amor? – jugó la mayor con una sonrisa traviesa impresa en sus labios.
– No juegues conmigo – rosé la más baja haciendo un mohín.
Mina al ver aquella expresión, acercó a su rostro y besó tiernamente el abultado labio de su esposa. Pronto Chaeyoung se relajó y la japonesa tomó la oportunidad de tomar posesión de sus labios nuevamente, mordiendo el inferior antes de separarse y volver a unir labios en otro excitante beso.
La chica más alta comenzó a desabrochar rápidamente los botones de su esposa y le quitó la camisa a la velocidad de la luz. Mina se mordió el labio inferior al ver los abdominales y oblicuos de Chaeyoung y sin perder tiempo bajó hasta arrodillarse frente a ella.
Acercó su boca hasta la piel de su abdomen y comenzó regar besos húmedos por todo el lugar. Lamió y mordió a su antojo procurando dejar marcas que sólo significaban que aquel cuerpo era suyo y de nadie más.
Después de terminar con éxito su trabajo, subió hasta el oído de Chaeyoung y le susurró con la voz totalmente rasposa:
– Te voy a follar tan duro que se te olvidará hasta tu nombre, pero no el mío porque te haré gritarlo hasta que quedes sin voz.
La pelicorto se mordió el labio inferior nuevamente al escuchar aquellas palabras.
Sería una noche... interesante.
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– ¡GodJihyo! – gimió Chaeyoung al sentir la lengua caliente de su esposa en su palpitante centro.
Hace sólo unos segundos atrás se habían despojado de todas sus prendas y eso incluía el sensual conjunto de lencería de la japonesa. La castaña sonrió aún en su posición y pasó su lengua lentamente por toda la extensión, Chaeyoung se removió excitada debajo de su chica y apretó los cojines del sofá con fuerza.
La chica más alta introdujo su lengua en el interior de la pelicorto y degustó el sabor agridulce.
– Minskdjsjsh – la coreana apenas podía articular palabras correctas por todo el placer que estaba recibiendo.
La japonesa estaba muy concentrada en su tarea lamiendo y besando el centro de su esposa, así que subió sus manos lentamente por el abdomen de la pequeña y las colocó encima de sus pechos acariciándolos, de esa forma excitando aún más a la chica que se estremecía debajo de ella.
La lengua de Mina se movía con rapidez y la coreana gemía en alto su nombre repetidas veces, totalmente hundida en el placer que le proporcionaban aquellas fuertes caricias en su zona más sensible.
– Me voy a venir. Me vengo. Me vine – logró articular la coreana con dificultad.
Mina introdujo dos dedos en la intimidad de su esposa y los movió de manera rápida sincronizándose con el movimiento que su lengua ejercía en su clítoris.
– Córrete para mí, Chaeyoungie – fue lo último que dijo la japonesa antes de usar su lengua aún más rápido acompañando los movimientos de sus desos que se habían vuelto más profundos.
Las piernas de la menor temblaron y con un fuerte grito de placer explotó en un devastador orgasmo que casi la mató.
– ¡OH POR DIOS, TE MATÉ! – gritó Mina besando los labios de su esposa repetidas veces.
Chaeyoung rió e intentó calmar su respiración hasta que lo logro.
– Vamos a dormir, mañana tienes que tener energías para que te parta en dos otra vez – bromeó Mina tomando la mano de su esposa para levantarse.
Se pusieron ropa interior y fueron al dormitorio donde se acostaron. Chaeyoung abrazó suavemente a su esposa quien enredó sus piernas con la de la menor. Todo el ambiente erótico cambio a uno romántico.
Chaeyoung acariciaba la espalda de su chica y Mina repartía pequeños besitos en su cuello de mientras se abrazaba con fuerza su esposa.
– Te amo tanto – murmuró la pelicorto antes de besar la cabeza de la japonesa.
– Yo también te amo, idiota – susurro la castaña con una sonrisa boba.
– ¿Sabes? A pesar de que aún no creo que eres mi marida. No puedo evitar sentirme la persona más afortunada de todo el mundo – dijo la ojigris con una sonrisa mientras acariciaba el suave cabello de Mina.
La japonesa se levantó de su escondite y miró a la chica más pequeña con la misma sonrisa.
– Mina...
– Dime, amor...
– Te hice un poema, ¿quieres escucharlo? – preguntó la menor con una vocesita tierna.
– De acuerdo – respondió Mina con una sonrisa.
– Te bajaría el sol pero me quemaría como antorcha, mejor te bajo el calzón y te la concha – sonrió con orgullo – ¿Te gustó?
– ¡SON CHAEYOUNG ERES UNA MALDITA PERVERTIDA! – gritó Mina sonrojada escondiendo su rostro en el cuello de la menor.
– Así me amas, bebé – rió abrazando con fuerza a su novia.
Y así fue como daban por terminada la primera noche de su luna de miel que marcaría un antes y un después en aquella linda relación que tuvo altos y bajos, pero que finalmente... Terminó siendo lo mejor que les sucedió.
FIN.