memories bring back to you

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¿Qué pasaría si un día de repente te levantas 10 años atrás? Donde Harry mete la pata en su relación con Loui... More

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By bokievoices

Unos días antes de su decimoséptimo cumpleaños, Louis finalmente le volvió a hablar.

Esta vez lo llamó al teléfono de su casa, diciéndole que debían volver a quedar para poder  hablar sobre el proyecto y acabar de aclarar en qué querían enfocarse más específicamente. Harry tuvo que hacerse el desinteresado, pero realmente tenía muchísimas ganas, ya que sabía que aquel día sería cuando por primera vez conocería a la familia de Louis.

—Aunque hoy no podrá ser en mi casa, mi hermana ha invitado a sus amigas y suelen ser bastante molestas. Así que...tendrá que ser en la tuya, si no te importa.

Louis tardó en contestar. Pareció ponerse nervioso de golpe.

—Oh, bueno... —tosió un poco—. V-vale, sí, ningún problema. Tendré que avisar antes a mi familia, pero...sí, puedes venir.

—Bien... ¿me pasas la dirección?

Cuando Louis se la dijo, no tuvo necesidad de apuntarla en ningún sitio. Aún la recordaba a perfección. 

Después de comer salió disparado de su casa y empezó su camino hasta el lugar, el cual no estaba demasiado lejos. La familia de Louis vivía en el barrio alto de la ciudad, a veinte minutos caminando del suyo, una zona que era conocida como la más lujosa por sus chalés con grandes patios, donde solo podían permitirse vivir aquellas familias que trabajaban en alguna empresa importante. En el caso de los Tomlinson, tanto su padre como su madre tenían cargos importantes, uno como dueño de una cadena de restaurantes repartida por todo el país y la otra dueña de una agencia de viajes de marca conocida. Por ello, el dinero nunca les había faltado, y aunque tuvieran sus lujos, siempre intentaban ser lo más humildes posible. Se comportaban como si en realidad no tuvieran el futuro solucionado, y aunque era cierto que vivían en una gran casa a las afueras de la ciudad, tampoco encontraron más opciones, ya que no había muchas casas dentro la ciudad donde pudieran vivir nueve personas y que cada una pudiera tener su espacio personal. 

Su casa era más que espectacular. Dos pisos, ventanas grandes, un patio delantero y otro trasero donde incluso tenían una piscina. Realmente era una de las razones por las cuales Harry sabía que Louis prefería no invitarlo. No porque no lo quisiera en su casa, sino por el miedo de que este, de alguna manera, se hiciera el interesado solo por tener la familia que tenía. No sería la primera vez que le pasaba, ya que recordaba a perfección la historia sobre sus amigos de su antiguo instituto que solo se juntaban con él por los grandes lujos de su familia.

En cuanto llegó, tocó el timbre de fuera, siendo atendido por la voz de una mujer. Poco después le abrieron la puerta delantera, dejando que pudiera entrar a aquel patio decorado con plantas altas y flores de varios colores. Se fijó en cada detalle para rellenar sus recuerdos, caminando hasta la entrada y viendo como la puerta se abría cada vez que estaba más cerca. 

—Hola. Harry, ¿verdad?

—Ja... —se tuvo que detener, tosiendo un poco para disimular—. Sí, soy Harry.

—Soy la madre de Louis, pasa —le dijo en una sonrisa, haciéndose a un lado. Harry finalmente pudo entrar al portal de su casa, donde tenía vista de las escaleras que dirigían al piso de arriba y a la entrada del salón. Apenas pudo fijarse en los cuadros familiares que habían colgados en la pared—. Espera aquí, Louis vendrá en un momento.

Y lo dejó totalmente solo.

Se quedó allí quieto mientras contemplaba cada detalle que tenía a la vista, pensando en lo curioso que se le hacía volver a aquella casa después de tanto tiempo, un lugar que por años había considerado como su segundo hogar. Era triste pensarlo de aquella manera, como un lugar tan importante para él había pasado a ser un lugar prohibido de la noche al día.

—¿Quién eres?

Tuvo que saltar del susto. No se acordaba de aquello.

—Eh...un compañero de Louis —le respondió.

Era Daisy, otra de las hermanas de Louis. Una niña preciosa de apenas seis años, que Harry juraba ser la copia exacta de Louis. Ella y su gemela Phoebe, que probablemente estaría en su habitación jugando con la mediana, Felicite, de diez años.

—¿Y qué haces aquí? —le preguntaba, totalmente curiosa.

A Harry le parecía adorable.

—¡Daisy, déjalo en paz! —gritó la voz de Charlotte, quien apareció desde de la nada detrás suyo—. Eres muy pesada —le seguía diciendo a su hermana.

Charlotte quiso agarrarla del brazo, pero Daisy no se dejó.

—¡Ah! ¡No! ¡Déjame! —gritó la más pequeña.

—¡Daisy, no grites!

—¡Se lo diré a mamá!

—¡Pero si no he hecho nada!

Harry realmente quiso reírse, y tuvo que aguantarse demasiado para no hacerlo. Aquellas niñas habían sido gran parte de su vida, las había querido como si fueran parte de su familia y probablemente lo haría siempre. Sobre todo con Charlotte, con quien habían formado una gran amistad durante todos aquellos años, con la que afortunadamente aún seguían manteniendo el contacto a pesar de todo lo ocurrido.

—¡Eh! ¡Parad ya! —Finalmente apareció Louis, quien bajaba por las escaleras—. Harry, lo siento, yo...

—Oh, no, no —empezó a reír de manera suave—. No es nada. Mi hermana y yo somos iguales en ocasiones.

—¡Ah! ¡MAMÁ! —seguían gritando las dos, quienes ya habían empezado agarrarse de los pelos.

—Será mejor que subas conmigo antes que se desate una guerra —le dijo Louis, para después subir las escaleras y dejar que Harry lo siguiera.

En cuanto llegaron a su habitación a Harry lo llenaron los recuerdos. Cada esquina de aquella habitación era una experiencia, cada objeto había sido parte de una historia. Los libros de su escritorio, los discos en la estantería, las puertas de aquel balcón e incluso el mismo colchón en el que habían dormido juntos tantas veces.

Y si solo hubiera sido dormir...

—Puedes sentarte en la silla de mi escritorio, si quieres —le dijo Louis—. Ya me sentaré yo en la cama.

Harry asintió con la cabeza e hizo lo pedido.

—Tienes una casa muy...bonita —comentó.

Louis se puso rojo.

—G-gracias, es... —tosió un poco—. Esto te sonará tonto, pero preferiría que no dijeras a nadie donde vivo. Es...

—¿Por qué? —le preguntó, aunque ya sabía las razones.

—No quiero que la gente me hable por interés —le confesó—. Me lo han hecho antes.

Harry volvió a asentir, totalmente serio.

—No diré nada.

—Gracias —sonrió a medias—. Bueno, ¿por dónde íbamos?

Estuvieron media hora hojeando revistas varias sobre arte, intentando buscar alguna idea para su proyecto, alguna cosa que pudieran utilizar y relacionar con su idea principal. Louis parecía demasiado impaciente, mientras que Harry pasaba las páginas con tranquilidad, sabiendo que hiciera lo que hiciera en aquellas revistas no iban a encontrar nada. Cuando después un largo rato vieron más la mitad, Louis decidió que necesitaban un descanso, por lo que bajó un momento a la cocina a por algo de beber. 

En aquel momento fue cuando Harry encontraría lo que sería la gran idea de su proyecto.

Louis tenía varios papeles en el escritorio, aunque bastante ordenados. A su yo de dieciséis años le dio curiosidad ojearlos, por simple curiosidad. Gracias a aquello fue como encontró una imagen que le iluminó la mente por completo.

—He traído té de limón, espero que... —detuvo sus palabras al ver a Harry mirando aquella imagen con detenimiento—. Oh, eso, solo son imágenes de Internet. No es nada...

—¿Cómo se llama esto, exactamente? —preguntó Harry.

Louis pareció ponerse rojo mientras le dejaba el vaso encima del escritorio.

—Body painting.

—Es...original.

—Sí, yo... —tosió un poco—. Me pareció interesante.

—Lo es —afirmó Harry—. Y...en Internet hay bastante información de esto, ¿verdad?

—Bueno, sí. Proviene de culturas antiguas que lo practicaban como forma de identidad. Con los años ha evolucionado como un arte más, otra forma de expresión...

—No sabía demasiado del tema. Creo que sería interesante si uniéramos este concepto con el de los girasoles.

—Oh... —A Louis se le iluminaron los ojos—. Pero...¿cómo lo haríamos?

—Podemos convencer a alguien que nos haga de musa —dijo un tono divertido.

—¿Quieres decir...?

—Pintar girasoles sobre el cuerpo de alguien, sí —sonrió—. Podemos hacer un boceto, comprar las pinturas...

—Sí, vale —Louis sonrió—. Me parece muy buena idea.

Y oh, realmente era muy buena idea. Harry no podía esperar el momento en el que, con sus propias manos, pudiera pintar decenas de girasoles por todo el cuerpo de Louis. 





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Bueno...yo avisé que tenía exámenes pERDÓN, pero bueno al fin soy libre hasta marzo así que intentaré subir más estos días, y sobre todo hacer los capítulos más largos pq de verdad que me salen demasiado cortos,, perdón x2

Gracias los votos y los comentarios REALLY yo lo agradezco todo de corazón ostk

Nos leemos :) 


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