Severus se sintió arrastrado a la profunda oscuridad. Lo asustó, pero justo cuando su corazón comenzó a latir bruscamente, la oscuridad se volvió gris y luego se desvaneció, y se encontró con pantalones enrollados hasta las rodillas, una camisa de algodón con mangas largas enrolladas hasta los codos y caminando por una playa de arena. descalzo. Justo al borde de su vista, las olas rodaban suavemente de un lado a otro.
Se detuvo cuando sintió un tirón en sus pantalones—Hey, señod, ¿me ayuda a construid un castillo de adena? —.
Un niño pequeño con cabello oscuro rebelde y una sonrisa que se hizo eco de la de sus ojos negros le sonrió. El niño llevaba un pequeño traje de la Royal Navy sin la gorra y la chaqueta. Sus pies estaban descalzos y cubiertos de arena. Severus también notó que la sonrisa del niño se vio perturbada por un prominente colmillo que causaba el ceceo. Severus había tenido una vez un colmillo que Madame Pomfrey había tratado usando un poco de magia. El ceceo que una vez tuvo desapareció.
—¿Pod favod, ayuda? —Rogó de nuevo—Quiedo hacer que el mejod castillo pada mi papi—.
Severus se arrodilló en la arena junto al niño—¿Cómo te llamas, pequeño? —Preguntó mientras el niño le daba un pequeño cubo de plástico para recoger arena.
—Sevwus. Papi me llama Sevvie, pero mamá me llama Sevwus podque dice que tengo un... nombde... honodable y debo estad orgulloso de ello—El niño sonrió y, usando su cubo de plástico azul, corrió hacia la orilla del agua, recogió un poco de arena pesada y húmeda, corrió hacia atrás y se dejó caer junto a su ser adulto.
Durante un tiempo trabajaron para construir la arena en la vaga forma de un castillo. Cuando el adulto-Severus sacó su varita para fortalecer las paredes, el pequeño Sevvie aplaudió.
—¡Eres astuto, señod! ¡Yay! —Sevvie aplaudió con sus gorditas manos y siguieron trabajando.
—¿Cuántos años tienes, Sevvie? —Preguntó Severus.
—Tengo cuatdo. Mi papá dice que eso significa que soy un hombre grande, ahora. Tengo que visitadlo en la fábrica y vedlo dadle órdenes a todo el mundo podque es bueno en eso y quiero ser como mi papá un día. ¿Cuántos años tienes, señod? —.
—Tengo treinta y dos—Respondió Severus. El pequeño Sevvie parpadeó hacia él con admiración.
—Ah, ¿casado? Mis padres se casadon hace mucho tiempo. Papá es viejo—.
Severus sacudió lentamente la cabeza—No, no me he casado pero sí adopté a un niño pequeño—.
—¿Como yo? —Preguntó Little Sevvie esperanzado.
—Harry es mayor, pero sí, me recuerda a ti. Quizás tú y él puedan jugar juntos algún día—Reflexionó Severus.
—Me gustaría—El pequeño Sevvie cavó un foso alrededor de su castillo con los dedos—Podríamos hacedle rey del castillo porque mi madre me dice que soy un... Príncipe—El niño pronunció la última palabra con cuidado, y con la misma gravedad que su madre siempre había dicho su apellido de soltera; algo noble y no merecido.
De repente, la cabeza del niño se levantó—Ella viene—Se puso de pie. Severus se levantó y se preguntó quién era "ella" que molestaba al niño—Me tengo que id, señod. No puedo decidle a donde porque aún no lo sé. Gracias por seguid conmigo. ¡Adiós! —.
Severus vio como el niño corría por la playa de arena. El agua del océano se arrastraba más cerca del castillo de arena, erosionando sus cimientos. Miró a su alrededor esperando ver a alguien, pero no había nadie más en la playa. Cuando se dio la vuelta para caminar, casi chocó con una niña de unos ocho años de edad, vestida con un vestido azul de lunares y tendiendo una toalla en la arena.
—Lily...—Severus sintió que le temblaban las rodillas al reconocer a la chica pelirroja que no había visto como un espíritu adulto durante tanto tiempo.
—Hola—Saludó ella—Soy Lily—Ella sacó una cesta de picnic—Mi madre hizo unos sándwiches de ensalada de pollo. ¿Quiere uno, señor? —.
Una vez más, Severus se sentó en la arena y tomó el emparedado que le ofrecieron. Lo mordió y estaba especiado con especias ligeras, pollo húmedo y pan casero. La madre de Lily siempre había hecho los mejores bocadillos.
—Está muy bien, Lily. Gracias—Dijo suavemente.
—De nada—Respondió ella amablemente—Me encanta el océano. Ojalá pudiéramos venir aquí más a menudo, pero Tunie odia el agua salada en el aire y provoca un alboroto tan terrible—Lily se rió—¡Le tiene miedo a las pecas! —.
Severus solo podía recordar un viaje al océano, y eso fue cuando tenía cuatro años. Había sido un momento maravilloso, y recordó que sus padres habían sido de lo más amorosos. Luego sonrió ante la salpicadura de pecas sobre la nariz de Lily y sus mejillas. Se había olvidado de eso. Se habían desvanecido con los años, pero nunca desaparecieron por completo. Harry tenía el más leve roce de pecas que solo aparecía en el verano cuando jugaba al sol.
—No pareces preocupada por las pecas—Comentó Severus mientras terminaba su sándwich.
—¿Harry tiene alguna peca? —La voz de Lily había madurado, y Severus se sorprendió al ver sentada ante él a la adulta Lily que solo había visto en las reuniones de la Orden del Fénix. Seguía sentada sobre la toalla y miraba hacia el océano.
—Las tiene, pero las he visto solo en verano—Respondió suavemente, casi con timidez.
Lily volvió sus ojos hacia él—¿Qué te preocupa, Severus? —.
—Le prometí a Harry que regresaría, Lily, pero es un proceso delicado para volver a crecer mis pulmones... él no conoce los peligros—Susurró Severus.
Lily presionó su mano sobre la suya que estaba cavando preocupada en la arena—Por eso he venido, Severus. James también está aquí—.
Severus levantó la cabeza y miró a su alrededor. De repente se sintió inseguro acerca de si debía esquivar un maleficio, o si debía darle la bienvenida al hombre muerto.
Lily se echó a reír y le dio unas palmaditas en la mano—¡Severus, tonto! James solo se preocupa por Harry, y si recuerdas, él quería que cuidaras a Harry—.
Severus resopló suavemente—Sí, sobre eso... yo... a James nunca le gusté, Lily. Lo sé aquí...—Se tocó la sien de su cabeza—Que James me aprueba. Aquí, sin embargo...—Él puso su mano sobre su corazón, y suspiró—Nos odiamos, Lily. Mantuve ese odio y lo cuidé como un viejo amigo—.
Lily suspiró—Severus, eres tan duro contigo mismo. Nunca dejas ir nada. La gente cambia cuando crece, e incluso más después de la muerte. La muerte quita toda la negatividad que teníamos cuando estábamos vivos, y descubre el Alma—
—¿Incluso tú, Lily? Pareces no haber cambiado para mí—Su voz era segura mientras la miraba. Lily estaba quieta mientras la recordaba.
—¡Incluso yo! —Ella se movió hasta que estuvo sentada en una elegante posición de loto sobre la toalla—Severus, mírame. Mírame como si nunca me hubieras visto antes. No me veas como esa criatura idealizada que tienes en mente—Ella colocó las puntas de sus dedos sobre cada una de sus mejillas—Ahora mírame—.
El cabello de Lily se acortó un poco, sus ojos una vez que una esmeralda brillante se desvaneció hasta que el color no fue más que una pizca de verde grisáceo veraniego. Sus pecas todavía estaban salpicadas por la nariz y las mejillas, pero la piel, una vez tan clara y libre de imperfecciones, estaba seca, y tenía una cicatriz en la mejilla que había sufrido durante un duelo con una bruja oscura. Severus le tocó el cabello y observó cómo se desvanecía a un tono más tenue y de fresa, que tenía algo del marrón que había venido de su propia madre. Su figura también estaba más completa, femenina, desaparecida la niña de la juventud.
>> Como cuando estaba viva...—Susurró Lily, y ella cambió de nuevo pero había una suavidad en su cabello que no tenía en la vida, y la cicatriz en su mejilla desapareció. El corte bob permaneció, al igual que las curvas de una mujer mayor—Y ahora estoy muerta—.
Severus se apartó del contacto de Lily y siguió estudiándola mientras el pasado nadaba intrusivamente ante su mente. Cerró los ojos contra las imágenes, las palabras, pero permanecieron y le recordaron el pasado.
... Lily cotilleando sobre él a sus amigas—¡Es tan grasiento! —La risa de Lily cortó como cualquier cuchillo podría—¿Bañarse? ¿Severus? —Más de su risa—¡Su familia ni siquiera puede pagar el agua de tan pobres! —.
>> ¡Severus, tengo amigos! —Lily se alejó de él en el Tercer Año—¿Estudiamos más tarde? —Pero ella nunca lo hizo. Lily lo olvidó muchas veces.
—¡Me olvidaste! —Sus ojos se abrieron rápidamente y atravesaron los de Lily—¿Como pudiste? —.
—Yo era una niña, Severus. Una niña irreflexiva para quien eran importantes los amigos que hice—.
—¿Y yo? ¿Nunca te importé? —Exigió Severus.
Lily negó con la cabeza—No, no me importabas. Y, lo sabías, Severus. En el fondo, sabías que me importaban más mis amigos en Gryffindor. No podía ser visto continuamente merodeando a tu alrededor—.
—Condonaste lo que los Merodeadores me hicieron—Dijo sombríamente mientras el dolor irradiaba en su sangre.
Lily bajó la cabeza avergonzada—Sabes que lo hice, Severus. ¿Cuántas veces me atrapaste con ellos o riéndome junto con todos los demás? —.
—Tú...—Su voz se ahogó, pero forzó su voz a través del viejo, viejo dolor—... me importaste, Lily. Eras mi amiga—.
—Y no te merecía, Severus—.
—¡No, no lo hacías! —Espetó el Maestro de Pociones—¡Ahora recuerdo cómo usaste mis palabras, mis secretos, mi vergüenza para reírte con tus amigas! —.
—Pero lo peor que hice, fue casarme con James Potter—Dijo Lily en voz baja.
Severus quería golpearla, romper algo, pero Lily, la Sombra de ahora, estaba dejando al descubierto todo lo que realmente sabía de la chica que había sido; esos terribles defectos que había escondido. Se paseó y maldijo la arena que hizo que su paso fuera inseguro.
>> Severus—Llamó Lily. Él dejó de pasearse pero estaba más lejos de ella. Lily se levantó de la toalla y corrió tras él. Pronto estaba caminando a su lado—Severus, era una niña horrible. Quería ser conocida y tratada bien por todos en Gryffindor, y quería que me mirara el chico más guapo de mi Casa—Ella atrapó su mano y lo detuvo caminando—Crecí, sin embargo, Severus. Enterré todas esas cosas y las terribles palabras que te dije, y las que dije sobre ti, y tuve en mi mente la cosa horrible que me dijiste...—.
Severus bajó la cabeza y, en la voz enojada de ese joven adolescente, gritó—¡No necesito la ayuda de pequeños sangresucia como ella! —Se apartó de Lily.
—Estaba enojado, entonces, Severus, cuando me llamaste así. Lo usé como escudo mientras crecía para mantenerte alejado de mí—Insistió Lily—Sabía lo que eras y que Albus confiaba en ti, pero estaba segura de que para entonces me habrías aborrecido tanto como a James—.
—Sin embargo, no lo hice—Afirmó Severus suavemente.
Lily sonrió mientras levantaba la barbilla para poder ver sus ojos—Oh, pero lo hiciste, Severus. Cada vez que me veías con James, y durante todo mi embarazo con Harry, me odiabas porque todavía veías a esa tonta y pequeña niña que pisoteaba cada sentimiento que alguna vez tuviste por ella—.
—No, Lily—Reiteró Severus—Eso es lo que yo vi Te vi convertirte en una mujer hermosa que amaba a su esposo y esperaba ser la madre de sus hijos. Entonces supe que nunca me mirarías de la misma manera que hacías con James—Él levantó sus manos y rozó suavemente sus labios con los nudillos de sus dedos. Su sonrisa era melancólica pero veraz—Tuvimos nuestro tiempo, Lily, y fue cuando éramos niños estando en un parque abandonado entre nuestras casas—.
—¿No me odiaste, Severus? —Preguntó Lily mientras inclinaba la cabeza hacia la derecha—¿Ni siquiera cuando me burlé de ti o me casé con James? —.
Severus sacudió la cabeza lentamente—Me decepcionaste. Tus palabras me lastimaron pero nunca te odié, Lily. Cuando era niño te vi a través de un velo de seda sin estigmas ni lagunas, pero cuando crecí, elegí seguir viéndote como una criatura que podría adorar—.
Lily se rió—¡Oh, Severus, si no estuviera muerta tendría una cabeza del tamaño de una sandía! ¡No soy nada para adorar! —.
—Lily, eras mi amiga—Dijo con resolución—Y eso es lo que guardo en mi corazón—Dijo Severus mientras le tocaba la mejilla, y luego inclinó la cabeza para que su frente estuviera frente a sus labios. Casualmente, rozó sus labios con la suave piel—Permíteme mi visión velada—.
Lily asintió y ella cambió. El color de sus ojos era una vez más un verde enjoyado, su cabello era rojo intenso sin una pizca del color de su madre, y su piel era tan suave como lo había sido cuando tenía ocho años y conoció a Severus.
Juntos caminaron uno al lado del otro y la playa y el océano se desvanecieron para ser reemplazados por los terrenos de Hogwarts—Severus, ¿perdonarías a James? ¿Al menos por el niño que solía ser? —.
—Puedo, Lily, pero lo haría solo por Harry. Todavía no me gusta James—Respondió con rigidez.
Lily se rió entre dientes—No esperaría que lo hicieras, Severus—.
—¡Snape! —Saludó un adulto James Potter cerca del Lago Negro—¡Ven a ver lo que mi hijo está haciendo ahora! —.
Severus frunció el ceño pero luego aumentó su paso hasta que estuvo al lado del mago más bajo que aprovechó ese momento para agacharse en la orilla del agua—¡Esto es demasiado fascinante! ¡Ven, Lily, también querrás ver esto! —Lily corrió y luego cayó de rodillas junto a James.
James agitó su mano sobre el espejo negro del agua, y se agitó. Mientras todos miraban, Harry estaba subiendo la escalera de caracol a la oficina de la directora.
—¡Sr. Snape! ¿Cómo está? Entre—Dio la bienvenida Minerva.
—Estoy bien, señora... uhm... profesora... er, directora—Harry tropezó.
—Profesora está bien, cielo. ¿Cómo te va? —Ella dirigió al niño hacia una silla frente a su chimenea.
—Extraño a mi papá—Dijo simplemente.
—Lamento saber sobre el cáncer de Severus. Me complace que en nuestro mundo podamos hacer algo al respecto—La directora sonrió y se sentó frente a Harry, quien estaba agarrando su túnica nerviosamente—¿Qué puedo hacer por ti, señor Snape? —.
—Tengo que dejar el Quidditch...—.
Traductor: The Snarry's Archivist